Las condiciones laborales de los farmacéuticos rurales son difíciles, con horarios partidos y muchas guardias obligatorias sin poder conciliar vida laboral. Es complicado encontrar sustitutos y tomar vacaciones. Los ingresos dependen de la población asistida, necesitándose entre 650-1000 habitantes para ser rentable. Las políticas de contención del gasto amenazan la viabilidad de las farmacias rurales al reducir sus márgenes, por lo que se proponen ayudas para las de baja rentabilidad.