El documento define la inteligencia emocional como la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales propios y de los demás. Explica que se encuentra situada debajo de la corteza cerebral en centros como el tálamo, hipotálamo e hipocampo. Finalmente, destaca que la inteligencia emocional es útil en el desarrollo personal, la crianza, el trabajo y las relaciones, y que su falta puede generar estados mentales destructivos mientras que su aplicación conduce a estados constructivos.