El documento establece la obligatoriedad de informar a los consumidores sobre los ingredientes y alérgenos en los alimentos empaquetados y preparados. Desde diciembre de 2014, los establecimientos de restauración y tiendas deben declarar los ingredientes que contienen sustancias alergénicas. Están sujetos a controles sanitarios y sanciones por incumplimientos relativos a la seguridad alimentaria.