La globalización ha traído consecuencias tanto positivas como negativas. Por un lado, ha aumentado la interconexión entre personas y la circulación de información. Sin embargo, también ha generado incertidumbre e impotencia ante poderes económicos distantes. Asimismo, aunque ha permitido que más personas escapen de la pobreza, también ha erosionado las comunidades locales y las relaciones interpersonales. En general, la globalización ha creado un mundo más complejo con efectos psicosociales contradictorios.