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LA ESCULTURA COLONIAL
El Arte Colonial también llamado Arte mestizo, se desarrolló en América
durante los Siglos XVI, XVII y XVIII. Durante este período, el territorio del
nuevo continente estaba dividido en colonias dependientes del Imperio
Español, lo que permitió el paso del arte barroco de España al Nuevo
Mundo. El arte colonial floreció bajo la influencia del barroco y las ideas
católicas de la Contrarreforma.
La Iglesia católica tenía interés en demostrar a las colonias su poder y
grandiosidad, por eso el arte jugó un papel determinante para difundir las
ideas religiosas a la vez que les sirvió para combatir las creencias y
prácticas de las religiones indígenas.
El Arte Colonial abarcó diversos campos: arquitectura, pintura, imaginería,
retablos, platería, hierro forjado, entre otros; pero la escultura es el arte
que mejor representa ese período.
Cuando se habla de escultura, no se refiere sólo a tallas en madera;
también hay trabajos en marfil, e imágenes de estuco en las fachadas y
hornacinas de los templos. Incluso se desarrolló una técnica peculiar:
imágenes de “tusa” así llamadas; hechas con médula de maíz más algún
aglutinante; técnica tomada probablemente de la tradición pre-
colombina. No debemos olvidar que los mayas fueron grandes escultores
que alcanzaron un refinamiento difícilmente superado por otras culturas
del Continente.
La práctica escultórica, dentro de los cánones, se inició inmediatamente
después de la Conquista -1524-; ya que los primeros españoles que
entraron en América traían imágenes y crucifijos que serían modelos a
imitar por los primeros escultores locales, en los Centros urbanos
coloniales.
Aquellos primeros modelos –las famosas conquistadoras- eran de estilo
renacentista, con reminiscencias góticas, italianas y peninsulares. En la
propia España se produjo una gran tradición de escultura en madera, con
revestimiento de estuco y aplicaciones polícromas.
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La gran mayoría de la Escultura colonial en Hispanoamérica estuvo
vinculada a la historia religiosa.
Con el propósito de darles mayor realismo y siguiendo la tradición de la
imaginería española, a estas imágenes se las colocaban pelucas, trajes a la
medida, joyas y otros accesorios.
Los procedimientos empleados se pueden resumir en cinco:
Imágenes de talla completa: cuando los rostros, manos y trajes están
tallados en la madera, que luego era policromada.
Imágenes de vestir: Cuando solamente tenían tallados el rostro y las
manos y eran vestidas con trajes y accesorios verdaderos.
Imágenes de tela enconada: Cuando se las tallaba el rostro y las manos y
el trajese les moldeaba con telas engomadas y pintadas que daban forma.
Imágenes de relieve: Cuando sólo se tallaba un lado de la tabla y también
se coloreaba.
Imágenes de botella: Son una especie de tríptico con pequeñas bisagras
que cerrado adquiría la apariencia de una botella.
Vemos, por tanto, en el arte colonial los mismos estilos que se
desarrollaron paralelamente en el Continente Europeo, principalmente, el
Renacimiento, el Barroco y el Rococó.
Renacimiento:
Las primeras muestras fueron nuevamente en el terreno religioso, en
tallas exentas y retablos para iglesias, confeccionadas generalmente en
madera recubierta con yeso y decorada con encarnación –aplique directo
del color- o estofado –sobre un fondo de plata y oro-.
A principios del S. XVIII nacieron las primeras escuelas locales, como la
quiteña, la cuzqueña y la chilota, destacando la labor patrocinadora de la
orden Jesuita.
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Barroco:
A América no llegó el “barroco cortesano” (Arte de la Corte francesa y
otras europeas, basado en la fastuosidad y el poder de los monarcas
europeos), sino el religioso.
La talla en madera fue el principal ejemplar del arte barroco en la época
colonial; la mezcla de brillantez creativa de los elementos indígenas con
las del arte barroco europeo, da como resultado una rica muestra
artística. Se toman de los europeos motivos de la flora y la fauna,
tallándose en madera, como se observa en el estilo Luis XV, dando como
resultado el arte barroco-rococó.
El barroco se caracteriza por su dinamismo y movilidad.
Se comienza a utilizar el vidrio para representar los ojos.
Un punto interesante en el barroco criollo es el dorado, con el pan de oro.
La escultura en madera siguió este proceso. Siendo el mejor ejemplo el
escultor quiteño Manuel Chili quien se especializó en Cristos de un
enorme dramatismo y manierismo para poder manipular a los indígenas.
Pedro Laboria esculpió figuras con una cierta gracia, con rasgos
melodramáticos y manieristas o cursis.
El más importante fue Francisco de Legarda, creador de las Vírgenes
bailadoras paradas en una media luna.
La Escultura Colonial goza de fama universal por su elevada calidad
artística.