El autor critica el sistema de evaluación actual por estar demasiado enfocado en la memorización y repetición en lugar de la comprensión. Propone una evaluación continua que valore el proceso de aprendizaje en lugar de solo el resultado, así como una enseñanza más práctica y basada en múltiples inteligencias. También sugiere que la familia y la sociedad participen más en el sistema educativo.