Una buena alimentación consiste en consumir los nutrientes necesarios en las cantidades adecuadas para el desarrollo del cuerpo, siguiendo cinco comidas diarias que incluyan gran variedad de alimentos y manteniendo un peso saludable. Una dieta balanceada también implica evitar el exceso de grasas saturadas, azúcares y sal, y consumir suficiente fibra, vitaminas y minerales a través de alimentos como frutas, verduras y cereales.