El documento discute el enfoque formativo de la evaluación educativa, el cual privilegia el aprendizaje de los estudiantes. Explica que la evaluación debe responder a tres preguntas clave: a dónde se quiere llegar, dónde está el estudiante actualmente y cómo puede llegar al objetivo. También aborda la importancia de comunicar los logros de aprendizaje a través de la cartilla de educación básica y la responsabilidad ética y social de asignar niveles de desempeño y calificaciones numéricas.