2. EL ENSAYO
"Ensayo,
Composición literaria que tiene
por objeto presentar las ideas
del autor sobre un tema y que
se centra, por lo general, en un
aspecto concreto. Con
frecuencia, aunque no siempre,
el ensayo es breve y presenta
un estilo informal. El género se
diferencia así de otras formas
de exposición como la tesis, la
disertación o el tratado.«
"El género lo bautizó Montaigne
en 1580 cuando escribió sus
"Essais"
3. Ensayo Europeo
El ensayo se ha cultivado desde los tiempos de Montaigne
en numerosas lenguas.
En Francia: Albert Camus (Resistencia, rebelión y muerte,
1945) y Simone de Beauvoir (El segundo sexo, 1949)
En Alemania: Thomas Mann (Ensayos de tres décadas 1947)
y Elias Canetti (Masa y poder,1960)
En Italia: Cesare Pavese (Diálogos con Leucò; La literatura
norteamericana y otros ensayos), Italo Calvino (Punto y
aparte) y Leonardo Sciascia (Fiestas religiosas en Sicilia)
4. Ensayo Europeo
Polonia con las obras del poeta Zbigniew
Herbert y el crítico Jan Kott.
En Rusia: Ivan Turguéniev (Apuntes de un
deportista, 1852) y Alexandr Solzhenitsin,
(Retrato realista de las injusticias sociales).
Mailer (Archipiélago Gulag 1974)
7. Miguel de Unamuno
(España 1864 - 1936)
Poeta, dramaturgo, novelista, filósofo y ensayista español;
de una sagacidad, agudeza e independencia poco
frecuentes en la literatura hispánica. Unamuno es el mejor
prototipo del pensamiento filosófico-moral que alienta y
patrocina el trabajo crítico de los escritores de la
Generación del 98.
Unamuno fue siempre un hombre inquieto y rebelde,
paradójico y contradictorio, ferozmente individualista,
siempre rindiendo culto a su propia personalidad. Luchador
contra todo, en guerra consigo mismo, en continua tensión,
no encontró nunca la paz, acosado de dudas religiosas y
existenciales. Su vida estaba presidida por una intensa
actividad intelectual, de incesante lucha consigo mismo.
8. Miguel de Unamuno- Obra
(España 1864 - 1936)
Fragmento. Ensayo «Verdad y vida»
Uno de los que leyeron aquella mi correspondencia aquí publicada, a la
que titulé Mi religión, me escribe rogándome aclare o amplíe aquella
fórmula que allí empleé de que debe buscarse la verdad en la vida y la
vida en la verdad. Voy a complacerle procediendo por partes.
Primero la verdad en la vida.
Ha sido mi convicción de siempre, más arraigada y más corroborada en
mí cuanto más tiempo pasa, la de que la suprema virtud de un hombre
debe ser la sinceridad. El vicio más feo es la mentira, y sus derivaciones y
disfraces, la hipocresía y la exageración. Preferiría el cínico al hipócrita, si
es que aquél no fuese algo de éste. Abrigo la profunda creencia de que
si todos dijésemos siempre y en cada caso la verdad, la desnuda
verdad, al principio amenazaría hacerse inhabitable la Tierra, pero
acabaríamos pronto por entendernos como hoy no nos entendemos. y
las de los demás; ni tampoco basta no mentir, sino decir la verdad…
10. Azorín (José Martínez Ruiz)
España (1873 - 1967)
Escritor español adscrito a la Generación del 98.
Sus inicios estuvieron muy marcados por una
sensibilidad de carácter anarquista y sus primeros
títulos respondían a esa ideología.
Sus ensayos narrativos y teatrales, poco
apreciados por la crítica, conforman sin embargo
otro de los grandes capítulos de su obra: Don
Juan (1922), Doña Inés (1925), Old Spain! (1926),
Brandy, mucho brandy (1927), Félix Vargas (1928)
y Superrealismo (1929) son algunos de sus títulos
más notables.
Para el propio Azorín el objeto primordial del
artista no ha de ser otro que la percepción de lo
"sustantivo de la vida".
11. Azorín (José Martínez Ruiz) España
Obra.(1873 - 1967)
Fragmento Los hidalgos 1900
«El idioma todo parece renovado. Por otra parte la sensibilidad del
hombre moderno es mayor, y créanse por consiguiente giros,
expresiones, modos de decir no usados de los antiguos. Acrécese la
sensación, y acrece paralelamente la forma en que la sensación ha de
ser traducida. Hay en el lenguaje actual matices, delicadezas,
cambiantes desconocidos de las generaciones pasadas. Nada acusa
tan notablemente el progreso de la humanidad como los medios de
exteriorización. Acaso los hombres del siglo XVI no entendieran una
novela analítica de estos tiempos. Y acaso nos venamos precisados a
emplear prolijas explicaciones para comunicarles estados psicológicos
que hoy cambiamos entre nosotros sin palabras... «
13. Montesquieu.
Francia (1689- 1755)
El objetivo del pensamiento político de Montesquieu, expresado
en el Espíritu de las leyes, es elaborar una física de las
sociedades humanas. Su modelo, tanto en contenido como
metodología, está más en la línea de lo experimental que lo
especulativo. Adopta el análisis histórico, basado en la
comparación; arranca de los hechos, observando sus
variaciones para extraer de ellas leyes.
Montesquieu considera que es imprescindible la separación de
poderes. Muy influenciado por Locke, desarrolla la concepción
liberalista de éste, y además de considerar la necesidad de
separar el poder ejecutivo del poder legislativo, piensa que
también es preciso separar el poder judicial.
14. Montesquieu.
Francia (1689- 1755)
Fragmento de ENSAYO SOBRE EL GUSTO EN LAS COSAS
DE LA NATURALEZA Y DEL ARTE
«Son estos diferentes placeres de nuestra alma los que
conforman los objetos del gusto, como lo bello, lo
bueno, lo agradable, lo ingenuo, lo delicado, lo tierno,
lo gracioso, el no sé qué, lo noble, lo grande, lo sublime,
lo majestuoso, etc. Por ejemplo, cuando encontramos
placer al ver una cosa con cierta utilidad para nosotros,
decimos que es buena; cuando encontramos placer en
verla, sin que discernamos una utilidad concreta, la
llamamos bella»
16. Montaigne
Francia (1533-1592)
La progresiva evolución de Montaigne hacia una mayor
introspección convierte la versión definitiva de los Ensayos en un
libro de confesiones en que el autor, profesando un escepticismo
moderado, se revela a sí mismo y muestra su curiosidad por
todos los aspectos del alma humana, desde el detalle más
ínfimo hasta elevadas cuestiones de religión, filosofía o política.
Su perspectiva racional y relativista le permite enfrentarse a toda
clase de dogmatismos y superarlos, y abre la puerta a una nueva
concepción secularizada y crítica de la historia y la cultura,
capaz de integrar los nuevos descubrimientos de su tiempo,
como los pueblos del Nuevo Mundo.
17. Montaigne- Obra
Francia (1533-1592)
Fragmento De la inconstancia de nuestras acciones.
«Puede haber asomo de razón en juzgar a un hombre por los más
comunes rasgos de su vida, pero en atención a la natural
instabilidad de nuestras costumbres e ideas, entiendo que hasta los
buenos autores hacen mal obstinándose en formar del hombre una
contextura sólida y constante: eligen un principio general, y de
acuerdo con él ordenan o interpretan las acciones, y si no logran
acomodarlas a la idea preconcebida, toman el partido de
disimular las que no entran en su patrón»
19. Thomas Carlyle
Reino Unido (1795-1881)
Introdujo en su país el idealismo alemán como
base intelectual para un severo ataque al materialismo y
al utilitarismo imperantes tras el triunfo de la «revolución
industrial» (por ejemplo en Pasado y presente, de 1843,
donde resalta el contraste entre el mundo moderno y una
idealizada comunidad religiosa de la Edad Media). John
Stuart Mill le animó a escribir La Revolución francesa (1837),
que sería su principal trabajo histórico: rechazando la mera
narración objetiva de acontecimientos, optó por una
historiografía apasionada, en la que el autor transmitiera el
«espíritu» de la época; el resultado fue brillante gracias a las
cualidades literarias de Carlyle, que consiguió un libro
animado y convincente.
20. Thomas Carlyle. Obra
Reino Unido (1795-1881)
Fragmento Los héroes
« Siempre tuve por muy irreflexiva aquella opinión, muy
común entre nosotros, que le compara a un pájaro posado
en una rama, cantando libre y caprichosamente, sin
conocimiento de las miserias y trabajos de los demás
hombres. Eso es un error. No hay hombre de quien en
absoluto pueda decirse tal cosa. Porque, ¿dónde podrá
hallarse individuo que atraviese el calvario de la vida desde
rudo cazador furtivo y carnicero, hasta alcanzar las sublimes
cumbres donde brillaron los Sófocles y Eurípides, sin que en el
camino le asaltaran innumerables trabajos y pesadumbres? O
más bien dicho: ¿dónde está el hombre, ni cómo podría un
hombre representarnos al vivo un Hamlet, un Macbeth, un
Coriolano y tantos y tantos probados y heroicos corazones, si
no fuese heroico el suyo propio, si no hubiese jamás sufrido»
22. Albert Camus
Francia (1913 -1960)
Nacido en el seno de una modesta familia de
emigrantes franceses, su infancia y gran parte de su
juventud transcurrieron en Argelia. Inteligente y
disciplinado, empezó estudios de filosofía en la
Universidad de Argel, que no pudo concluir debido a
que enfermó de tuberculosis.
Si la concepción del mundo lo emparenta con el
existencialismo de Jean-Paul Sartre y su definición del
hombre como «pasión inútil», las relaciones entre ambos
estuvieron marcadas por una agria polémica. Mientras
Sartre lo acusaba de independencia de criterio, de
esterilidad y de ineficacia, Camus tachaba de inmoral la
vinculación política de aquél con el comunismo.
23. Albert Camus Obra
Francia (1913 -1960)
Fragmento de El exilio de Helena
«Los griegos, que se interrogaron durante siglos acerca de lo justo, no
podrían entender nada de nuestra idea de la justicia. Para ellos, la
equidad suponía un límite, mientras que nuestro continente se
convulsiona en busca de una justicia que pretende total. Ya en la
aurora del pensamiento griego, Heráclito imaginaba que la justicia
pone límites al propio universo físico. "El sol no rebasará sus límites, y si
lo hace, las Erinias, defensoras de la justicia, darán con él."
Nosotros, que hemos desorbitado el universo y el espíritu, nos reímos
de esa amenaza. Encendemos en un cielo ebrio los soles que
queremos. Pero eso no impide que los límites existan y que nosotros lo
sepamos. En nuestros más locos extravíos, soñamos con un equilibrio
que hemos dejado atrás y que ingenuamente creemos que
volveremos a encontrar al final de nuestros errores. Presunción infantil
y que justifica que pueblos niños, herederos de nuestras
locuras, conduzcan hoy en día nuestra historia…»