El documento discute los estándares uniformes de belleza promovidos por la industria de la moda y los medios, y cómo esto puede afectar negativamente a las mujeres y la sociedad. Señala que la publicidad de Dove intentó abordar este problema al presentar mujeres reales de diferentes edades, tallas y etnias. También critica la obsesión por el peso y las medidas corporales, y sugiere que debemos valorar a las personas más allá de su apariencia física.