Dios Padre envió a su Hijo Jesucristo para que la humanidad tuviera un renacimiento en la gracia de Dios, perdida por el pecado original. A través de Cristo, los creyentes son una nueva creación y forman parte del Cuerpo místico de Cristo. Dios hizo a Cristo solidario de la humanidad pecadora para hacer a los hombres participes de su obediencia y justicia.