El documento describe la situación de la Iglesia durante el proceso de independencia de América Latina. La Ilustración y el pensamiento emancipador debilitaron la influencia de la Iglesia, mientras que el clero participó de diferentes maneras en los movimientos independentistas. Tras las independencias, la Iglesia enfrentó una serie de situaciones adversas debido a las nuevas normas de los gobiernos, pero la fe del pueblo se mantuvo.