La gestión de la identidad digital y sus dimensiones (páginas 423 – 442)

Capítulo de libro con registro ISBN
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Enlace donde se encuentra el libro:
https://www.researchgate.net/publication/334041853_La_gestion_de_la_identidad
_digital_y_sus_dimensiones
Nombre del libro: Innovación, Tecnología y Liderazgo en los Entornos Educativos (
Carlos Montes de Oca, Javier F. García y Eduardo Orozco)
Título de la sección: 3. Recursos e investigación educativa
ISBN:
978-0-9915776-7-5
Nombre del capítulo:
La gestión de la identidad digital y sus dimensiones
(páginas 423 – 442)
Autores de capítulo:
Huerta Patraca Gustavo Antonio, Torres Gastelú Carlos
Arturo y Agustín Lagunes Domínguez
Publicado en julio de 2018

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La gestion de la identidad digital y sus dimensiones
Conference Paper · July 2018
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3 authors:
Carlos Arturo Torres Gastelú
Universidad Veracruzana
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Agustin Lagunes Dominguez
Universidad Veracruzana
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Gustavo Antonio Huerta Patraca
Universidad Veracruzana, México, Veracruz
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MEMORIAS EduAction Miami 2018 3
Innovación, Tecnología y Liderazgo
en los Entornos Educativos
Memorias del Congreso Internacional
EduAction Miami 2018

Innovación, tecnología y liderazgo en los entornos educativos
6
Innovación, Tecnología y Liderazgo en los Entornos Educativos
©Humboldt International University, 2018
ISBN: 978-0-9915776-7-5
Library of Congress Control Number: 2018951479
Primera edición, 2018
Composición y diagramación: Vilma Cebrian
Alexandria Library Publishing House
www.alexlib.com
Cubierta: Paolo Yarossi Aguado
911 Publicidad LLC.

La gestión de la identidad digital y sus dimensiones
Mtro. Gustavo AntonioHuerta Patraca1
, Dr. Carlos Arturo Torres Gastelú2
& Dr. Agustín Lagunes Domínguez 3
1
Facultad de Pedagogía de la Universidad Veracruzana. gushuerta@uv.mx
2
Facultad de Administración de la Universidad Veracruzana,. ctorres@uv.mx
3
Facultad de Contaduría y Administración campus Ixtac de
la Universidad Veracruzana. aglagunes@uv.mx.
Resumen: El objetivo del presente documento es presentar una revisión de
la literatura acerca de la gestión de la identidad digital, así como el concepto
de identidad digital y sus dimensiones de análisis. Para ello se realizó una
investigación exploratoria documental que implicó la búsqueda y selección
de artículos científicos en bases de datos como Google Académico, Redalyc,
Scielo, EBSCO, IRESIE, así como de tesis doctorales en sitios como TE-
SEO y Tesis Doctorales en Red, los cuales abordan el tema de la identidad
digital y gestión de la identidad digital; esta ponencia forma parte de la tesis
doctoral en proceso sobre gestión de la identidad digital en estudiantes y
docentes de secundaria, a realizarse de 2017 a 2020 en Veracruz, México.
Se concibe a la identidad digital como un concepto complejo que surge con
el auge tecnológico, dando sentido y pertenencia a todos los usuarios, entre
sus dimensiones se ubican la visibilidad, reputación y la privacidad de la
información que hacemos pública en Internet. Su gestión resulta esencial
en el marco de la competencia digital al implicar habilidades relacionadas
con el manejo efectivo de estas dimensiones con una o varias identidades
del usuario en distintas redes sociales, aplicaciones y sitios web. Se presenta
al final del documento algunas prácticas básicas para gestionar de manera
efectiva la identidad digital.
Palabras clave: identidad digital, tesis doctoral, reputación de la informa-
ción, privacidad de la información, competencias digitales.
Introducción
En toda interacción con la tecnología en Internet, nuestra actividad deja
una huella a través de la cual nos identificamos y somos identificados en la
web 2.0. La imagen que nos identifica en el o los perfiles que se tienen en
los distintos espacios virtuales sociales y profesionales que utilizamos, así
como los comentarios y publicaciones que hacemos por correo electróni-
co, redes sociales u otras aplicaciones forman parte de lo que se denomina
identidad digital.

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La identidad digital que se posee, está acompañada por ciertos nive-
les de seguridad que utilizamos en los diversos perfiles virtuales, lo que
conforma cierto grado de visibilidad de los datos e información personal
que se proporciona en cada una de estas aplicaciones o cuentas que se
tienen para ingresar a servicios digitales. El manejo de esta información
que se proporciona a través de fotografías, mensajes y comentarios que se
generan en Internet, dan sentido a la reputación digital, por lo que resulta
crucial gestionar adecuadamente la información de cada una de las identi-
dades digitales que se tienen.
Para la gestión de la identidad digital se pueden realizar prácticas sen-
cillas que ayudan enormemente en el manejo de la información en la red,
de modo que vale la pena dedicar un tiempo para configurar en todas y
cada una de los servicios que utilizamos donde se solicita que se propor-
cione al menos el correo electrónico y en la mayoría de los casos la imagen
de perfil, datos personales como nombre, edad, ocupación, etc. Por otro
lado, ciertas aplicaciones solicitan permisos para acceder a información
de alguna cuenta o incluso a información que se tiene en algún dispositivo
móvil, en cuyo caso hay que estar consciente de que estamos exponiendo
parte, o quizás, la totalidad de nuestra información personal.
En el presente documento se integra una revisión conceptual de la
identidad digital, se describen las dimensiones que la conforman y se pre-
sentan algunas prácticas básicas orientadas a gestionar la identidad digital.
Se deriva de la investigación doctoral en proceso centrada en la gestión de
la identidad digital de estudiantes y docentes de secundaria, a desarrollarse
en Veracruz, México. La metodología utilizada comprendió una investiga-
ción exploratoria documental a partir de información recabada en bases
de datos de tesis doctorales y de revistas científicas. Se espera con ello
aportar por un lado al marco conceptual sobre el tema y al mismo tiempo
orientar al usuario a que revise los procedimientos que realiza al integrar
información personal en Internet.
2. La identidad digital
En el contexto contemporáneo el empleo de las Tecnologías de Informa-
ción y Comunicación (TIC) se han vuelto parte de la vida cotidiana, las
TIC [1], no son sólo una fuente exógena de cambio, sino que más bien
apoyan la configuración del tejido mismo de toda actividad humana. Ante
ello, se debe ser consciente del empleo que se hace de las TIC y sobre
todo de la información personal que se comparte en Internet, misma que

una vez que se encuentra en la red deja de ser privada, para convertirse en
información pública a la que más de una persona que se encuentre en la
red social o comparta el mismo servicio o producto en la red tendrá acceso
a partir de los niveles de privacidad configurados.
Este empleo que se hace de las TIC, para Lara [2 p.3] “se distingue
por una nueva cultura digital en la cual se desarrollan modelos abiertos de
información y además se genera una valoración de la capacidad para com-
partir y construir conocimiento de forma colaborativa”, lo que implica que
en este nuevo entorno tecnosocial, se encuentre fuertemente mediado por
la tecnología digital y las prácticas sociales que genera. En este contexto
de lo digital, la interacción entre usuarios de Internet a través de diferen-
tes dispositivos y recursos digitales que se utilizan, genera un historial
de nuestra actividad en internet, por ello, [3 p.4] el uso del internet se ha
vuelto tan sencillo y tan popular, que “un importante número de personas
en todo el mundo ha dejado ya algún tipo de huella en la Red, por lo que
quizás sin darse mucha cuenta y quizá sin valorarlo demasiado han comen-
zado ya a esbozar su identidad digital”.
Al respecto, Area [4 p.3] señala que “toda persona que no tiene un es-
pacio propio y reconocible en Internet, como un blog, red social, sitio web,
o al menos correo electrónico, no existe en el ciberespacio, y por tanto, se
encuentra aislado y sin identidad en el ecosistema de comunicación digi-
tal”. Así, la identidad que todo usuario posee en el internet derivado del
empleo de las TIC y que se encuentra plasmada en la red mediante todos
los actos de comunicación realizados en internet a través de comentarios,
imágenes, búsquedas, compras, consultas de información, etc., quedan re-
gistrados, conformando así un conjunto de datos propios que se integran
en la identidad digital.
El concepto de identidad digital está compuesto a partir de dos voca-
blos latinos, la Real Academia Española [5] señala que la palabra identi-
dad proviene del vocablo latín identïtas, y éste de idem (lo mismo) y del
sufijo abstracto idad que indica cualidad de, por lo que podemos señalar
que de acuerdo a su etimología, la identidad se refiere a cualidades que le
son propias a una persona, con ello se refiere al grupo de rasgos y carac-
terísticas que diferencian a un individuo, o grupo de individuos, del resto.
En relación a la palabra digital, la Real Academia Española [5] men-
ciona que proviene del latín digitalis, sus componentes léxicos son digitus
(dedo) más el sufijo al (relativo a), por lo que significa etimológicamen-
te relativo al dedo, vinculado también a números dígitos. Ante ello, en

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el campo de la informática se refiere a la información que se presenta
utilizando números dígitos, en este caso números binarios: cero y uno,
empleados para la conformación de sistemas de información. Por tanto, se
entiende por digital al formato o información generada mediante equipos
de cómputo que requieren ser manipulados por las personas a través de
dispositivos como teclado o pantallas táctiles.
Así, desde su etimología, la identidad digital se puede asumir como
el conjunto de cualidades personales que distinguen a una persona a partir
de la información en formato digital que se incorpora a algún servicio de
Internet. De modo que cuando se habla de identidad digital se conjugan
elementos que forman parte de cada individuo en un entorno mediado por
la tecnología. Para Gamero [3, p.7], la identidad digital es “el conjunto de
rasgos que individualizan y nos permiten distinguir a una persona de otra,
confirmando que es realmente quien dice ser, ya sea en el ámbito legal, fa-
miliar o digital, etc., siendo la creación de características que una persona
o institución puede configurar para identificarse en los diversos recursos y
sitios de internet”.
Por su parte, Lara [2, p.4] define a la identidad digital como “la iden-
tificación que las personas o instituciones hacen de sí misma dentro de la
cultura digital y con la postura que sea capaz de definir, apoyar, mantener
y proyectar con respecto a su forma de relacionarse con las personas, con
los contenidos y con las estructuras de producción y divulgación del cono-
cimiento a través de Internet”. Cabe señalar que tanto Lara como Gamero
[2,3] refieren que la identidad digital no solamente puede ser de una per-
sona, sino también de un grupo de personas, instituciones públicas o pri-
vadas, productos, servicios, gobiernos y organizaciones de cualquier tipo.
Aced et al. [6 p.5], mencionan que la identidad digital es “el conjunto
de datos personales que se publican en Internet a través de los cuales se de-
nomina una persona”. Mientras que Castañeda y Camacho [7] señalan que
la identidad digital son los aspectos personales que se difunden empleando
la tecnología digital como mediadora en la experiencia de la identidad
construida por las personas y también condicionada por factores sociales.
Por su parte, Peachey y Childs [8], mencionan que la identidad digital de
una persona es proyectada por lo que esa persona hace en la Red: qué dice,
cómo lo dice, el lenguaje que usa, sus temas de interés y un largo etcétera
que configuramos básicamente cada vez que hacemos click en el ordena-
dor, y que reforzamos cuando damos nuestro voto positivo o negativo a

una cosa u otra, en concreto, señalan que es el reflejo de nuestra imagen
en el espejo de la Red.
A partir de las definiciones anteriores, se identifica que la identidad
digital posee [7], por un lado, un ámbito psicológico vinculado con la
construcción de la propia identidad y un ámbito social relacionado con la
identidad propia a partir de lo que otros perciben, dando como resultado
un concepto fluido y dinámico. En este sentido, Area [4] señala que las
TIC han alcanzado gran penetración y omnipresencia en nuestra vida, a tal
grado que sin ellas carecemos de identidad y presencia social en Internet.
Se puede afirmar con lo anterior que se tiene por tanto una identidad reco-
nocible y bien definida en la vida real, pudiendo construirse una identidad
en el mundo digital, ambas identidades pueden tener total o parcial coin-
cidencia a partir de los datos que se integran en Internet y que conforman
la identidad digital, o puede ser distinta en menor o mayor medida a la
identidad real si no se presenta información verdadera o incluso si se crea
un perfil o identidad falsa alejada de la realidad, el fin de dicha decisión y
sus consecuencias compete exclusivamente al usuario.
Así, se habla desde esta perspectiva de identidades diferentes, ya que
existe la posibilidad de poseer una identidad en el mundo real y otra en el
mundo virtual, pudiendo expresar rasgos y características personales simi-
lares o totalmente diferentes a lo que somos en el espacio virtual. Negro-
ponte [9], compara estas identidades de una persona en el ámbito real y el
virtual a través de una analogía que distingue entre el átomo y el bit, siendo
la identidad física la del átomo y la identidad digital, construida con bits de
información en un entorno virtual, de modo que la existencia en el mundo
real está dada a partir de los átomos que nos conforman biológicamente,
mientras que en el mundo virtual a partir de los bits de información que
cada persona o institución genera de sí mismo o lo que amistades o compa-
ñeros han construido de nosotros en Internet. En palabras de Bauman [10]
se tendría por tanto una identidad líquida, caracterizada por ser maleable
y dinámica al existir en la red, así como una identidad sólida caracterizada
por lo que somos desde una perspectiva biopsicosocial y que corresponde
con la identidad física.
2.1 La identidad digital en el ámbito educativo
Respecto al ámbito educativo, Dussel [11], señala que la presencia de
las nuevas tecnologías en las aulas ya no tiene vuelta atrás, puesto que,
en el contexto actual, menciona que prácticamente resulta imposible,

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ponerle límites a la participación de las TIC en los procesos de enseñanza
y aprendizaje. Así, en este contexto de la Sociedad del Conocimiento y
las TIC, la educación se ha visto beneficiada, ya que al integrar las TIC al
ámbito educativo, se han propiciado cambios en la concepción y desarrollo
del proceso de enseñanza-aprendizaje-evaluación, así como en los roles
actuales del estudiante y del docente [12, 13, 14], esta situación implica
también nuevos retos como posibilidades de innovar utilizando las TIC
en congruencia con la modalidad educativa presencial, semipresencial, o
virtual en que se desarrolle el acto educativo.
Ante ello, la educación ha requerido adecuaciones y modificaciones,
Siemens [15] considera que los enfoques y modelos educativos están en
crisis porque no responden a los nuevos retos sociales de cambio acelerado
y cultura de la tecnología, siendo necesario por tanto proponer y cons-
truir nuevos enfoques o modelos que respondan al contexto actual y que al
mismo tiempo contemplen la integración de las TIC. Lo que obliga a que
docentes y estudiantes desarrollen estrategias comunicativas específicas al
entorno virtual para que puedan hacer una lectura crítica de contenidos y
acercarse así al aprendizaje [12].
En el contexto educativo digital, se parte del hecho que tanto docentes
como estudiantes poseen una identidad digital y que manejan al menos
una cuenta de correo electrónico, redes sociales y hasta aplicaciones para
acciones concretas en diferentes dispositivos, entre ellas algunas que uti-
lizan para el desarrollo de actividades educativas. Significa por tanto que
cuentan ya con información personal ubicada en Internet, cuyo contenido
público conforma su identidad digital, la cual en un escenario ideal, debe
corresponder a la actividad escolar que realizan tanto el docente como
el estudiante, estando por tanto conformada la información que cada uno
tiene en Internet vinculada al rol educativo que desempeña.
Este manejo de las TIC en educación obliga que estudiantes y do-
centes sean digitalmente competentes, para Ala-Mutka [16], eso significa
tener suficientes habilidades y capacidades para ser eficientes con los pro-
cesos y dispositivos digitales. Es decir, precisan de la competencia digital
para el siglo XXI, entendida por la autora como integrada por conocimien-
tos instrumentales, habilidades en el uso de los medios de comunicación,
conocimientos avanzados en comunicación, gestión de la información,
resolución de problemas, etcétera, entre estas competencias se encuentran
las vinculadas con la gestión de su identidad digital.

Se contempla así la necesidad de gestionar la información que se com-
parte en internet y que en su conjunto conforma la identidad digital, ligada
a las acciones de los usuarios en los entornos digitales, a los avatares y
perfiles en línea, a la información que se comparte en las redes sociales y
a los datos derivados de los objetos digitales personales [17]. Para Gamero
[3 p.9] uno de los grupos más vulnerables en la gestión de la identidad di-
gital son los jóvenes, sean o no estudiantes, debido al “importante uso que
hacen de las nuevas tecnologías y las pruebas constantes de nuevas formas
de comunicarse e identificarse, ellos, aunque no se den cuenta, pueden
estar compartiendo información en la red sin control o sin conocimiento”,
por lo que resulta necesario que pongan algo de cuidado en estas cosas, o
que al menos, le preste atención, toda vez que .
En relación al uso de Internet de parte de los jóvenes, la Asociación de
Internet MX [18] reporta en su estudio de hábitos de internet 2017, que el
21% de los usuarios de internet en México son jóvenes entre 12 y 17 años,
mismos que se encuentran cursando estudios de secundaria o bachillera-
to, los cuales tienen al menos perfiles en cinco redes sociales, destacando
en orden de uso: Facebook, Whatsapp, Youtube, Twitter e Instagram, pu-
blicando mayormente fotografías personales, de reuniones con amistades
o familiares, ubicaciones, videos y comentarios que expresan ideas o re-
flexiones sobre hechos que realizan o vinculadas a cierta actividad social
o gusto personal. En complemento a ello, Turkle [19] menciona que los
adolescentes no son conscientes plenamente de las implicaciones que trae
consigo “subir” a la red información personal, de amistades o familiares,
desconociendo el uso que se le puede dar a dicha información. Así, los
jóvenes comparten de modo casi sistemático información en la red desde
sus perfiles de cada aplicación o servicio de internet, precisando por tanto
un manejo de la información que hacen pública y que determina en gran
medida lo que piensan, sienten, les interesa y lo que son o quieren ser, es
decir, su identidad digital.
En lo que respecta a los docentes, Caracena [20 p.13] destaca que
“la identidad digital de los docentes, su posición y su rol en un entorno
virtual a través de redes, resulta esencial para el desarrollo de su actividad
profesional en el contexto actual”, de manera general, la capacidad para
ubicarse en el ciberespacio y poder establecer procesos de comunicación y
colaboración para su desarrollo profesional y para la mejora de su práctica
docente dependen en buena medida de la construcción de esa identidad.

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Por su parte Chunga [21] menciona que el docente en ocasiones no
presta mucha atención a su identidad digital, señalando entre otros moti-
vos: la falta de desarrollo de la competencia digital, los aspectos genera-
cionales, la falta de tiempo, las actitudes negativas al uso de las nuevas tec-
nologías. En complemento a lo anterior, “la construcción de la identidad
virtual docente es fundamental para desarrollar estrategias para el trabajo
colaborativo que permitan, entre otras cosas, identificar, evaluar, compartir
y diseñar materiales que no sólo sean elaborados por el profesor de forma
independiente, sino en colaboración con el resto de personas involucradas
en el proceso dentro de una comunidad de práctica” [20 p.19].
De este modo, los docentes deben cuidar el contenido que comparten
en la red a fin de cuidar la congruencia con su quehacer profesional, de
modo que la información que publican les resulte de utilidad a otros do-
centes y estudiantes.
3. Dimensiones de la gestión de la identidad digital
Con lo expresado en el apartado anterior se tiene una visión más precisa del
concepto de identidad digital, así como de algunas circunstancias que en el
ámbito educativo se presentan con docentes y estudiantes. Se realizará aho-
ra, un acercamiento más operacional de la identidad digital, se orienta a la
identificación de las dimensiones que la conforman con miras a identificar
su presencia en la red, las dimensiones se asumen como los elementos con-
ceptuales u operacionales que conforman un constructo teórico. El abordaje
será desde la perspectiva de la gestión de identidad digital y sus dimensio-
nes operativas que permiten en cierto modo identificar su presencia como
una variable de investigación del proyecto doctoral en proceso.
Desde la perspectiva de la operacionalización de la identidad digital,
Giones y Serrat [22], establecen primeramente que la identidad digital im-
plica el manejo consciente del entorno web, las oportunidades y peligros
de la red a la hora de publicar la propia información personal en la sociedad
del conocimiento, haciéndose visible en la red, conformando su reputación
online y cuidando su privacidad. Por su parte, Vilches [23 p.34], también
señala a “la visibilidad, la reputación y la privacidad en aplicaciones de In-
ternet y en redes sociales como las dimensiones esenciales que conforman
la identidad digital”. En coincidencia con estos autores, se considera en el
presente documento que la gestión de la identidad digital debe considerar
las siguientes dimensiones: visibilidad, reputación y privacidad. Veamos
cada una de ellas.

La visibilidad digital [22 p.6] es la “huella de toda actividad que ge-
nera un individuo en la red, pudiendo ser positiva o negativa a partir de la
actividad que realiza”. Esta visibilidad puede ser autoconstruida a partir
de los comentarios, mensajes en redes sociales, así como por los videos
o fotos que se tiene en los perfiles del usuario, pero también se construye
a partir de referencias o comentarios de terceras personas con las que te-
nemos contacto en el mundo virtual. La visibilidad en el plano digital en
comparación con el mundo analógico, sería equivalente a si la persona es
más o menos conocida por otras personas y al menos sabemos cuestiones
generales de dicha persona, como su nombre o alias (nickname).
Aced et. al. [6] considera que ante el mundo hiperconectado y públi-
co en que nos encontramos, resulta imprescindible ser visible en internet
como persona o institución, toda vez que los usuarios de la red adoptan un
papel activo en este nuevo entorno digital, no solamente como espectado-
res, sino que se pueden emplear herramientas tecnológicas para generar y
compartir todo tipo de contenidos, como fotos, vídeos, contenidos de texto
en blogs, comentarios en foros, redes sociales, comunidades virtuales, etc.,
por lo que se considera bastante sencillo generar información en Internet,
configurando gradualmente la identidad digital con un par de clics, lo que
nos hace visibles en la red.
El impacto que tiene la visibilidad de una persona en el mundo digital
es medible, por ejemplo, a partir del número de contactos que tiene, o bien,
por los seguidores que se tiene en ciertas actividades o redes sociales a
las que pertenece [22]. También es medible a partir de las veces que unos
determinados contenidos son replicados o por el tráfico que se genera en
cierto sitio web. Por tanto, con nuestra identidad primeramente somos vi-
sibles en la red, es decir, presentamos información que nos da presencia y
existencia en Internet.
En el caso de estudiantes y docentes, al igual que cualquier usuario de-
ben poseer al menos un correo electrónico que se convierte en una especie
de llave para acceder al mundo virtual, ya que en la mayoría de recursos,
sitios web y aplicaciones solicitan el ingreso con el e-mail. Hacerse visi-
ble en la red siendo docente implica tener presencia en diferentes herra-
mientas digitales y aplicaciones para cumplir con su actividad profesional.
Para el caso de los estudiantes, quienes utilizan en ocasiones más recursos
para fines sociales y lúdicos que educativos, hacerse visibles en la red en
correspondencia con el rol escolar implica hacer uso de herramientas di-
gitales para cumplir con sus actividades académicas y contar con perfiles

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en diferentes aplicaciones o sitios que le ayuden a dicha labor; asimismo,
que se encuentren suscritos a servicios educativos donde puedan publicar
sus actividades, aunque dicha situación depende en gran medida de que el
docente le oriente acerca de su uso y le solicite actividades de clase donde
requiera utilizar recursos educativos.
La reputación digital recae en la opinión que otras personas tienen de
un sujeto; sin embargo, la construcción de esta reputación también puede
hacerla, en parte, el propio interesado [22]. Trasladado al mundo analógi-
co sería ver si una persona (o empresa) goza de buena o mala opinión de
quienes lo conocen, por lo que “la reputación digital refleja quiénes somos
y define cómo interactuamos con los demás en el ciberespacio” [24 p.12].
Fernández et. al. [25 p.4] mencionan que la reputación digital es “la
valoración que tiene una persona o empresa derivado del uso o mal uso
que hace de la información que comparte en Internet a partir de la iden-
tidad digital que muestra”. Ante ello, toda la información que se envía
por ejemplo por correo electrónico y la manera en que se envía, desde la
ortografía, saludos, formalidad de la escritura y el cierre dan cuenta de lo
que expresamos, por tanto, dice lo que somos y como somos, generando
entre los usuarios una idea sobre las personas, es decir, una reputación. Lo
mismo sucede cuando en redes sociales se publican imágenes que mues-
tran, por ejemplo, que una persona está haciendo ejercicio, compartiendo
información para estar sano, recomendaciones de lugares donde adquiere
ese tipo de comida, noticias de blogs o sitios web que abordan el mismo
tema, con ello está generando una reputación digital de gusto y ejecución
de ejercicios y actividades orientadas al cuidado de la salud.
En el caso de los docentes, su reputación digital se construye a través
del tipo de información que publica (imágenes o textos), cuyo contenido
resulte congruente a la actividad profesional que realiza. En su caso, puede
ser participando en cursos de capacitación sobre su ejercicio profesional,
pertenecer a redes sociales educativas, redes de aprendizaje o de investiga-
ción, grupos de discusión sobre temas educativos emergentes, información
de sus clases o experiencias de su práctica, seguir a través de redes sociales
o blogs a organizaciones o personas destacadas del ámbito educativo, entre
otras acciones que le dan una reputación a su identidad digital acorde con
su quehacer profesional.
Los estudiantes por su parte, para cumplir con esta congruencia del rol
académico que desempeñan, como ejemplo tendrían que publicar informa-
ción respecto a actividades escolares, eventos académicos, desarrollo de

tareas dentro o fuera de la escuela, así como la publicación de resultados
de su desempeño escolar como calificaciones, premios o reconocimientos
que obtenga, indicando así que dicha persona posee una reputación digital
positiva derivado de su actividad escolar en el ámbito real.
La privacidad digital, para Giones y Serrat [22], se vincula con el ma-
nejo y seguridad de los datos personales en Internet y del uso que se puede
hacer de estos datos se convierte en una pieza clave para la gestión eficaz
de la identidad digital.Ya que, en Internet no se tiene monopolio de nuestra
propia información [6], es decir, nuestra identidad y la información que la
conforma pasa a ser pública.
Ante ello, Vilches [23 p.21] considera que la privacidad en Internet es
“una relación de confianza que corresponde por un lado a las compañías
que administran los servicios de internet y a los usuarios, ya que los pri-
meros deben hacer un manejo ético y apegado a lo legal de la información
que solicitan y a los usuarios corresponde revisar y estar consciente de
los permisos que se conceden sobre la información personal que se publi-
ca”.
Los docentes y estudiantes, en este sentido, deberían de conocer por
un lado las políticas de privacidad y seguridad de cada una de las aplica-
ciones y sitios web donde se encuentran registrados, además de configurar
su perfil de acuerdo a la información que quieren dar a conocer, estando
conscientes de sus implicaciones. En lo que corresponde, por ejemplo, a
dispositivos móviles, las aplicaciones solicitan permisos para acceder a
información específica almacenada en el dispositivo o para compartir in-
formación desde otra aplicación, mismo caso en algunas herramientas de
Internet que docentes y estudiantes pueden utilizar para el desempeño de
sus actividades educativas.
4. Gestión de la identidad digital
La construcción de la identidad digital, como se aprecia, es un proceso
largo y complejo que nos permite ser miembros activos de una comunidad
virtual determinada, siendo desarrollada en la interacción con el ciberespa-
cio, necesitando las habilidades tecnológicas que nos permitan el manejo
de las TIC en general y en lo particular una adecuada gestión de la identi-
dad digital. La Fundación Telefónica [26 p.28] define la gestión de la iden-
tidad digital como las reglas, “los estándares y los procesos mediante los
cuales las personas y las empresas gestionan, usan y comparten los datos
personales y las identidades de otras personas y empresas”.

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Giones y Serrat [22] destacan que una identidad digital bien gestiona-
da y homogénea con la identidad analógica no sólo repercute en una vida
más activa en todos los ámbitos, sino que también tiende a consolidar un
entramado social más sólido fuera de Internet. Sin embargo, la construc-
ción de la identidad digital está ineludiblemente ligada al desarrollo de
habilidades tecnológicas, informacionales y una actitud activa en la red,
participativa, abierta y colaborativa. Así, la gestión de la identidad digital
es una de las competencias digitales a desarrollar por todos los que utili-
zamos internet.
En la propuesta DigComp, Ferrari [27] define a la competencia digital
como el conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes, estrategias y
valores que se requieren cuando se utilizan las TIC y los medios digitales
para realizar tareas, resolver problemas, comunicarse, gestionar informa-
ción, colaborar, crear y compartir contenidos, y construir conocimiento de
manera eficaz, eficiente, apropiada, crítica, creativa, autónoma, flexible,
ética y reflexiva para el trabajo, el ocio, la participación, el aprendizaje, la
socialización, el consumo y el empoderamiento. Del Prado [28] considera
que la competencia digital es la capacidad para aplicar eficaz y crítica-
mente las tecnologías de la sociedad de la información al ámbito personal
y profesional.
Asimismo, Area [29] señala que ser competente digitalmente implica
construirse una identidad digital como ciudadano autónomo, culto y con
valores democráticos, toda vez que la alfabetización digital es un apren-
dizaje continuo en contextos formales e informales de aprendizaje con las
TIC. Propone que las competencias que debe demostrar un sujeto alfabe-
tizado son: competencias instrumentales, competencias cognitivo‐intelec-
tuales, competencias socioculturales, competencias axiológicas y compe-
tencias emocionales.
Ferrari [27], establece que la competencia digital se integra por cinco
áreas, que en su conjunto derivan en 21 competencias, siendo éstas:
1. Información: 1.1 Navegación, búsqueda y filtrado de información,
1.2 Evaluación de la información, 1.3 Almacenamiento y recupera-
ción de la información.
2. Comunicación: 2.1 Interacción mediante nuevas tecnologías, 2.2
Compartir información y contenidos, 2.3 Participación ciudadana
en línea, 2.4 Colaboración mediante canales digitales, 2.5 Netique-
ta, 2.6 Gestión de la identidad digital.

3. Creación de contenido: 3.1 Desarrollo de contenidos, 3.2 Integra-
ción y reestructuración, 3.3 Derechos de autor y licencias, 3.4 Pro-
gramación.
4. Seguridad: 4.1 Protección de dispositivos, 4.2 Protección de datos
personales, 4.3 Protección de la salud, 4.4 Protección del entorno.
5. Resolución de problemas: 5.1 Resolución de problemas técnicos,
5.2 Identificación de necesidades y respuestas tecnológicas, 5.3 In-
novar y utilizar la tecnología de forma creativa, 5.4 Identificación de
lagunas en la competencia digital.
Entre las anteriores 21 competencias específicas de la competencia
digital, se encuentra la gestión de la identidad digital, pertenece al área
de comunicación y se orienta al cuidado de la información personal que
utiliza en la red para generar un perfil en cada una de las aplicaciones o
cuentas que posee, resultando esencial la gestión de los datos que con-
forman la identidad personal. La gestión de la identidad digital implica
[27 p.9] “crear, adaptar y gestionar una o varias identidades digitales, ser
capaz de proteger su reputación digital, así como gestionar los datos que
uno produce a través de varias cuentas y aplicaciones”.
4.1 Algunas consideraciones y recomendaciones para la gestión de
la identidad digital.
La gestión de la identidad digital se va desarrollando conforme se incur-
siona en Internet y se van generando registros de la actividad online, gene-
ralmente ocurre bajo ensayo y error y conforme se va teniendo control al
regular los datos que se solicitan para tener acceso a aplicaciones y demás
servicios de la red. Se presentan en este apartado algunas prácticas gene-
rales que pueden ayudar a gestionar la identidad digital, cabe precisar que
el tema de las prácticas es bastante amplio y que se pretende abordar en
futuros documentos.
Los cinco aspectos que se gestionan en la identidad digital, de acuer-
do con la Fundación Telefónica [26 p.41] son: la privacidad de los datos,
la seguridad con la que se trata la información personal, la transparencia
sobre la información que las empresas y las organizaciones tienen de los
usuarios, la portabilidad de la información, y la economía de los datos,
mismos que se describen brevemente a continuación.
- La privacidad de los datos implica que el usuario pueda decidir qué as-
pectos de la identidad digital se hacen públicos y qué se comparte, pero

436
también comprende controlar lo que se sabe de él y de cómo se manejan
los datos por parte de las empresas, los organismos y las instituciones.
- La seguridad de la información comprende la protección de los datos
frente a virus, malware y niveles de encriptación por un lado, y por el otro
el uso de los datos, políticas y niveles de seguridad hacia el usuario para la
identificación y el acceso con contraseña a los servicios de la red.
- La transparencia de la información se vincula con saber la información
que se tiene de los usuarios y lo que hacen con ella, a fin de brindar mayor
confianza en el servicio y en los agentes que lo proveen, permitiendo en su
caso, corregir, actualizar y borrar sus datos cuando el usuario lo solicite.
- La portabilidad engloba dos ideas: por un lado, que los datos de los usua-
rios pueden ser estandarizados de manera que se pueden usar en muchas
partes, y por otro, que los datos portados se encuentran incluidos en la
identidad verificada de la persona.
- La economía de los datos se relaciona con el valor monetario de los datos
personales, mismos que permiten al usuario gozar de ciertos descuentos o
promociones en aplicaciones o servicios en internet por el simple hecho de
estar registrado en cierto sitio web [26].
La gestión de la identidad digital trae implícitos algunos riesgos que se
deben considerar, en la Guía propuesta por el Instituto Nacional de Tec-
nologías de Información (INTECO) [30 p.18], se plantean los siguientes:
• Suplantación de la identidad digital, significa que otra persona ma-
lintencionada se apropia de la identidad digital de un usuario y actúa
en su nombre. Contempla las siguientes situaciones: a) registrar un
perfil falso, sin utilizar información personal de la persona suplanta-
da, b) crear un perfil falso, utilizando datos personales de la persona,
c) acceder de forma no autorizada al perfil de la persona en algún
servicio de Internet para hacerse pasar por él.
• Amenazas para la privacidad, incluye todas aquellas situaciones que
impiden al individuo controlar de forma efectiva los datos de carác-
ter personal vinculados a sus perfiles online, implica la recogida de
datos personales por las plataformas de web 2.0 y servicios asocia-
dos como aplicaciones y la visibilidad que se hace de esa informa-
ción. Contempla las siguientes situaciones: a) configuración insufi-
ciente de las opciones de privacidad de la plataforma, b) alteración
de la privacidad derivada de la sincronización entre plataformas, c)
riesgos del etiquetado en imágenes, d) sexting, d) uso de cookies sin
conocimiento del usuario, d) privacidad de terceras personas.

• Amenazas a la reputación online, son aquellas situaciones que pue-
den menoscabar la opinión o el prestigio que una persona ha adqui-
rido en su vivencia online. Estas circunstancias se pueden producir
por la propia actuación del individuo, por la actuación de terceros
que publican información sobre una persona o por la actuación de
los demás internautas con los que nos relacionamos. Contempla las
siguientes situaciones: a) impacto de las publicaciones que exceden
a la libertad de información, b) daño reputacional debido a publi-
caciones falsas, injurias y calumnias, c) informaciones descontex-
tualizadas, d) utilización no consentida de derechos de propiedad
intelectual [30 p.26].
Con lo anterior, se puede identificar que la gestión eficaz de la identidad
digital implica considerar los siguientes aspectos [22]:
• Una identidad digital personal es una representación virtual que nos
permite interactuar en el ciberespacio, proyectar una personalidad y
difundir una trayectoria personal o profesional para aprender y com-
partir información, como noticias, webs, aficiones, opiniones, etc.
• Es posible no querer contar con una identidad digital y no partici-
par activamente en la nueva cultura digital. Es una opción personal,
pero no garantiza que otras personas hablen o publiquen material
de una persona, incluso suplante su identidad en Internet o creen un
perfil con los datos de una persona sin su consentimiento.
• Si bien es cierto que la propia identidad digital debería ser total-
mente coherente con la identidad analógica, también es verdad que
el entorno virtual puede ser el escenario idóneo para realizar algu-
nas actividades concretas, como desarrollar una afición o encontrar
contactos estratégicos para una determinada actividad profesional.
• Todo lo que se publica en Internet queda para la posteridad, hecho
que puede tener consecuencias futuras en la imagen y la reputación
personal.
• Crear una identidad digital significa entender la tecnología y parti-
cipar de ella.
• Al igual que ocurre en el mundo analógico, hay buenas razones
para tener varias identidades digitales en contextos diferentes. Pero
experimentar otras identidades, a través de seudónimos y avatares,
es también un riesgo, del mismo modo que alguien puede engañar,
también puede ser engañado.

438
• La credibilidad y la confianza, en el mundo virtual, también se ges-
tionan aportando información responsable y ética.
En relación a las prácticas generales para la gestión de la identidad digital,
la Guía de INTECO [30 p.39] plantea las siguientes recomendaciones pre-
ventivas y correctivas para los usuarios de Internet:
Recomendaciones preventivas:
• Creación responsable de perfiles, que implica valorar previamente
la utilidad del servicio online y las implicaciones, comprobar pre-
viamente la finalidad del tratamiento de los datos personales por el
proveedor del servicio y establecer identidades digitales parciales
(como perfiles separados) para la actuación personal y profesional.
• Configuración adecuada de la privacidad y la seguridad, es decir,
establecer adecuadamente los parámetros de privacidad y seguridad,
valorar la información que se publica antes de hacerlo, puesto que
una vez que se lanza en la corriente social, se pierde el control sobre
la misma, conceder acceso sólo a las aplicaciones de terceros que
sean dignas de confianza y cerrar adecuadamente la sesión en el
perfil o servicio al terminar.
• Participación respetuosa en la red, relacionado con utilizar el senti-
do común a la hora de informar u opinar sobre un hecho concreto,
solicitar siempre permiso antes de utilizar datos de otras personas y
conocer, cuando proceda, las obligaciones jurídicas, los términos y
condiciones o los códigos éticos del servicio.
• Aplicación de medidas y hábitos de seguridad en la navegación, lo
que implica disponer de software de seguridad en todos los equipos
desde los que se actúa online y mantener actualizados estos progra-
mas, comprender el empleo de las cookies del navegador y otros
dispositivos de trazabilidad, evaluar la posibilidad de desactivarlas
en caso necesario y revisar el sistema de concesión de permisos a
servicios de búsqueda de información y publicidad, y en su caso,
valorar su desactivación.
• Revisión periódica de la identidad, resulta recomendable adoptar
la práctica de realizar búsquedas frecuentes sobre la información
personal en Internet para llevar a cabo un control preventivo y es
aconsejable revisar los cambios en políticas de privacidad de cada
servicio.

Recomendaciones reactivas [30 p.43]:
• Denuncia interna (a proveedores de servicio), vinculado con cono-
cer los canales de denuncia del proveedor del servicio, enviando
generalmente correo electrónico para la queja o cancelación, aña-
diendo preferentemente una captura de pantalla de la página que
se desea rectificar o borrar, siendo concreto acerca de la conducta
que se desea perseguir, mencionando la dirección de Internet y la
fecha. En su caso, realizar un acta notarial que dé constancia de la
existencia de la información objeto de reclamación en el caso de que
el comportamiento sea constitutivo de delito o denunciar los hechos
ante la autoridad competente y esperar a su actuación.
• Denuncia judicial frente a atentados a la reputación, en caso nece-
sario remitir un escrito de rectificación al director o responsable del
medio de comunicación o sitio responsable, indicando los datos de
identificación y la información que se solicita sea rectificada, causas
y contenido a corregir, opcionalmente, proponer un texto de rectifi-
cación dando seguimiento al proceso.
• Denuncia de posibles delitos informáticos, dependiendo de la gra-
vedad del delito, se pueden contactar a las instancias locales o na-
cionales, quienes cuentan con unidades policiales especializadas y
canales de denuncia para la atención de delitos vinculados con la
identidad digital.
Las prácticas anteriores permiten de manera general tomar conciencia pri-
meramente de la información personal que se publica en internet y realizar
de manera preventiva o correctiva acciones que ayuden a gestionar efi-
cazmente la identidad digital. Se logra de este modo, cuidar la reputación
que se construye en internet de nosotros mismos, aplicable a docentes y
estudiantes en particular y a cualquier usuario en lo general.
5. Conclusiones y trabajos futuros
Todas las personas que utilizamos algún servicio de internet en el que se
nos solicitaron nuestros datos personales para realizar el registro, conta-
mos desde ese primer momento con una identidad digital, la cual forma
parte de la actividad cotidiana y nos proyecta tal y como somos en internet,
coincidiendo parcial o totalmente con la identidad analógica de lo que so-
mos y como somos en el mundo real. Esta identidad digital se construye de

440
manera positiva o negativa con cada una de las intervenciones que se hacen
en Internet y van conformando la imagen personal en la red.
La identidad digital está conformada por tres dimensiones interrela-
cionadas que ayudan a su operacionalización: la visibilidad, reputación y
privacidad, que en su conjunto dan sentido a lo que somos o se quiere ser
en la red, por lo que la gestión de esta información resulta de gran apoyo al
momento de decidir sobre los datos personales que se pretenden hacer pú-
blicos a través de la red. La gestión de la identidad digital por tanto resulta
una de las competencias digitales que requiere todo usuario de Internet,
toda vez que le permite administrar la información antes o durante su pu-
blicación, evitando así algunos riesgos o amenazas a su identidad digital.
Para el caso de estudiantes y docentes, la gestión de su identidad digi-
tal se orienta al cuidado de su reputación en la red, de modo que para ello
deben prestar atención a los niveles de privacidad en los distintos servicios
de Internet que utilizan, así como a la visibilidad de la información perso-
nal y académica que han puesto a disposición en la red.
Derivado del presente análisis teórico realizado, se contemplan como
posibilidades futuras tres líneas de actuación en el campo educativo, por
un lado el desarrollo de trabajos de investigación de campo que den cuenta
de la manera en que gestionan su identidad digital docentes y estudiantes.
Por otro lado, el diseño de material que oriente al usuario sobre las prác-
ticas de gestión de la identidad digital dirigido a estudiantes y docentes.
Finalmente, un proceso de intervención formativa que contemple la capa-
citación en materia de gestión de la identidad digital para estudiantes y do-
centes, participando de este modo en alternativas de solución que resulten
de utilidad inmediata y que se convierta en una práctica habitual futura al
utilizar Internet.
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La gestión de la identidad digital y sus dimensiones (páginas 423 – 442)

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