2. Las TICs, los procesos de socialización y construcción de las identidades.
Modernidad tardía, segunda modernidad, modernidad reflexiva, sociedad
global del riesgo, sociedad tecnoinformacional, sociedad global de la información,
contramodernidad, sociedad posindustrial, sociedad postradicional, hipermodernidad,
sociedad del conocimiento, era de la información, modernidad líquida, era de la
fluidez, era planetaria, sociedad – red… Muchas son las denominaciones, que
distintos autores han acuñado para nombrar esta época. Cada una de ellas surge de
la focalización en alguna de las características que la identifican. Lo cierto es que
encierra una nueva concepción de los procesos macrosociales, que conlleva una
cosmovisión, ya sea por la información, el conocimiento, la reflexión, la fluidez, la
globalidad o la revolución tecnológica en la que se centre la mirada para el análisis.
La vida cotidiana aparece hoy, como la construcción de una realidad común,
cargada de incertidumbre y nuevos símbolos, signos y significados. Cuando se intenta
comprenderla desde la reflexión, se hace desde las propias subjetividades, como
contemporáneos de los profundos cambios sociales, políticos, culturales, económicos
y educativos suscitados.
Las TICs y su expansión, han generado cambios en los procesos de
socialización y construcción de las identidades. Ha contribuido a ello el intercambio de
los sujetos con las nuevas tecnologías, propias de la tecnocultura imperante. La
presencia masiva de la informática, la telemática y los medios audiovisuales de
comunicación en todos los estratos sociales y económicos, ha proporcionado nuevos
canales de comunicación (redes) e inmensas fuentes de información, potentes
instrumentos para el procesamiento de la misma, nuevos valores y pautas de
comportamiento social, nuevas simbologías, estructuras narrativas, nuevas formas de
organizar la memoria colectiva.
Hoy el mundo es digital, caracterizado por la convergencia en el plano
tecnológico, con la clara posibilidad de que un mismo medio vehiculice textos
escritos, sonidos, imágenes y videos. Un nuevo mundo que ha revolucionado el saber,
que ha dado origen a organizaciones y personas conectadas; que ha modificado los
conceptos de espacio y tiempo; que ha promovido nuevas formas de comunicación.
Este mundo con lleva, una nueva manera de socialización y de construcción de las
identidades individuales y colectivas. Las comunidades ya no son sólo territoriales,
también son virtuales. La brecha generacional que siempre existió relacionada con
edades cronológicas, hoy es cultural. Las sociedades se encuentran transitando
procesos de deconstrucción y reconstrucción, con otros códigos y valores, que
reconfiguran el sentido de los lazos sociales y la convivencia.
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3. Tecnocultura y ciberespacio.
Esta tecnocultura en la que se desarrollan los sujetos, actualmente, los ubica
fundamentalmente como emisores a través de los blogs, y como consumidores de una
realidad virtual. Las ediciones electrónicas, Internet, los hipertextos, los videojuegos, la
robótica, los celulares, las computadoras móviles, la conectividad, los mail, el chat, los
foros las bibliotecas virtuales, son elementos de uso corriente. Aparece con ellos, una
nueva forma de cultura, la cultura de la pantalla que se superpone a la cultura del
contacto personal y la cultura del libro. Además, junto al entorno físico material con el
que siempre se ha interactuado, ahora el ciberespacio, se constituye en un mundo
paralelo en el que se puede hacer casi todo lo que se hace en el mundo real y
además permite desarrollar nuevas actividades, muchas de ellas enriquecedoras de la
forma de vida (contactar fácilmente con foros telemáticos y personas de todo el
mundo, localización inmediata de cualquier tipo de información, teletrabajo,
teleformación, teleocio...).
Es así que frente a las TICs, podríamos hablar de cuatro mundos en los
cuales impacta este fenómeno: el mundo físico, el mundo social, el mundo personal y
el ciberespacio. Si son pensados en función de la construcción del yo y de las nuevas
identidades, aparece el mundo físico, como el espacio limitado, al cual se accede a
través de los sentidos, y del cual se toma la percepción de la realidad de lo objetal; el
mundo social, con las múltiples percepciones que permiten las fuentes de
comunicación e información de las actuales tecnologías, que diluyen irreversiblemente
los limites culturales; el ciberespacio, como el espacio ilimitado, global, sin distancias,
al cual se accede a través de Internet; y el mundo personal en medio de las tensiones
de su nueva configuración. Como consecuencia de estas interacciones surge en el yo,
en su mundo personal, una dinámica compleja y variable, dada por el cúmulo de
información, que abre posibilidades, que aún no se terminan de visualizar en todos los
campos del hacer humano. Se trata de un yo que no está acondicionado
históricamente para esta exigencia y frente a la cual, la educación se mantiene
expectante y dudosa de hacer una propuesta oportuna que acompañe esta acelerada
mutación humana, con el mayor equilibrio posible. El desafío acuciante es, que esta
situación esta siendo vivida simultáneamente por adultos, jóvenes y niños, y en la
mayoría de los casos son los alumnos quienes tienen ventajas procedimentales para
afrontarla, aunque con carencias “significantes”, que debería aportar el maestro. Son
los niños y jóvenes, los que incorporan los avances tecnológicos como si siempre
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4. hubieran existido, mientras que para los adultos significa todo un reto de aceptación, y
aprendizaje, venciendo miedos, ansiedades y prejuicios.
Nuevas identidades en las aulas.
Analizar las nuevas identidades y los vínculos de los sujetos con las nuevas
tecnologías permitirá cuestionar la tarea actual y plantear los desafíos de su
integración en el ámbito escolar. Y para ello, es necesario repensar los cuatro mundos
que configuran estas nuevas identidades de alumnos y docentes. La cuestión es cómo
desarrollar ambientes escolares reales y virtuales con alumnos cibernautas y
docentes inmigrantes digitales, contribuyendo a un sustancial aporte para el
desarrollo humano integral.
En primer lugar, habrá que reconocer en las TICs, un recurso importante en
educación como: medio de expresión para la creación; canal multidireccional de
comunicación; instrumento para procesar información; fuente amplia de información;
medio de organización y gestión de las instituciones educativas; apoyo personalizado
y grupal en tutorías; recurso interactivo para el aprendizaje; instrumento que potencia
los procesos cognitivos. Este reconocimiento implica también, una compresión de la
educación, como encuentro político – cultural, que supera el mero proceso de
escolarización, como enuncia Jorge Huergo.
“La educación de hecho ha estado ligada a la escolarización. Sin
embargo necesitamos comprenderla como un proceso que la excede. La
educación en un sentido amplio, es el proceso social de formación de sujetos y
subjetividades. Por formación necesitamos entender ese proceso activo y
producto siempre inacabado, que se debe tanto a la acción como al
condicionamiento. Y entre los condicionamientos de la educación no siempre
están los contenidos escolares o las palabras de los maestros y los padres.
También están los productos mediáticos (los programas televisivos, por
ejemplo), las referencias de diferentes espacios donde los niños y jóvenes
interactúan y los referentes diversos…”
Con este marco y caracterizando a los sujetos que interviene activamente en el
proceso escolar, se encuentran:
Docentes que, en general, han tenido encuentros recientes con las
tecnologías y que asumen distintas posturas que van desde la
tecnofobia al determinismo tecnológico, debiendo lograr competencias
tecnológicas específicas, como: gestión básica de un sistema
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5. informático, manejo de procesador de textos y bases de datos,
navegación en Internet, manejo de correo electrónico, captura y
tratamiento de imágenes digitales, aplicación de lenguajes hipermedial
y audiovisual, presentaciones multimedias. Para todo ello requerirán
una actualización profesional que les permita integrar las TICs en el
currículo., entendiéndolas desde una perspectiva educativa - cultural,
que permita el desarrollo de habilidades cognitivas, creativas y
comunicativas, de alumnos y docentes. La clave es evitar que se las
considere un problema meramente técnico – instrumental, sino que
desde lo sustancial se centren en el logro de la calidad de vida, a
través del desarrollo humano integral.
Alumnos que encuentran en las TICs, espacios de expresión y
comunicación de ideas, sentimientos y emociones, y que son sus
usuarios, prácticamente, desde sus nacimientos. Dotados de una
“plasticidad neuronal” y de una “elasticidad cultural”, al decir de Jesús
Martín Barbero y Germán Rey.
BIBLIOGRAFÍA
-Huergo, Jorge, Kevin Morawicki (2005), La incorporación de medios y tecnologías en
prácticas educativas. La Plata, Centro de Comunicación y Educación (UNLP).
-Huergo, Jorge y María Belén Fernández (2000), Cultura escolar/cultura mediática.
Intersecciones, Santa Fe de Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional.
-Pere Marquès Graells (2004), METODOLOGÍA DIDÁCTICA Y TIC EN LA
ENSEÑANZA UNIVERSITARIA Facultad de Educación, UAB.
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