La paciente es una mujer de 27 años que fue llevada al hospital por su esposo debido a que se encontraba muy excitada y verborrágica después de una discusión. Presentaba delirios de grandiosidad y hablaba sin parar sobre religión. Fue diagnosticada con trastorno delirante y trastorno psicótico breve, probablemente desencadenado por el estrés de la discusión con su esposo. Se recomienda tratamiento farmacológico y terapias cognitivo-conductuales para modificar sus creencias delirantes.
1. Caso 12
La paciente es una mujer de 27 años, casada y sin hijos. Es enfermera en una unidad de salud
materno infantil.
Motivo de consulta: Fue llevada al hospital por su marido porque estaba muy excitada y
verborrágica. Después de discutir con su esposo cuatro días antes, se fue de su casa enojada a la
mezquita donde permaneció rezando toda la noche. Cuando regresó a la mañana siguiente su esposo
estaba enojado con ella y le dijo que si quería pasar toda la noche en la mezquita podía irse a vivir
allí. Se fue a la casa de su mamá donde se perturbó más y más. Estaba muy excitaba, no podía
dormir, hablaba casi incesantemente y se negaba a comer. Rezaba fervientemente pero mezclaba
palabras, aparentemente sin darse cuenta. Su interminable conversación era especialmente sobre
religión y la interrumpía sólo para cantar plegarias en las que acusaba a numerosas personas de
pecar y les ordenaba rezar. Su madre llamó al marido y le dijo que él era responsable de ella. Como
la paciente se negó a ser tratada, su esposo la trajo al hospital por la fuerza.
Antecedentes: El segundo matrimonio de la paciente tuvo lugar dos años antes de ocurrir el actual
episodio. Su esposo tenía 34 años y era un musulmán devoto que trabajaba en una fábrica de autos.
No tenían hijos lo que causaba tensión en el matrimonio. Su primer matrimonio fue a los 21 años;
duró sólo unos pocos meses porque su esposo se fue a trabajar a un país fronterizo y no lo había
vuelto a ver ni a oir desde entonces. Al momento de la internación su padre tenía 54 años y su
madre 56. La paciente era la quinta de una familia de dos hermanos y seis hermanas.
Se había interesado en la religión desde chica. A los siete años mostraba ya un gran entusiasmo en
leer el Corán y memorizó casi todas las secciones del libro. Tenía una hermosa voz y a menudo la
invitaban a eventos sociales porque cantaba muy bien. Se integraba adecuadamente con la gente y le
era fácil hacer amigos, disfrutando el hecho de que su canto -y también el baile- a menudo la
convertían en el centro de atención. Era una mujer enérgica y por lo general optimista aunque
admitió estar a veces deprimida. No había antecedentes de enfermedad mental en su familia.
A la edad de 22 tuvo un largo episodio de depresión al disolverse su primer matrimonio. Estaba
triste e insegura, se retrajo y no quería cantar ni ir a fiestas. Tenía dificultad para dormir, se
despertaba temprano y se sentía cansada; además no tenía ganas de comer y perdió peso. De todas
maneras logró continuar con su trabajo con sólo unos pocos días de licencia por enfermedad. No
consultó a un médico y después de unos pocos meses gradualmente mejoró y recobró su estado de
ánimo habitual y su nivel de actividad. Tuvo un accidente de tránsito a los siete años y se rompió un
brazo. Tenía bocio, con un nódulo palpable en el lóbulo izquierdo de la tiroides.
Datos actuales: La paciente estaba prolijamente vestida y aun más, era elegante. Se la notaba
excitada e irritable y gritaba agresivamente. Hablaba demasiado y su conversación era difícil de
seguir porque iba demasiado rápido, cambiando de un tema a otro. Se creía superior a los demás, los
que estaban celosos de ella por su voz y belleza. Su inteligencia era superior a la normal y se sentía
más fuerte y saludable que nunca. Se distraía con facilidad, pero estaba totalmente orientada con
respecto al tiempo, al espacio y a su persona. No mostraba falla en la memoria u otras funciones
cognitivas.
Los exámenes físico y neurológico, EEG y pruebas de laboratorio, incluyendo las de función
tiroidea, eran normales.
2. Resolución de caso
Alumna: Sheyla Clara Cubas Lozada
Marco Teórico:
Trastorno delirante:
El trastorno delirante o paranoia es un trastorno psicótico caracterizado por ideas delirantes no
extrañas en ausencia de cualquier otra psicopatología significativa. En particular, la persona con
trastorno delirante no ha cumplido nunca los criterios para la esquizofrenia y no
tiene alucinaciones marcadas, aunque pueden estar presentes alucinaciones táctiles u olfativas si
éstas están relacionadas con el tema del delirio.
Una persona con trastorno delirante puede ser bastante funcional y no tiende a mostrar un
comportamiento extraño excepto como resultado directo de la idea delirante. Sin embargo, con el
tiempo la vida del paciente puede verse más y más abrumada por el efecto dominante de las
creencias anormales.
El término paranoia ha sido utilizado previamente en psiquiatría para denominar lo que ahora se
conoce como 'trastorno delirante'. El uso psiquiátrico moderno de la palabra paranoia es sutilmente
diferente pero actualmente rara vez se refiere a este diagnóstico específico.
El significado del término ha cambiado con el tiempo, y por lo tanto diferentes psiquiatras pueden
entender por él diferentes estados. El diagnóstico moderno más adecuado para la paranoia es el de
trastorno delirante.
Tipo de grandiosidad (megalomanía): delirio de que el individuo tiene un talento extraordinario,
poder, conocimiento, o una relación especial con una deidad o una persona famosa.
Diagnóstico:(Munro, 1999)
1. El paciente expresa una idea o una creencia con una persistencia o fuerza inusual.
2. Esa idea parece ejercer una influencia excesiva, y su vida se altera habitualmente hasta
extremos inexplicables.
3. A pesar de su convicción profunda, habitualmente hay un cierto secretismo o sospecha
cuando el paciente es preguntado sobre el tema.
4. El individuo tiende a estar sin humor e hipersensible, especialmente respecto a su creencia.
5. Tiene un carácter de centralidad: independientemente de lo improbable que sean las cosas
que le ocurren, el paciente lo acepta sin casi cuestionárselo.
6. Si se intenta contradecir su creencia es probable que levante una fuerte reacción emocional,
a menudo con irritabilidad y hostilidad.
7. La creencia es, cuando menos, improbable.
8. La idea delirante ocupa una gran parte del tiempo del paciente, y abruma otros elementos de
su psique.
9. El delirio, si se exterioriza, a menudo conduce a comportamientos anormales y fuera de
lugar, aunque quizás comprensibles conocidas las creencias delirantes.
3. Trastorno psicótico breve:
Se denominan trastornos psicóticos a aquellas enfermedades en las que se presentan síntomas
psicóticos como principal característica. La psicosis es un trastorno mental mayor, de origen
emocional u orgánico, que produce un deterioro de la capacidad de pensar, de responder
emocionalmente, de recordar, de comunicar y de interpretar la realidad.
Diagnóstico:
El DSM-IV-TR describe un conjunto de diagnósticos para los trastornos psicóticos, basados
fundamentalmente en la duración de los síntomas, es decir, para los síntomas psicóticos que duran
menos de un día y un mes como máximo, y que no están relacionados con un trastorno del estado de
ánimo, un trastorno relacionado con sustancias o un trastorno psicótico debido a enfermedad
médica, posiblemente el diagnóstico de trastorno psicótico es adecuado. Para los síntomas
psicóticos que duran más de un mes, los diagnósticos a considerar son la esquizofrenia y
el trastorno esquizofreniforme.
El trastorno psicótico breve se clasifica, en el DSM-IV-TR, como un trastorno psicótico de corta
duración. Los criterios diagnósticos especifican la presencia de al menos un síntoma claramente
psicótico que dure de un día a un mes. Además, el manual permite especificar dos características: la
presencia de uno o más factores importantes y el inicio en el postparto.
En la Clasificación internacional de las enfermedades (CIE-10), el trastorno psicótico breve es
homologable a la clasificación de los trastornos psicóticos agudos y transitorios, que se diagnostican
estableciendo una secuencia que refleja el orden de prioridad asignada a las principales
características claves del trastorno, entre los que se incluyen el inicio agudo (menos de dos
semanas), la presencia de síndromes típicos y un estrés agudo asociado.
Para diagnosticar el trastorno psicótico breve, deben manifestarse los siguientes criterios:
1. Uno o más síntomas psicóticos: ideas delirantes, alucinaciones, lenguaje
desorganizado, comportamiento catatónico o desorganizado.
2. Los síntomas se manifiestan entre un periodo de un día y un mes, lapso después del cual la
persona puede llegar a recuperar su estado de actividad premórbido.
3. Los síntomas no se explican mejor por la presencia de otro trastorno con síntomas
psicóticos o estados alterados de conciencia debido a sustancias.
Con desencadenante grave: cuando los síntomas se presentan en aparente respuesta a cierto
acontecimiento que podrían ser estresantes.
Diagnóstico Clínico Multiaxial:
Eje I: F 22.0 Trastorno Delirante (Tipo de grandiosidad).
F 23.81 Trastorno Psicótico breve con desencadenante grave.
Eje II: R46.8 (799.9). Diagnóstico Aplazado.
4. Eje III: Ninguno
Eje IV: Problemas relativos al grupo primario de apoyo.
Eje V: EEAG = 80 - 71 (Actual).
Tratamiento:
Reevaluación de exámenes neurológicos y fisiológicos.
Evaluación psiquiatra y tratamiento farmacológico.
Tratamiento psicológico centrado en emociones.
Terapias cognitivo conductual, de esta manera mejoraremos los pensamientos críticos
perennes en la actualidad, haciendo una reestructuración de este; para la modificación de las
creencias delirantes y sus consecuencias emocionales y conductuales..
Terapias de avanzada, ayudando a canalizar el estrés y la ansiedad.
Terapia de pareja, vinculando he involucrando a la pareja en el proceso de mejora de la
paciente.
Pronóstico:
De acuerdo con el análisis del caso, si la examinada sigue las recomendaciones sugeridas,
probablemente logrará, a corto plazo mejorar su estado emocional actual. Esto permitiría que
progresivamente se adapte a las normas sociales.
Cabe mencionar, como posible indicador desfavorable para un progreso significativo referente a su
problema actual el desinterés en búsqueda de soluciones anticipadas.
Sin embargo, si la paciente no sigue las recomendaciones de tratamiento propuesto, probablemente
de manera progresiva continuará su intranquilidad, excitación y agresividad, manteniendo síntomas
que evitarán mejora en sus relaciones interpersonales, no logrando adaptarse a la sociedad, ni
mejorar sus relaciones familiares y por ende personales.