El documento habla sobre un chico que empezó a comer letras hace tres años. Primero comió la letra A y luego fue comiendo más letras como B, C y D. Poco a poco fue comiendo palabras cortas como TE, SE y JUAN. Dos días después descubrió que ya no necesitaba comer otras comidas. Tres años después, las letras empezaron a aburrirlo irreversiblemente, pero por esa época desarrolló interés en los barcos en miniatura.