El documento analiza la relación entre la escuela y la familia, señalando que existe cierto recelo mutuo debido a diferentes escenarios educativos. También identifica las principales desigualdades educativas como la clase social, el capital cultural y el nivel educativo de los progenitores. Finalmente, argumenta que es necesaria la participación de las familias en la escuela y ofrece algunos ejemplos de buenas prácticas para fomentar dicha participación, especialmente a través de actividades en el aula y celebraciones que involucren a