El documento contrasta la diferencia entre oír y escuchar, señalando que escuchar es una virtud que pocos poseen. Explica que la mala comunicación es la principal causa de divorcio debido a no saber escucharse adecuadamente. Finalmente, afirma que la capacidad de discutir discrepancias y resolver problemas a través de la escucha es fundamental para tener relaciones fructíferas tanto en el matrimonio como en otros ámbitos como el trabajo o la escuela.