1. LA TÉCNICA Y LA NATURALEZA
DEL HOMBRE
Lewis Mumford
Filosofía y Tecnología (Mitcham y
Mackey, Eds.)
2. El hombre y la técnica
• El último siglo ha sido testigo de una transformación radical
en la totalidad del entorno humano, en gran parte como
resultado del impacto de las ciencias físicas y matemáticas
en la tecnología
• Nuestra era está pasando del estado primigenio del hombre,
marcado por su invención de herramientas y armas, con el
propósito de adquirir el dominio de las fuerzas de la
naturaleza, a una condición radicalmente distinta, en la que
no sólo habrá conquistado la naturaleza, sino que se habrá
liberado por completo del hábitat orgánico
3. El hombre y la técnica
• Con esta nueva megatecnología el hombre creará una
estructura uniforme y omnienvolvente diseñada para la
operación automática. En lugar de funcionar activamente
como un animal que emplea herramientas, el hombre llegará
a ser un animal pasivo, al servicio de las máquinas, cuyas
funciones, si este proceso no cambia, serán o bien
introducidas en una máquina o bien estrictamente limitadas
y controladas en beneficio de organizaciones colectivas
despersonalizadas
4. Objetivo
• Poner en cuestión tanto los supuestos como las predicciones
sobre las que se ha basado nuestro compromiso con la
forma actual de progreso científico y técnico, entendido
como un fin en sí mismo
• Poner en duda las teorías generalmente aceptadas sobre la
naturaleza básica del hombre que han estado implícitas,
durante el siglo pasado, en una sobrevaloración constante
del papel de las herramientas y las máquinas en la economía
humana
5. Objetivo
• Sugeriré que no sólo Karl Marx se equivocaba al otorgar a los
instrumentos de producción un lugar central y una función
directiva en el desarrollo humano
• Incluso la interpretación, aparentemente benigna de Teilhard
de Chardin aplica el estrecho racionalismo tecnológico de
nuestra era a toda la historia del hombre, y proyecta hacia el
futuro un estado último en que las nuevas posibilidades del
desarrollo humano llegarán a acabarse, pues no quedará
nada de la naturaleza original del hombre que no haya sido
absorbido, si no suprimido, por la organización técnica de la
inteligencia hacia un estrato universal y omnipotente de la
mente
6. Objetivo
• Hay serias razones para reconsiderar
la imagen total del desarrollo, tanto
humano como técnico, sobre la que
descansa la organización actual de la
sociedad occidental
7. La técnica y el desarrollo del hombre
• No podemos entender hoy el papel que ha tenido la técnica
en el desarrollo humano sin llegar a una comprensión más
profunda de la naturaleza del hombre
• Pero esta comprensión se ha visto entorpecida, durante el
último siglo, porque ha estado condicionada por un entorno
social en el que han proliferado repentinamente una gran
cantidad de invenciones mecánicas que arrasaron con
muchos procesos e instituciones antiguos, y alteraron
nuestra propia concepción tanto de las limitaciones humanas
como de las posibilidades técnicas
8. El hombre y las herramientas
• Durante más de un siglo el hombre se ha definido
habitualmente como un animal que utiliza herramientas
• Se fundamenta en la existencia de cráneos asociados a
cantos trabajados toscamente (Australopitecus) y así
calificarlo como protohumano
• Crítica: hay divergencias anatómicas, tanto de monos como
de hombres anteriores
• Un millón de años más tarde todavía no se había hecho
ningún avance notable en el tallado de la piedra
9. El hombre y las herramientas
• Muchos antropólogos, centrando la atención en los
artefactos de piedra que se conservan, han atribuido de
manera gratuita el aumento de la inteligencia superior del
hombre al trabajo y a la utilización de herramientas, a pesar
de que las coordinaciones sensomotoras requeridas en esta
manufactura elemental no exigen ni evocan una agudeza
mental considerable
• La capacidad de construir herramientas ni requería ni
generaba el rico equipamiento cerebral del hombre primitivo
10. El hombre y las herramientas
• Segundo error: tendencia a imponer, en la interpretación de
la época prehistórica, el interés abrumador del hombre
moderno por las herramientas, máquinas y el dominio
técnico
• Las herramientas y armas del hombre primitivo eran
comunes a las de otros primates —sus propios dientes, uñas,
puños— y pasó mucho tiempo hasta que fue capaz de
fabricar alguna herramienta de piedra que fuera
funcionalmente más eficiente que estos órganos
11. El hombre y las herramientas
• Sugiero que la posibilidad de supervivencia sin herramientas
extrínsecas le dio al hombre primitivo el margen de libertad
que necesitaba para desarrollar aquellas partes no
materiales de su cultura que, con el tiempo, enriquecieron
enormemente su tecnología
12. El hombre y las herramientas
• Los antropólogos han restado importancia, o han
desatendido, una gran cantidad de artefactos —menos
dinámicos, pero no menos ingeniosos y hábiles— en los que
gran cantidad de otras especies tenían muchos más recursos
que el hombre
• Existe aún una tendencia victoriana a otorgar a las
herramientas y a las máquinas un estatus especial en la
tecnología, y a ignorar completamente el papel igualmente
importante de los utensilios (chimeneas, hoyos, ollas,
trampas, cestas, establos, acequias, presas)
13. El hombre y las herramientas
• En cualquier definición integral de la técnica debería parecer
claro que muchos insectos, pájaros y mamíferos han hecho
innovaciones mucho más radicales en la fabricación de
receptáculos de lo que habían logrado los ancestros del
hombre en la construcción de herramientas hasta la
aparición del homo sapiens: considérense las enramadas y
nidos intrincados, los diques del castor, las colmenas
geométricas, los urbanoides hormigueros y termiteros
14. El hombre y las herramientas
• Resumen: si el nivel de competencia técnica fuese por sí
mismo suficiente para identificar la inteligencia activa del
hombre, éste habría sido considerado durante mucho
tiempo como un inútil sin remedio al lado de otras muchas
especies
• No había nada distintivamente humano en la tecnología
primitiva hasta que no fue modificada por los símbolos
lingüísticos, la organización social y el diseño estético. En ese
momento, la construcción de símbolos se puso muy por
delante de la construcción de herramientas, que, a su vez,
fomentó una habilidad técnica más cuidada.
15. El hombre y las herramientas
• Conclusión: en un principio, la raza humana no adquirió
ninguna posición especial en razón, únicamente, de su
tendencia a emplear o a construir herramientas
• El hombre poseía una herramienta primaria multiuso que
era más importante que ningún otro elemento del utillaje
posterior: a saber, su propio cuerpo (por su extraordinaria
plasticidad y labilidad, resultaba más efectivo para hacer uso
de una parte cada vez mayor tanto de su entorno externo
como de sus recursos físicos internos, igualmente ricos)
16. El hombre y la cultura (símbolos)
• Gracias a un cerebro extremadamente desarrollado e
incesantemente activo, el hombre disponía de más energía
mental utilizable de la que necesitaba para sobrevivir a un
nivel puramente animal
• Tenía la necesidad de canalizar esa energía, no sólo en la
obtención de alimento y en la reproducción, sino en formas
de vida que transformaban esta energía de manera más
directa y constructiva en formas propiamente culturales,
esto es, simbólicas
• El trabajo cultural de mejora de la vida cobró
necesariamente prioridad sobre trabajo manual utilitarista
17. El hombre y la cultura (símbolos)
• Ni siquiera la mano era ya una mera herramienta callosa de
trabajo; acariciaba el cuerpo del amante, sujetaba a un bebé
cerca del pecho, hacía gestos importantes o expresaba, en la
danza ordenada o en rituales compartidos, algún
sentimiento, inexpresable de otra forma, sobre la vida o la
muerte o sobre un pasado recordado o un futuro inquietante
• La técnica de las herramientas y nuestra técnica de máquinas
subsiguiente no son sino fragmentos especializados de la
biotécnica: y por biotécnica se entiende todo el
equipamiento del hombre para la vida.
18. El hombre y la cultura (símbolos)
• Según esta interpretación, uno puede muy bien dejar abierta
la cuestión de si los patrones estandarizados y el orden
repetitivo, que llegaron a jugar una parte tan importante en
el desarrollo de herramientas ya desde tiempos muy
tempranos, proceden o no simplemente de la construcción
de herramientas
• ¿No procederán en el mismo grado, si no mayor, de las
formas de rituales, canciones y danzas; formas que existen
en un estado de perfección entre pueblos primitivos, a
menudo con un acabado más exquisito que el de sus
herramientas?
19. El hombre y la cultura (símbolos)
• La exactitud ritual en las ceremonias precedió con mucho a
la exactitud mecánica en el trabajo; y de que hasta la división
rigurosa del trabajo llegó primero a través de la
especialización en los oficios ceremoniales
• La deuda de la técnica con el juego y el manejo lúdico de
instrumentos, con el mito y la fantasía, con el rito mágico y la
memorización religiosa, todavía no ha sido suficientemente
reconocida
• Johann Huizinga, en Homo ludens, llega incluso a tratar el
juego mismo como el elemento formativo de toda cultura
20. El hombre y la cultura (símbolos)
• En cada una de sus etapas, las expansiones y
transformaciones tecnológicas del hombre han ido menos
encaminadas al propósito de incrementar directamente la
provisión de alimentos o el control de la naturaleza que a
utilizar su propio almacén de inmensos recursos internos y a
expresar sus potencialidades supraorgánicas latentes
• El control del hombre sobre el entorno psicosocial por medio
de la elaboración de una cultura simbólica común fue una
necesidad más imperiosa que la de controlar el entorno
externo y, como debe inferirse de esto, precedió a esta
última y la dejó atrás en gran medida.
21. El hombre y la cultura (símbolos)
• La aparición del lenguaje —una culminación laboriosa de las
formas más elementales de expresión y transmisión de
significado— fue incomparablemente más importante para el
desarrollo humano ulterior de lo que pudo haber sido el picado
para hacer una gran cantidad de hachas de mano
• Además de las coordinaciones relativamente simples requeridas
para el empleo de herramientas, la delicada interacción de los
muchos órganos que se necesitan para la creación del discurso
articulado fue un avance mucho más sorprendente y debió de
haber ocupado gran parte del tiempo, de la energía y de la
concentración mental del hombre primitivo, puesto que el
producto resultante, el lenguaje, era infinitamente más complejo y
sofisticado en los albores de la civilización que el utillaje de
herramientas egipcio o mesopotámico
22. El hombre y la cultura (símbolos)
• Sólo cuando el conocimiento y la práctica pudieron
almacenarse en formas simbólicas y transmitirse de boca en
boca, de generación en generación, fue posible evitar que
cada nueva adquisición cultural se disolviera en el momento
en que se producía o con la generación que moría. Entonces,
y sólo entonces, se hizo posible la domesticación de
animales y plantas.
23. El hombre y la cultura (símbolos)
• La visión que presentamos sostiene que el hombre es
preeminentemente un animal que utiliza la mente, construye
símbolos y tiene autodominio; y el locus principal de todas
sus actividades yace en su propio organismo. Hasta que el
hombre no comprendiera algo de sí mismo, poco podía
comprender del mundo que le rodeaba
• En este proceso de descubrimiento y transformación de sí
mismo, la técnica, en sentido restringido, por supuesto que
hizo un buen servicio al hombre como instrumento
subsidiario, pero no como el principal agente operativo en su
desarrollo
24. El hombre y la cultura (símbolos)
• El desarrollo original del hombre primitivo estaba basado,
según la afortunada expresión de André Varagnac , en «la
tecnología del cuerpo», consistente en el uso de las
capacidades sumamente plásticas del cuerpo como
expresión de una mente, todavía informe y desestructurada,
antes de que ésta lograra, por medio del desarrollo de
símbolos e imágenes, sus instrumentos técnicos
inmaterializados más apropiados.
• Desde el comienzo, la base del desarrollo ulterior del homo
sapiens no se debió tanto a la creación de herramientas más
efectivas cuanto a la creación de modos significativos de
expresión simbólica.
25. El hombre y la cultura (símbolos)
• Las concepciones predominantes en el siglo XIX estaban
hasta tal punto comprometidas con la noción del hombre
como homo faber —el fabricador de herramientas—, más
que con las de homo sapiens —el constructor de la mente—.
• Se desechó con el descubrimiento de las obras de arte en
Altamira. Había resistencia a admitir que los cazadores de la
época glaciar, cuyas armas y herramientas se habían
descubierto recientemente, hubiesen podido tener el ocio o
la inclinación mental necesarios para producir arte; y no
formas rudimentarias, sino imágenes que daban muestras de
capacidades de observación y de un alto grado de
abstracción.
26. El hombre y la cultura (símbolos)
• El uso del término técnica en griego clásico no hace distinción
entre producción industrial y arte; y durante la mayor parte de la
historia humana, estos aspectos eran inseparables; uno tenía
relación con las condiciones y funciones objetivas y el otro atendía
a necesidades subjetivas y expresaba sentimientos y significados
que se podían compartir
• Nuestra era todavía no ha superado la peculiar parcialidad
utilitarista que considera la invención técnica como primaria y la
expresión estética como secundaria o, incluso, superflua; y esto
significa que aún nos queda por reconocer que, hasta nuestra
época, la técnica ha surgido de la totalidad del hombre en su
relación con cada parte del medio, al utilizar todas sus aptitudes
para aprovechar al máximo sus potenciales biológicos, ecológicos
y psicosociales
27. El hombre y la cultura (símbolos)
• Las herramientas y las armas, lejos de dominar siempre el
utillaje técnico del hombre, como sugieren de un modo
demasiado precipitado los artefactos de piedra,
constituyeron tan sólo una pequeña parte del aparejo
biotécnico: y la lucha por la existencia, aunque a veces fuera
severa, no absorbió la energía y vitalidad del hombre
primitivo, ni le desvió de su necesidad más fundamental de
ordenar y dar sentido a cada parte de su vida. En ese
esfuerzo más amplio, el ritual, la danza, la canción, la
pintura, el tallado y, sobre todo, el lenguaje discursivo
debieron de tener un papel decisivo durante mucho tiempo.
28. El hombre y la cultura (símbolos)
• En el momento de su origen, entonces, la tecnología
guardaba relación con toda la naturaleza del
hombre. La técnica primitiva estaba centrada en la
vida; no estaba centrada en el trabajo de manera
restringida y, aún menos, en la producción o en el
poder
29. El hombre y la máquina colectiva
• En el momento en que la historia se hizo visible en
forma de documentos escritos, esa economía
centrada en la vida, una verdadera politécnica, fue
desafiada y, en parte, reemplazada por una serie de
innovaciones técnicas y sociales radicales.
• Hace cinco mil años, nació una monotécnica, esta
vez, dedicada al aumento de poder y de riqueza
mediante la organización sistemática de actividades
cotidianas según un patrón mecánico rígido
30. El hombre y la máquina colectiva
• La expansión del poder cobró prioridad sobre el cuidado
y la mejora de la vida mediante una coacción humana
implacable y una organización mecánica
• El principal signo de este cambio fue la construcción de
las primeras máquinas complejas y de gran potencia
• Y de ahí el comienzo de un régimen nuevo, aceptado
por todas las sociedades civilizadas posteriores en las
que el trabajo en una única tarea especializada,
segregada de las actividades sociales y biológicas, no
sólo ocupaba todo el día sino que, cada vez más, iba
absorbiendo toda la vida
31. El hombre y la máquina colectiva
• Con la formación de las primeras máquinas
colectivas, el trabajo, con su disociación sistemática
del resto de la vida, se convirtió en una maldición,
una carga, un sacrificio, una forma de castigo
• Y, como reacción, este nuevo régimen pronto
provocó el despertar de sueños compensatorios de
prosperidad sin esfuerzo, emancipados no sólo de la
esclavitud sino del trabajo mismo
32. El hombre y la máquina colectiva
• La máquina nunca fue descubierta en una excavación
arqueológica, por una simple razón: estaba compuesta
casi en su totalidad de partes humanas.
• Estas partes se reunían en una organización jerárquica
bajo el dominio de un monarca absoluto, cuyos manda-
tos, secundados por una coalición del clero, la nobleza
armada y la burocracia, lograban una obediencia como
cadavérica por parte de todos los componentes de la
máquina.
• Llamaremos a esta máquina colectiva arquetípica —el
modelo humano para todas las máquinas especializadas
posteriores— la megamáquina
33. El hombre y la máquina colectiva
• Sólo por medio de la invención deliberada de dicha
máquina de gran potencia pudieron aparecer esos
colosales trabajos de ingeniería que marcaron la
edad de las pirámides, tanto en Egipto como en
Mesopotamia, a menudo en tan sólo una
generación. La nueva técnica alcanzó un punto
culminante temprano en la gran pirámide de Gizah
34. El hombre y la máquina colectiva
• Características de esa máquina de poder
1) Los organizadores de la máquina derivaban su
poder y autoridad de una fuente cósmica. La exactitud
en la medición, el orden mecánico abstracto y la
regularidad obligatoria de esta máquina de trabajo
surgieron directamente de observaciones
astronómicas y cálculos científicos abstractos: este
orden inflexible y predecible, incorporado en el
calendario, se transfería luego a la reglamentación de
los componentes humanos
35. El hombre y la máquina colectiva
• Características de esa máquina de poder
2) Los defectos sociales graves de la máquina humana
—entonces y ahora— eran, en parte, compensados
con los soberbios logros en el control de las
inundaciones, la producción de grano, la construcción
urbana que, claramente, beneficiaban a toda la
comunidad. Esto preparó el terreno para el
crecimiento de todos los ámbitos de la cultura
humana: el arte monumental, la ley codificada y la
investigación sistemática y el registro permanente del
pensamiento
36. El hombre y la máquina colectiva
• Características de esa máquina de poder
2) Los defectos sociales graves de la máquina humana
—entonces y ahora— eran, en parte, compensados
con los soberbios logros en el control de las
inundaciones, la producción de grano, la construcción
urbana que, claramente, beneficiaban a toda la
comunidad. Esto preparó el terreno para el
crecimiento de todos los ámbitos de la cultura
humana: el arte monumental, la ley codificada y la
investigación sistemática y el registro permanente del
pensamiento
37. El hombre y la máquina colectiva
• A pesar de que el trabajo de la máquina se presta a
inmensas empresas constructivas que una
comunidad de pequeña escala no podría siquiera
contemplar y, mucho menos, llevar a cabo, el
resultado más llamativo, no obstante, se ha logrado
por medio de las máquinas militares, en actos de
destrucción y de exterminio humano colosales
• Lo que sugiero es que más tarde o más temprano
debemos tener la valentía de preguntarnos: esta
asociación de poder y productividad desorbitantes
con una violencia y destrucción igualmente
desorbitantes ¿es meramente accidental?
38. El hombre y la máquina colectiva
• En una palabra, lo que los economistas modernos
recientemente denominaron la era de la Máquina
tiene su origen no en el siglo XVIII, sino en el mismo
comienzo de la civilización. Todas las características
destacables de la misma estaban presentes desde el
comienzo, tanto en los medios como en los fines de
la máquina colectiva
39. El hombre y la máquina colectiva
• Sugiero, por tanto, que las tareas monótonas
repetitivas impuestas por la Megamáquina, que en
su forma patológica asociaríamos con una neurosis
compulsiva, sirvieron, sin embargo, como todo
orden ritual restrictivo, para disminuir la ansiedad y
para defender al trabajador mismo del frecuente
impulso demoniaco del inconsciente que las
tradiciones y costumbres de la aldea neolítica ya no
controlaban
40. El hombre y la máquina colectiva
• En resumen, la mecanización y la reglamentación
mediante ejércitos de trabajo, ejércitos militares y,
finalmente, mediante los modos derivados de la
organización burocrática e industrial,
complementaron y fueron sustituyendo el ritual
religioso como medio de enfrentarse a la ansiedad y
de fomentar la estabilidad psíquica en las grandes
poblaciones
41. El hombre y la máquina colectiva
• El trabajo metódico y repetitivo proporcionó un
medio cotidiano de autocontrol; un agente
moralizante más penetrante, más efectivo y más
universal que el ritual o la ley. Esta contribución
psicológica, hasta ahora inadvertida, posiblemente
fuera más importante que las ganancias
cuantitativas en la eficiencia productiva
42. La megamáquina en la actualidad
• Las formas antiguas de biotécnica están siendo o
bien suprimidas o suplantadas y en la que el
aumento extravagante de la Megamáquina misma
se ha convertido, de un modo cada vez más
compulsivo, en la condición del avance técnico y
científico continuado.
• En la actualidad, este compromiso incondicional con
la Megamáquina supone para muchos la meta
principal de la existencia humana.
43. La megamáquina en la actualidad
• Todo el proceso de desarrollo técnico se ha vuelto
cada vez más coactivo, totalitario y —en su
expresión humana directa— compulsivo y
denodadamente irracional; en efecto,
absolutamente hostil a las manifestaciones de vida
más espontáneas que no pueden introducirse en la
máquina
• ¿No debemos, de hecho, cuestionarnos si el destino
probable de este sistema no es incompatible con el
desarrollo ulterior de las potencialidades
específicamente humanas?
44. La megamáquina en la actualidad
• Si de verdad el hombre debe su inteligencia
principalmente a la tendencia a construir herramientas
y a utilizar las mismas, ¿con qué lógica le quitaremos
ahora sus herramientas, convirtiéndolo en un ser sin
función ni trabajo, condicionado a aceptar sólo lo que le
ofrece la Megamáquina: un autómata dentro de un
sistema más grande de automatización, condenado al
consumo compulsivo, de igual forma que una vez fue
condenado a la producción compulsiva? ¿Qué quedará,
de hecho, de la vida del hombre, si la máquina, o bien
controla una función autónoma tras otra o, si no, ésta es
extraída quirúrgicamente —quizás, alterada
genéticamente— para que se adecúe a la
Megamáquina?
45. La megamáquina en la actualidad
• Debemos continuar preguntando por la consistencia
básica de nuestra actual mentalidad científica y
educacional, que está presionando ahora para
cambiar el locus de la actividad humana del entorno
orgánico, del grupo social y de la personalidad
humana, a la Megamáquina considerada como la
última expresión de la inteligencia humana, y
separada de las limitaciones y cualificaciones de la
existencia orgánica.
46. La megamáquina en la actualidad
• Desde nuestro privilegiado punto de vista actual,
podemos ver que los inventores y consoladores de la
Megamáquina, desde la edad de las pirámides en
adelante, han estado obsesionados de hecho con el
delirio de una omnisciencia y omnipotencia, inmediatos
y futuros
• Las nociones de poder absoluto de la era nuclear, de
inteligencia computacional infalible, de productividad
expansiva sin límites, etc., que culminan en un sistema
de control total ejercido por una elite industrial-
científico-militar, se corresponden con la concepción del
rey divino de la edad de bronce
47. La megamáquina en la actualidad
• Desde nuestro privilegiado punto de vista actual,
podemos ver que los inventores y consoladores de la
Megamáquina, desde la edad de las pirámides en
adelante, han estado obsesionados de hecho con el
delirio de una omnisciencia y omnipotencia, inmediatos
y futuros
• Las nociones de poder absoluto de la era nuclear, de
inteligencia computacional infalible, de productividad
expansiva sin límites, etc., que culminan en un sistema
de control total ejercido por una elite industrial-
científico-militar, se corresponden con la concepción del
rey divino de la edad de bronce
• Los medios técnicos y científicos son totalmente
racionales, pero los fines últimos son descabellados
48. La megamáquina en la actualidad
• Desde nuestro privilegiado punto de vista actual,
podemos ver que los inventores y consoladores de la
Megamáquina, desde la edad de las pirámides en
adelante, han estado obsesionados de hecho con el
delirio de una omnisciencia y omnipotencia, inmediatos
y futuros
• Las nociones de poder absoluto de la era nuclear, de
inteligencia computacional infalible, de productividad
expansiva sin límites, etc., que culminan en un sistema
de control total ejercido por una elite industrial-
científico-militar, se corresponden con la concepción del
rey divino de la edad de bronce
• Los medios técnicos y científicos son totalmente
racionales, pero los fines últimos son descabellados
49. La megamáquina en la actualidad
• Hoy sabemos que los organismos vivos pueden usar
sólo cantidades limitadas de energía; así como las
personas sólo pueden utilizar cantidades de
conocimiento y experiencia limitados. «Demasiado» o
«demasiado poco» son igualmente fatídicos para la
existencia orgánica.
• Incluso demasiado conocimiento abstracto sofisticado,
aislado del sentimiento, de la evaluación moral, de la
experiencia histórica, de la acción responsable e
intencionada, puede producir un desequilibrio serio,
tanto en la personalidad como en la comunidad.
Organismos, sociedades, personas humanas no son sino
recursos delicados que regulan la energía y la ponen al
servicio de la vida.
50. La megamáquina en la actualidad
• Si la técnica ha de volver a ser puesta al servicio del
desarrollo humano, el camino del avance llevará, no a la
expansión de la Megamáquina, sino al cultivo
deliberado de todas esas partes del entorno orgánico y
de la personalidad humana que han sido suprimidas por
ampliar la mediación de la Megamáquina
• Sólo cuando el juego y el trabajo forman parte de un
todo cultural orgánico, pueden satisfacerse los
requisitos multifacéticos para el crecimiento humano
completo. Sin trabajo serio responsable, el hombre
pierde progresivamente el contacto con la realidad.
51. La megamáquina en la actualidad
• En lugar de que la liberación del trabajo sea la mayor
contribución de la mecanización y la automatización, yo
sugeriría, más bien, que es la liberación para el trabajo,
para un trabajo más educativo, que forme la mente, que
sea gratificante para uno mismo, sobre una base
voluntaria, la que puede llegar a ser la contribución más
saludable de una tecnología centrada en la vida.
• Esto puede que resulte ser un contrapeso indispensable
para la automatización universal: en parte, protegiendo
al trabajador, relevándolo del aburrimiento y de la
desesperación suicida, que sólo se puede aliviar
temporalmente mediante anestésicos, sedantes y
narcóticos, y, en parte, dando rienda suelta a los
impulsos creativos, a las funciones autónomas y a las
actividades significativas.
52. La megamáquina en la actualidad
• Aliviado de la dependencia abyecta de la Megamáquina,
todo el mundo de la biotécnica quedaría, entonces,
abierto de nuevo al hombre; y aquellas partes de su
personalidad que han estado inutilizadas o paralizadas
por un uso insuficiente deberían volver a ponerse en
juego con mayor energía que nunca.
• La automatización es, realmente, el fin propio de un
sistema puramente mecánico; y, una vez puestos en su
sitio, subordinados a otras metas humanas, estos
ingeniosos mecanismos servirán a la comunidad
humana de manera tan efectiva como le sirven al
cuerpo humano los reflejos, las hormonas y el sistema
nervioso autónomo
53. La megamáquina en la actualidad
• La autonomía, la dirección autosuficiente y la
autosatisfacción son los fines propios de los
organismos; y el mayor desarrollo técnico debe
apuntar al restablecimiento de esta armonía vital en
cada estadio del crecimiento del hombre, poniendo
en juego todos los aspectos de la personalidad
humana, no solamente aquellas funciones que
sirven a los requisitos técnicos y científicos de la
Megamáquina.
54. La megamáquina en la actualidad
• Ha llegado el momento de que nuestro actual
compromiso global con la máquina, que surge en
gran medida de una interpretación unilateral de las
primeras fases del desarrollo técnico del hombre,
sea reemplazado por una imagen más completa
tanto de la naturaleza humana como del medio
técnico, puesto que ambos han evolucionado
juntos.
• Ese es el primer paso en dirección a una
transformación del hombre mismo en todas sus
facetas, de su trabajo y de su hábitat.