La protección diplomática es una institución del derecho internacional mediante la cual un Estado puede reclamar frente a otro Estado por violaciones a los derechos de sus nacionales en el extranjero. Tiene un doble objetivo de prevención y reparación de daños a los nacionales. El Estado ejerce un derecho propio y no de la persona cuando decide protegerla diplomáticamente. Las principales consecuencias son que el Estado es libre de proteger o no a sus nacionales y de interrumpir la acción en cualquier momento.