1. Prof. Luisa E. Granadillo S.
CONTENIDO:
1. Introducción
* Autoconcepto
2.- Identidad
* Autoestima
3.- Relación entre identidad y autoestima
4.- Importancia de la identidad y la autoestima en el proceso
evolutivo
5.- Importancia de la identidad y la autoestima en la vejez
6.- ¿Cómo mantener la identidad y fortalecer la autoestima?
7.- Autoevaluación
8.- Bibliografía
2. INTRODUCCIÓN
El envejecimiento es un
proceso natural, activo,
ineludible, continuo,
irreversible, universal,
estructurado en torno al
tiempo y evidenciado por
cambios biológicos,
psicológicos y sociales.
Estos cambios son y
ocurren de forma particular según cada persona; en este proceso el
adulto mayor se percibe a sí mismo vulnerable, y es precisamente
ésto lo que tiene que ver con la identidad y la autoestima.
La identidad y la autoestima son conceptos que están
íntimamente relacionados.
¿QUÉ ES LA IDENTIDAD?
La identidad es la “conciencia de sí mismo” (Torregrosa, J.
pág. 219), es decir, un conjunto único, integrado y coherente de
conceptos que tenemos acerca de nuestros atributos físicos,
psicológicos y sociales (Graig, G., 1997).
La identidad está integrada por dos (2) componentes:
1.- Componente Cognitivo (autoconceto)
2.- Componente Afectivo (autoestima)
3. Por su parte, el autoconcepto
(componente cognitivo de la identidad)
puede definirse como las imágenes, los
pensamientos que el individuo tiene de sí
mismo, y engloba, por tanto, la totalidad
de actitudes que tenemos hacia nuestro “yo” como un objeto.
(Rosemberg, 1979)
“La autoestima es la evaluación que hace el
individuo sobre su propia competencia, habilidad,
actividad y personalidad. Es la valoración que
hacemos de nosotros mismos. La autoestima es
un juicio personal de mérito, que adquiere
significado en las actividades y conductas que comunicamos a otra
personas mediante reportes verbales y otras conductas expresivas
abiertas” (Coopersmith, 1967).
Es lo que cada uno de nosotros siente por si mismo; la medida
en que nos agrada nuestra propia persona en particular.
La autoestima abarca el aspecto valorativo, es el componente
afectivo de la identidad.
La autoestima es aprendida, por ende cambiante y dinámica.
¿QUÉ ES EL AUTOCONCEPTO?
¿QUÉ ES LA AUTOESTIMA?
4. Se podría decir, entonces, que la identidad es la sumatoria del
autoconcepto (componente cognitivo) y de la autoestima
(componente afectivo), es decir, las ideas y creencias que tenemos
hacia nosotros mismos y el valor que nos otorgamos a partir de las
mismas.
Tanto la identidad como la autoestima se van formando a lo
largo de la vida en una interrelación entre la realidad individual o
interna (psiquismo) y la realidad externa, sea esta social, cultural,
económica de la cual somos partícipes a través de la socialización,
primero por la familia y luego por otros estratos de la sociedad en los
cuales nos toca interactuar.
De esta manera la identidad y la autoestima se van
ajustando permanentemente.
Durante el proceso evolutivo se sufren una serie de crisis que
no representan catástrofes sino ruptura de la continuidad o lo que es
lo mismo modificaciones que te llevan a dejar algunas cosas y a
adoptar otras. Así, durante toda nuestra vida sufrimos cambios que
nos conllevan a algunas pérdidas, por ejemplo, cuando entramos a la
RELACIÓN ENTRE IDENTIDAD Y AUTOESTIMA
IMPORTANCIA DE LA IDENTIDAD Y LA UTOESTIMA
EN EL PROCESO EVOLUTIVO
5. adolescencia y dejamos de tener ciertos privilegios de niños, ó
cuando dejamos la universidad para ir a buscar trabajo, ó cuando
dejamos el trabajo para quedarnos en casa producto de la jubilación.
Todas estas pérdidas son necesarias para el curso de la vida y para lo
cual es imprescindible que nos adaptemos y es allí donde la
identidad y la autoestima permiten que el adulto mayor llegue a
la vejez satisfactoriamente.
Siguiendo con este orden de ideas, las crisis generan cambios,
uno no puede ser igual desde que nace hasta que muere, pero si se
puede mantener la misma identidad porque ésta se conserva a
través de los cambios.
Por lo general, cada vez que cumplimos años ó enfrentamos
alguna muerte cercana, ó al casarse un hijo ó al tener un nieto, ó al
llegar la jubilación, nos hacemos las mismas preguntas que en la
adolescencia ¿Quién soy yo? ¿Cómo soy? ¿Qué he cambiado? ¿Hacia
dónde voy?, lo cual no es más que la confirmación de nuestra
identidad y con ella el valor que nos otorgamos, la autoestima.
Anteriormente se dijo que la identidad tiene un componente
cognitivo, el cual se forma conjuntamente con los otros… por lo tanto
como actores sociales desempeñamos roles que nos identifican y
forman parte fundamental de nuestra identidad.
6. Por eso, al llegar a la vejez y con ella la jubilación sufrimos la
pérdida del rol social, pues por algunos años uno se identificaba como
“soy trabajador de…” “soy gerontólogo…” “soy ama de casa…” “soy…”
y ese “soy” representaba una parte de la identidad.
También ocurren cambios físicos que hacen que te veas
distinto. El cuerpo y la imagen que de él se percibe muestran
transformaciones que al principio se viven como ajenas hasta que se
las incorpora (canas, arrugas, piel no tan tersa, motilidad disminuida,
cansancio más fácil, disminuciones al nivel sensorial, cambio en la
potencia sexual, cambios en la memoria, entre otros). Por tal razón,
es conveniente conocerlos y posicionarse en este período, aceptando
esas limitaciones.
Indudablemente que estos hechos que marcan inexorablemente
el paso del tiempo y hacen sentir las pérdidas: hijos que se van,
muertes más o menos cercanas, muertes que muchas veces nos
acercan a la propia, hacen que el adulto mayor se sienta sacudido
en su identidad.
IMPORTANCIA DE LA IDENTIDAD Y LA UTOESTIMA
EN LA VEJEZ
7. Es necesario, por tanto, mantener una continuidad de nosotros
mismos a pesar de los cambios y pérdidas que trae consigo el
proceso de envejecimiento. Seguir siendo uno mismo.
Entonces, para mantener la identidad y fortalecer la
autoestima en el adulto mayor se hace necesario:
1.- La reminiscencia, ayuda a integrar el pasado al
presente, aportando esa cuota de vida vivida, cosa
realizada, funciones cumplidas, una niñez y una
juventud vivenciadas con más o menos detalles pero vividas al fin.
La reminiscencia es el recordar sanamente hechos del pasado que
nos hacen sentir felices, reconfortados y animados, por lo cual, ayuda
a mejorar la autoestima al traer a la memoria experiencias vitales y
placenteras.
Butler, R. (1991) dice, precisamente, que hay “una correlación
positiva entre reminiscencia y la adaptación positiva a la vejez gracias
a la conservación de la autoestima y a la consolidación del sentido
de identidad”
Se hace, entonces, una integración que es el más sólido soporte
de la identidad. Uno es uno a través de todos esos recuerdos.
2.- El estado de salud tiene que ver con el auto-cuidado y el
mantenimiento de la autonomía.
3.- Muchos duelos quedan sin procesar, es importante
conocer que el duelo es un paso psíquico normal y necesario
¿CÓMO MANTENER LA IDENTIDAD
Y FORTALECER LA AUTOESTIMA?
8. para elaborar las pérdidas, recuperando así energías para ubicarlas
en nuevos objetos de afecto, nuevas actividades.
4.- Los prejuicios y los miedos logran constituirse
como fantasmas para los adultos mayores;
conocerlos y hablarlos ayudan a manejarlos mejor.
5.- La actividad toma singular importancia en el
fortalecimiento de la identidad y la autoestima,
ya que el adulto mayor logra sentirse vigente, útil,
inserto en la sociedad. Una actividad libremente elegida, gratificante,
y si fuera posible en grupo, ya que éste actúa mostrando una imagen
presente, con múltiples posibilidades. Y unido a esto, la formación de
nuevos vínculos los cuales siempre son enriquecedores.
1.- ¿Qué es la identidad?
2.- ¿Cuáles son los componentes de la identidad?
3.- ¿Qué es el autoconcepto?
4.- ¿Qué es la autoestima?
5.- ¿Cómo se relacionan la identidad y la autoestima?
6.- ¿Qué importancia tiene mantener la identidad y fortalecer la
autoestima en el adulto mayor?
7.- ¿Qué se hace necesario para mantener la identidad y fortalecer la
autoestima en el adulto mayor?
AUTOEVALUACIÓN
9. BIBLIOGRAFÍA
• Craig, G. (1997). Desarrollo Psicológico. México: Prentice Hall.
• Sáez, N., Rubio, R. y Dosil, A. (1996). Tratado de
Psicogerontología. Valencia, España: Promolibro.
• Warner, K. y Willis, S. (2003). Psicología de la Edad Adulta y la
Vejez. (5ta Edi.). Madrid: Pearson Educación.
BIBLIOGRAFÍA ELECTRÓNICA
• http://www.ubiobio.cl/vitrina/AdultoMayor.htm
• http://correo.umanizales.edu.co/tesis/psicologia/CARACTERIZA
CION.htm
• http://www.wikilearning.com/que_es_la_identidad-wkccp-
2483-5.htm
• http://www.psiconet.com/tiempo/educacion
• http://www.portaladultomayor.com/cgi-
bin/pam/display.pl?bri=pam&plantilla=newnivel_3.htm&cat=72
2&sis=9