El documento resume la evolución del arte contemporáneo frente a la crisis ecológica desde los años 60 hasta la actualidad, señalando que en los 60 y 70 los artistas del land art planteaban problemas ecológicos pero no se involucraban políticamente, mientras que en los 70 y 80 los artistas ecológicos se volvieron activistas para evitar catástrofes ambientales, y a partir de los 90 las propuestas artísticas se enfocaron en educar a las comunidades para cuidar el medio ambiente de forma colaborativa y local.