Los medios de comunicación han dejado de ser mediadores objetivos de la verdad y ahora se han convertido en negocios privados que protegen intereses particulares en lugar de los intereses colectivos. Propagan ilusiones y distraen a la sociedad de los problemas reales, causando una "leteomasis" o enfermedad social que debilita la memoria colectiva. Salvo pocas excepciones, los medios ofrecen coberturas parciales y superficiales en lugar de análisis profundos.