Este documento trata sobre las implicaciones educativas de la teoría de la inteligencia emocional, enfocándose específicamente en el ámbito musical. Explica brevemente qué es la inteligencia emocional y cómo ha evolucionado el concepto de inteligencia. También describe las ocho inteligencias múltiples identificadas por Gardner e introduce la inteligencia emocional como una novena. Finalmente, discute las implicaciones de la inteligencia emocional en la educación, contrastándola con métodos educativos más tradicionales.

1. Las implicaciones educativas que tiene la teoría de la
Inteligencia Emocional en el ámbito musical. Jose David
Sanz Aguirre
En las próximas hojas de este escrito trataré de exponer las implicaciones educativas que
posee la teoría de la inteligencia emocional. No obstante, el ámbito educativo es muy extenso,
y dada la complejidad y la extensión que la misma podría tener, nos centraremos en el ámbito
musical, realizando no obstante una introducción previa en la que trataremos como la
inteligencia emocional se ha abierto paso en los últimos años en la pedagogía.
La educación, como la sociedad ha cambiado. En apenas unas décadas, han surgido
innumerables avances científicos o tecnológicos. Pero también en ámbitos sociales, o
educativos, han surgido cambios que son necesarios adoptar.
En la esfera educativa, lejos quedan las clases magistrales en las que el catedrático exponía
durante horas una sesión pasiva para el alumnado. Hoy en día, se han incorporado nuevas
técnicas educativas que han transformado la manera en que se imparten las clases. Este
cambio diametralmente opuesto al comentado anteriormente, nos obliga a adaptarnos para dar
respuesta a las nuevas necesidades que una sociedad cada vez más tolerante, activa, y
participativa requiere.
Este escrito estará dividido en varias secciones:
- Introducción
- Qué es la teoría de la inteligencia emocional
- Qué implicaciones tiene en el ámbito educativo
- Referencia expresa al ámbito musical.
- Conclusiones
I. Introducción
Como ya hemos adelantado anteriormente. La sociedad ha evolucionado de manera drástica.
Tecnológicamente hoy en día podemos lograr cosas que hace apenas unos años eran
impensables. Podemos hablar con personas de todo el mundo a través de un teléfono, con el
cual compramos cuasi instantáneamente. Podemos elegir los viajes al instante, los hoteles,
consultar nuestras cuentas bancarias, etc. El cambio ha sido drástico. Se ha producido una
democratización de las tecnologías y esta evolución con todos los aspectos positivos y
negativos que conlleva, ha llegado para implantarse de manera definitiva. Es tarea de la
sociedad poder hacer un buen uso de las mismas.
Esta revolución tecnológica por ejemplo, está permitiendo abaratar los costes y aumentar la
productividad en las empresas. La robotización es un claro ejemplo de ello. Hoy en día la mano
de obra humana en muchos sectores está siendo substituidla por robots con una inteligencia
artificial cada vez mayor, que son capaces de realizar las operaciones que anteriormente
realizaban los humanos de manera más rápida y barata. Para algunos esto supone un
progreso que reduce los costes, y nos permite acceder a productos cada vez más baratos ,
pero por otro lado se están destruyendo numerosos puestos de trabajo debido a esta
robotización.

2. No obstante lo expuesto anteriormente, existen áreas en las que la robotización no puede
aplicarse. En numerosos sectores como son los sociales, propias del estado del bienestar, las
máquinas y la inteligencia artificial están limitados por algunos aspectos, tales como son las
relaciones humanas o los sentimientos. Así por ejemplo, una máquina podrá suministrarnos un
medicamente ante unos síntomas, pero difícilmente podrá entender o dar respuesta a los
sentimientos que nos causa ese dolor, o como los mismos están afectando a nuestras
relaciones personales.
Estas relaciones personales son cada vez más importantes en nuestra sociedad. La ruptura de
las fronteras, la interconexión global y los fenómenos migratorios están provocando que todas
las culturas están en continuo contacto, permitiendo una interconexión de valores, de cultura,
de ideologías… Pero no solo las conexiones personales tienen un carácter global, sino que
como desarrollaremos en los siguientes epígrafes son claves para optimizar nuestra vida.
Continuamente estamos interactuando. En mi caso, por poner un ejemplo, me levanto con mi
mujer y comentamos que tal ha dormido, y si el recién nacido que tenemos ha dado mucha
faena. Posteriormente me acerco a levantar al mayor ( aunque solo tiene dos años y medio).
Desayunamos juntos, no sin dificultades, eso sí. Nos vestimos y vamos al colegio. En el colegio
hablo con su maestra y con otros padres. Posteriormente, realizo la compra diaria
preferentemente en tiendas de barrio. De los diálogos que surgen, puede extraerse una
cantidad ingente de información y de sentimientos. Posteriormente estudio o me dedico a
realizar tareas de la casa, y por la tarde voy al Conservatorio. En el mismo diálogo e interactúo
con alumnos, profesores, personal de administración, padres… etc. Para finalizar el día, llego a
casa ceno con el mayor y mi mujer, acostamos al niño y entonces hablo con mi mujer para
comentar el día.
Tal vez ha parecido demasiado extenso el párrafo anterior, pero como puede desprenderse de
lo expuesto, en un periodo de doce horas, he tenido contacto con no menos de 20 personas.
Cada una con sus problemas, alegrías, inquietudes o sueños. Tal vez el día a día por desgracia
no nos permite pararnos a escuchar con profundidad a todos ellos, pero trato en la medida de
lo posible, de ser cada vez un mejor oyente. Esta es una tarea que me he encomendado desde
que realicé el curso, ya que tenía tendencia a intuir las emociones de la otra persona y
adelantarme. Estoy procurando escuchar más y dejar a los niños, especialmente a este
colectivo, que busque las palabras para mostrar como se sienten.
De como interpretar las emociones, de como reproducirlas, de los efectos que tienen en las
personas, de la capacidad de entender al otro y de otros muchos aspectos, hablaremos en el
segundo epígrafe de este ensayo.
II. ¿Qué es la inteligencia emocional?
El concepto de inteligencia emocional es un concepto relativamente novedoso , el cual hace
referencia a las capacidades que poseen los seres humanos de dominar y comprender como
funciona sus emociones y sus sentimientos. Como he podido apreciar en el libro de Coleman,
son varios los autores que comenzaron a incidir en este concepto, pero como esta cuestión
entiendo que no debe ser abordada en este ensayo, tan solo realizaré una breve pincelada del
concepto.

3. Lo primero que deberíamos es definir el concepto de inteligencia. Tradicionalmente, este ha
estado asociado a los alumnos que obtenían mejores calificaciones en el colegio, en las PAU o
en los exámenes de la universidad. Pero como han demostrado múltiples autores, no existe un
único tipo de inteligencia. Una definición algo ambigua pero que podría servir de punto de
partida, sería que la inteligencia sería la capacidad de resolver problemas y conflictos que
aparecen en nuestras vidas. Asimismo la inteligencia nos permitiría aportar cuestiones
novedosas en ámbitos o esferas de la vida.
El concepto de inteligencia ha estado, y aún sigue estando muy vinculado al Coeficiente
Intelectual. No pocas veces hemos oído la expresión: es muy inteligente, tiene un coeficiente
intelectual muy alto. Los estudios han demostrado y así lo demuestra Coleman a lo largo de su
libro, que no siempre las personas con un mayor CI han obtenido los “mejores” puestos de
trabajo. He puesto entre comillas el concepto de “mejores”, porque esa es otra cuestión que
debería ser abordada.
Hoy en día a la hora de valorar un puesto de trabajo, el ítem que indica si es o no es un buen
trabajo suele ser la renta percibida. Si es una renta alta, es un buen trabajo. Por el contrario, si
la renta no es muy elevada es un mal trabajo. Esta concepción asimismo está cambiando
paulatinamente, porque cada vez son más los factores que se ponen en la mesa para catalogar
si es o no es un buen trabajo: el entorno en el que se realiza, el stress al que uno es sometido,
el horario, los turnos de trabajo, las relaciones con los compañeros, las vacaciones que uno
puede disfrutar, etc. Como ya he sugerido, el concepto de “mejor puesto de trabajo” es algo
ambiguo, pero lo que sí ha quedado demostrado es que no siempre las personas con mayor
CI, se han sentido realizadas laboralmente y personalmente al finalizar sus estudios.
Desmarcándose de la teoría de la inteligencia basada en el CI, Howard Gardner en 1983 indicó
que no existía una única inteligencia, sino que hay 8 tipos de inteligencias. Es lo que se ha
denominado por la doctrina, las inteligencias múltiples.
Estas son las 8 inteligencias que indicó Gardner.
- Lingüística : Habilidad para utilizar con un dominio avanzado el lenguaje oral y escrito,
Los políticos, o los oradores son buenos ejemplos de esta inteligencia.
- Lógico-matemática: Habilidad para el razonamiento complejo, la relación causa-efecto,
la abstracción y la resolución de problemas. Ejemplo: los científicos.
- Viso-espacial: Capacidad de percibir el mundo y poder crear imágenes mentales a -
partir de la experiencia visual, como ocurre con los fotógrafos.
- Corporal (o quinestésica): Habilidad de utilizar el cuerpo para aprender y para expresar
ideas y sentimientos. Incluye el dominio de habilidades físicas como el equilibrio, la
fuerza, la flexibilidad y la velocidad. Ejemplo: Danza o gimnasia.
- Musical (o rítmica): Habilidad de saber utilizar y responder a los diferentes elementos
musicales (ritmo, timbre y tono). Es esta la inteligencia que más nos importa y que
deberemos desarrollar posteriormente.
- Intrapersonal (o individual): Habilidad de comprenderse a sí mismo y utilizar este
conocimiento para operar de manera efectiva en la vida. Por ejemplo los psícologos y
filósofos.
- Interpersonal (o social): Habilidad de interactuar y comprender a las personas y sus
relaciones. Por ejemplo las personas solidarias, miembros de ONGs, campañas de
ayuda a refugiados, etc

4. - Naturalista: Habilidad para el pensamiento científico, para observar la naturaleza,
identificar patrones y utilizarla de manera productiva. Por ejemplo científicos volcados
en el naturalismo y la defensa de la naturaleza
Según esta teoría, un gran científico no es más inteligente que un músico, o un pintor.
Simplemente tiene desarrollada una inteligencia más que otra. El objetivo por tanto de las
escuelas no debería ser el desarrollar tan solo algunas de estas inteligencias, sino lograr
potenciar en cada alumno aquellas en las que destacara, tratando claro está de no olvidarse
del resto ya que la verdadera inteligencia se podrá visualizar en aquella persona que domine el
mayor número de las mismas.
A esta clasificación, Daniel Coleman en el libro que ha servido de apoyo en este curso, añadió
otra inteligencia: la inteligencia emocional. Ésta podría ser definida como “la inteligencia
emocional refiere a las capacidades y habilidades psicológicas que implican el sentimiento,
entendimiento, control y modificación de las emociones propias y ajenas”. El dominio de esta
inteligencia nos permitiría potenciar nuestras relaciones personales y vivir una vida más
completa tanto en el ámbito personal como en el laboral.
Así volviendo al ejemplo del día a día, podría llegar a entender determinadas actuaciones de mi
hijo mayor que muestra celos por su hermana pequeña, podría entender al frutero que está
vendiendo cada vez menos y está preocupado por su familia, podría conocer y entender mejor
a mi mujer y sus necesidades habituales, y podría dar mejor respuesta a todas aquellas
inquietudes que los padres y los alumnos me presentan cada día. Es un win win a todos ojos.
Dominar la inteligencia emocional, y conocerse a uno mismo para conocer mejor al resto, no
debería ser una opción, o una facultad. Desde mi punto de vista, y analizados los ejemplos
expuestos en el libro, auto conocerse emocionalmente es tan importante como tener una buena
formación académica, y en nuestro caso musical. Esta cuestión la abordaremos en el tercer
epígrafe, pero antes debemos abordar qué implicaciones tiene la inteligencia emocional en la
educación.
III. Implicaciones en el ámbito educativo.
Como ya hemos comentado anteriormente, la sociedad ha cambiado y la educación y los
principios pedagógicos deben adaptarse a la sociedad y a los nuevos tiempos. Así por ejemplo,
se ha visto con la implantación de las TICS en las aulas. Si antes se decía que los niños nacían
con un pan bajo el brazo, ahora puede afirmarse que en números ocasiones vienen ya con una
Tablet bajo el brazo. Las Nuevas tecnologías suponen al mismo tiempo un riesgo y una
oportunidad. Es la labor de las instituciones y de todo el ámbito educativo, lograr sacarle el
máximo rendimiento, minimizando en la medida de lo posible los posibles efectos adversos.
Si las TICS han sido implantadas en mayor o menor medida en las aulas, debemos señalar que
el concepto de la inteligencia emocional cada vez más está presente en el entorno educativo.
Esta expresión hace unos años era desconocida para muchos, pero hoy en día es un término
usado con cierta frecuencia.
De mi experiencia puedo afirmar, que en tiempos pasados la manera en la que nos
relacionábamos los alumnos con los profesores dista mucho de la actual. Las clases tanto en la
escuela como en el conservatorio, eran clases magistrales en las que el maestro interpretaba y
el alumno debía copiar al pie de la letra los apuntes, o bien intentar imitar en el piano el
fragmento que había interpretado el maestro. No abundaban las explicaciones ni las
argumentaciones. El diálogo era unidireccional, y poco importaba el estado mental o la
situación personal del alumno.

5. Yo he llegado a escuchar frases tales como “mejor que te dediques a la recogida de la
naranja, porque en el violín no tienes futuro”. Estas afirmaciones realizadas sobre un niño de
15 años que en la actualidad es profesor de vioín en Canadá, da buena muestra de como la
I.Emocional no era una herramienta aplicada anteriormente.
Si la persona que realizó esa afirmación, supiese las consecuencias catastróficas que tuvieron
sobre el joven, probablemente se lo habría pensado dos veces, antes de emitir tal juicio. Ese
niño quiso dejarse la música. Estuvo durante meses sin querer oír nada acerca del violín,
porque no fue una afirmación aislada. Fue un comportamiento constante y continuo que
terminó por obligar, por suerte momentáneamente, la práctica de su amado violín.
Creo que no somos conscientes de la fuerza y el daño que el lenguaje puede ocasionar en las
personas. Como toda herramienta, el lenguaje puede ser utilizado correctamente o
erróneamente. De nosotros depende el uso que le demos. Yo mismo he apreciado una
evolución en mi manera de transmitir las indicaciones a los alumnos. Cuando comencé como
profesor hace más o menos 14 años atrás, me dirigía hacia los alumnos que no habían
estudiado de manera muy directa, siempre con respeto, pero espetándoles a que estudiasen
más porque de lo contrario, no progresarían. Todos en momentos muy determinados, y en
ocasiones puntuales podemos actuar movidos por impulsos no racionales, lo cual no justifica
esa actuación. La cuestión adquiere una gravedad mucho mayor, cuando la actitud hacia el
alumno perdura en el tiempo.
Hoy en día me recuerdo a mi mismo que yo estuve ahí, al otro lado de la barrera. Mi madre
cada cierto tiempo me recuerda la frase “actúa y trata a la gente, como te gustaría que
hubiesen tratado, o que te traten en la actualidad”. Y esa máxima intento aplicarla. Procuro
antes de emitir juicios, conocer las circunstancias personales del alumno que le han llevado a
no estudiar. Escuchar a un alumno, enriquece la visión que tenemos del mismo alejando
simplificaciones tales como “no quiere estudiar”. Probablemente, haya razones que le
conduzcan a no estudiar; problemas familiares, falta de motivación, baja autoestima, etc..
Por eso la empatía es fundamental en la labor pedagógica. Debemos ponernos en la piel del
otro, y asimismo hacerle ver su propia situación para que pueda buscar soluciones por si
mismo, no tan solo obligaciones aportadas por el profesor. Cada vez tengo más claro, que un
alumno que no estudia no es un problema del alumno, sino que probablemente es un fracaso
del profesor. Debemos en estos casos tratar de buscar soluciones para ayudar de manera
única y singular al alumno. Cada alumno que suspende, es un fracaso del profesor. Claro está
que existen ocasiones, en las que tras abordar diversas vías de enfoque, no se encuentra una
solución y debemos entonces explorar vías adyacentes o solicitar ayuda especializada, pero
creo que el profesor debe ir más allá del maestro.
Por ello creo, que en la formación del músico en los conservatorios debería abordarse esta
cuestión en asignaturas que deberían añadirse al currículo actual, porque tratar las emociones
correctamente, el miedo escénico u otros aspectos relacionados con la inteligencia emocional,
creo que son tan importantes como trabajar la técnica instrumental.
Esta cuestión no afecta solo a la música, creo que es un mal endémico de todo el sistema
educativo. En el colegio se ha promovido de manera más intensa potenciar el hemisferio
izquierdo, que es el que hace referencia al idioma, a las matemáticas, a la lógica etc, pero el
hemisferio derecho no se ha trabajado. En éste, se trabaja todo lo relacionado con la
sensibilidad, la imaginación y la creatividad. Esto está cambiando y poco a poco, se trabaja en
talleres, charlas y otros eventos cuestiones que afectan a las emociones y a los sentimientos.

6. IV. Implicación de la inteligencia emocional en la música
La música como arte escénica, no ha sido ajena a los cambios evolutivos que se han producido
en la pedagogía en las últimas décadas. El lenguaje tiene múltiples maneras de comunicarse.
Las personas usan las palabras para comunicarse, los cocineros utilizan los alimentos
cocinados para transmitir, los pintores usan las témperas aplicadas sobre un lienzo, etc. Los
músicos usan los sonidos para transmitir emociones, y aunque casi siempre tratamos en las
clases de música aspectos técnicos, es importante también educar al cerebro en la inteligencia
musical.
La música transmite emociones, de todos los tipos. Transmite alegría, tristeza, desesperación.
Las armonías ayudan a enfatizar estos sentimientos, pero cada vez más maestros y profesores
están profundizando en la importancia de darle a la música, un aspecto emocional más
importante que el técnico.
Mauricio Weintraub o Rafael Salinas, son solo algunos de los ejemplos con los que he tenido
contacto en los últimos meses, y los dos, más el primero que el segundo, le da a las emociones
un aspecto capital. De hecho Mauricio incluso ha escrito un libro sobre las emociones.
Personalmente es una cuestión que no es fácil de asimilar. Al igual que el entrenamiento
autógeno, es una cuestión que debe entrenarse y al no estar acostumbrado, al principio me
costó un poco. Pero he de reconocer que conocer mejor emocionalmente la obra, nos ayuda
sin duda a transmitir mejor todo lo que hay escrito.
Por ello, es muy importante “meterse” en la obra. Debemos indagar en el momento en el que la
misma se compuso, los aspectos personales que marcaron su vida, etc.. Si a esa inmersión
histórica le añadimos la inteligencia musical, podremos disfrutar de una experiencia global.
Personalmente, estoy tratando de que los alumnos a la hora de interpretar, traten de disfrutar
del momento y den prioridad a la expresividad, sin estar tan pendiente de “tocar todas las
notas”. Para ello, la experiencia personal juega un papel clave. El alumno al expresar que
sentimientos que le suscitan la obra puede buscar en su vida situaciones similares, y cuando
uno hace suyas las emociones de la obra puede llegar a transmitir con mucha mayor intensidad
que si deja a un lado las emociones.
Volviendo al ejemplo de la robotización, existen determinadas actividades que podrán ser
llevadas a cabo con mayor eficiencia que la que realizan los humanos, pero en la música
difícilmente las máquinas podrán ocupar el espacio de los intérpretes. Incluso los reproductores
de partituras que íntegramente hacen sonar todas las notas, están lejos de las interpretaciones
que cada humano, en cada instante, y dentro de sus circunstancias personales, pueden llegar
a ofrecer. Incluso si las máquinas tocasen Bach con crescendos en pasajes donde las voces
suben, o diminuendos cuando las voces bajan, estarían alejados de las emociones de las
personas.
Pero la inteligencia emocional, va más allá de las emociones y los sentimientos. Abarca
también el entusiasmo por la música, la motivación por el estudio, etc. En estos aspectos el
profesor juega un papel clave. Yo mismo en mi conservatorio puedo apreciar como hay
profesores que por ejemplo en las pruebas de acceso a enseñanzas profesionales, siempre
ponen las mismas obras. Desde mi punto de vista es labor del profesor, animar en los
momentos duros, alentar a que el alumno estudie más cuando tiene muchas facultades… Con
la carga lectiva que hoy en día tienen los alumnos, debemos animarles para que el estudio sea
lo más efectivo posible. Otro aspecto que entra en juego, es por ejemplo la inteligencia para
estudiar. En este aspecto, la concentración, la escucha activa, entre otros aspectos son claves
para un estudio óptimo, en el que el nivel de exigencia sea elevado.

7. Otro aspecto de la inteligencia musical muy importante es la cooperación entre los músicos. Ya
conocemos las bondades de las actividades en grupo. En la música estas muestras grupales
se manifiestan por ejemplo en la asignatura de música de cámara. En la misma, los diversos
miembros de la formación deben cooperar para que la emoción musical. Asimismo se trabaja la
empatía por el otro compañero que atraviesa momentos difíciles, o al que no le sale un pasaje.
Saber gestionar los roles de cada uno, asumir en cada momento lo que se requiere del músico
es una tarea ardua y compleja. La labor del profesor en este momento es clave.
Pero como ya hemos comentado anteriormente, el músico se comunica mediante los sonidos.
Gran parte de las interpretaciones se producen en las temidas audiciones. En estas, los
alumnos deben enfrentarse a uno de los mayores retos; el miedo escénico. Este aparece por el
temor a tocar en público, el miedo al fracaso, la evaluación que realizará el público de su
actuación. etc. Podría ser definido como la reacción de ansiedad que se da ante una situación
social muy específica. Se da cuando una persona debe realizar algún tipo de actividad ante el
público; hablar en público, presentar un trabajo, tocar en público.
Los síntomas surgen tanto a nivel psicológico: dispersión, confusión, dificultad para atender,
concentrarse y recordar. Aparición de pensamientos negativos e invalidantes sobre la propia
persona o su actuación, etc.. Asimismo también hay síntomas a nivel físico como son la
sensación de ahogo o dificultad para respirar, temblores, taquicardia, sudoración, mareos,
náuseas. Asimismo hay a nivel conductual también surgen síntomas evidentes, que si bien
como en los anteriores casos no deben producirse en todas las personas, sí que en mayor o
menor medida son las siguientes: torpeza, volumen de voz bajo, hablar excesivamente rápido,
tartamudear, trabarse, quedarse en silencio, intenso deseo de evitar la situación. Numerosos
psicólogos han tratado el miedo escénico. Como ocurre con todas las terapias, no poseen un
carácter milagroso e inmediato, pero sin duda que quedan demostrados sus efectos positivos
sobre el paciente. Marta Garay o Guillermo Dalia, son solo algunos de los psicólogos que más
han abordado esta cuestión.
Para poder superar este miedo escénico juega un papel clave el autocontrol, la meditación y el
conocimiento del cuerpo. Hoy en día, diversas técnicas como la técnica Alexander, el yoga
aplicado a los músicos y otras nuevas disciplinas que han surgido en los últimos años, no
hacen sino incidir en el concepto de músico total, y no tan solo una persona que ejecuta
muchas notas en el menor tiempo posible.
V. Conclusiones
A lo largo de este escrito he mostrar como la inteligencia emocional ocupa hoy en día un lugar
predominante en las tendencias pedagógicas más modernas. La inclusión de la misma permite
dotar a todas las partes de nuevas herramientas que permitan aumentar el capital intelectual y
mejorar las relaciones intrapersonales e interpersonales.
Hemos visto como el concepto de inteligencia ligado al Coeficiente Intelectual ha quedado
desfasado, y ha sido suplantado por un nuevo concepto más abierto, integrador y amplio. De
hecho en muchas empresas , a la hora de escoger el personal humano, tienen en cuenta cada
vez más ítems, y no se ciñen simplemente en el curriculum.
Esto mismo ocurre en la formación musical. Recibimos una formación técnica, musical;
recibimos asimismo formación en la historia de la música, en el análisis musical y en otras
materias. Pero nuestra formación no será completa si no podemos conocernos nuestras
emociones. Si no logramos transmitir emociones, si no logramos captar lo que otras personas
quieren decirnos ( bien mediante la música o mediante cualquier otro lenguaje), nuestra
influencia musical y personal estará limitada.

8. Este curso, la experiencia adquirida en los últimos meses con profesionales como Rafael
Salinas, Mauricio Weintraub o Marta Garay, no hacen sino reafirmarme en la opinión de que la
inteligencia emocional, y más concretamente la musical es fundamental para completar la
formación integral de las personas. Somos músicos, sí. Pero ante todo somos personas con
sentimientos, con emociones, que sufren, están alegres, etc. Y del mismo modo que tenemos
emociones, debemos saber conocer las emociones del prójimo y poder ayudar a dar una
respuesta con todas las herramientas que la inteligencia emocional nos brinda.
Personalmente , y como profesor en activo creo que debemos formarnos continuamente, y este
curso me ha servido para ampliar mis escasos conocimientos en esta materia, y la verdad es
que el libro de Coleman y los casos prácticos me han permitido caer en la cuenta de
situaciones que son aplicables tanto al ámbito musical como en la esfera privada.
Como profesores tenemos la obligación de formar a músicos, pero sobretodo como ya he
comentado a personas. Y creo que la inteligencia emocional ayuda al cometido mencionado
anteriormente.
Jose David Sanz Aguirre.