El documento describe la expulsión de los moriscos de España ordenada por Felipe III en 1609. La Inquisición acusaba a los moriscos de practicar su religión en secreto tras la revuelta de las Alpujarras. El decreto establecía que todos los moriscos, incluyendo hombres, mujeres y niños, debían abandonar el país y embarcarse, y aquellos que no lo hicieran serían ejecutados. Más de 270,000 moriscos fueron expulsados de diferentes zonas de España, especialmente de Aragón, hacia el