2. Beata Luisa, religiosa, hija del duque beato Amadeo, que
contrajo matrimonio con el príncipe Hugo de Châlon-
Arlay y, fallecido éste, profesó la Regla de Santa Clara,
reformada por Santa Coleta
La muy encumbrada, poderosa, acaudalada e ilustre dama, Luisa
de Saboya señalada por Dios para convertirse en una humilde
monja de las Clarisas Pobres, nació en el año de 1461, en cuna de
oro
3. Desde muy temprana edad dio muestras de poseer cualidades espirituales
extraordinarias. Catalina de Saulx, una de las damas de honor de Luisa escribió
sobre ella estas palabras: "Era tan dulce y generosa, bien dispuesta, y amable,
que despertaba el afecto de todos
4. A la edad de dieciocho años, se caso con Hugo de Chálons, señor de Nozeroy, un
hombre tan bueno como rico y poderoso, quien, de completo acuerdo con su
mujer, impuso en su hogar una vida perfectamente cristiana
5. Luisa prodigó ampliamente su caridad hacia los enfermos y
necesitados, hacia las viudas y los huérfanos especialmente hacia los
leprosos.
6. Al cabo de nueve años de felicidad matrimonial, murió el esposo y como no hubo
hijos, Luisa empezó a prepararse para su retiro de este mundo. Necesitó dos años
para poner en orden sus asuntos y, durante este lapso, usó el hábito de los
terciarios franciscanos, aprendió a decir los divinos oficios y se levantaba a la
medianoche para rezar los maitines.
7. Luisa, que había sido un modelo de doncella, de esposa y de viuda, fue
siempre una religiosa ejemplar. No obstante su elevada cuna, su humildad
era sincera y natural: lavaba los platos, barría, ayudaba en la cocina,
limpiaba los corredores y con gusto; con la misma sencillez y naturalidad,
aceptó el puesto, cuando la eligieron abadesa.
8. Mostró especial solicitud en servir a los frailes de su orden, y
cualquiera de ellos que llegase a hospedarse en el convento, era
atendido a cuerpo de rey; la presencia de los padres y de los
hermanos era como una bendición de Dios y nada podía faltar a los
hijos del "buen padre San Francisco".
9. A la edad de cuarenta y dos años, murió Luisa de
Saboya y, en 18399, se aprobó el antiguo culto de esta
sierva de Dios.