El documento presenta a San Pablo como una figura importante para la Iglesia cristiana. Fue un perseguidor de cristianos que tuvo una conversión en el camino a Damasco y se convirtió en uno de los mayores teólogos y pensadores del cristianismo. Escribió varias cartas que han influenciado profundamente a millones de cristianos. La carta a los Tesalonicenses, una de sus primeras cartas, ofrece consuelo a la comunidad sobre el destino de los fieles difuntos y la segunda venida de Cristo.