La numeración romana se usó ampliamente en la Edad Media europea a pesar de la existencia de los números hindú-arábigos. Los comerciantes y banqueros desconfiaban de los números hindú-arábigos porque era fácil falsificarlos cambiando cifras. Esto hizo que la numeración romana persistiera a pesar de ser incómoda para realizar cálculos. No fue hasta la invención de la imprenta cuando se suprimió este sistema, aunque todavía se usa para capítulos y siglas.