El personalismo surge en el siglo XX como una corriente de pensamiento que pone a la persona en el centro. Precursores como Kant, Kierkegaard y representantes como Maritain, Mounier, Nedoncelle y Wojtyla desarrollaron esta idea de la persona como un ser social y comunitario pero también autónomo. El personalismo valora la libertad personal para la realización de cada uno según su vocación en el encuentro con los demás y lo trascendente.