El documento describe la vocación y formación necesaria para ser un buen catequista. Explica que la vocación de catequista proviene del bautismo y confirmación y requiere un don especial para ayudar a otros a crecer en la fe. También requiere formación teológica, en ciencias humanas, espiritualidad y práctica catequética para desarrollar plenamente su vocación y servir mejor. La vocación y formación continua son esenciales para ser un excelente catequista.