El documento describe los pasos para construir un reloj solar, incluyendo comprender conceptos como la diferencia entre hora solar y hora oficial, y cómo los relojes solares deben construirse para cada latitud. Explica que una vez comprendidos estos conceptos, el autor dibujó y pegó las piezas básicas pero descubrió que faltaba un cuadrante para proyectar la sombra correctamente y así funcionara el reloj.

1. MI RELOJ SOLAR
A simple vista un reloj solar parece algo muy sencillo de construir, pues para ojos inexpertos no
es más que un simple triángulo pegado a una base cualquiera. Pero cuando uno se plantea fabricar uno
de estos relojes se da cuenta de que son muchas las cosas a tener en cuenta.
En primer lugar un mismo reloj no se puede utilizar en todos los lugares del mundo, sino que se
ha de construir uno diferente para cada latitud, esto es, para cada distancia angular entre el ecuador y
cualquier otro punto del planeta. Además hay que tener unas nociones básicas para interpretar un reloj
solar, ya que la hora solar real no es la misma que la hora oficial de cada región.
Para poder construir mi reloj solar debí familiarizarme con varios términos a fin de comprender
cómo utilizarlo. Se define el día solar verdadero como el intervalo de tiempo transcurrido entre dos
pasos consecutivos del Sol por el meridiano del lugar (dos mediodías), pero los días así definidos no
tienen todos la misma duración. El llamado día solar medio es el promedio entre todos los días
verdaderos y de este obtenemos la hora solar media. Con el objetivo de aprovechar al máximo las horas
de luz solar, en muchos países se adelantó la hora. Esta, que es la que utilizamos habitualmente, se
denomina hora oficial, y que toma como referencia la hora legal que se corresponde con la del
meridiano de Greenwich.
Una vez claros estos conceptos comencé a fabricar mi reloj. Dibujé la base del reloj y un
triángulo rectángulo cuyos ángulos agudos fuesen los de la latitud y colatitud de Arrecife. Recorté las
piezas y en la base dibujé las líneas correspondientes a las horas, con una separación de 15º.

2. Pegué las piezas y ¡ya estaba acabado! ¿O no? Cuando probamos los relojes nos dimos cuenta
de que algo fallaba, la hora no era la que debería señalar y repasamos todo lo que habíamos hecho.
Resulta que nos faltaba una tercera pieza, en la que se debía proyectar la sombra de nuestro gnomon, el
cuadrante. Al final como resultado quedó este reloj solar: