López, L. - Destierro y memoria. Trayectorias de familias judías piemontesas ...
Proyecto Ensayo final del propedeutico-HenzoACelestinoVanterpool.pdf
1. Universidad Autónoma de Santo Domingo (uasd).
FACULTAD DE CIENCIAS - UASD.
Departamento de Postgrado.
Asignatura:
Curso propedéutico: Enseñanza de la historia y geografía.
Facilitadora:
María Teresa González.
Alumno:
Henzo Alexanderl Celestino Vanterpool.
Módulo:
#1
Trabajo final:
Ensayo
Tema del ensayo:
- Marco histórico conceptual de la geografía: fundamentos
pedagógicos, paradigmas y replanteamiento de la enseñanza de la
geografía. Por Soraida Vásquez Nova.
- Marco conceptual de la historia: el conocimiento histórico,
paradigmas y la nueva enseñanza de la historia. Por Wilson
Enrique Genao.
- Los nuevos paradigmas en las ciencias sociales y su
aplicación pedagógica. Por Miguel Sang Ben.
Fecha:
16 /03/2024
2. Los libros "Marco histórico conceptual de la geografía" de Soraida Vásquez
Nova, "Marco conceptual de la historia" de Wilson Enrique Genao y "Los nuevos
paradigmas en las ciencias sociales y su aplicación pedagógica" de Miguel Sang
Ben, representan valiosas contribuciones al debate sobre la renovación de la
enseñanza de las ciencias sociales en República Dominicana. Estos autores,
desde sus respectivas disciplinas y experiencias, coinciden en la necesidad de
repensar críticamente los fundamentos teóricos, epistemológicos y
metodológicos que han guiado tradicionalmente la educación geográfica,
histórica y social en nuestro país.
Vásquez Nova nos invita a cuestionar los enfoques descriptivos y memorísticos
que han predominado en la enseñanza de la geografía, y a adoptar perspectivas
más analíticas, críticas y transformadoras, que permitan a los estudiantes
comprender y actuar sobre los complejos problemas socio-espaciales de nuestro
tiempo. Para ello, propone incorporar nuevos paradigmas geográficos, como la
teoría de sistemas, la geografía humanista y la geografía radical, que enfatizan
la dimensión social, subjetiva y política del espacio.
Genao, por su parte, nos convoca a repensar la naturaleza del conocimiento
histórico y las implicaciones para su enseñanza. Cuestiona los enfoques
positivistas y nacionalistas que han reducido la historia a una narrativa única y
lineal de eventos y personajes, y aboga por una didáctica que promueva el
pensamiento histórico, la empatía, la multiperspectividad y el compromiso con
los problemas del presente. Esto implica reconocer la naturaleza interpretativa y
constructiva de la historia, y fomentar en los estudiantes habilidades de
indagación, argumentación y contextualización.
Sang Ben, desde una mirada más interdisciplinaria, nos invita a considerar los
nuevos paradigmas que están transformando las ciencias sociales, como la
complejidad, el caos, el constructivismo y la teoría crítica. Argumenta que estos
enfoques no solo ofrecen marcos más ricos y dinámicos para comprender la
realidad social, sino que también tienen profundas implicaciones para la
enseñanza. Nos desafían a superar los reduccionismos y determinismos, a
reconocer la multidimensionalidad de los fenómenos sociales, y a fomentar en
los estudiantes el pensamiento sistémico, la creatividad y la participación
transformadora.
En conjunto, estos autores nos convocan a repensar profundamente el sentido y
las estrategias de la educación en ciencias sociales en República Dominicana.
3. Nos invitan a formar ciudadanos críticos, reflexivos y comprometidos con su
entorno, capaces de comprender y actuar sobre los complejos problemas
sociales, económicos, políticos y ambientales que enfrentamos como país y
como humanidad. Y nos animan a construir una educación más pertinente,
inclusiva y emancipadora, que reconozca y potencie la diversidad de saberes y
experiencias de nuestros estudiantes y comunidades.
Un primer aspecto que resaltan estos autores es la necesidad de superar los
enfoques tradicionales que han dominado la enseñanza de las ciencias sociales
en nuestro país. Como señala Vásquez Nova, la geografía escolar ha estado
marcada por un énfasis en la memorización de nombres de lugares, accidentes
geográficos y datos estadísticos, sin una adecuada comprensión de los procesos
socio-espaciales subyacentes. Esto ha generado una visión fragmentada y
descontextualizada del espacio, que poco contribuye a formar ciudadanos
conscientes y participativos en la gestión de su territorio.
Frente a ello, Vásquez Nova propone incorporar nuevos paradigmas geográficos
que enfaticen la dimensión social y política del espacio. Por ejemplo, la teoría de
sistemas nos invita a comprender el espacio como un conjunto de elementos
interconectados y interdependientes, tanto naturales como humanos, que
configuran la organización territorial. La geografía humanista, por su parte,
destaca la experiencia subjetiva y vivencial del espacio, los significados y valores
que las personas atribuyen a los lugares. Y la geografía radical nos desafía a
analizar críticamente las relaciones de poder que estructuran el espacio, las
desigualdades y conflictos territoriales.
Genao, en sintonía con esto, cuestiona los enfoques positivistas que han
reducido la historia a una simple crónica de hechos y personajes, sin considerar
su complejidad interpretativa y su relevancia para el presente. Argumenta que
esta visión no solo es poco motivadora para los estudiantes, sino que además
reproduce una concepción objetivista y legitimadora del pasado, que poco
contribuye a formar un pensamiento histórico crítico y transformador.
Como alternativa, Genao propone una enseñanza de la historia centrada en el
desarrollo de habilidades de indagación, interpretación y argumentación
histórica. Esto implica trabajar con diversas fuentes y perspectivas, formular
preguntas y problemas históricos relevantes, analizar causas y consecuencias,
y sobre todo, relacionar el pasado con los desafíos del presente. Se trata de
formar una conciencia histórica que permita a los estudiantes situarse como
4. sujetos históricos, comprender la historicidad de su realidad social, e imaginar
futuros alternativos.
Sang Ben, por su parte, nos invita a considerar los aportes de los nuevos
paradigmas científicos para renovar la enseñanza de las ciencias sociales. La
teoría de la complejidad, por ejemplo, nos desafía a abordar los fenómenos
sociales desde una perspectiva sistémica e interdisciplinaria, reconociendo la
interacción dinámica y no lineal entre múltiples factores y niveles de análisis.
Esto implica superar los reduccionismos y mecanicismos que han primado en las
ciencias sociales, y adoptar un pensamiento complejo que pueda dar cuenta de
la multidimensionalidad de lo social.
El constructivismo, por otro lado, nos recuerda que el conocimiento no es un
reflejo pasivo de la realidad, sino una construcción activa del sujeto en
interacción con su entorno. Esto tiene profundas implicaciones para la
enseñanza, ya que nos invita a reconocer el papel protagónico de los estudiantes
en su propio aprendizaje, a partir de sus saberes previos, intereses y
experiencias. Se trata de fomentar un aprendizaje significativo y contextualizado,
que permita a los estudiantes construir y reconstruir sus propias comprensiones
sobre el mundo social.
La teoría crítica, por su parte, nos desafía a cuestionar las relaciones de poder y
dominación que subyacen a los conocimientos y prácticas sociales. Nos invita a
develar los supuestos ideológicos y los intereses que orientan la producción y
circulación del conocimiento, y a fomentar una educación emancipadora que
contribuya a la transformación social. Esto implica reconocer la dimensión
política de la educación, y asumir un compromiso ético con la justicia, la
democracia y la inclusión.
Otro aspecto que destacan estos autores es la importancia de la
interdisciplinariedad en la enseñanza de las ciencias sociales. Como señala
Sang Ben, los problemas sociales son complejos y multidimensionales, y
requieren de miradas integradoras que puedan articular los aportes de diversas
disciplinas. La geografía, la historia, la sociología, la antropología, la economía,
entre otras, ofrecen perspectivas complementarias para comprender la realidad
social en toda su complejidad.
5. Esto implica superar la fragmentación y especialización excesiva del
conocimiento, y fomentar un diálogo interdisciplinario que permita abordar los
problemas sociales desde múltiples ángulos. Se trata de promover en los
estudiantes un pensamiento integrador y relacional, que pueda conectar los
diversos aspectos de la realidad social, y generar soluciones creativas e
innovadoras a los desafíos de nuestro tiempo.
En este sentido, Vásquez Nova y Genao también destacan la necesidad de
articular la enseñanza de la geografía y la historia con la educación ciudadana y
la formación en valores. Como señala Vásquez Nova, la geografía no es solo
una disciplina académica, sino también una herramienta para la participación y
la transformación social. Comprender el espacio geográfico implica reconocer
los derechos y responsabilidades que tenemos como ciudadanos en la gestión
de nuestro territorio, en la preservación de nuestros recursos naturales y
culturales, y en la construcción de una sociedad más justa y sostenible.
Genao, por su parte, argumenta que la historia no es solo un conocimiento sobre
el pasado, sino también una fuente de sentido y de identidad para el presente y
el futuro. Comprender nuestra historia nos permite reconocernos como parte de
un proyecto colectivo, valorar nuestras raíces y diversidad cultural, y asumir un
compromiso ético con la memoria y la reparación de las injusticias históricas. Se
trata de formar una ciudadanía crítica y participativa, que pueda intervenir
activamente en la construcción de su propia historia.
Otro punto en común entre estos autores es la necesidad de renovar las
estrategias didácticas y evaluativas en la enseñanza de las ciencias sociales.
Como señala Vásquez Nova, la geografía requiere de metodologías activas y
participativas, que permitan a los estudiantes explorar y comprender su entorno
de manera directa y vivencial. Esto implica fomentar el trabajo de campo, la
cartografía social, la investigación-acción participativa, entre otras estrategias
que permitan a los estudiantes construir un conocimiento situado y significativo
sobre su territorio.
Genao, en sintonía con esto, propone una didáctica de la historia centrada en la
indagación, la interpretación y la argumentación. Esto implica trabajar con
fuentes históricas diversas y contrastantes, formular preguntas y problemas
históricos relevantes, analizar causas y consecuencias, y sobre todo, relacionar
el pasado con los desafíos del presente. Se trata de fomentar un aprendizaje
6. activo y reflexivo, que permita a los estudiantes desarrollar habilidades de
pensamiento histórico y construir sus propias interpretaciones sobre el pasado.
Sang Ben, por su parte, destaca la importancia de la evaluación formativa y
auténtica en la enseñanza de las ciencias sociales. Argumenta que la evaluación
no debe reducirse a la medición de conocimientos factuales o conceptuales, sino
que debe valorar el desarrollo de habilidades, actitudes y valores relacionados
con el pensamiento social, la participación ciudadana y la transformación de la
realidad. Esto implica utilizar una variedad de instrumentos y estrategias
evaluativas, como proyectos, ensayos, debates, simulaciones, entre otros, que
permitan a los estudiantes demostrar sus aprendizajes en contextos reales y
relevantes.
Por último, estos autores coinciden en la necesidad de fortalecer la formación y
el desarrollo profesional de los docentes de ciencias sociales. Como señala
Vásquez Nova, la renovación de la enseñanza de la geografía requiere de
docentes actualizados en los nuevos paradigmas y enfoques de la disciplina, y
comprometidos con la transformación de sus prácticas pedagógicas. Esto
implica fomentar espacios de reflexión, investigación y sistematización de
experiencias entre los docentes, que permitan construir conocimiento situado y
pertinente sobre la enseñanza de la geografía en nuestro contexto.
Genao, por su parte, destaca la importancia de la formación histórica y didáctica
de los docentes, que les permita no solo dominar los contenidos disciplinares,
sino también diseñar e implementar estrategias de enseñanza-aprendizaje
acordes con los nuevos enfoques de la educación histórica. Esto implica
fomentar una formación docente reflexiva y crítica, que permita a los profesores
cuestionar sus propias concepciones y prácticas, y transformarlas en función de
los desafíos de la sociedad actual.
Sang Ben, en esta misma línea, argumenta que la formación de los docentes de
ciencias sociales debe ser integral, interdisciplinaria y contextualizada. No basta
con una sólida formación disciplinar, sino que se requiere también de una
formación pedagógica, didáctica, ética y política, que permita a los docentes
asumir su rol como intelectuales transformativos y agentes de cambio social.
Esto implica fomentar una formación docente basada en la investigación, la
reflexión crítica y el compromiso social, que permita a los profesores construir y
reconstruir permanentemente su identidad y su práctica profesional.
7. En definitiva, los libros de Soraida Vásquez Nova, Wilson Enrique Genao y
Miguel Sang Ben representan valiosos aportes para repensar y renovar la
enseñanza de las ciencias sociales en República Dominicana. Desde sus
respectivos campos disciplinares y experiencias educativas, estos autores nos
invitan a cuestionar los enfoques tradicionales que han primado en la educación
geográfica, histórica y social, y a adoptar nuevos paradigmas y estrategias que
permitan formar ciudadanos críticos, reflexivos y comprometidos con la
transformación de su realidad.
Sus propuestas nos desafían a superar la fragmentación y descontextualización
del conocimiento social, a reconocer la complejidad y multidimensionalidad de
los fenómenos sociales, y a fomentar un aprendizaje significativo, situado y
transformador. Nos invitan a articular la enseñanza de las ciencias sociales con
la educación en valores, la formación ciudadana y la construcción de una
sociedad más justa, democrática y sostenible.
Pero más allá de sus valiosas contribuciones teóricas y metodológicas, estos
autores nos recuerdan que la renovación de la enseñanza de las ciencias
sociales es un imperativo ético y político en el contexto actual de nuestro país.
En un momento histórico marcado por profundas desigualdades, conflictos
sociales y desafíos ambientales, la educación geográfica, histórica y social tiene
un rol fundamental en la formación de una ciudadanía empoderada, crítica y
participativa, capaz de comprender y transformar su realidad.
En este sentido, los libros de Vásquez Nova, Genao y Sang Ben no son solo una
invitación a repensar nuestras prácticas educativas, sino también un llamado a
asumir nuestro compromiso como educadores y ciudadanos con la construcción
de un proyecto de sociedad más justo, inclusivo y democrático. Un proyecto en
el que la enseñanza de las ciencias sociales sea un espacio de formación de
sujetos históricos, de diálogo de saberes, de construcción colectiva de
conocimientos y de transformación social. Un proyecto en el que, como dice
Freire, la educación sea una práctica de libertad y de esperanza en un mundo
más humano y justo para todos y todas.
8. Bibliografía:
Genao, Wilson Enrique. Marco conceptual de la historia: el conocimiento
histórico, paradigmas y la nueva enseñanza de la historia. Santo Domingo:
Editora Universitaria UASD, 2020.
Sang Ben, Miguel. Los nuevos paradigmas en las ciencias sociales y su
aplicación pedagógica. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 2018.
Vásquez Nova, Soraida. Marco histórico conceptual de la geografía:
fundamentos pedagógicos, paradigmas y replanteamiento de la enseñanza de la
geografía. Santo Domingo: Editora Búho, 2019.