Este documento describe el mito de origen de Jagwaraté, la Madre del Fuego en la cosmología indígena. Según el mito, Jagwaraté era originalmente una onza que bajó del cielo con su compañero jagwar para explorar la Tierra. Al presenciar una tormenta, Jagwaraté deseó poseer el poder del rayo. Cuando fue alcanzada por un rayo, se transformó en la primera portadora del fuego sagrado, adquiriendo la capacidad de calentar la Tierra y dar luz a la humanidad. Este
3. Luqiqaman Tink’u
el valor energético para uso propio
Originario de la transcendencia energética del Tiawanaku o
Tiowayaku en el Kollasuyo, Bolivia.
4. Jaxy Ovoguaçu, la Luna Llena, el solstício del verano 2021, asociado a la Madre del Fuego, Jawaraté.
5. CIENCIA ÉTNICA Y EL PODER DEL EQUILIBRIO DE LA
FUERZA ANCESTRAL FEMENINA
Jagwaraté y el Jagwar
Jagwaraté, la Madre del Fuego, el poder y el equilibrio de la fuerza
ancestral, la instintividad, la emancipación, la coraje, la agresividad, deben
ser considerados entes sobrenaturales complementares.
Jaxy Ovoguaçu, Luna LLena, 12 2021
6. Dice la grande sabedoria milenar que en una época antes de la existencia de la hermana Jaxy,
Luna, y de la hermana kuarasy, Sol, bién en el início de la formación de la vida, no se podia calentar,
danzar y ni cantar, ya que no se conocia la Madre del Fuego, Jagwaraté.
2. En los primordios de los tiempos, un par de onzas complementares corrían por el Cielo Alto, Jará, y
iluminaban la Tierra con sus grandes ojos amarillos y centellantes. En el Cielo Bajo, Yvanga, fluían
espesas nubes escuras y fuegos blancos y amarillos. La jagwaraté quería vivenciar, oler y sentir la Madre
Tierra.
3. Para eso, a su primera providencia seria bajar del Cielo Alto para el Cielo Bajo y después para la Tierra.
Pregunto la onza feminina al jagwar, su compañero, ya que habia entre ambos una estrecha relación de
amistad y complementariedad - si él quería acompañarla. Él inmediatamente concordó.
4. Un día, las onzas resolvieron bajar del Cielo Alto para el Cielo Bajo, para ver el Tatá Vera Guaçu, el
grande brillo de los fuegos, oir la música y el canto de los truenos, rayos, relámpagos, Yvajaku, y sentir en
su pelaje las grandes aguas de la lluvia, Lara.
7. Um rugir, dentro de um gruñido, inspiran los sentimientos instintivos de la jawaratê.
8. 5. Fue, entonces que les surgió una oportunidad de saltar del Yvanga, para recorrer, admirar, con encanto,
con deleite, la Madre Tierra.
Ya en la Tierra, territorio obscura y frío, la onza femenina inspirada por sus intenciones, por sus
instintos, por su intuición, coraje, agresividad y ferocidad que independen de la onza macho, este a su
vez fue explorarlo y conocer, desapareciendo floresta adentro.
6. En cuanto la onza femenina, jaguaraté, subía en el alto de un peñasco para observar el fluir (correr) de
las nubes por el temperamento del viento, - yvy tingy ajepete, yvy tingy ajepete – ellas comenzaron a
mesclarse, dando lugar a un gran espectáculo: las músicas, los cantos, los colores de los rayos, de los
relámpagos y los truenos se propagaban por todo lado (Tatá Vera Guaçu, el grande brillo de los fuegos).
7. La jaguaraté curiosa e inquieta tuvo la oportunidad de observar los movimientos de la Tierra territorio,
los soturnos, las numerosas nubes espesas fluyendo y se mesclando, formando figuras y formas
misteriosas que se desasían después de algún tiempo, llevadas por el temperamento y el carácter del
viento.
8. Por la primera vez, ella escucho el comienzo del canto de los truenos, Yvarypy, que salían de su
encrucijada y las músicas fuertes de los rayos y relámpagos que se irradiaban por el Yvanga, Cielo Bajo.
9. 9. Era muy bonito y fascinante el movimiento de las fuerzas sobrenaturales en el Cielo Bajo. El brillo
grande de Tatá Vera Guaçu iluminaba todos los cantos de la tierra, provocando agitación y conmoción.
Después, llegaban los torrenciales aguaceros, las lluvias agitadas. Parando las lluvias, nascían cerca de
los lagos y de las piedras, un arco-iris, Jy’y, deslumbrantemente colorido. Jy’y se vá engrandeciendo,
ilustrándose y se enriqueciendo. La transcendencia de la Madre Tierra es fenomenal.
10. La jaguaraté, la onza femenina, comienza a observar y a pensar en una manera de conseguir la
transcendencia energética, la música encantadora, los cantos fuertes, los colores del arco-iris, y
finalmente ser dueña de todos esos recursos, de esas fuerzas sobrenaturales y de su correspondiente
magia, del zénit hasta el nadir.
11. La onza femenina va percibiendo que los rayos caen siempre sobre una misma piedra que resiste a
la fuerza energética de los grandes brillos y a los impactos de los fuegos a las márgenes del lago.
La piedra, las ojos d’agua y los lagos son los detentores de los grandes misterios, secretos y
poderes del fuego amarillo y del fuego blanco. Ella repara que en cuanto la piedra recepciona los grandes
brillos, que la atinge con una inmensa fuerza energética, gravativamente se va transformando en una
piedra amarilla.
12. Ella desea más que nunca poseer la magia de ese fuego transcendental intensamente amarillo y
dorado que se entrelazan con el fuego blanco y que son jaspeados o bordeados con llamas azules, Tatá
Guiti, ya que es mucho difícil establecer límites entre las llamas.
11. 13. Pasa poco tiempo antes de resolver que ella debería seguir los encantamientos de las fuerzas del rayo, de los
relámpagos y del trueno. Esa decisión sería un camino sin vuelta, pues ella podría ser atingida y ser “separada de
ella misma”. Mismo así, en su íntimo, desea poseer el fuego transcendental, los poderes místicos femeninos, las más
nobles y altas virtudes que pueden honrar los poderes femeninos transcendentales, las cuales podrían ayudar a
cambiar la vida y la existencia en la Madre Tierra.
14. En los días que transcurrieran, no se vio la perseverancia y la constancia de la luz, de los grandes brillos y de los
impactos de los fuegos, ninguna de esas grandes creaciones que estaban perpetuadas en la veneración de la
posteridad. Hospedar tantos prodigios para la jagwaraté no sería nada imposible.
15. En un determinado momento, la jagwaraté se sienta- corajosamente junto a la “piedra amarilla” para oír la
música, el canto de las nubes negras, espesas y preñas de agua. En cuanto espera recepcionar los rayos, pide al
Cielo Bajo: “deja caer tu brillo blanco, deja caer tu brillo amarillo, deja poseer tu brillo y fuego blanco, deja poseer tu
brillo y fuego amarillo”. “Yo deseo calentarme, calentar la tierra fría y obscura y la toca donde yo vivo”. Suspira
lentamente la coraje que ella debería sustentar.
16. Y entonces, sucede lo inevitable. Las nubes negras, espesas y preñas giran sobre su cuerpo como remolinos. El
entonar del trueno, de los rayos, de los relámpagos salen de la encrucijada con mucha agresividad. Cada vez se
hacen más fuertes. Rujen, hasta que se escucha el estallido del Tatá Guti, atingiendo, de lleno, en la piedra y
afectando indirectamente la onza femenina, la cual deja de ser ella misma. Al principio, ella se queda blanca;
después, gris (cinzenta). Ella arde, ella va transcendiendo ...
12. 17. Las llamas se alástrense por el corpo todo, provocando quemaduras y formando cicatrices profundas.
Poseída por la energía del fuego, Tatá Ayvu, ella se fue transformando en una onza pintada, jagwaraté,
lo opuesto del jagwar.
Ella finalmente se torna detentora de los secretos de la instintividad, de los poderes del fuego
sagrado, del coraje, de la ferocidad, de la agresividad, de la inspiración, de la fertilidad, de la
fecundidad, de los renacimientos femeninos y de los nacimientos de las wawas.
18. Así fue que la existencia y la vida, jasuka, fueron transformadas, acogidas y recepcionadas. La música
y el canto de los rayos, de los relámpagos, de los truenos, la lluvia y el arco-iris fueron adquiridos junto a
la piedra amarilla.
19. Las Madres d’Agua amazónicas afirman, hoy, que la jagwaraté tiene ese color porque ella se
encontraba junto a la piedra amarilla y fue atingida en lleno por el fuego, Tatá Guti. Ella tiene el fuego, el
azul y las cenizas del rayo espalmadas por todo el cuerpo.
20. Después de ese grande hecho de coraje, su agresividad y su ferocidad rugieron, bramaron a los
cuatro vientos. “La jasuka, la vida, nos pertenece”, “la jasuka nos pertenece”, “es a nuestra existencia”, “a
nuestra vida nos pertenece”, “somos poderosas, llenas de coraje, de energía”, decía ella.
14. MARA WATA
En busca de
nuestra propia
fuente de energía.
Luqiqaman Tink’u,
el valor energético
para uso própio.
15. 21. Fue de esta manera que el pueblo de la Tierra comenzó a tener fuego y luz. La primera cosa que la
jagwaraté, ahora la onza pintada (Madre del Fuego), crio la hermana Luna Llena, Jaxy Ovoguaçu, con
pequeñas manchas grises para iluminar las noches y la hermana Sol, Kuarasy, para dar calor e iluminar el
día. Así, en la Tierra territorio, las sombras y las tinieblas fueron separados en día y en noche.
22. La transformación de la jagwaraté en Madre del Fuego fue el comienzo de la femineidad, un
comportamiento universal que hasta entonces no llamaba la atención de los mortales. La sensitividad, la
sensibilidad, la independencia, la emancipación, la coraje, la fuerza, la agresividad, fueron valorizadas.
23. La jagwaraté, Madre del Fuego, recorrió un largo camino hasta llegar al corazón de la floresta, donde
había construido a su toca. Cargo consigo pequeños pedazos de piedra amarilla para mezclarlos con las
cicatrices carbonizadas y con las brasas amarillas que cubrían su cuerpo. Manteniendo el fuego
ascendido y juntando el barro negro del local, hizo una grande mescla para construir el fogón de piedra
amarilla.
24. El fuego y las brasas que se aposaron de la divindad, de la jagwaraté, de la Madre del Fuego (la
Madre primordial de los renacimientos de las Madres d’Agua y de los nacimientos de las wawas), el poder
ancestral de las entes sobrenaturales complementares fueron depositados en ese fogareo para calentar a
su toca y asar los alimentos: bejú de harina de mandioca, camote, macachera, platano asado, etc.
16. 25. Orientaciones de la onza jagwaraté antes de volver al Cielo Bajo y después, al infinito, al Cielo Alto.
La jaguaraté, Madre del Fuego, antes de retornar al Cielo Alto, orientó a los jagwares y a las Personas Paisajes
sobre los nuevos rituales de las niñas-mujeres, de las mujeres, de los renacimientos de la Ojo d’Agua y del nacimiento
de la wawa.
“Que las mujeres enaltezcan a inspiración do poder de la intuición, de la instintividad, de la fertilidad radiante
como la concepción y que las Ojos d’Agua, las preñas desnudas de los ríos amazónicos, sean las detentoras de los
secretos y de los poderes de la jagwaraté, Madre del Fuego”.
26. La jagwaraté, onza pintada, sirviendo como una intermediaria entre el Cielo Bajo y sus divinidades y los parientes
en la Tierra territorio, se transformó en la protagonista de un nuevo inició de la existencia de la vida en la Tierra. Ella
sabía que no iba permanecer por mucho tiempo más en la Madre Tierra. Ya que había concluido su tarea, ella debería
retornar con su compañero para el Cielo Bajo y después para el Cielo Alto (Pachakana).
27. La Madre del Fuego, la transcendencia de la jagwaraté, es la personificación del comienzo. La Madre del Fuego
se localiza en el vientre, en el Anillo del Bezo, canal de nacimiento, en el Anillo del Labio, clítoris, en el Piraguaçu,
útero, de la Ojo d’Agua, preña desnuda, y de la Madre d’Agua, preña vestida.
¿No es del fuego y del agua que salieron todas las manifestaciones de la vida? En la concepción de la jagwaraté,
el fuego y la agua son los elementos de la concepción que transformó los renacimientos de las Madres d’Agua y los
nacimientos de las wawas.
17. Jagwaratê, Mãe do Fogo
Práticas y Políticas Psicosociales de Transformación
18. 28. Cuando la Ojo d’Agua llegar a la plenitud o sea en el momento de la bajada de la wawa por el canal de
nacimiento, vía baja, su nuevo corazón, xe pya’ hu, debe beber mucha agua entre una pulsación y otra. Entonando un
canto mágico a la margen de un deslumbrante río, ella debe bañarse y se sentar en las aguas. Siendo poseída
(hospedada) por la jagwaraté, Madre del Fuego, la Ojo d’Agua debe recepcionar la mitã, wawita, con la coraje, la
agresividad, la ferocidad y la instintividad.
29. La onza femenina poseída por la energía del fuego, Tatá Ayvu, fue transformada en una onza pintada, jaguaraté.
Las brasas de la jagwaraté, Madre del Fuego, depositadas en el fogón de piedra amarilla pasaron a
representar la instintividad, la unidad, la organización, la reciprocidad, la polaridad, la fidelidad, la complementariedad,
la memoria, el sentimiento, la imaginación, las creencias, la generosidad y la consciencia.
Es la practicidad de la vida real con la abertura de la instintividad, la transcendencia cósmica que es todo que
está encima de la razón y de la irracionalidad civilizada.
30. Las onzas retornaron y volvieron a vivir en el Cielo Alto, en el arrullo de la eternidad, en aquel reino insondable,
donde el principio se confunde con el fin y donde las estrellas y las constelaciones andinas y amazónicas buscan la
suprema perfección a través del todo.
Ver- IKA 2.- Año Internacional de la Lengua Materna de los Pueblos Originarios, Tiowanaku 2. IKA
Ver- IKA; Luqiqaman Tink’u 3.
*Puma, onza, jagwaraté, jagwar, felinos, felinas, titi, Illampu, onza amarilla, onza parda, onza pintada, son sinónimos.
Nota : Jagwaraté - Madre del Fuego- narrativa escrita en Portugués, Guarani Añangatu y Aymara del Kollasuyo-Bolívia
19. MARA WATA - K’UYCHI
LLallawa Pumas, Par de Pumas (gémelos, gemines)
LLallawa Pumas, par de Pumas (gémelos, gemines) las constelaciones Aymaras andinas. Las dos
principales estrellas formam los ojos circundados por la cabeza y el cuerpo. Pertenecen al calendário
agrícola Mara Wata, compuesto por treze meses y un día. El día suelto es Wilkasi, el día más corto del
año, el cual representa el año nuevo andino, el día 21 de junio.
20. Nacemos Phawary, libres, para
alzar vuelo, y Phawantaj, libres
queremos continuar ...
MARA WATA
La Ciencia Étnica y la
Astronomia Solar del Kollasuyo
El solstício de invierno 2021
asociado al vientre femenino
21 de Junio Año Nuevo Andino y
Amazónico -5529 anos