1. Cap. III
PENSAR EN EL FUTURO

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PENSAR EN EL FUTURO
Muchos padres aunque los alimenten, vistan y
cuiden a sus hijos hacen poco o nada por fortalecer
su carácter.
Las tareas de la casa, las compras, las cuentas, la
ocupación del tiempo de ocio, llevar y traer a los
niños, adaptarse a un horario estricto, impiden la
reflexión.
Lo que los padres parecen no comprender es que las
futuras dificultades de sus hijos, con la fe, la moral la
estabilidad matrimonial no aparecen de un día para
otro.

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Lo que hace o se deja de hacer en la infancia
influye directamente en la mayor o menor
resistencia de los chicos o la presión del
materialismo de abandonar los valores
cristianos y adoptar una diferente forma de vida.
El fin de la vida, en consecuencia, es la
obtención del placer y la huida del dolor.
Los adolescentes tienen a su alcance
oportunidades sin limite para el placer, el poder
y el escapismo.

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“La conciencia bien formada, una creencia
religiosa firme, la relación piadosa con Dios, la
confianza en la capacidad de juicio de los
padres, un hábito de autocontrol adquirido a lo
largo de la vida (diciendo que “no” a lo que les
apetece), el respeto por los derechos humanos
de los demás; todo estos rasgos fortalecen la
voluntad de una persona para resistir”.
Conducen en último
termino a la verdadera
felicidad y al éxito de la
vida.
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En conclusión los padres que no se
esfuerzan deliberadamente por
enseñar estas cosas a sus hijos – de
palabra y con su propio ejemplo –
están buscándose un gran disgusto