El documento resume que Jesucristo vino no a abolir la ley sino a explicarla correctamente, ya que las tradiciones de los hombres invalidaban la ley de Dios. Cuando Pablo habla de "obras de la ley", se refiere a estas tradiciones, no a los esfuerzos humanos. La verdadera libertad se encuentra en guardar los mandamientos de Dios, no en las doctrinas humanas. Jesucristo nos liberó del pecado y la muerte al enseñarnos la ley correctamente.