Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Nació en Belén como un hombre cualquiera pero realizó milagros que demuestran su divinidad. Murió en la cruz pero resucitó al tercer día, mostrando que tiene poder sobre la vida y la muerte. Para reconocer su divinidad se requiere fe, ya que a través de él se obtiene la salvación.