TIPOLOGÍA TEXTUAL- EXPOSICIÓN Y ARGUMENTACIÓN.pptx
Filosofía Antigua: Platón y Presocráticos
1. Unidad 1. Filosofía Antigua (I): Platón
Historia de la Filosofía IES San Tome de Freixeiro (Vigo) 4
3. Antecedentes presocráticos: Heráclito, Parménides y Anaxágoras
Al final de la época arcaica surgen los primeros pensadores, aquellos
que conocemos bajo la denominación de filósofos presocráticos (aunque
algunos son coetáneos, y no anteriores a Sócrates). Inician el periodo
cosmológico de la filosofía griega, pues su reflexión es eminentemente física
(estudian la phýsis o naturaleza) en cuanto hicieron el esfuerzo racional de
buscar el primer principio explicativo de la realidad material o arché, la causa
del movimiento y de la multiplicidad de los seres.
Es un lugar común clasificar al heterogéneo grupo de presocráticos en
función del tipo de respuestas que dieron al problema de la arché: así unos son
monistas, pues afirmaban que el arché era una realidad única, y otros
pluralistas, al señalar que el arché era múltiple.
a. Los monistas
Los milesios (s. VII-VI a.C.): Tales de Mileto es considerado el primer
filósofo de la tradición occidental. Para él el arché era el agua. La causa del
movimiento hay que buscarla en que todo está lleno de dioses (postura
hilozoísta). Hay constancia de que predijo un eclipse de sol (la naturaleza
dejaba de ser caótica y se sometía al orden racional y de la regularidad). Su
discípulo Anaximandro señaló que el arché era material pero indeterminado o
apeirón. Lo determinado surge de lo indeterminado por separación de
contrarios, así que esta es para él la causa del movimiento. Anaxímenes
señaló que el arché era el aire y el cambio procede de dos principios físicos: la
condensación o rarefacción.
Pitágoras (s. VI a.C.) y sus discípulos defendieron que el arché es el
número. Los números constituían la naturaleza de las cosas. Respecto del
movimiento, afirmaba que el dinamismo cósmico procede precisamente de la
tensión entre elementos contrarios. La mística de los números y la
relevancia de las matemáticas influyen notablemente en Platón. En relación a
la concepción del ser humano, para ellos el alma es inmortal y transmigra
de un cuerpo a otro hasta que consigue purificarse y volver de nuevo a la
región celestial de la cual proviene. El cuerpo es la cárcel del alma. Esta
concepción dualista antropológica también deja huella en el pensamiento
platónico.
Heráclito de Éfeso (entre los s. VI y V a.C.): para él el arché es el
fuego, con lo que quería mostrar que la realidad, el cosmos, es continuo fluir.
Todo nace del fuego y perece en él, eternamente, en un eterno retorno. Por
eso, la esencia del cosmos es el movimiento: todo fluye (pánta reí). Por lo
tanto, para Heráclito no hay “ser”, no existe el ser de las cosas, porque no hay
nada que permanezca. La permanencia es pura apariencia. La causa de ese
movimiento es la lucha de contrarios producida por la discordia o guerra,
aunque subyace a esa discordia una íntima armonía racional: el Lógos o
Razón cósmica que lo rige todo. Platón recibe de este autor, a través de su
maestro Crátilo, el exagerado movilismo que lleva a la contingencia, a la
impermanencia, a la caducidad, en definitiva a la imperfección del mundo
sensible o físico, y por lo tanto, a la relatividad del conocimiento mismo.
Parménides de Elea (s. VI e V a.C.): en su poema Sobre la naturaleza,
indica que los seres humanos intentan aproximarse al conocimiento de la
realidad por dos vías: la vía de la verdad (alétheia), entendida como
2. Unidad 1. Filosofía Antigua (I): Platón
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desvelamiento del ser, y la vía de la opinión (dóxa), entendida como simple
conocimiento a través de los sentidos. La primera vía es racional y propia de
los filósofos, la segunda es sensible, propia del conocimiento vulgar, porque
sólo atiende a la multiplicidad y al movimiento y, por lo tanto, a las apariencias.
El eléata afirma que no existe el cambio o movimiento, sino sólo el ser (tò ón),
el arché, pues el ser es, el no ser no es y ni siquiera puede pensarse;
presuponer el movimiento nos llevaría a afirmar que el ser deja de ser para
convertirse en otra cosa (no ser), lo cual es imposible. El ser es inmutable,
eterno, único, continuo, homogéneo y esférico. Parménides puede ser
considerado un antecedente de la distinción de los dos mundos del que hablará
Platón.
b. Los pluralistas
Los pluralistas no conciben el arché como un substrato o fundamento de
la realidad, sino como elementos o raíces físicas de las que están hechas las
cosas.
Empédocles (s.V a.C.): considera que el cósmos está compuesto por
cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego en distinto grado. La causa del
cambio es el amor, que une los elementos, y el odio, que los separa.
Anaxágoras (s.V. a.C.) considera que los elementos que componen
todo son las homeomerías, o semillas, partes del todo que están en todas las
cosas. Es el Noûs o inteligencia cósmica quien ordena la realidad desde la
propia realidad.
Los atomistas, Demócrito y Leucipo, (s. V y IV a.C.) consideran que
los elementos constitutivos de la realidad son los átomos que están en
movimiento eterno y azaroso en el espacio vacío. Al chocar entre sí por azar se
unen y se combinan, dando lugar a los diversos objetos.
Clasificación de los presocráticos
Monistas Pluralistas
Filósofo Arché Causas del
cambio
Filósofo Elemento
constitutivo
Causa
del
cambio
Tales de
Mileto
Agua Hilozoísmo Empédocles Agua, aire,
tierra, fuego
Amor y
Odio
Anaximandro Ápeiron (lo
indeterminado)
Lucha de
contrarios
Anaxágoras Homeomerías Noûs
Anaxímenes Aire Condensación
y rarefacción
Demócrito Átomos en el
vacío
Azar
Pitágoras Número Tensión entre
contrarios
Heráclito Fuego=Lógos La esencia de
la realidad es
el fluir mismo
Parménides Ser No hay
movimiento