El documento resume la historia del Triduo Pascual, los días entre la Pasión y Resurrección de Cristo. Explica que originalmente había controversia sobre si celebrar la Pascua el día 14 de Nisán o el domingo siguiente, pero eventualmente se impuso la fecha dominical. Describe las primeras celebraciones pascuales en el área de Asia Menor como ayunos y asambleas nocturnas con lecturas y Eucaristía. También habla sobre testimonios occidentales de los siglos V-VII y cómo se desarrolló la liturgia del T
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9no. tema celebracion familiar del dia de todos los santosodecobispadoica
Desde el s. II se encuentran claros indicios del culto a los mártires de la fe cristiana. Pronto, y especialmente a partir de la paz de la Iglesia, se sintió en todas partes la necesidad de conmemorar a todos los que habían derramado la sangre por Cristo en las persecuciones: conocidos y desconocidos (…). La fiesta de todos los mártires, según S. Juan Crisóstomo, se celebraba el primer domingo después de Pentecostés; un calendario sirio del a. 412 la señala en la semana pascual; en Edesa, en cambio, según consta por un himno de S. Efrén, se celebraba el 13 de mayo, día conservado en la Iglesia bizantina. El primer domingo de Pentecostés lleva en el Leccionario romano de Würzburg (s. VI): Dominica in natale sanctorum; sin embargo, en Occidente prevaleció la fecha del 13 de mayo que los calendarios ítalo-griegos denominan Festum omnium sanctorum. ¿Fue esto lo que impulsó a Bonifacio IV a consagrar el 13 de mayo del año 610 el Pantheon de Roma en honor de la Virgen y de todos los mártires? En todo caso la conmemoración anual de esta consagración está en el origen de la fiesta de Todos los Santos.
Esta acción de gracias nos une a los ángeles para alabar a Dios por medio de la aclamación Sanctus. Terminado el canto sigue la epíclesis a través de la cual la Iglesia pide la fuerza del Espíritu Santo para que el pan y el vino se conviertan en el Cuerpo y la Sangre del Señor. El Sanctus se dice siempre en la celebración eucarística.
En nuestras comunidades parroquiales se canta o se recita dentro de la misa Señor, ten piedad, Cristo ten piedad, Señor ten piedad (Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison). Pero ¿se conoce verdaderamente su sentido y lugar dentro de la celebración litúrgica? Algunos piensan que el Señor, ten piedad es un alargamiento o conclusión del acto penitencial; otros lo cambian por un canto de perdón; otros, que esta invocación es meramente penitencial, es decir, que a través de ella se pide perdón al Señor y nada más; otros simplemente lo omiten.
En estas diapositivas se encuentra resumida de alguna forma la desarrollo de las actividades que corresponden a la asignatura de siber pedagogía en el segundo semestre de la licenciatura en Educación Religiosa de la UCN,
1. Historia.
Así se expresa en el calendario: Cristo redimió al género humano y dio perfecta gloria a Dios
principalmente a través de su misterio pascual: muriendo destruyó la muerte y resucitando
restauró la vida. El triduo pascual de la pasión y resurrección de Cristo es, por tanto, la
culminación de todo el año litúrgico.
Los primeros testimonios explícitos de la celebración anual de la Pascua son de la mitad del
siglo II y provienen de las Iglesias de Asia Menor que celebraban la Pascua el 14 de Nisán, día en
que los judíos tenían prescrito inmolar los corderos. Estos cristianos, llamados precisamente
“cuartodecimanos”, convencidos de que la muerte de Cristo había sustituido el Pesah judaico,
celebraban la Pascua ayunando el 14 de Nisán y terminaban el ayuno con la celebración
eucarística que tenía lugar al final de la vigilia nocturna entre el 14 y el 15 de Nisán. Las otras
iglesias, guiadas por Roma, celebraban la Pascua el domingo después del 14 de Nisán.
Eusebio de Cesarea (+ 339-490) nos informa en su Historia Eclesiástica (5, 23-25) que esta
diversidad de fechas provocó una seria controversia entre Roma y las Iglesias del Asia Menor,
polémica que llegó a su culmen en tiempos del papa Víctor (193-203). La controversia no
consistía en el dilema de si la Pascua recuerda la muerte o si en cambio recuerda la resurrección
de Cristo sino en el dilema de si la Pascua debía ser celebrada en el día de la muerte o en el día
de la resurrección de Cristo. Es de notar que, en el curso del siglo III, se impone la fecha
dominical de la Pascua.
Las más antiguas fuentes que testimonian la celebración anual de la Pascua provienen del
área del Asia Menor y son: la Epístola Apóstoles, texto apócrifo escrito en torno al 150; la
homilía Sobre la Pascua de Melitón de Sardes, del año 165 de los aproximadamente; una
homilía Sobre la Santa Pascua de un Anónimo cuartodecimano de fines del siglo II; más otros
textos menores. En estos documentos, la celebración de la Pascua se presenta esencialmente
como un ayuno riguroso, generalmente de dos o tres días, seguidos de una asamblea nocturna de
oración y lecturas (aparece la lectura de Ex. 12: la inmolación del cordero pascual), concluida
luego por la celebración eucarística.
En Occidente, los testimonios sobre las celebraciones pascuales son escasos en los primeros
cuatro siglos; luego, en cambio, en los siglos V-VII, son más abundantes. San Ambrosio (+397) y
san Agustín (+430) hablan del “triduo sacro” (o “sacratísimo”) para indicar los días en que Cristo
ha sufrido, ha reposado en el sepulcro y ha resucitado.
En cuanto a la celebración del Triduo sacro en Roma, cerca del año 416, una carta del papa
Inocencio I al obispo Decenzio de Gubbio, aunque no habla de “triduo”, menciona una
celebración especial de la pasión el viernes y de la resurrección el domingo, y también el ayuno
del viernes y del sábado. Este mismo documento testimonia que el jueves antes de Pascua no
hacía referencia alguna al Triduo sacro pero era el día de la reconciliación de los penitentes.
Luego, en el siglo VII, la reconciliación de los penitentes es insertada en el marco de una Misa
matutina celebrada en los Títulos romanos (cfr. Sacramentario Gelasiano, nn. 352-367). El mismo
Gelasiano (nn. 391-394) es testigo de una segunda Misa, que inicia desde el ofertorio, celebrada
en la tarde del jueves en los Títulos, cuyo tema central es la doble “entrega” (= traditio): la
entrega que Judas hace de Jesús a sus enemigos, y la entrega que Jesús hace de sí mismo a los
discípulos en la Eucaristía. En la Basílica lateranense, en cambio, el Papa celebra a mediodía una
2. Misa conmemorativa de la Cena del Señor, en el curso de la cual son bendecidos el crisma y los
oleos (cfr. Gelasiano, nn. 375-390; Gregoriano nn. 328-337).
El Viernes santo: en Roma, en el siglo V, según las homilías de san León y la ya citada
carta del papa Inocencio I, se celebra exclusivamente una liturgia de la Palabra. A mitad del
siglo VII, la liturgia papal nos ha transmitido sólo las oraciones solemnes que pertenecen a la
liturgia de la Palabra (cfr. Gregoriano, nn. 338-355). En la misma época, en las iglesias
presbiterales de los Títulos, la liturgia de la Palabra es unida a la adoración de la Cruz y a la
comunión de todos los participantes con pan y vino consagrados el día anterior (cfr. Gelasiano,
nn. 395-418)
El Sábado santo: fue originariamente un día alitúrgico, dedicado a la oración, a la
penitencia y al ayuno.
Momento culminante y núcleo del que ha nacido el Triduo Sacro es la Vigila pascual. En el
siglo VII, tiene una rica estructura ritual basada en tres elementos fundamentales:
celebración de la Palabra, celebración del bautismo y celebración eucarística
El jueves:antes de Pascua no hacía referencia alguna al Triduo sacro pero era el día de la
reconciliación de los penitentes.
Bibliografías en línea:
BUHARDILLA DE JERÓNIMO, (2009). Historia del triduo pascual. Foros de la virgen maría.
(Versión electrónica).tomado de: www.forosdelavirgen.org