La reforma constitucional requiere la aprobación del Congreso con mayoría absoluta y la ratificación mediante referéndum, o la aprobación en dos legislaturas consecutivas con más de dos tercios de votos. La iniciativa puede provenir del presidente, congresistas o un número de ciudadanos equivalente al 0.3% de la población electoral. El referéndum es un mecanismo para que los ciudadanos aprueben o desaprueben proyectos de ley que reformarían parcialmente la constitución.