Estrategia de prompts, primeras ideas para su construcción
Prioridades
1. Taller de Religión Octavo
LAS PRIORIDADES 1
En el Sermón del Monte, consignado en el texto bíblico de Mateo 6, Jesús está
llamando a sus verdaderos seguidores a vivir según un estilo de vida diferente,
y orientados por una filosofía distinta arraigada en la eterna Palabra de Dios.
Una de las tensiones que encontramos, es el bombardeo constante de
filosofías contradictorias que se encuentran en total oposición a la verdad como
la conocemos en la Biblia. Y uno de los problemas más grandes en éste mundo
es aprender a identificar nuestras prioridades.
Todos hemos sido motivados a poner “primero lo primero”. El problema es
encontrar que va primero. Todo tipo de exigencias se sitúan sobre un hombre y
mujer de fe. Bien adentro de nuestros corazones sabemos que necesitamos
poner primero lo primero. Es relativamente fácil decir: “Lo principal sobre lo
principal y lo secundario sobre lo secundario”; pero lo difícil es determinar qué
es lo secundario. Realmente requiere una constante reevaluación.
Algunos están bien organizados al respecto. Hacen una lista, uno, dos, tres.
Pero a lo mejor uno no sea este tipo de persona. Puedo hacer bien una lista,
¡pero luego la pierdo! Por eso nuestra respuesta debe estar fuera de nosotros
mismos, en la palabra de Dios. Cuando Jesús habla de nuestras prioridades,
está interesado en tres áreas de nuestras vidas: nuestras actividades, nuestras
ansiedades, y nuestras ambiciones. Volvamos al sermón del monte a fin de
encontrar sus pautas en ésta área. En Mateo 6:19 Jesús dijo: “No os hagáis
tesoros en la tierra”. Jesús nos está hablando a todos nosotros en estas
penetrantes palabras.
No hay mejor forma de medir nuestras prioridades que mirar nuestras
actividades. Nuestras actividades se traducen en prioridades, y Jesús tiene
algunas cosas muy duras que decirnos en cuanto a nuestras actividades, y la
manera como ellas determinan nuestras prioridades.
Nuestras ansiedades son también un indicador de nuestras prioridades. En el
versículo 25 Jesús dijo: “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, que
habéis de comer o que habéis de beber, ni por vuestro cuerpo, que habéis de
vestir”. Todos tenemos preocupaciones, y Jesús toca la mayoría de ellas aquí:
finanzas, moda, alimento, salud y futuro. Las cosas por las cuales me siento
preocupado son las que toman prioridad en mi vida. Si vamos a tener bien
nuestras prioridades es importante que comencemos reconocer cuáles son
1
Tomado de el Libro: “El Sermón del Monte” Ed Water Brook Press, (Asociación Misión Internacional,
Libros Compartir) Autor: Stuart Briscoe, p.p 189 – 197.
2. nuestras prioridades existentes. Si estamos pasando por problemas en
nuestras vidas espirituales, es probable que sea porque tenemos nuestras
prioridades mezcladas.
La palabra buscad que aparece en Mateo 6, nos da una clave a nuestras
ambiciones, las cuales son otra indicación de nuestras prioridades: “Porque los
gentiles buscan todas esta cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis
necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y
su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (vv. 32 – 33). La palabra
busca lleva la idea de deseo, el concepto de ambición y de esfuerzo intensos.
Cuando Jesús habla en cuanto a lo que las personas están buscando, está
básicamente hablando de sus ambiciones. La ambición es un atributo extraño y
fascinante. Demasiada ambición puede arruinar a la persona, pero la falta de
ella puede ser igualmente desastrosa.
La ambición puede ser muy destructiva si es sencillamente egocéntrica. Uno de
los problemas del mundo empresarial hoy reposa en ésta área. Las personas
que “quieren lo que quieren” tan intensamente que son capaces de cualquier
cosa para alcanzar su meta, pueden arruinar vidas a su alrededor. Llegar a la
cima del montón es más importante para ellos que las personas que deben
pisotear para llegar allá. Y éstas personas también se destruirán así mismas en
el proceso de llegar a la misma.
En el extremo opuesto de la escala se encuentra la persona que convierte en
virtud el hecho de desdeñar la ambición. Alguien sin algún tipo de ambición es
menos que humano. Es un insulto para el Dios que los hizo, pues no tiene
intensidad de deseo de ser eso para lo cual fue hecho. Una vez más, se reduce
a prioridades. Si soy totalmente ambicioso hasta el punto de ser egocéntrico,
puedo arruinar mi vida con las fuerzas destructivas que obran en mí. O si
carezco de ambición puedo despilfarrar mi vida.
Nuestro siguiente paso es determinar cuáles de nuestras prioridades son las
más importantes.
Clasificando Nuestras Prioridades
Jesús argumentó en cuanto a las prioridades, en Mateo 6: 1 9 – 20 cuando dijo:
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde
ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el
orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan”. ¿A qué se refería
Jesús?
- Clasificar nuestras actividades
Mida sus actividades a la luz de la eternidad. Use los materiales crudos que
Dios le hadado (su fuerza, sus aptitudes, su tiempo y su energía) según las
3. prioridades establecidas por Dios mismo. Es terriblemente fácil dedicarnos a
actividades que no están ni remotamente relacionadas con la eternidad.
Podemos vivir nuestras vidas terrenales sin “hacer” tesoros celestiales. Y
cuando dejamos el tesoro terrenal que hemos amasado, ¿qué sucede? Queda
para alimento de la polilla y del moho. Y cuando lleguemos a nuestro destino
celestial, no tenemos nada allí, estamos completa y totalmente en la miseria,
habiéndonos engullido la falsa historia del síndrome de éxito, y dedicado a las
ocupaciones terrenales.
Lo mejor suene como si estuviera diciendo que la denominada actividad
secular, trabajar en un banco, si usted lo hace, es equivocada para alguien
espiritual. No, eso no es lo que estoy diciendo en absoluto. Lo que debemos
hacer, sin importar el tipo de actividad, es desempeñar nuestra labor a la luz de
la eternidad. Es posible estar profundamente involucrado en todo tipo de
actividades sin dedicarle un pensamiento a Dios para nada. Si ese es el caso,
nuestras actividades están demostrando que nuestras prioridades son
básicamente mundanas. Debemos clasificar nuestras actividades a la luz de la
eternidad.
- Clasificar nuestras ansiedades
Otra manera de clasificar nuestras prioridades es revisar nuestras ansiedades.
En el versículo 32 Jesús nos insta a mirar nuestras necesidades desde la
perspectiva de Dios, dándonos cuenta que él puede proveer y proveerá para
todas nuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria. Nuestros
estilos de vida, y nuestras prioridades, están determinados por nuestra actitud
hacia la capacidad de Dios para proveer nuestras necesidades. Debo vivir mi
vida a la luz de un tremendo hecho: Mi Padre Celestial conoce mis
necesidades y es absolutamente capaz de suplirlas. Si estoy preocupado por
muchas cosas, como Marta lo estuvo, me perderé lo mejor de mi Padre para
mí. Clasificar mis preocupaciones me mostrará claramente si creo o no en la
providencia de Dios, su capacidad de velar por mí.
- Clasificar nuestras ambiciones
Buscad primero el reino de Dios, nos dice Jesús en el versículo 33. Qué
afirmación tan espléndida. Esto ubica nuestras actividades y ansiedad en
perspectiva. ¿verdad? La mayoría de nosotros tendríamos que admitir que
difícilmente sabemos lo que es el Reino de Dios, ¡mucho menos de cómo
ponerlo de primeras!
Hay dos cosas en cuanto al Reino de Dios, las cuales debemos observar.
Primero que todo, debes ser experimentado. En Juan 3 conocemos a un
hombre llamado Nicodemo, maestro en Israel, altamente elocuente, bien
educado, líder entre los hombres, altamente respetado. Estaba en la cima del
mundo político y académico de su época. Nicodemo había escuchado hablar
4. de este joven carpintero que venía de Nazaret, y estaba interesado en lo que
Jesús tenía que decir. Incluso llamó a Jesús “rabí” (Juan 3:2), título de respeto
que reflejaba su actitud hacia ése hombre de Nazaret.
Jesús no se molesta en charlas triviales cuando éste líder, respetado entre los
judíos, se acerca a él. Él va directo a la raíz del problema del gobernador: “De
cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el Reino
de Dios” (Juan 3:3) . Allí está ese término otra vez, el reino de Dios. Y lo que
Jesús dijo aquí no solo puede ser aplicado a Nicodemo, sino a todos. A fin de
experimentar el reino de Dios, debemos nacer otra vez. Bajo la autoridad de la
palabra de Dios, si no he nacido de nuevo, no puedo ser miembro del reino de
Dios. Esto debe darse primero si queremos que nuestras prioridades estén
acordes con la palabra de Dios.
Este concepto aplica a nuestras ambiciones también, si mi meta en la vida es
“nacer de nuevo”, entonces no me obsesionaré por cosas menores tales como,
ser reconocido o ser millonario. Si ser miembro de su reino es mi primera
prioridad, entonces todos los aspectos de mi vida desembocarán en una
perspectiva adecuada.
Esto lleva a otra idea. Una vez que se ha experimentado el Reino de Dios,
también debe ser expresado. De esto es lo que Pablo estaba escribiendo en 1
Corintios 4: 19 – 20: “Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere, no las
palabras, sino el poder de los que andan envanecidos. Porque el reino de Dios
no consiste en palabras sino en poder”. ¿Qué estaba diciendo?. Estaba
diciendo, sencillamente, que el reino de Dios no es palabras, ¡es dinamita! El
reino de Dios está expresado en el vivir. ¡El reino de Dios está aquí y ahora! No
es algo nebuloso allá en el futuro, en alguna parte. Por lo tanto, mi prioridad
debe ser demostrar el poder de Dios.
Si mi prioridad es sobrevivir en el mundo de los negocios, o sobresalir
socialmente, entonces puedo perder el reino. El reino debe ser experimentado
y expresado. “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para
testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24: 14)
Relacionando Nuestras Prioridades
Primero el Reino: Eso significa que voy a aplicar conceptos eternos a asuntos y
actividades terrenales. Si voy a invertir mi tiempo, fuerza y energía para la
eternidad, a lo mejor tenga que considerar ciertas actividades en términos no
de lo que está mal con ellas, sino en términos de “¿Cuál es su propósito”?. No
puedo justificar mis actividades diciendo que no le hacen daño a nadie. Por el
contrario, debo preguntarme, ¿qué bien estoy haciendo? ¿qué estoy
alcanzando? Esto es aplicar el concepto de lo eterno a lo terrenal.
5. También debo aplicar el concepto de providencia a mis problemas. ¿Mi
preocupación primordial es proteger todo lo que tengo, o estoy preparado para
confiar en Dios y dar algunos pasos de fe?
Entonces debo aplicar el concepto de lo espiritual a lo secular. Incluso la
actividad más insignificante debe hacerse “cómo para el Señor”. ¿Mis
prioridades están acordes con mi orientación eterna” En mis actividades,
ansiedades y ambiciones, ¿tengo la preocupación primordial de que el reino de
Dios sea experimentado por todo tipo de personas? Por encima de otras
preocupaciones ¿deseo que su reino sea extendido? ¿Ésa es la manera cómo
mis prioridades están organizadas? Si es así, habré obedecido la admonición
de Jesús de buscar primero el reino de Dios.
Ejercicio:
A partir de la lectura anterior, responda en la sección de comentarios del blog y
en su cuaderno las siguientes preguntas:
1- En términos prácticos ¿qué es buscar el Reino de Dios?
2- ¿De qué manera nuestras actividades, nuestras ansiedades y nuestras
ambiciones muestran cuales son verdaderamente nuestras prioridades?
3- Cuando usted mira a su alrededor, ¿qué parece que buscan las personas
en nuestra sociedad, de qué se preocupan, y en qué invierten la mayor
parte del tiempo? ¿qué le dice eso en cuanto a sus prioridades?
4- ¿Cuál es su prioridad número uno? ¿cómo se refleja en sus ansiedades,
sus ambiciones y sus acciones?
5- Mencione algunas formas específicas para “hacer” tesoros en el cielo ¿Qué
quiso decir Jesús cuando dijo “ni la polilla ni el orín corrompen, ni los
ladrones minan ni hurtan?
6- ¿De qué manera su vida refleja actualmente las prioridades eternas? ¿De
qué maneras le gustaría esto aún más?