1. DE LA NEUTRALIDAD A LA
INCLUSIVIDAD EDUCATIVA:
¿UN RETO POSIBLE?
Roberto Solone BOCCARDI
PhD Candidate in Social Anthropology – UCM
MA in Creative Management & Administration of HR - IEBS
MA in Interdisciplinary Gender Studies - UAM
BA + MA in Languages and Literatures - IUO
and... "Indignado". Working with the "15M" in Madrid
transgendering@me.com
XI CONGRESO ESPAÑOL DE SOCIOLOGÍA
CRISIS Y CAMBIO: PROPUESTAS DESDE LA SOCIOLOGÍA
Julio 2013
3. ¿Existe la neutralidad en la
educación?
El análisis del sistema educativo español revela
la existencia de currículos implícitos que
cuestionan gravemente la supuesta
neutralidad de aquellos explícitos.
4. Si la neutralidad no es
alcanzable,
¿cuáles criterios podemos
seguir?
5. Si la neutralidad no es
alcanzable,
¿cuáles criterios podemos
seguir?
Una posibilidad, respetuosa de la diversidad de
las sociedades democráticas plurales, es la
INCLUSIVIDAD.
7. El juego de disfrazar visiones particulares
como neutras y universales
es bien conocido:
se denuncia desde los feminismos,
al constatar como se pretenda ofrecer lo masculino como
modelo único de emancipación
para todos los sexos y géneros;
y también desde la filosofía política (Kymlicka 1995a/b),
donde se revela como el marco político, cultural y legal
del Estado, aunque percibido como neutro
por la población perteneciente al grupo social dominante
en realidad no lo sea,
al ser expresión de instancias especificas del grupo
mayoritario.
8. Si asumimos esta perspectiva y la trasladamos a la educación,
entenderemos como la reforma en curso con la LOMCE no devuelva
el sistema educativo a una autentica neutralidad.
Al contrario, la remoción de los contenidos y objetivos educativos
que el grupo social ahora al poder no considera propios configura
una escuela exclusiva y excluyente.
La neutralidad se logrará, aparentemente, mediante la exclusión de
lo percibido como ajeno o extraño, y la reafirmación de lo
tradicional y “nuestro”. Una concepción parcial de lo neutral.
La contrarreforma educativa impondrá los derechos educativos del
grupo al poder sobre los de todos los otros, demostrando así no
saber aceptar su lugar en un contexto democrático plural, en el cual
el Estado no es propiedad del grupo dominante, sino
constantemente de todas y de todos.
9. Al contrario, la LOE intentó perseguir la neutralidad mediante la
inclusión, no la exclusión. La intención de satisfacer las
necesidades educativas de la sociedad entera y no de una sola
parte condujo a considerar también las instancias de aquellos
colectivos hasta entonces discriminados por el sistema educativo,
añadiéndolas al currículo explicito.
Para alcanzar una autentica inclusividad y, por ende, neutralidad,
deberían añadirse perspectivas, ponerlas en dialogo, nunca
eliminarlas.
La supuesta falta de neutralidad denunciada por los
conservadores, por ejemplo respecto a la “Educación para la
Ciudadanía”, denota la intolerancia de los denunciantes frente a
las necesidades educativas del resto de la población.
10. En los ejemplos analizados afloran dos
concepciones recurrentes y antagónicas de
neutralidad:
- Considerar como neutral solo lo que refuerce
lo que una parte de la sociedad considera
normal y adecuado.
o
- Alcanzar la neutralidad mediante la inclusión
de todo lo que cada grupo social considera
normal y adecuado
11. Como nos recuerda Will Kymlicka (1995a/b):
• nuestras posibilidades no son infinitas, sino limitadas por las
opciones efectivamente accesibles a nuestro grupo social en el
contexto en el que vivimos.
Si nuestro grupo social es discriminado, será nuestra propia vida a ser
discriminada, porque las opciones al alcance de nuestro grupo son
también las nuestras.
El ejercicio de una democracia plena por parte del conjunto de la
población requiere, por todo esto, que seamos capaces de ser
solidarias y solidarios con quienes consideramos diferentes;
y que reconozcamos y respetemos sus necesidades especificas así
como quisiéramos que hicieran con las nuestras, incluso sus derechos
educativos.
12. Solo manteniendo una doble perspectiva de la realidad - interna al propio grupo
social pero también externa a este, consciente de la existencia de otros grupos
que juntos al nuestro constituyen la sociedad en la que vivimos - se podrá
garantizar la convivencia democrática.
Democracia, recordémoslo, significa gobierno del pueblo,
no de la mayoría.
Nos hemos acostumbrados a lo último, resignados a la alternancia bipartidista de
gobiernos y reformas educativas, y a que durante al menos cuatros años parte de
la población tendrá que aguantar las reformas promovidas por quienes están al
poder, sin ver representados sus derechos y necesidades.
Vivimos en una democracia incompleta,
todavía excluyente, y hemos renunciado a imaginar alternativas, tal vez porque
nos hemos olvidados que el modelo actual es solo una de las posibles
configuraciones para convivir en democracia.
13. ¿Por qué no intentar entonces encontrar otras fórmulas
democráticas, que permitan representar contemporáneamente
a toda la sociedad? Procurar construir una democracia
inclusiva, sea participativa o representativa, que reconozca
que nuestras diferencias merecen atenciones diferenciadas,
aunque no derechos desiguales: una apuesta que
inevitablemente empieza en la escuela, aprendiendo a incluir
en vez de imponer, a integrar en vez de asimilar, a coeducar en
vez de educar, o al menos a educar en vez de instruir.