El documento describe las rehabilitaciones polémicas de ciudades y pueblos extremeños que enfrentan a promotores municipales y ciudadanos. Menciona proyectos problemáticos en Alburquerque, Badajoz, Mérida, Cáceres y Olivenza. También habla de la controvertida obra en el parque de "Santa Lucía" en Jerez de los Caballeros impulsada por el ayuntamiento. El autor pide a los ciudadanos oponerse a estos atropellos votando a políticos responsables en las próximas elecciones.
1. EL LIBRO NEGRO DEL PATRIMONIO EXTREMEÑO.
AHORA JEREZ DE LOS CABALLEROS
Las ciudades y pueblos con rehabilitaciones polémicas no paran de crecer. Enfrentamien-
tos entre promotores, normalmente las corporaciones municipales, y los ciudadanos. Los
protagonistas se repiten: un arquitecto narcisista que realiza el proyecto y una corporación
municipal deseosa de “rentabilizar” su patrimonio.
Por otro lado, los técnicos de la administración autonómica y municipal se posicionan, ha-
bitualmente, con el arquitecto y la administración correspondiente. Frente a esta arrolladora
maquinaría oficial, los ciudadanos se ven, en demasiadas ocasiones, desasistidos e inermes al
resultar casi imposible acceder a los proyectos.
Recordemos el primer proyecto de la hospedería faraónica con ascensor de cristal del al-
calde Vadillo de Alburquerque. O del segundo proyecto que vació varios baluartes de la línea
de los Portugueses para soterrar en ellos la hospedería. O del tercer proyecto para reconvertir
la hospedería en Centro de Interpretación, a día de hoy acondicionada y cerrada. Se han en-
terrado en las obras más de seis millones de euros. Eran los malos “buenos tiempos”,el tiempo
de las hospederías y los palacios de congresos.
En Badajoz brilla con luz propia la “rehabilitación” del interior del fuerte de San Cristóbal. La
destrucción del fuerte se ha conseguido con un modesto presupuesto ¡Dos millones de euros!
Hoy, rehabilitado y reparado, está cerrado. Las empresas de restauración no han mostrado
interés en su explotación, quizá esperen instalarse en el mercado gourmet.
En el larguísimo proceso del cubo de Biblioteconomía, tomaron protagonismo la amalgama
de palmeros que, sólidamente unidos por lazos de clientelismo, infundieron el descrédito y el
linchamiento público contra nuestra Asociación. Repitieron, sin rubor, que tirar el cubo ponía
en peligro la continuidad de la facultad. Hoy, sin cubo, hay espacio suficiente para ofertar,
además, los estudios de periodismo ¿Quién mintió?
En Mérida la polémica saltó con la urbanización del entorno del Templo de Diana, ocul-
tando estructuras arqueológicas, alterando cotas y cortes estratigráficos y descontextualizado
restos de diversas cronologías.
En Cáceres el Hotel Atrio fue denunciado al considerarse un “expolio” del Patrimonio Histó-
rico de Cáceres. La oposición ciudadana y las asociaciones vecinales obligaron a modificar
el proyecto. También se ha modificado el proyecto del Hospital Provincial de Badajoz para
hacerlo más respetuoso, demostrando que cuando se quiere se puede.
En Olivenza se proyectó una hospedería en el baluarte de San Juan de Dios. Se excusó el
vaciado del baluarte para encajar una piscina y un spa al aire libre. El vaciado del baluarte
arruinó un caballero, puso en peligro la galería de contramina y, después, para completar el
desaguisado, se utilizó el revellín de Santa Ana como cantera.
Y ahora en Jerez de los Caballeros. Con un arquitecto y una corporación, se promueve una
desafortunada obra que altera el parque romántico de “Santa Lucía”.
Hay temor entre la ciudadanía a protestar por ser el Ayuntamiento el principal “agente” de
empleo. Parece que la Extremadura profunda en lugar de extinguirse, resurge mutando los
personajes en pleno siglo XXI. Por último, la Comisión de Patrimonio de la Junta se inhibe al ser
Jerez ciudad histórica y contar con un Plan de Protección Especial. ¿Hubiera pasado lo mismo
si la Alcaldesa hubiera sido de otro partido político diferente?
Los ciudadanos debemos atajar estos atropellos. Así, frente a estas políticas, nuestra res-
puesta debe pasar por “botar” a los políticos irresponsables. El próximo año, con citas electo-
rales, los ciudadanos tenemos la oportunidad de “votar” con responsabilidad.
2. 2
RECORDANDO A JOSÉ MANCERA,
ARQUITECTO Y ACUARELISTA
Román Hernández Nieves
Los hombres importantes, si entre otros valo-
res tienen el de la modestia y la humildad,
están condenados fácilmente al olvido. Pensa-
mos que algo de esto le ha pasado al ilustre hijo
de los Santos de Maimona, José Alejandro Ma-
cera Martínez, arquitecto de profesión y pintor
de vocación compartida.
Siempre tuvimos en
nuestro punto de mira
celebrar una exposición
antológica dedicada
a José Mancera, con el
correspondiente catá-
logo de su vida y obra,
como las exposiciones
que habíamos hecho
a otros artistas santeños
como Manuel Santiago
Morato, Ramón Fernán-
dez Moreno y los herma-
nos Tinoco. Mi jubilación
frenó ese proyecto ex-
positivo en el Museo de
Bellas Artes de Badajoz,
pero aún puede ser po-
sible en otros ámbitos.
José Alejandro Mancera Martínez nació el
28 de junio de 1929 en los Santos de Maimona.
Se licenció en Arquitectura en la Escuela Téc-
nica Superior de
Arquitectura de
Madrid en 1963.
Este mismo año
fue contratado
como Arquitec-
to de la Delega-
ción del Guadia-
na por el antiguo
Instituto Nacional
de Colonización,
donde permane-
ció hasta su con-
tratación como
arquitecto de la
Diputación Pro-
vincial de Badajoz
en abril de 1975,
donde fue nom-
brado primero Jefe de Sección de Arquitec-
tura y Urbanismo en 1980 y Jefe de Servicio
en 1984. Causo baja en la Diputación de Ba-
dajoz por jubilación en 1994. Casó con doña
María del Carmen Goitia Campos, fruto de
esta unión nacieron cinco hijos. La proceden-
cia norteña de su esposa explica la relación
de Mancera con San Sebastián, sus frecuentes
estancias en la zona norteña y la plasmación
en su obra con abundantes acuarelas de ma-
rinas y paisajes relacionados con ambientes
marineros y portuarios. José Mancera murió en
Badajoz el 24 de septiembre de 2003.
La arquitectura fue su profesión y modus vi-
vendi y, en paralelo, su faceta artística como
acuarelista fue practicada magistralmente
como vocación personal. Como arquitecto
dirigió durante 19 años todas las obras que
ejecutó la Diputación en la provincia y en la
ciudad de Badajoz: Casas-ayuntamientos, ho-
gares de pensionistas. Parques de bomberos,
instalaciones deportivas, pavimentaciones y
urbanizaciones, cementerios, centros sanita-
rios, casas de cultura, piscinas municipales,
básculas, centros sociales, mataderos, merca-
dos, parques y jardines, etc.
En Badajoz, además de las obras ejecuta-
das para la propia institución provincial en sus
instalaciones en el Museo de Bellas Artes o en el
Conservatorio de Música, realizó algunas obras
especialmente importantes como la ejecuta-
da en el Hospital
Provincial de San
Sebastián y otras
en su localidad
de los Santos de
Maimona como
el Barrio del Santo
Ángel o la Amplia-
ción de la Casa
de la Cultura.
Por su importan-
cia en el conjunto
de obras realiza-
das por Mancera y
la actualidad del
tema en el nuevo
uso que se estudia
en estos días para
el edificio del Hos-
José Mancera en 1991
Trujillo
3. 3
pital Provincial de San Sebastián parece opor-
tuno recordar El Proyecto básico de ampliación
y acondicionamiento del hospital provincial San
Sebastián, cuya Memoria fue elaborada en 1979
y el Proyecto fue aprobado por la Diputación el
11 de junio de 1982. La importante y amplia ac-
tuación del arquitecto Mancera en
el hospital —-según la citada Memo-
ria— establecía y se planteaba en los
siguientes términos:
Por todo cuanto antecede se ha
estimado necesario tratar de corregir
al máximo las deficiencias funcionales
y constructivas del edificio así como
la actualización de las instalaciones
y la creación de algunas inexistentes.
El proyecto... ocupa una superfi-
cie de 6.300 m2
desarrollándose en
cuatro niveles habiéndose conse-
guido las dos últimas plantas con la
elevación de la planta abohardilla-
da y bajando el entramado del te-
cho de la actual planta 1ª.
Puerta Pilar
Se preve asimismo una zona de sótano.
…el Hospital quedará como edificio exento,
con cuatro fachadas…
José Mancera ejecutó con rigor el encar-
go recibido por lo que el edificio que actual-
mente contemplamos, salvo modificaciones
sin importancia, es obra del experimentado
arquitecto de la Diputación pacense al que
dedicamos estas páginas.
Como acuarelista y en un análisis global de
la pintura de Mancera puede afirmarse que su
obra mantuvo un estilo caracterizado por la
limpieza y diafanidad de sus composiciones;
por unos encuadres en los que se fue elimi-
nado progresivamente los elementos acceso-
rios optando por lo esencial. Sus maduradas y
meditadas acuarelas mezclan la claridad con
los entornos y contornos evanescentes, con las
atmosferas y ambientes envolventes, unas ve-
ces de tranquilidad atmosférica y otras de cie-
los aborrascados y tempestuosos, al modo de
Turner. La crítica artística le calificó de maestro
en el género y le ubicó a la cabecera de los
acuarelistas extremeños.
Desde estas páginas de la revista de la Aso-
ciación de Amigos de Badajoz deseo humil-
demente saldar mi personal deuda con José
Mancera, Pepe Mancera para los amigos, re-
cordándole en un libro de reciente publicación
por parte de la Imprenta Provincial titulado
JOSÉ MANCERA MARTINEZ. ARQUITECTO Y ACU-
RELISTA. Nuestro recuerdo y reconocimiento
aquí y ahora (hic et nunc que dirían los latinos)
a un hombre tan destacado como olvidado.
San Sebastian
Marina
4. 4
LA CAÑADA DE SANCHA BRAVA:
EL CAMINO PERDIDO
Josefina Becerra Santos
Mª Ángeles García
Vivo al lado de lo que fue durante mu-
cho tiempo una importante calzada que
unía culturas, costumbres y vertebraba una an-
tiquísima actividad económica. Estoy hablan-
do de la Cañada de Sancha Brava. Este lugar
hoy está perdido para la memoria colectiva de
nuestra ciudad.
¿Quién puede recordar
algo así, cuando el asfalto,
el descuido y el abandono
han hecho su lugar natural
en ella? Ya no se escucha
el sonido de los enormes re-
baños que periódicamen-
te inundaban de vida estos
lugares.
Es difícil interpretar, des-
de la perspectiva de cual-
quier pacense, un peque-
ño cartel con unos pocos
colores, en dónde, como
único vestigio del pasado,
se indica que por allí pasó
tan histórica senda. (Inser-
tar imagen).
Como siempre, vivimos
de espalda a nuestra his-
toria. No valoramos nues-
tras raíces y así, estamos
condenados a perderlas.
Muchos pensaréis que qué
tiene eso que ver con vo-
sotros. Pues bien, intentare-
mos hacer un breve repaso
de nuestra historia común.
Antes de la llegada de
los romanos a nuestra re-
gión, los pueblos que la ha-
bitaban: vetones, lusitanos
y turdetanos, entre otros,
tenían diversas maneras de
sobrevivir.
Si bien los turdetanos,
que habitaban la zona sur,
eran más evolucionados
desde el punto de vista so-
cioeconómico, los vetones
y lusitanos practicaron una
economía más ganadera y
pastoril. Ya desde antaño, nuestra tierra estuvo
ligada a ovejas y cabras que constituían la base
económica de estos pueblos.
Con la conquista romana, algunos de estos
pastores, Viriato por ejemplo, no se lo puso fácil a
la temida Roma. Mientras que ésta quería, por in-
tereses propios de autoabastecimiento, desarro-
llar una economía agraria, los pueblos antes cita-
dos no iban a consentir que se les quitara su forma
de vida trashumante y los pastos a su ganado.
5. 5
Cuando, con la caída del Imperio Romano y
la llegada de visigodos, alanos, suevos…, entra
en crisis la vida urbana y se impone la rural, en-
torno a grandes latifundios donde la población
tiene que autoabastecerse, de nuevo la gana-
dería se impone. Prueba de lo anterior, será el
Fuero juzgo de los visigodos en donde se recoge
con detalle, las regulaciones de la trashuman-
cia, los derechos de los pastores frente a la agri-
cultura y la prohibición, entre otras, de cercar las
tierras comunales.
Ya en épocas musulmanas, a partir del siglo VIII,
si bien la agricultura se enriquece con nuevas téc-
nicas y cultivos (recordemos las norias, acequias,
albercas), las tierras menos fértiles fueron ocupa-
das por bereberes que
continuaron, como en sus
lugares de orígenes, norte
de África, con una econo-
mía pastoril. Se favorece
así, una economía gana-
dera basada en la oveja.
Puede ser, como opina el
historiador Klein y otros his-
toriadores como Robert S.
López, que estas ovejas
supusieran la primera en-
trada de la oveja de raza
merina traída desde el Ma-
greb, a nuestra Península.
La época de la «Re-
conquista» cristiana, fue
dura y envuelta en un ir
y venir de escaramuzas,
batallas y fronteras. La
situación geográfica de
nuestras tierras, sin «fron-
teras naturales», acentuó
la inclinación a la gana-
dería de más fácil defen-
sa por su movilidad.
La ciudad de Badajoz
fue «conquistada» por
Alfonso IX en 1230 e in-
mediatamente, en ese
mismo año se unen los
reinos de Castilla y el de
León con Fernando III el
Santo, con quien termina
la reconquista extremeña
y con ella llega el reparto
de grandes latifundios a
los que han contribuido a
tal hazaña: Iglesia, Noble-
za y Órdenes Militares y por supuesto, el Rey.
Citando a Vicente Paredes: «La repoblación
del territorio conlleva la expansión de la actividad
agropecuaria. Nobleza, monasterios y órdenes mi-
litares apostarán por ganadería extensiva que re-
quería un menor grado de ocupación y mano de
obra menos numerosa. Se daban así los factores
básicos para que la opción ganadera y forestal se
impusiera sobre la orientación agrícola».
No podemos olvidar que nuestra tierra tiene
un clima suave que permite usar los pastos tam-
bién en invierno, mientras que el norte del rei-
no de León, tenía buenos pastos en verano. Se
daba así la combinación perfecta para verte-
brar ese ir y venir de ganado y se inicia esa apor-
tación y suma de costumbres, ideas y raíces.
Teniendo en cuenta que otra gran riqueza de
Castilla era el trigo, los reyes (empezando por el su-
cesor de Fernando III, Alfonso X el Sabio) se ven en
la necesidad de promulgar leyes para defender a
unos y a otros, protegiendo
las cosechas en general,
al establecer caminos de-
limitados para el ganado
entre las tierras cultivadas
(cañadas, cuerdas, cor-
deles, etc.) para facilitar
la trashumancia y el paso
entre unas zonas de pas-
tos y otras, generalmente
situadas en zonas de difícil
roturación.
Desde antaño, los ga-
naderos se reunían en
asambleas o consejos
llamados «mestas» (la
palabra mesta proviene
de mixta, que significa
‘mezclada’), dos o tres
veces al año con el fin
de tratar de los negocios
concernientes a sus ga-
nados y para distinguir
y separar los mestencos
(animales sin dueño co-
nocido) que se hubiesen
mezclado.
Para regular todo este
sistema surgieron asocia-
ciones ganaderas que,
con Alfonso X se organi-
zaron en el Honrado Con-
cejo de la Mesta en 1237
y con él, una gran canti-
dad de privilegios para la
ganadería trashumante.
El Honrado Concejo
de la Mesta de Pastores,
reunía a todos los pasto-
res de León y de Castilla en una asociación na-
cional y les otorgaba importantes prerrogativas
y privilegios tales como eximirlos del servicio mili-
tar y de testificar en los juicios, derechos de paso
y pastoreo, etc.
Unico recuerdo que queda junto al Seminario
indicando que esa calle es Cañada Real
6. 6
En Extremadura la mayor parte de las de-
hesas de la época medieval, se dedicaban al
arrendamiento de invernaderos de ganado y
de ello procedían los mayores ingresos señoria-
les sobre todo cuando la lana de oveja merina,
por su calidad, se convirtió en un producto de
exportación a los telares flamencos, con una
gran reputación por entonces. No obstante, si
bien a los ganaderos de la Mesta les resultaba
muy rentable el comercio con Flandes y, en
consecuencia, mantener el flujo con las indus-
trias de aquel país en detrimento de las castella-
nas, también es cierto que el volumen de lana
dirigido a la exportación pudo dejar desabas-
tecidas las industrias textiles castellanas en la
cantidad o la calidad del vellón pero, el fraca-
so de la industria textil castellana, atribuido du-
rante mucho tiempo a la Mesta, se debió más
bien, a la abrumadora presión fiscal ejercida a
lo largo de todo el proceso productivo, desde
el esquileo al tintado y la comercialización, que
implicaba el encarecimiento de la pieza cas-
tellana y hacía más atractiva la adquisición de
una más barata y además, de mayor calidad,
pieza flamenca.
Burgos, supuso la simbiosis como centro reco-
lector de la lana castellana y de los puertos del
litoral cantábrico
(Hermandad de las
Marismas, 1296, for-
mada entre otras,
por Santander, La-
redo, Castro Urdia-
les, Guetaria, San
Sebastían… Duran-
te el siglo XV la ruta transportaba lana en bruto a
los Países Bajos (Amberes) o y hierro a Inglaterra.
No debemos dejar de mencionar la impor-
tancia de la aparición de las Ferias, a partir del
siglo XII y XIII, sobre todo en Castilla, hasta culmi-
nar en el siglo XV con las importantes ferias de
Medina del Campo (1421) y Zafra (1453)...
Con todo esto, es fácil entender, como esas
cañadas tradicionales en la trashumancia de la
península Ibérica, se convirtieron en cañadas
reales, reguladas, protegidas y ordenadas por el
Honrado Concejo de la Mesta.
Las dimensiones de la cañada real era de
unas 90 varas castellanas, que equivalían a algo
más de 72 m de anchura y una longitud de más
de 500 km.
A lo largo del s. XVIII la Mesta sufrirá duros ata-
ques, como gremio que al fin y al cabo era, el
Honrado Concejo dejará de existir con el ad-
venimiento del liberalismo en España, y más
concretamente en virtud de la Real Orden de
31 de enero de 1836, convirtiéndose, como ocu-
rrió con otros gremios como el de tejedores, en
asociación. Desde un punto de vista jurídico, la
Mesta dejaba de existir en 1836, pero desde un
punto de vista socio-económico, la aparición y
demanda de lanas sajonas en los años veinte y
treinta del siglo XIX, supuso un implacable que-
branto para la institución, lo cual condujo a la
aniquilación de todo vestigio de esta importan-
te actividad.
Nuestra cañada, la que muere justo en los
pastos de la orilla del Guadiana, pertenece a
la Cañada Real Leonesa que se iniciaba en
León y después de atravesar Valladolid, Ávila,
Toledo, entra en Extremadura, discurre por Cá-
ceres, donde en el maravilloso paraje de los
Barruecos, en Malpartida, se llevaba a cabo el
proceso de esquilado y lavado de la lana. En
nuestra provincia entra por el puerto de El Zán-
gano, sigue por Villar del Rey, pasa por Bótoa
y al aproximarse a Badajoz toma el nombre de
Sancha Brava. Discurre paralela al río Gévora
y penetra en Badajoz por el norte, atravesan-
do todo lo que hoy es la avenida de Manuel
Saavedra Martínez, delante del seminario Dio-
cesano San Atón, cortaría la actual avenida
de Elvas y llegaría al río por el actual barrio de
«la Cañada».
Concluyendo, podemos afirmar que estamos
ante una cultura común europea que constituye
un gran patrimonio
histórico perdido en
la actualidad.
En Extremadura
la riqueza cultu-
ral y humana, por
la confluencia en
nuestras tierras de
pastores que llegaban de diferentes lugares,
supuso la difusión de la cultura pastoril, me-
nospreciada por la ignorancia de que muchas
de nuestras tradiciones proceden de la trashu-
mancia.
La ley 3/95 sobre vías pecuarias, supuesta-
mente protege las cañadas pero en la realidad
éstas, se ven afectadas por los malos usos (ca-
rreteras, vertederos, apropiaciones privadas de
las zonas).
Nuestro deber es intentar reconstruirlas tanto
las que están en uso (potenciarlas) y las que no,
darles un uso alternativo (turismo y ecología).
Son una riqueza natural muy aprovechable.
A la vista de lo expuesto, sugerimos al Ayunta-
miento que no deje que el sonido de esos reba-
ños acaben para siempre. Nuestra ciudad tie-
ne una gran deuda histórica con esta cañada
y qué menos que dejar constancia de ella en
alguna de las rotondas por donde dicha caña-
da transcurrió y cuyo escenario ha quedado en
blanco para las nuevas generaciones. Qué me-
jor manera de darle vida que recordándola con
un monumento alusivo a aquella Cañada.
La ciudad tiene una deuda histó-
rica y debería recordar la Cañada
con un sencillo monumento.
7. 7
LA COFRADÍA DEL ROSARIO
“DE LOS MORENOS” DE BADAJOZ
Rocío Periáñez Gómez
La ciudad de Badajoz contó entre los siglos
XVI y XVIII con una cofradía integrada por
esclavos y libertos que vivían en ella. Esta cofra-
día, conocida como la “de los morenos” ya que
sus miembros, al menos en los momentos inicia-
les, eran negros y mulatos, se constituyó bajo
la advocación de Nuestra Señora del Rosario y
Santo Domingo y tenía su sede en la ermita cu-
yos restos aún pueden verse en la Alcazaba de
la ciudad.
La existencia de hermandades y cofradías
integradas por esclavos no era algo excepcio-
nal en la España moderna pues había nume-
rosas de estas instituciones repartidas por toda
la geografía peninsular. Así fueron corrientes en
Portugal, sobre todo en las grandes ciudades
como Lisboa, Évora o Elvas… y en España se
extendieron especialmente por el territorio más
meridional pudiendo documentarse cofradías
étnicas en Sevilla, Jaén, Granada, Málaga o
Cádiz, poblaciones en las que el grupo esclavo
tuvo una representatividad destacada durante
la Edad Moderna1
. Su origen se vincula en mu-
chas ocasiones a la labor evangelizadora de los
dominicos pero también está relacionado con
las limitaciones impuestas por los blancos que no
admitían en sus cofradías a hermanos de origen
esclavo. Los dominicos impulsaron la creación
de hermandades bajo la advocación de la Vir-
gen del Rosario que sirviesen para integrar a la
minoría esclava, pues en sus orígenes no eran
1. Al respecto pueden consultarse:
Didier Lahon: “Exclusión, intégration et métissages dans les
confréries noires au Portugal (XVIe-XIXesiècles)”, en Negros,
mulatos, zambaigos. Derroteros africanos en los mundos ibé-
ricos, Sevilla, 2000, pp. 275-311;
Bernard Vincent: “Les Confréries de Noirs dans la Péninsule
Ibérique (Xve-XVIIIe siècles)” en Religiosidad y Costumbres
populares en Iberoamérica, 2000, pp. 17-28;
o el artículo más reciente sobre el tema de Esteban Mira
Caballos: “Cofradías étnicas en la España Moderna: una
aproximación al estado de la cuestión”, Hispania Sacra,
LXVI, Extra II, julio-diciembre 2014, pp. 57-88.
8. 8
excluyentes; al mismo tiempo, la presencia de
esclavos en ellas favorecía la participación de
esta minoría en los rituales religiosos y servía para
el aprendizaje de las oraciones, facilitando su
adoctrinamiento. Por estos motivos la Iglesia fa-
voreció, con su protección, a las hermandades
de esclavos a pesar del rechazo que muchas
veces mostraba la población blanca hacia la
existencia de tales cofradías.
Es posible que la cofradía de los morenos de
Badajoz estuviera influida por la labor de los do-
minicos como podemos deducir tanto por su
patrona, la Virgen del Rosario, como por otras
imágenes que se veneraban en la ermita, si bien
la información de la que disponemos sobre sus
orígenes y trayectoria es limitada ya que se basa
fundamentalmente en noticias indirectas reca-
badas en fuentes documentales de muy diverso
tipo y dispersas en distintos archivos como el Ar-
chivo Diocesano de Badajoz, el Histórico Provin-
cial, el Archivo Histórico Nacional o la Biblioteca
del Real Monasterio de Guadalupe.
A pesar de que desconocemos la fecha
exacta de su fundación, sus orígenes se remon-
tan a mediados del siglo XVI pues en un plei-
to incoado en 1616 acerca de la antigüedad
y precedencias en las procesiones a las que
concurrían las cofradías de la ciudad, se acla-
ra que la cofradía del Rosario debía ocupar el
cuarto lugar, por detrás de la cofradía de San
José y antes de la de San Antonio de Padua,
ambas constituidas en 1566, por lo que la fecha
de creación de la hermandad de los morenos
sería la misma, de manera que podemos afir-
mar que la del Rosario era una de las más anti-
guas de Badajoz y también que se encontraría
entre las más tempranas cofradías étnicas exis-
tentes en Extremadura2
.
Como señalábamos, es escasa la informa-
ción de la que disponemos sobre los inicios de
la cofradía, sobre su organización, composición
o los medios de financiación pues los documen-
tos propios de la institución, tales como sus es-
tatutos, registro de hermanos o libros de cuen-
tas, que serían de gran valor para conocer más
detalles sobre la hermandad, no se conservan.
Sobre el paradero de algunos de estos docu-
mentos, perdidos mucho antes de nuestros días,
nos ofrecen cierta información Francisco Ortiz,
Sebastián Carvallo y Pedro Luis, mayordomo y
regidores de la cofradía en 1665, con ocasión
de un nuevo pleito entablado con motivo de
las preeminencias en las procesiones entre las
cofradías del Rosario, la de Nuestra Señora de
Gracia de los escribanos y la de San José. Pre-
2. Rocío Periáñez Gómez: Negros, mulatos y blancos: los es-
clavos en Extremadura durante la Edad Moderna, Badajoz,
2010.
guntados acerca de la localización de dichos
libros, que debían hallarse en poder de la cofra-
día, afirmaban que:
“siendo mayordomo de dicha nuestra cofra-
día Antonio Graxera, moreno esclavo de don
Juan Graxera cerero, difunto padre de Juan
Graxera cerero y procurador (…) teniendo en su
poder como tal mayordomo todos los libros y pa-
peles tocantes a la fundación de dicha cofradía
y su antigüedad, se fue al reino de Portugal (…)
y quedaron los dichos papeles en poder del di-
cho su señor y de Diego Martín Gamo, escribano
del número de esta dicha ciudad que entonces
era su procurador en dicha causa, y por ser (el
pleito) contra los escribanos, procuradores y ofi-
ciales de la audiencia, se ocultaron de manera
que nosotros nunca hemos podido con entera
certeza saber quién lo tiene, ni aunque los he-
mos pedido a los susodichos los quieren dar, si
bien los niegan y dicen no saber dellos…”.
Pese a todo, sabemos que la Cofradía con-
taba con una sede que se hallaba en la ermi-
ta junto al castillo y que se organizaba de for-
ma similar a la de otras hermandades, con sus
mayordomos y regidores, inicialmente, siempre
“morenos”, ya fueran esclavos, como el cita-
do anteriormente Antonio Graxera, o libertos. El
26 de abril de 1664 el licenciado don Diego de
Osuna y Padilla, provisor y vicario del obispado
realizó una visita a la ermita dejando constancia
por escrito de cómo estaba dispuesta y lo que
se encontraba en ella en dicha fecha:
“visitó la ermita de Nuestra Señora del Rosario
de los morenos de esta dicha ciudad y el altar
mayor donde está dicha imagen de Nuestra Se-
ñora y halló estar decente y muy aseada y tener
ara y todo lo demás necesario para estar con
decencia; y asimismo visitó otros dos altares que
están en el medio del cuerpo de la iglesia, a los
dos lados del altar mayor; en el de a mano de-
recha, está una imagen de Santo Domingo de
Silos, metido en un nicho y al lado derecho de
dicho santo está una imagen de un Santo Cristo
de bulto que tendrá con la cruz, sería de cinco
cuartas; y está con su cortinica de tafetán ver-
demar (…) y en el dicho altar de a mano izquier-
da está una imagen de Santa Catalina de Siena
y delante está un Santo Cristo con su peana y
tienen sus manteles y frontales blancos; y el altar
de Santo Domingo tiene su ara”.
Aunque el vicario quedó bastante satisfe-
cho tras la inspección, ordenó que se hicieran
ciertos arreglos, especialmente en los tejados
de la ermita “por haber reconocido que tienen
algunas goteras y ser de grande perjuicio para
la dicha ermita”.
En cuanto al mantenimiento de los gastos de
la cofradía suponemos que, igual que en el caso
9. 9
de otras hermandades, los cofrades pagarían
una cuota por pertenecer a ella; sin embargo,
dadas las dificultades de los esclavos para satis-
facer las cantidades, ya que no poseían bienes
propios, tendrían que buscar otras alternativas
para obtener dinero como era la limosna, aun-
que para recurrir a ella tenían que obtener auto-
rización de las autoridades eclesiásticas. Por otra
parte, nos consta que los esclavos obtuvieron
ingresos para el mantenimiento de la cofradía
a través de donaciones, pues algunos vecinos
de la ciudad, devotos de la Virgen del Rosario,
se acordaron de la cofradía de los morenos en
sus mandas testamentarias y dejaron legados de
distinta consideración a la hermandad, como
Catalina Jiménez, quien en su testamento redac-
tado en 1656 señalaba que mandaba a la cofra-
día: “un manto de anascote que tengo nuevo y
una vasquiña de estameñuela de color de vito-
ria nueva… con obligación de que mande decir
una misa cantada por mi ánima en el altar de
Nuestra Señora en la dicha iglesia”. No obstante,
la cofradía no contaría con una holgada situa-
ción económica debida tanto a las dificultades
de los esclavos para mantenerla como también
a la mala administración en la gestión de algunos
de sus mayordomos morenos a los que se acusa-
ba de obrar “con poco zelo del aumento de la
Cofradía distribuyendo la limosna que se adquie-
re a su arbitrio y voluntad” e incluso de apropiar-
se en su beneficio de los bienes de la institución.
Así, la denuncia, en 1634, contra el mayordomo
Juan Moreno de sacar de la iglesia y repartir cier-
to número de ladrillos que había para reparar la
ermita o los testimonios que atribuían a «el negro
Gómez» haber empeñado la corona de plata
de la Virgen y otros bienes de la cofradía para
comprar vino. Aunque es cierto que estos he-
chos pudieron pasar, también es verdad que en
muchas ocasiones las acusaciones estaban pro-
movidas por blancos y trataban de desacreditar
a los esclavos pues no veían con buenos ojos su
participación en instituciones que igualaban lo
que en la sociedad estaba marcadamente deli-
mitado, las diferencias entre libres y esclavos. Ello
se puede apreciar en los continuos pleitos que
mantuvieron las cofradías sobre el lugar que de-
bían ocupar cada una de ella en las procesiones,
especialmente por la resistencia de los blancos a
marchar por detrás de una hermandad integra-
da por seres a los que se consideraba inferiores
en todos los aspectos.
Con el tiempo, la mayoría de las cofradías ét-
nicas desaparecieron y otras sufrieron un proce-
so de “blanqueamiento”, es decir, los cofrades
negros y mulatos fueron desapareciendo como
consecuencia de la disminución de su núme-
ro en la sociedad y quedaron como cofradías
de “blancos” y eso fue lo que le ocurrió a la del
Rosario de Badajoz. A partir de la información
que nos brinda una escritura notarial fechada a
principios del siglo XVIII, concretamente en 1705,
sabemos que la cofradía tenía un «mayordomo
blanco» llamado Francisco Rodríguez y Juan
Rodríguez “mayordomo negro”. Ambos, como
representantes de la hermandad y con licencia
del obispo se obligaban al pago de la fábrica
de un retablo para Nuestra Señora del Rosario
con el maestro escultor Francisco Machado y el
maestro de carpintero Pablo Morgado.
En 1771, la cofradía de Nuestra Señora del
Rosario aún subsistía, seguramente constituida
totalmente por blancos pues el apelativo “de
los morenos” había dejado de usarse. Según un
censo realizado de las cofradías que existían en
Badajoz y su partido contaba en esa fecha con
12 hermanos y 16 hermanas viudas y el dinero
con el que se mantenía dependía de las cuotas
de los hermanos, de limosnas y algunas rentas
en casas y censos repartidos por la ciudad.
Las últimas noticias de las que nos dan cuenta
las fuentes documentales sobre la cofradía datan
de 1822. Ramón Crespo, mayordomo de la mis-
ma exponía que en 1819 le había sido pedido por
el provisor del obispado que entregase todos los
papeles y documentos de la cofradía al colector
de misas perpetuas de la ciudad. Al parecer, éste
último le había pasado toda la documentación
al párroco de San Andrés, don Manuel Benegas,
sin saber por qué motivo, aunque sospechando
que tuviera que ver con que el ayuntamiento tra-
taba de construir un cementerio en el lugar don-
de se hallaba la ermita del Rosario y por ello las
instituciones del obispado habían procedido a la
agregación de la cofradía, con todos sus bienes,
a la parroquia de San Andrés. El mayordomo del
Rosario reclamaba la devolución de los papeles,
restitución de las imágenes y de las rentas de la
cofradía. A todo ello el párroco respondía: “por
lo que toca a la cofradía que usted llama de Ro-
sario, es una equivocación por no existir tal cofra-
día ni por consiguiente mayordomo. Esta cofra-
día estaba extinguida hacía muchos años y en
virtud de ello el Ilustrísimo Señor Arzobispo de esta
Diócesis dispuso que el general de justicia, con
todas las formalidades de derecho, reuniese a la
fábrica de la parroquia de San Andrés las cortas
rentas que la misma cofradía tenía y que se tras-
ladasen allí las tres efigies que antes habían esta-
do en la arruinada ermita del Castillo”.
La cofradía, por tanto, se extingue práctica-
mente al mismo tiempo que sus promotores, los
“morenos” de Badajoz, que desaparecen de la
ciudad como consecuencia de la decadencia
de la esclavitud y la integración de sus descen-
dientes, ya libres, en la sociedad.
10. 10
VALORACIÓN HISTÓRICA DE LA
DESAMORTIZACIÓN EN EXTREMADURA
Miguel Ángel Naranjo Sanguino
Doctor en Historia
Cualquier valoración de procesos y he-
chos históricos es arriesgada y polémica,
pero necesaria cuando se trata de evaluar fe-
nómenos relevantes de nuestra historia1
.
Dos son las circunstancias que pretendo
demostrar aquí. Primero, constatar el predo-
minio absoluto del sector agrario dentro de
la economía extremeña en el siglo XIX; en el
considerando, además, de que la economía
es el elemento estructural más decisorio del
devenir histórico. Y en segundo lugar, preten-
do demostrar que la desamortización fue el
factor esencial de dicho sector agrario en esa
época. Para concluir que la desamortización
constituyó el elemento estructural más impor-
tante de la historia
de Extremadura en
el siglo XIX.
Es bien sabido
que hay tres secto-
res en la economía:
primario (agrario
básicamente en
Extremadura), se-
cundario (industria)
y terciario (comer-
cio y servicios). Uno de los parámetros más re-
veladores del enorme peso que tuvo el sector
agrario en la economía pacense decimonóni-
ca, y por extensión en la economía extremeña,
nos lo ofrece una fuente cuantitativa muy es-
pecífica: los «Repartimientos individuales de la
contribución territorial, industrial y de comercio
del año 1852 en la provincia de Badajoz» edi-
tado en la Imprenta de Gerónimo Orduña en
la ciudad de Badajoz.
Se trata de un libro de impuestos elaborado
justo en la mitad del siglo XIX, en el que se re-
1. Como apoyatura bibliográfica de este artículo remito a la
última actualización de datos sobre la desamortización ex-
tremeña en «La propiedad de la tierra en la Extremadura del
siglo XIX: estado de la cuestión» (Revista de Estudios Extre-
meños, 2013, Nº I, pp. 23-94), y a la producción investigadora
acerca de este tema y el de la propiedad de la tierra de
los siguientes investigadores: Manuel Roso Díaz, Miguel Ángel
Naranjo Sanguino, Juan García Pérez, Antonio Linares Luján
y Fernando Sánchez Marroyo.
cogen todos los contribuyentes de la provincia
de Badajoz agrupados por poblaciones, den-
tro de las que se distribuyen los contribuyentes
entre vecinos de la localidad y hacendados
forasteros. Sus contribuciones estaban en fun-
ción de las rentas que hubiera obtenido cada
contribuyente de estos dos tipos de bienes: la
contribución territorial se pagaba en función
de las rentas obtenidas de las tierras, las casas
y los ganados poseídos; mientras que la contri-
bución industrial y de comercio se pagaba en
función del ejercicio de actividades comercia-
les, industriales, especulativas, profesionales y
de oficios.
Pues bien, esta fuente contabiliza 96.531
contribuyentes que pagaban la contribución
territorial en la provincia de Badajoz, y solo
11.158 contribuyentes que pagan la contribu-
ción industrial y de comercio. Es decir, la con-
tribución industrial
y de comercio solo
alcanzaba al 11,5%
de los contribu-
yentes que tenía
la contribución te-
rritorial, en la que
las rentas decisivas
correspondían a la
agricultura y la ga-
nadería (sector primario).
Es más, si sumáramos las cifras que apare-
cen al final de esta fuente correspondientes
a la contribución territorial por una parte y a
la contribución industrial y de comercio por
otra, que se nos ofrecen pueblo a pueblo, po-
dríamos comprobar que la desproporción en
rentas era aún mayor en beneficio del sector
agrario. Así pues queda claro el peso determi-
nante del sector agrario en la economía de la
provincia de Badajoz en el siglo XIX, y por ex-
tensión de toda la extremeña, puesto que la
economía cacereña era muy similar a la pa-
cense en aquella época. Tampoco es que di-
fiera mucho en la actualidad.
Veamos a continuación los rasgos básicos de
la economía extremeña decimonónica. Se tra-
taba de una economía de orientación básica-
mente agraria (agricultura y ganadería) como
acabamos de exponer; en la que solo al final
El peso adquirido por la
Iglesia y la Corona
redujeron el protagonismo
de la Nobleza.
11. 11
del siglo XIX empezó a penetrar muy lentamen-
te la Revolución Industrial, que ya era un hecho
en algunas regiones de España. Se trataba, por
tanto, de una economía preindustrial y, en con-
secuencia, muy atrasada tecnológicamente.
Por último, podemos añadir que estaba muy
desarticulada en su binomio oferta-demanda,
con un exiguo mercado y una escasa capaci-
dad competitiva. En suma, se trataba de una
economía muy atrasada y absolutamente insu-
ficiente para satisfacer las necesidades mínimas
de la población extremeña; a pesar de ser di-
cha población muy escasa, por lo que Extrema-
dura se hallaba medio desierta.
Los tres grandes sectores de la economía
extremeña decimonónica, primario o agrario,
secundario o industrial y terciario o de servicios,
tenían, en líneas generales, el perfil que indica-
mos a continuación.
En el sector agrario dominaban las labores
extensivas y de secano, con unos métodos de
aprovechamiento y un utillaje muy atra-
sados, por lo que este sector resultaba
poco productivo y, además, poco ren-
table para el conjunto de la población,
cuyas necesidades era incapaz de
cubrir. De ahí la impenitente y secular
emigración extremeña. Las produccio-
nes agrícolas básicas eran el cereal, la
vid el olivo y algo de hortofruticultura.
La cabaña ganadera estaba constitui-
da principalmente por ovejas, cabras, vacas y
animales de tiro.
El carácter artesanal dominaba la industria
extremeña (por la inexistencia de máquinas),
con una producción escasa, de baja calidad,
poco especializada y sin ninguna competitivi-
dad. Dominaban las industrias agroalimentarias,
las de ladrillo, teja y loza, y los textiles bastos.
El comercio extremeño tenía poco volumen
y estaba muy desarticulado, debido a varios
factores: el escaso nivel de vida de la pobla-
ción que lastraba la demanda, las vías de co-
municación, insuficientes y mal estructuradas, y
unos medios de transporte atrasados y costosos,
a base de animales de tiro.
Los demás servicios eran escasos, no diversifi-
cados, ni modernizados. Las profesiones estaba
vinculadas esencialmente a los servicios básicos
de una sociedad bastante primaria como era la
extremeña de aquella época: médicos, botica-
rios, notarios, jueces, policías, maestros,
funcionarios, etc. Y los oficios estaban
en consonancia con toda esta estructu-
ra económica que hemos descrito: za-
pateros, carpinteros, albañiles, domésti-
cas, jornaleros, etc., sin la presencia, por
supuesto, de obreros fabriles.
En esta economía que acabamos de
describir, con una fortísima orientación
agraria, la principal riqueza era lógicamente la
tierra, que constituían el medio de producción
básico de la agricultura y la ganadería. En con-
secuencia, la propiedad de la tierra era el fac-
tor determinante de la sociedad y la economía
extremeña.
La propiedad de la tierra en Extremadura
presentaba un alto nivel de concentración por
causas históricas. Con el proceso de recon-
quista las Órdenes Militares (Santiago y Alcán-
tara) habían alcanzado un enorme patrimonio
(encomiendas), muchos municipios habían
recibidos amplios alfoces y la Iglesia también
consiguió un importante patrimonio, vincula-
do al clero secular a través de los obispados
y sus parroquias, y al clero regular a través de
los numerosos conventos con que las órdenes
de frailes y monjas inundaron Extremadura. Por
otra parte, la gran importancia adquirida por
la Iglesia, con varios obispados en la región, y
la Corona, al ser Extremadura zona conflictiva
y militarizada de frontera, redujeron el protago-
nismo de la nobleza, no individualmente, sino
como grupo social. De todas, formas, la gran
concentración de la propiedad agraria exis-
tente generó una enorme polarización social
entre ricos y pobres y, en consecuencia, una
acusadísima desigualdad social.
La desamortización no fue un pro-
ceso continuo, sino que tuvo lugar
en sucesivas fases.
La desamortización acentuó
la polarización y la
desigualdad social.
12. 12
En este contexto económico y social los
grandes cambios en la propiedad de la tierra
en Extremadura tenían que ser forzosamente
unos condicionantes muy severos en su evolu-
ción histórica. Y la desamortización supuso el
mayor impacto en la propiedad de la tierra de
los siglos XVIII y XIX en Extremadura.
La desamortización fue obra básicamente
(no toda) de los liberales del siglo XIX español.
Mediante la desamortización el Estado espa-
ñol, en su etapa liberal fundamentalmente,
puso en venta en pública subasta al mejor
postor casi todas las tierras de la Iglesia, las
antiguas Órdenes Militares y los municipios. A
lo que debemos añadir todos los repartos de
tierras municipales entre vecinos habidos des-
de 1793 hasta enlazar con la desamortización
de Madoz (1855) y las ocupaciones ilegales
de tierras municipales. Hay añadir a lo dicho,
que muchas de las tierras desamortizadas for-
maban parte desde hacía siglos del espacio
agrario, es decir, estaban humanizadas y eran
útiles. No se trataba, mayoritariamente, de
tierras salvajes o marginales, sino de «buenas
tierras» económi-
camente hablan-
d o , h a b i l i t a d a s
desde hacía siglos
a la práctica de la
agricultura y de la
ganadería.
La desamortiza-
ción no fue un pro-
ceso continuo, sino
que tuvo lugar en
sucesivas fases. Las
desamortizaciones
fundamentales fueron: la de los jesuitas (1767),
la de Godoy (1798), la de Trienio Liberal (1820),
la de Mendizábal (1836), la de Espartero (1841)
y la de Madoz (1855).
En función del nivel de investigación ac-
tual podemos hacer algunas cuantificaciones
de la tierra desamortizadas. Solo en las des-
amortizaciones de Mendizábal, Espartero y
Madoz, que cubren el período 1836-1923 en
nuestra región, se vendieron un mínimo de
782.394 hectáreas en la provincia de Cáce-
res y 563.809 hectáreas en la de Badajoz, que
juntas suman en total 1.346.203 hectáreas. Sin
contar los demás procesos desamortizadores,
que fueron también importantes. Los repar-
tos de tierras municipales anteriores a Madoz
(1855) pudieron movilizar cientos de miles de
hectáreas en toda la geografía extremeña,
a lo que se ha de añadir la desamortización
de Godoy con no menos de 64.000 hectáreas
vendidas por el Estado, y la desamortización
del Trienio Liberal en la provincial de Badajoz
(3.380 hectáreas). Además, también se deben
tener en cuenta las desamortizaciones meno-
res puestas en marcha por José I (1808) y las
Cortes de Cádiz (1810), más los pagos que se
hicieron con tierras municipales a los «abaste-
cedores» de la Guerra de la Independencia
(1808-1813) y las apropiaciones ilegales de tie-
rras municipales por parte del vecindario de
muchos municipios.
Puede que el conjunto del proceso desa-
mortizador en Extremadura transfiriera a ma-
nos privadas, por todos los procedimientos re-
señados, entre millón y medio y dos millones
de hectáreas de tierra básicamente útil, es
decir, ya humanizada y apta para las labo-
res agrícolas y ganaderas. Esta transferencia
supuso un impacto enorme en la propiedad
de la tierra en Extremadura, que se concentró
más aún de lo concentrada que ya estaba. Y
recordemos que la
tierra era la riqueza
fundamenta en la
economía, básica-
mente agraria, de
esta región en el si-
glo XIX; por lo que
el impacto econó-
mico social de la
desamortización
debió ser brutal en
Extremadura.
En consecuen-
cia, es lícito decir que el hecho histórico más
importante del siglo XIX en Extremadura, con-
siderado bajo una óptica estructural, fue el
proceso de desamortización, por las razones
que siguen. La desamortización afectó pro-
fundamente a la propiedad de la tierra, y la
tierra era la riqueza básica de la economía
extremeña. Además, el proceso desamorti-
zador condicionó severamente la estructura
de la economía extremeña, concentrando
aún más la propiedad agraria; condicionó
igualmente su estructura social, acentuan-
do la polarización y la desigualdad social y,
finalmente, favoreció de manera importan-
te la consolidación del régimen liberal, pero
también favoreció la aparición de un régimen
político como la Restauración y sus fórmulas
caciquiles.
Solo en la desamortizaciones de
Mendizábal, Espartero y Madoz,
que cubren el período 1836-1923 en
nuestra región se vendieron un míni-
mo de 1,346,203 hectáreas.
13. 13
LOS RELOJES DE LA CATEDRAL DE BADAJOZ
Cristino Portalo Tena
Canónigo emérito de la S. I. Catedral de Badajoz
EL RELOJ DE SOL
Desde la antigüedad, la S. I. Catedral de
Badajoz ha gozado de reloj. El mas an-
tiguo conocido se podía contemplar en la fa-
chada sur, concretamente en el exterior de la
Capilla del Sagrario, era un hermoso reloj de sol.
Se observaba claramente el limbo o la superfi-
cie plana donde se se-
ñalaban los números ro-
manos, bien dibujados,
formando una circunfe-
rencia y el orificio cen-
tral donde iba el estilete
o palo que señalaba la
hora solar.
Este dibujo desapa-
reció en 1994, así como
los 108 cuencos vidria-
dos colocados sobre
las almenas, que se
llenaban de pez para
alumbrar las noches
anunciando los gran-
des acontecimientos,
cuando hubo que en-
lucir la fachada exterior
de la Catedral para sanearla de los desperfec-
tos y humedades del tiempo.
EL RELOJ DE MIGUEL TARAMAS
En 1715 debido a las quejas de los Canóni-
cos porque el reloj existente no daba los cuar-
to, se instaló un reloj mecánico nuevo por Mi-
guel Taramas, ingeniero de las tropas del Rey.
Se colocó en el segundo piso
de la torre, concertándose en
seis mil reales puesto y se le
dieron otros mil quinientos de
agasajo a Taramas. Este reloj
estuvo funcionando durante
177 años.
EL RELOJ DE ODOBEY
El reloj de Taramas tam-
bién sufrió los desgastes del
tiempo y hubo que hacer
otro. Fue en el año 1892. Fa-
bricado por D. Pablo Odo-
bey hijo, de Morez de Jura (en la Borgoña
Francesa) y colocado por Pedro Pérez reloje-
ro de Badajoz, en el segundo piso de la torre,
como el anterior.
Era un conjunto de piezas y engranajes, mag-
níficamente preparados y ajustados, que hasta
el año 2008 hemos estado disfrutando.
En el primer piso de la torre se alojaba un
campanero que disponía de tres habitáculos,
dispuestos para cocina, comedor y dormito-
rio, además del servicio. Todos los días tenía
que subir al segundo
piso, con sus 47 escalo-
nes que hay desde su
vivienda, dos veces al
día para darle cuerda.
Cada escalón tiene
una altura de 20 cen-
tímetros, aproximada-
mente, lo que le hace
dificultoso para una
persona mayor.
Daba cuerda mo-
viendo una manivela
que, con una cade-
na, subía una pesa de
160 quilos, a una altura
de 10,50 metros para
que luego, bajando la
pesa, iba dando por sí
misma la suficiente fuerza al movimiento de to-
das las piezas para que durara más de doce
horas el perfecto funcionamiento del reloj.
El trayecto de la pesa estaba protegido por
tabiques, con puerta de acceso para casos de
rotura de la cadena que la transportaba.
En 1975 ya no había campanero y hubo
necesidad de electrificarlo. Se le acopló un
motor, que ha ido haciendo
la función del campanero.
Para ello, se calculó el tiem-
po que se debía cargar la
cuerda del reloj (levantar la
pesa). Se le adjuntó una nue-
va pieza, que al llegar a esa
determinada hora, conec-
taran unos platinos que da-
ban corriente al motor para
levantar la pesa. Después
seguiría funcionando toda
la maquinaria del reloj como
antes.
Situación donde estuvo el reloj de sol
Campana de volteo, sujetada. que
simula el volteo.
14. 14
EL NUEVO RELOJ
DE 2006
Aun siendo el
reloj de ODOBEY
un valioso reloj
alabado por to-
dos los relojeros
que han obser-
vado sus piezas,
los desgastes
o c a s i o n a r o n
continuas ave-
rías. Dejaron de
sonar las cam-
panas debido al
mal estado de
los motores y el
desgaste de sus
correas y final-
mente, en Oc-
tubre de 2005, el
reloj deja de funcionar. Como siempre se recu-
rre a relojeros locales, que no logran hacerlo
funcionar y dado el alcance de la avería nos
obliga a acudir a una empresa francesa que
tenía un representante en Cáceres, que a vista
de su estado determina que volver a desmon-
tar el reloj ajustando sus piezas
se seguirán produciendo sucesi-
vos desgastes y nos recomienda
un nuevo reloj. Este funcionaría
mediante la instalación de un
diferencial, el cual movería las
agujas del reloj y el sonido de
las campanas mediante la ma-
quinaria adecuada. Recordar
que la catedral dispone de dos
relojes o esferas en diferentes
fachadas de la torre. La ma-
quinaria actual quedaría como
pieza museística, se conectaría
con las once campanas -dos
de ellas dan sonido al interior
de la Catedral- que se maneja-
rían desde un control situado ahora en la sa-
cristía y la hora se ajustaría automáticamente
por satélite. El importe superó los 15.000€. Se
convoca un Cabildo de piedra1
que decide
colocar un nuevo reloj con las campanadas
para el servicio litúrgico, todo ello controlado
desde la sacristía.
1. Los canónigos de la Catedral se reúnen al menos una vez
al mes en la sala capitular que al efecto posee la Catedral.
En la sacristía de la Catedral existe una mesa de piedra cir-
cular donde suele reunirse el cabildo en caso de urgencia.
De ahí proviene la denominación de cabildo de piedra, a
reuniones donde tienen que tomar decisiones de forma ur-
gente.
Campana que da las horas.
A finales de no-
viembre empiezan
las obras. Las cam-
panas de volteo son
ahora fijadas para
que no se muevan
aunque sus sonidos
serán como de vol-
teo. Las dos esferas
de los dos relojes de
la torre son de me-
tacrilato de colada,
color blanco opal y
se ajustan a la medi-
da de las ventanas.
Tienen un espesor
de 8 milímetros. Las
esferas tienen núme-
ros negros, también
de metacrilato. Las agujas son de duroaluminio
de 1,5 cm de grosor y casquillos inoxidables. To-
das estas piezas han sido traídas de la ciudad
de Trementines (Francia) que es donde está la
central de la empresa.
Finalmente el 5 de marzo de 2006, domingo
primero de cuaresma, el Sr. Arzobispo tiene ci-
tado a toda la feligresía de la Capital a la Ca-
tedral para proceder a la inauguración, por
eso hoy se han dado repiques,
por dos veces durante diez mi-
nutos, antes de las doce, hora
de la ceremonia.
Hay programados distintos
toques de campanas para los
siguientes acontecimientos y la
forma de ejecutarlos, tanto con
el mando a distancia como con
las teclas de la pantalla. Este
programa se ha entregado al M.
Itre. Sr. Fabriquero:
1) Repique para Misas, que se
usan cuatro campanas.
2) Repique para las solemni-
dades, con todas las campanas
menos las que dan la hora y los minutos,
3) Dobles para funerales (para mujer, hom-
bre, sacerdote, Obispo, Papa).
4) Y otros reiterados, como el que se anula
la noche del fin de año y comienzo del nuevo.
Esto es debido a que todos los años nos pedía el
Sr. Alcalde que anuláramos las campanas de las
doce para que no coincidiera con las campa-
nas del reloj del Ayuntamiento. Este está, como
la Catedral, en la Plaza de España, donde se
reúne multitud de gente a tomar las acostum-
bradas uvas. De esta manera se evita que las
personas se confundan.
Señal horaria para el Templo.
Esfera actual de metacrilato.
15. 15
EL NUEVO PARANINFO DE LA UEx
EN EL EDIFICIO METÁLICO
Francisco Hipólito
Dr. Arquitecto. Autor de la obra
El Edificio Metálico se encuentra situado en
lugar destacado del Campus Universitario
de Badajoz, junto a un acceso significativo de la
Avda. de Elvas.
Una vez trasladado del emplazamiento original
en 1977 y cambiado
su uso, la ubicación
actual es inmejora-
ble. Permite su con-
templación íntegra,
al estar rodeado
por un espacio li-
bre ajardinado, que
realiza sus líneas, vo-
lúmenes y articula-
ción de elementos.
En 2012, dada su
importancia arqui-
téctonica, el Con-
sejo de Gobierno
de Extremadura lo
declara Bien de In-
terés Cultural con
categoría de Monu-
mento y concreta
su localización y de-
limitaciones de uso.
Tras más de tres
lustros sin poder ser disfrutado, el equipo del Rec-
tor Píriz decide ponerlo en valor y acometer la re-
habilitación que precisaba para adaptarlo a Pa-
raninfo de la UEx.
Cuando acometemos el proyecto, nos encon-
tramos con una
estructura metáli-
ca que ha sufrido
desplazamientos,
deformaciones,
fisuras, corrosión,
soldaduras inco-
rrectas, falta de
transmisión ade-
cuada de las fuer-
zas y, en general,
una durabilidad
incierta. Otras pa-
tologías propias
de los elementos
metálicos fueron
la disgregación
de las piezas de
hierro fundido y la
pérdida de fragmentos de material. En cuanto a
la estructura de hormigón, se detectó una defor-
mación excesiva en las once viagas centrales y
problemas generalizados con las cargas de viento.
Por otro lado, existían humedades de índole
variada. Una triste cubrición de fibrocemento,
filtraciones de la cubierta por falta de manteni-
miento, humedades generadas al adoptar otro
sistema de bajantes de pluviales… Falta de estan-
queidad en el nue-
vo muro perimetral
de la planta semisó-
tano, así como otras
que ascendían por
capilaridad.
Añadamos en el
interior una luctuo-
sa carpintería de
aluminio lacado
blanco pon poli-
carbonato traslú-
cido, que hacía
las veces de cierre
adosado tras las la-
mas de las facha-
das. El falso techo
era de placas de
escayola y polies-
tireno expandido…
Más aun, el edi-
ficio resultaba to-
talmente inaccesible para personas con movi-
lidad reducida, algo que había que subsanar
con celeridad.
El traslado de lugar del monumento no resulta
viable, según expresa de forma rotunda la declara-
ción de Bien de Interés Culturas, “…atendiendo a la
especial circunstancia de ser un edificio trasladado
de su ubicación original en la Plaza Alta como mer-
cado de abastos al Campus Universitario de Bada-
joz en la década de los años 70 del siglo XX, con vo-
cación de convertirse en edificio representativo de
la UEx, se establece como entorno de protección la
parcela ajardinada que lo circunda…”.1
Existen otras muchas circunstancias adicionales
en contra del traslado, que no viene al caso valorar.
Disfrutemos pues, de un inmueble que la UEx tiene
intención de ponerlo tanto al servicio de la comuni-
dad universitaria como de la sociedad badajocense,
en aras de incrementar el patrimonio arquitectónico.
1. BOE núm. 25 Martes 29 de enero de 2013, Sec. III, Pág.
6792. Decreto 251/2012, de 18 de diciembre, por el que se
declara el Edificio Metálico (antiguo Mercado de Abastos)
en el término municipal de Badajoz como bien de interés
cultural, con categoría de monumento.
Figura 1: Vista interior del Edificio Metálico.
Figura 2: Detalle de los cierres.
16. 16
EL PUENTE DE GÉVORA:
PROPIEDAD Y RESPONSABILIDAD
Julián García Blanco
La Asociación de Amigos de Badajoz,
atendiendo al escandaloso estado de
ruina y abandono en el que se encuentra el
puente de Gévora, ha propuesto la rehabili-
tación de mismo. Frente a esta demanda, las
administraciones competentes han alegado
que no son las titulares de bien, por tanto no
son responsables de su mantenimiento, y al
desconocerse el propietario no pueden ac-
tuar en él. Por todo ello, resulta básico deter-
minar el propietario, o la falta de éste, para
afrontar la rehabilitación de esta joya de pa-
trimonio badajocense.
La construcción de puente está perfec-
tamente documentada en dos inscripciones
que se empotraron en sus pretiles. Una de
ellas fue depositada en el Museo Arqueológi-
co para garantizar su conservación, y ante el
fundado riesgo de que fuese robada. El tras-
lado de la pieza se efectuó en julio de 1992
por iniciativa William Kurtz, director de Museo
Arqueológico Provincial. El texto de la inscrip-
ción es el siguiente:
(cruz) LA ILLVSTRE CIVDAD DE BADAIO
Z.MA-.DOV. HACE+ ESTA PVENTE C
ON LA bELLOTA COMUN. HIZOLA
EN QVATRO ANNOS. GASPAR
MENDEZ. REINANDO. EL. CA------
EMPERADOR. DON CARLOS. A
CABOLA. EL ANNO QVE EL GR---
+VRCO [---]E [---]VIO LA BATALA---- 1
La traducción sería: La Ilustre Ciudad de
Badajoz mandó hacer este puente con la
bellota común. Hízola en cuatro años Gaspar
Mendes, reinando el Católico Emperador Don
Carlos. Acabola el año que el gran turco le
dio la batalla (…).
Falta la última palabra, aunque Nicolás
Díaz y Pérez, que pudo ver la inscripción in situ,
asegura que la palabra que falta era Túnez, y
1. KURTZ SCHAEFER, G.; DOMINGUEZ DE LA CONCHA, C.: «Epi-
grafía medieval y moderna de Museo Arqueológico Provin-
cial de Badajoz», Revista de Estudios Extremeños, LII-2, Dipu-
tación Provincial, Badajoz, 1996, pág. 523.
situó el acontecimiento que fecha la inscrip-
ción el 21 de julio de 1535 (ataque de empe-
rador Carlos V a Túnez).
La segunda inscripción se ha perdido. Ig-
noramos cuando desapareció, pero a me-
diados de siglo XIX Pascual Madoz ya la con-
signaba como perdida.
Las inscripciones certifican que el puente
se construyó por iniciativa de la ciudad de Ba-
dajoz y se financió con la bellota de Común
de la que también participaban las aldeas
comuneras. No sabemos si la intervención de
las aldeas en la financiación les confiere al-
gún tipo de participación en la propiedad, o
bien, fue una colaboración económica sin in-
cidencia en la propiedad de la obra.
Resulta evidente que fue el municipio de
Badajoz quien «promocionó» la construcción
de puente y, además, tomó la iniciativa en
las sucesivas reparaciones que fue preciso
afrontar a lo largo de su agitada historia. Así,
tras las riadas de 1597, la autoridad munici-
pal de Badajoz acordó nombrar los corres-
pondientes comisarios para inspeccionar
los daños y proceder a la reconstrucción de
puente. La reparación no fue satisfactoria, y
en la sesión de 15 de febrero de 1599
«…Se acordó que porque se dice que los
puentes a que se obligaron Baltasar Sán-
chez Oliva y otros oficiales no están aca-
bados conforme a las condiciones, princi-
palmente el puente de Gévora, se comete
a los comisarios para que los vean y den
razón en este Ayuntamiento para que se
provea lo que convenga…»2
Es decir, el acuerdo municipal pone de
manifiesto que la iniciativa para recuperar
el puente partió de la ciudad de Badajoz y,
además, parece que costeó la obra sin recu-
rrir a contribuciones de otras poblaciones.
El acuerdo municipal de 9 de abril de 1698
nos parece muy ilustrativo ya que en él se
acordó que
2. MARCOS ÁLVAREZ, F.: Repertorio de fuentes documentales
para la historia de Badajoz (1543-1700), Colección Historia
52, Servicio de Publicaciones, Diputación Provincial, Bada-
joz, 2012, op. cit., pág. 147.
17. 17
«…Atendiendo esta Ciudad a la necesidad
que tiene de reedificar el puente de Gévo-
ra por las muchas personas que se ahogan
en dicho río en invierno, quitando mucha
parte de año el comercio hacia los vecinos
como forasteros, en el que se recibe gra-
ve daño. Y para que se evite se suplique a
S.M. (…) sea servido remitir los 4.000 duca-
dos que se le están debiendo, y que estos
se conviertan en reedificar dicho puente
(…) y poder fenecer las obras…» 3
En 1700 se acometió una nueva reparación
que, otra vez, partió de las autoridades de Ba-
dajoz. En la sesión de 8 de marzo de 1700 se
dio cuenta de las gestiones realizadas para
proceder a dicha obra
“…por quanto por auerse experimenta-
do continuamte
muchas desgracias en la
Riuera de Hebora ocazionadas por la falta
de la Puente que arruinaron en el tiempo
de sitio que a esta ziudad puso el exerci-
to de Reyno de Portugal en el tiempo de
la guerra (sitio de 1658) y para euitarlo se
ha procurado redeficar la dha Puente me-
diante el que
antiguamen-
te parese se
hizo con las
vellotas co-
munes ha
p r o c u r a d o
esta ziudad
el que las
Comuneras
que tienen
parte en
ellas contri-
buyan para
dha faurica
y auiendoles
escripto sobre ello han venido en dicha
contribución Y para que aya persona con
quien puedan tratar hemos nombrado por
nros comisarios a los sres
Don juan Chapin y
Don franco
Murillo de Mora…»4
El acuerdo no menciona al titular de puen-
te, tan solo recoge que las villas comuneras
contribuyeron a su construcción, pero en nin-
gún momento les adjudica ningún tipo de
propiedad sobre la obra.
3. MARCOS ÁLVAREZ, F.: Repertorio de fuentes documentales
para la historia de Badajoz (1543-1700), op. cit., pág. 563.
4. A.H.M., Badajoz, L.A., 8 de marzo de 1700, ff. 42v-43.
También resulta muy interesante el acuer-
do municipal de 8 de noviembre de 1717 en
el que se dio cuenta que
«…las piedras para el suelo de la puente de
rio de guadiana estan maltratadas pr
cuya
razon esta espuesto a tener gran daño la
referida puente pr
dar probidencia a este
remedio acordo que las piedras q estan en
la puentecilla cayda en la rivera de gebo-
ra q ya no sirve se saquen luego y se pon-
gan en la dha puente de guadiana conpo-
niendola de calidad q no este espuesta a
riesgo...»5
Entendemos que el Ayuntamiento dispuso
de la puentecilla como una propiedad mu-
nicipal, por ello, acordó utilizar sus compo-
nentes en el puente de Palmas. La puenteci-
lla era una alcantarilla situada en el camino
de puente de Gévora en el tramo de la orilla
izquierda. La alcantarilla salvaba uno de los
cauces secos que el Gévora inundaba con
motivo de las crecidas.
Las conclusiones que hemos expuesto al
tratar el acuer-
do de 8 de mar-
zo de 1700, po-
demos hacerlas
extensivas al de
3 de agosto de
1722:
«…que se bus-
quen todos
los caudales
prontos pª dho
efecto de los
que pertene-
cen a esta ziud
sus propios y
rentas aunque
sean antisipados y se pongan en poder
de maymo
pª que de se vaya distribuyendo
lo necesario hasta quedarla asegurada
y corriente y los que se sacasen pª este
efecto se renplasaran luego que la ziud
tenga caudales envargado y que se les
reparta a las villas comuneras lo q deven
contribuir pª esta ôbra respecto a haverlo
hecho quando se edifico y que se cobre
pr
Navidad quando vengan a perzivir la pte
que tienen en las vellotas y el Maymo
pague
lo que se fuera gastando con libramto
de
5. A.H.M., Badajoz, L.A., 8 de noviembre de 1717, fol. 125v.
18. 18
los Sres
correxor
y de los res
Dn
Pedro mendo-
sa y Dn
Alejandro Gallardo comisarios…»6
Como hemos visto, tanto la construcción
como la iniciativa para ejecutar repara-
ciones en el puente fueron promovidas por
el Ayuntamiento de Badajoz, aunque en la
construcción y mantenimiento contribuye-
ron, en algunas ocasiones, las villas comu-
neras. Frente a esta realidad incontestable,
el Catastro de Ensenada (1752) no recoge
al puente entre las propiedades de Ayunta-
miento de Badajoz7
.
El Ayuntamiento volvió a reparar el puen-
te en 1796 tras la visita que giró a Badajoz el
rey Carlos IV y la reina camino de Sevilla. En
efecto, en la sesión municipal de 17 de febre-
ro de 1796 el señor Jaime Carles propuso re-
parar «los dos puentes de rio Jebora y Jerrinin
(sic) que para el transito de SSMM fue preci-
so quitar parte de sus pretiles y dems
que se
reconocera»8
. La obra estaría dirigida por An-
tonio Montilla (maestro de obras de Ayunta-
miento). Este personaje murió poco después y
el 22 de junio de año siguiente Antonio Ledes-
ma (maestro alarife) fue nombrado maestro
de obras9
.
Los temporales de invierno que medió en-
6. A.H.M., Badajoz, L.A., 3 de agosto de 1722, ff.54v-55.
7. Badajoz, 1752. Según las Respuestas Generales de Catas-
tro de Ensenada, Colección Alcabala al Viento, 66, Centro
de Gestión Catastral y Cooperación Tributaria, Tabapress,
Madrid, 1995.
8. A.H.M., Badajoz, L.A., 17 de febrero de 1796, fol. 23v.
9. A.H.M., Badajoz, L.A., 22 de junio de 1797, s/f.
tre los años 1799 y 1800 afectaron de nue-
vo al puente. El 20 de enero de 1800 el re-
gidor Pedro Martín expuso que la entrada
de puente de Gévora se había «descom-
puesto», y era conveniente actuar antes de
que el deterioro continuase, y la reparación
fuese más costosa. El 30 de enero se acordó
que el regidor, Juan Cabrera de la Rocha, y
el maestro de obras, Antonio Ledesma, ins-
peccionasen el puente y valorasen el coste
de la obra10
.
La relación de los puentes de la jurisdic-
ción de Badajoz que realizó Valentín Falca-
to (26 de enero de 1843) es un documento
vital para dilucidar la propiedad de puente,
pues uno de los apartados que debía incluir
dicha relación se refería a «Pueblo, ó Pue-
blos Corporaciones o particulares á quienes
pertenece el Puente y el cuidado de su con-
servación y de las reparaciones necesarias».
En el caso de puente de Palmas se consignó
que «su conservon
á A(yuntamiento).
Badajoz y la Excma
Dipon
Provl». Sin em-
bargo en el resto de
los puentes, inclui-
do el de Gévora, el
apartado aparece
en blanco11
. Si tene-
mos presente que
Valentín Falcato
era «arquitecto mu-
nicipal» podemos
concluir que la pro-
piedad de puente
no estaba clara.
Al mismo tiempo,
tampoco debemos
descartar que Fal-
cato no incluyese
el puente entre las propiedades municipales
para obviar el coste que su mantenimiento
supondría para las arcas municipales.
Por último, la reparación de arco central
realizada en los años 1844-1845 volvió a ser
una iniciativa municipal12
. Con respecto a
la financiación de la obra, el síndico señaló
que el Jefe político de la provincia podría
obligar contribuir tanto a los pueblos de en-
torno, que usaban el puente, como a la Di-
10. A.H.M., Badajoz, L.A., 20 y 30 de enero de 1800, s/f.
11. A.H.M., Badajoz, Caja 106, leg. 20.
12. A.H.M., Badajoz, Caja 106, leg. 19, fol. 1.
19. 19
putación y los propietarios con tierras en las
inmediaciones13
.
En otras ocasiones, la titularidad municipal
de puente se da por supuesta. Así, el Avisa-
dor de Badajoz de 19 de abril de 1863 instó
al Ayuntamiento a que entre las mejoras que
estaba acometiendo en Badajoz, no olvidase
al puente de Gévora, y preguntaba
«...¿Se ha fijado el Sr. Alcalde en la
ruina que amenaza? Si llegara a ocurrir
una desgracia, no podría con razón
dirigirsele fuertes y severos cargos?.
Nosotros suponemos que se ha mandado
reconocer el puente, pero aun cuando
así se haya hecho, el Ayuntamiento no
debe olvidar que no todos los cálculos
son exactos, y una prueba muy clara de
ello es el desplome de la bóveda de Santa
María la Real dada por muy segura cuatro
o cinco días antes de su caida. Si el Sr Al-
calde no ha visto
el puente de Gé-
vora le suplicamos
que le vea; aun
es tiempo, y toda
vez que hoy da
vado el rio cree-
mos debe prohibir
el paso por aquel,
y trabajar cuanto
pueda por su re-
composición...» 14
Las últimas repa-
raciones de puente
se acometieron en
1892 y 1894. La repa-
ración de año 1894
fue ejecutada por
Cervera Royo, el ingeniero que había repara-
do el puente de Palmas en 1880. Algunas de
las partes afectadas en esta reforma son fá-
cilmente reconocibles, pues en el mortero de
la misma aparece un grafito con el año 1894.
Frente a estas actuaciones, en las que el
Ayuntamiento siempre tomó la iniciativa, he-
mos pasado a otra en la que la falta de un
titular claro ha servido de coartada para no
actuar en él. Así, cuando el director de Mu-
seo Arqueológico Provincial, William S. Kurtz,
se dirigió al Ayuntamiento para que reparase
13. A.H.M., Badajoz, Caja 106, leg. 19, ff. 1v-2.
14. Avisador de Badajoz, año II, Núm. 31, 19 de abril de 1863.
el puente, el ingeniero de caminos municipal
dictaminó que
«...El puente no está registrado en el
«inventario de Bienes y Derechos Mu-
nicipales», y no enlaza vías de carácter
municipal por lo que en un principio no
podemos atribuir la propiedad al Excmo
Ayuntamiento...»
En octubre de 2017 el alcalde de Bada-
joz volvió a insistir que el puente no constaba
como propiedad municipal15
.
Llegados a este punto debemos concluir
con las palabras de Alberto González cuan-
do en el año 2011 clamaba por la reparación
de puente
«...cualquier administración, independien-
temente de quien sea el titular, se haga
cargo de la recuperación de este elemen-
to que fue fundamental en la historia de
Badajoz...»16
El puente necesita una restauración urgen-
te, pero las autoridades competentes (incom-
petentes autoridades) han mostrado más in-
terés en buscar motivos para inhibirse, que en
explorar soluciones para frenar una situación
que no admite más demora.
15. Diario Hoy, 24 de octubre de 2017, Amigos de Badajoz
pide al Consistorio ayuda para recuperar el puente de Gé-
vora, por Rocío Romero.
16. Diario Hoy 4 de septiembre de 2011, El puente de río Gé-
vora no tiene quien le cuide, por Julio Corrales.
20. 20
EL PUENTE DE CANTILLANA:
TESTIGO DE LA HISTORIA
Manuel Márquez Martín
Construido, por decisión del corregidor Pe-
dro de Espinosa, sobre el río Gévora en-
tre 1531 y 1535. Las obras fueron ejecutadas por
Gaspar Méndez, ingeniero y arquitecto, cuya
naturaleza badajocense no está suficientemen-
te demostrada, algunas fuentes señalan que su
origen es portugués, pero a él se le atribuyen
también obras como Puerta de Palmas, Ermita
de Pajaritos y otras muy importantes en nuestra
ciudad.
No sabemos de manera clara si fue construi-
do de nueva planta o sobre otro anterior. Pero si
ha sido testigo de hechos muy relevantes en la
historia, como ya veremos mas adelante.
Dispone de 17 arcos de medio punto y su lon-
gitud es de 220 metros y una altura en el punto
más alto de 10 metros. La anchura de la plata-
forma, incluidos los pretiles, es de 5,25 metros.
Resultó gravemente dañado por las grandes
crecidas que soportó y hubo que reparar para
ponerlo de nuevo en uso. Además fue volado
por el ejército portugués, a las órdenes de Mén-
dez de Vasconcelos y Luís de Meneses el día 11
de octubre de 1658, en pleno guerra de Sece-
sión de Portugal.
Las guerras de Sucesión española y de la In-
dependencia le afectaron de manera conside-
rable, debiendo practicarse una rehabilitación
total en 1845. En la actualidad presenta un la-
mentable estado de deterioro y abandono.
Pese a todo ello conserva en lo fundamental la
estructura originaria.
El día 13 de junio de 1580 Felipe II pasa revista
en Cantillana, cerca del puente del mismo nom-
bre, a un escogido ejército de aproximadamen-
te 50.000 efectivos que al mando del Duque de
Alba se disponía a invadir Portugal, para que
los lusitanos constataran su propósito de hacer
valer su derecho a la Corona portuguesa a la
muerte del monarca Cardenal Don Enrique, ha-
bida cuenta de la circunstancia de que Felipe
II era tío del también desaparecido Don Sebas-
tián hijo de su hermana Juana.
Según el Cronista Oficial Alberto González,
el ejército estaba compuesto por veteranos de
Flandes y mercenarios alemanes e italianos y un
potente cuerpo de caballería.
Felipe II permaneció siete meses en Badajoz
y durante su estancia falleció la reina Ana a la
edad de 31 años en avanzado estado de ges-
tación.
Asimismo el puente del que hacemos mérito
fue testigo de la batalla del Gévora, de triste re-
cuerdo, el día 19 de febrero de 1811, en la que el
General Mortier, Duque de Treviso, previa acción
rápida de la caballería que sorprendió a los es-
pañoles en sus vivacs dispersándolos, franquea
el rio Gévora con la infantería y la artillería por
sendos bados a derecha e izquierda del puente
de Cantillana, que había sido destruido, envol-
viendo a los españoles, con una precisión propia
de tropas muy aguerridas.
A las 10 de la mañana, del día mencionado,
el ejército español que, al mando de de Mendi-
zábal, había llegado de Portugal con la inten-
ción de liberar el asedio al que tenia sometido
Badajoz el General Soult, no existía: mas de 800
hombres quedaban sobre el campo de batalla
y 8.000 prisioneros con armas y bagajes queda-
ron en poder de los franceses.
Las perdidas de los franceses fueron alrede-
dor de 500 hombres entre muertos y heridos.
Mucho antes de la existencia del puente
que nos ocupa, pero muy cerca del mismo lu-
gar, se celebró otro acontecimiento de capital
importancia en la historia de España. Me refie-
ro a la batalla de Zalaca que tuvo lugar el 23
de octubre de 1086 entre las tropas cristianas al
mando de Alfonso VI de León y las almorávides
de Yusuf Ibn Tasufin. Que se saldó con la derro-
ta de las primeras y Alfonso VI resultó herido en
una pierna.
La consecuencia lamentable de esta con-
tienda supuso nada mas y nada menos que un
retraso en la Reconquista de mas de 120 años,
hasta la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212,
en la que Alfonso VIII con la ayuda de Pedro II
de Aragón, Sancho VII de Navarra y Alfonso II
de Portugal derrotaron al ejercito almohade de
Muhammad an- Nasiren
José María Gonzalez Lanzarote en su obra
”Zalaca. La batalla en el siglo XI”, (Editora Regio-
nal de Extremadura, 2015) sitúa la batalla entre
el espacio comprendido entre la desemboca-
dura del afluente del Gévora en el Guadiana,
en su margen derecha, lugar que ocupo el
21. 21
campamento musulmán, y el campamento cris-
tiano que ocupo también la margen derecha
del Gévora aguas arriba.
Por todas estas consideraciones, la Asociación
de Amigos de Badajoz entiende que el puente
de Cantillana es una joya histórica y arquitectó-
nica que debemos rehabilitar y poner en valor. Y
-en mi opinión personal- el lugar merece que se
abra un centro de interpretación histórica que re-
forzaría de manera decisiva el interés turístico de
los visitantes a nuestra querida ciudad.
En orden a la rehabilitación del puente para
sacarlo de su estado de abandono esta Aso-
ciación viene haciendo intensas gestiones, ha-
biendo conseguido ya que la Confederación
Hidrográfica del Guadiana haya practicado
una limpieza a fondo de matorral y vegetación
agresiva en el cauce que impedía su contem-
plación y en el propio puente que dañaba aun
más su estructura.
Por otra parte las gestiones realizadas ante
el Alcalde de la ciudad consiguieron la prome-
sa de que el Ayuntamiento se haría cargo de
su rehabilitación con cargo a los fondos EDUSI,
si bien era necesario conocer la titularidad del
puente, en ese momento desconocida, para
evitar problemas a la hora de la intervención
de rehabilitación.
Para ello la Asociación ha realizado gestiones
ante todas las instancias posibles:
Dirección General de Bibliotecas, Museos
y Patrimonio Cultural. Donde se nos ha pro-
porcionado un informe en el que se pone de
manifiesto que dicho puente se encuentra in-
cluido en la Relacion de bienes de interés pa-
trimonial de la Comunidad Autónoma, pero
en lo que concierne a su titularidad no ha sido
posible determinarla.
Registro de la Propiedad numero 1 de Bada-
joz. Expide certificado acreditativo de que el
puente no se encuentra inscrito.
Catastro. Solo se nos ha podido facilitar el
numero de los polígonos y parcelas de los pre-
dios en los que se halla el puente y colindantes,
sin que conste la titularidad.
Servicio de Vias Pecuarias. Se nos ha certifi-
cado que el puente no forma parte de la Via de
Sancha Brava ni de ninguna otra.
En el Plan General Municipal aparece con
una proteccion de Nivel «Protección Genérica»,
pero también sin titular.
Servicio de Infraestructuras Viarias. No apare-
ce inscrito.
Sin embargo del estudio realizado por el
Profesor e Historiador Julián García Blanco,
en base a la revisión de las actas de los ple-
nos municipales desde la erección del puente
hasta la fecha se desprende que las obras de
construcción del mismo y todas las reparacio-
nes que hubieron de practicarse, a lo largo de
la historia, fueron sufragadas con cargo a los
ingresos procedentes de los bienes comuna-
les, unas veces y otras de los de propios, por lo
que entendemos que el Ayuntamiento tienen
el mejor y el único titulo para su reconocimien-
to como titular.
El hecho de que el Ayuntamiento se haya
quedado fuera del reparto de fondos EDUSI ha
sido un contratiempo, pero no vamos a aban-
donar nuestro proyecto de rehabilitación. Hay
otras fuentes de financiación que explorar y esta
Asociación no se plantea ni remotamente algu-
na desistir.
Edita:
Asociación Amigos de Badajoz
Vicepresidente:
Juan Antón Ros
Depósito Legal:
BA-29-1998
Coordinador:
Manuel Cienfuegos Ruiz-Morote
Fotos:
Román Hernández Nieves, Josefina Becerra,
Rocío Periáñez, Cristino Portalo, Manuel Cienfuegos,
Marcos Aza.
Ilustraciones:
Familia José Mancera
Colaboradores:
Román Hernández Nieves, Josefina Becerra, Rocío
Periáñez, Miguel Ángel Naranjo, Cristino Portalo, Francisco
Hipólito, Julián García, Manuel Márquez, Fabián Lavado,
Manuel Cienfuegos, Fermín Rey, Pedro Delgado.
Imprime:
Guadiana Servicios - 647 52 72 24
La revista Sharia editada por la Asociación Amigos de Badajoz, no se
responsabiliza, ni comparte necesariamente la opinión de sus colaboradores.
22. 22
EL FALLIDO INTENTO PARA INSTALAR UN COLEGIO
PREPARATORIO MILITAR EN BADAJOZ (1888)
Fabián Lavado Rodríguez
Bibliotecario del Consorcio de la Ciudad Monu-
mental de Mérida
Por Real Decreto de 27 de febrero de
1888, cuyo proyecto fue presenta-
do por el Ministro de la Guerra D. Manuel
Cassola, se dictaminó la creación de cua-
tro colegios preparatorios militares en Es-
paña, con una capacidad de 200 plazas
cada uno, para atender las necesidades
de las cuatro zonas geográficas en las que
se dividía el país, con el objetivo de pres-
tar durante cinco
años la instrucción
necesaria para
obtener el grado
de bachiller y el
ingreso en la Aca-
demia General
Militar; abiertos no
ya sólo a los hijos
de militares, sino a
cualquier civil. Por
el artículo 14 del
R.D., las poblacio-
nes interesadas y
que dispusieran
de locales para
su instalación o
de nueva planta,
a excepción de
Madrid, podrían solicitarlo al Ministerio de
la Guerra. Con ello esperaban que las dis-
tintas ofertas sufragasen la construcción de
dichos colegios ante la escasez de las ar-
cas ministeriales, que tras un aplazamiento,
deberían estar listos para el 1 de julio de
1889. Desde la misma fecha del decreto se
ofrecieron distintas ofertas, presentándose
Badajoz y Trujillo por el cuadrante suroeste,
donde estaba situada Extremadura. Todo
lo relativo a sus objetivos, organización, en-
señanzas, jefes y profesores, personal subal-
terno y sirvientes, alumnos, régimen de los
colegios, contabilidad, relaciones del cole-
gio con las familias de los alumnos y con el
Instituto de Segunda Enseñanza al que es-
taban incorporados, se determinaba en el
Reglamento para el Régimen y Servicio de
los Colegios Preparatorios, redactado por
la Dirección General de Instrucción Militar y
aprobado por Real Orden de 8 de octubre
de 1888.
En sesión de 5 de marzo de 1888, el Ayun-
tamiento de Badajoz informó del R.D. de 27
de febrero, acordando nombrar una co-
misión compuesta por D. Fernando López,
D. Vicente Sancho y D. Isidoro Osorio para
que estudiaran el asunto y propusieran un
local que ofrecer al Gobierno para la insta-
lación de uno de
los colegios pre-
paratorios. En se-
sión extraordinaria
de 21 de marzo, se
pusieron sobre la
mesa varios loca-
les: la casa cuar-
tel de la Guardia
Civil, situada en
el exconvento de
Santo Domingo,
si previamente
accedían a cam-
biar el recinto por
otro cedido por el
Ayuntamiento; el
palacio de Godoy
con cuyo arrenda-
tario, D. Manuel Lopo, se pusieron en con-
tacto, manifestando que cedería sus de-
rechos, no sin antes comunicar que había
alguna parte del mismo en mal estado; la
casa de la calle Benegas nº 10-12 propie-
dad del difunto D. Vicente Orduña y otra
casa en la calle del Pozo (actual Menacho)
perteneciente a D. Miguel Carbonell. Se vol-
vió a crear una nueva comisión compuesta
por D. Isidoro Osorio, D. Luis Montalván, D.
Ramón de Castro Pérez, D. Fernando López,
además del alcalde y el arquitecto munici-
pal para que eligieran el local que más con-
venga, el coste de su arriendo o compra, las
obras que necesitaría para su adaptación y
la cantidad que aportaría la Corporación
Palacio de Godoy
23. 23
para los demás gastos iniciales; además de
pedir la ayuda de los diputados y senadores
de la provincia, así como de otras personas,
para que pudieran influir en la decisión del
Gobierno y obtener así la concesión de uno
de los colegios para Badajoz. Dos Diputa-
dos a Cortes se ofrecieron a colaborar: el
pacense D. Casimiro Lopo Molano y D. En-
rique Orozco y de la Puente, diputados por
Badajoz y Arenys de Mar respectivamente.
El 16 de abril se dispuso pedir permiso
para que la comisión examinase el local de
la Guardia Civil y pidiese una copia del pla-
no del edificio para adjuntarla a la petición
que se había de hacer al Gobierno. En la se-
sión extraordinaria de 19 de abril, tras varias
discusiones e intercambio de pareceres, se
acordó ofrecer el edificio que ocupaba la
Guardia Civil, o en su defecto la casa de la
calle Benegas, y 10.000 pesetas más de las
que ofreciera Trujillo, que apostaba fuerte
por el colegio. Apuesta que se confirmo el
23 de abril, cuando D. Fernando Orozco
informó desde Madrid, que todas las pro-
posiciones ofrecían un edificio además de
dinero para su instalación, llegando algu-
nas poblaciones a ofrecer 60.000 pesetas.
El 27 de abril se confirmó el apoyo de los
contribuyentes, industriales y comerciantes
de la ciudad a la petición de uno de los
colegios, ofreciéndose a avalar el présta-
mo que por este motivo se hubiera de soli-
citar; comprometiéndose el Ayuntamiento
pacense a construir el edificio necesario y
aportar la suma de 130.000 pesetas para
su instalación. Al mismo tiempo, se nombra
una comisión compuesta por D. Ramón
de Castro, D. Luis Montalván, D. José de
Castro y D. Gerónimo Enríquez para que se
trasladen a Madrid; una vez allí, en compa-
ñía de los diputados y senadores de la pro-
vincia, y otras personas influyentes, hicieran
las gestiones necesarias ante el Gobierno
para conseguir el tan ansiado colegio pre-
paratorio militar.
El 15 de junio, en sesión extraordinaria, se
manifestó que la solicitud de Badajoz había
sido admitida en el concurso; no obstan-
te, el Ministerio de la Guerra informó que
si el colegio no estaba construido para el
inicio del curso, deberían remitir los planos
y una breve reseña del local donde provi-
sionalmente se instalaría el colegio. Así, el
Ayuntamiento solicitó a los diputados de la
provincia se enteraran si el Gobierno pen-
saba modificar o no el R.D. de creación de
los colegios, para en consecuencia tomar
la decisión más conveniente.
El 2 de julio, ante la dificultad que ofre-
cía la cesión de la casa cuartel de la Guar-
dia Civil, se encargó a la comisión visitase
el edificio que en la calle Melchor de Évo-
ra ocupaba la factoría de provisiones del
Ejército. Días más tarde se rechazó por el
estado en que se encontraba; aunque su
extensión era muy amplia. El 18 de julio, tras
la carta enviada al Ayuntamiento por D. Eu-
logio Despujol y Dusay, director general de
instrucción militar, donde pedía una rápida
contestación a la R.O. de 3 de julio referen-
te a la petición de uno de los colegios; se
acordó acelerar el arriendo de la casa sita
en la calle Benegas, por la que sus dueños
pedían 5.000 pesetas anuales y un alquiler
de cinco años, y enviar el informe y plano
de la casa al Ministerio de la Guerra, mani-
festando que el nuevo edificio, que se cons-
truiría para el colegio preparatorio, estaría
finalizado en el plazo de tres años.
Casa de la calle Benegas
24. 24
Por R.O. de 3 de agosto, el teniente co-
ronel de ingenieros D. José Casamitjana
fue nombrado para reconocer los edificios
y terrenos ofrecidos por Trujillo. Por otra del
8 de agosto, inspeccionó los de Badajoz.
Comenzó por la casa de la calle Benegas
nº 10-12, que se comunicaba con otra de
la calle Afligidos nº 24, que estimó insufi-
ciente para alojar a los alumnos, además
de encontrarse sus muros, pisos y cubiertas
en mal estado. Esta proposición era pro-
visional, mientras se construía un edificio
de nueva planta en uno de los dos sola-
res propuestos: el espacio situado entre
el Parque de Ingenieros
y el cuartel de la Bom-
ba, y otro en la plaza de
San Vicente entre los ba-
luartes de San José y San
Vicente y el cuartel de
Santo Domingo. Ambos
fueron rechazados, el
primero por pequeño, lo
que obligaba a realizar
un edificio de tres plan-
tas; el segundo por estar
próximo al río Guadiana,
en la zona de paludismo.
A finales de agosto, el
informe de Casamitjana
al ministro de Guerra era
favorable a la propuesta
de Trujillo, desechándose
la opción de Badajoz.
Por R.O. de 8 de octu-
bre de 1888 se autorizó
en Trujillo la instalación de uno de los cua-
tro colegios preparatorios militares; junto
a Zaragoza, Granada y Lugo; con la con-
dición de que las obras de adaptación
estuvieran acabadas en julio de 1889. El
convento de la Encarnación fue el edifi-
cio elegido, tras descartarse el convento
de los Descalzos por ofrecer menor capa-
cidad, estar cerca del cementerio y servir
en ese momento de hospital, y la Casa de
Comedias, que aunque de buena cons-
trucción, resultaba pequeña. Tras la com-
pra del convento por 40.000 pesetas y la
expropiación de dos cercas colindantes
con el fin de dar mayor amplitud y aislar-
lo de posibles construcciones, el proyecto
de Eduardo Herbás adaptó las estancias
conventuales de la Encarnación a distin-
tos usos colegiales, además de construir
otras nuevas adosadas al mismo. Supuso
un desembolso de 445.768 pesetas. Fue
el único que sobrevivió a la reforma de
1893, funcionando ya como un centro de
formación de oficiales con alumnos pro-
cedentes de la clase de tropa; pero una
R.O. de 13 de agosto de 1902 acabó su-
primiéndolo, tan solo trece años después
de su creación.
BIBLIOGRAFÍA
- Archivo Histórico Municipal de Badajoz: Libro de Ac-
tas Capitulares 1888.
- BALTAR RODRÍGUEZ, F.: «Los Colegios Preparatorios
Militares», Actas del I Congreso sobre Historia de la En-
señanza Media en Aragón. Zaragoza: Institución Fer-
nando el Católico, 2011, 199-234.
- LAVADO RODRÍGUEZ, F.: «La ocupación militar en el
interior de Extremadura: los acuartelamientos», Ciu-
dades y núcleos fortificados de la frontera hispano-
lusa: el territorio de Extremadura y Alentejo. Cáceres:
UEX, 2007, 231-255.
- RAMOS RUBIO, J. A.: «Vicisitudes históricas del con-
vento de la Encarnación de Trujillo, proceso de reha-
bilitación y adecuación de cenobio dominico a cole-
gio preparatorio militar y colegio religioso», Actas de
las III Jornadas de Historia de Mérida. Mérida: Ayunta-
miento de Mérida, 2010, 221-242.
Colegio preparatorio militar de Trujillo (1898)
25. 25
EL PUENTE “DE HIERRO” SOBRE EL GÉVORA
Manuel Cienfuegos y Ruiz-Morote
Con la llegada del tren desde Ciudad
Real en 1864, el río Gévora va a con-
tar con dos nuevos puentes metálicos1
, el
principal con 152,10 m y cinco vanos y otro
de 87,30 m con tres vanos. Estos puentes me-
tálicos para el tren, fueron sustituidos en 1930
por los actuales de arcos de hormigón.
Durante la construcción de la carretera
Valencia de Alcántara a Badajoz, la antigua
C-530, se realizaron cuatro puentes metá-
licos sobre el río Zapatón de idénticas ca-
racterísticas, según la ficha del Ministerio de
Fomento2
que conserva la demarcación de
Carreteras del Estado en Extremadura. Estos
puentes metálicos sobre el Zapatón se cons-
truyeron entre 1884 y 1886, sobre un proyec-
to inicial de 1882.
El puente metálico sobre el río Gévora o el
“de Hierro” como muchos lo conocemos, se-
gún la ficha del Ministerio de Fomento3
dice
que se construyó entre 1888 y 1894, siendo
la recepción definitiva el 30 de Diciembre
de 1895. Se compone de siete tramos rec-
tos metálicos de tablero inferior de 27,70 m
de longitud cada uno, luz 26 m. La mayor al-
tura de la rasante sobre el lecho del río fue
de 5,40 m. Los materiales empleados fueron
mampostería en cimiento, sillería en pilares y
coronaciones y hierro.
POSIBLE CRONOLOGÍA
DEL “PUENTE DE HIERRO”
Atendiendo a la ficha técnica, el ingenie-
ro Fermín Gaspar proyecta el puente en 1862
con arcos de hierro. En 18634
la prensa de Ba-
dajoz denuncia el ruinoso estado del puente
1. Emilio M. Arévalo Hernández
https://lascarreterasdeextremadura.blogspot.com/2014/09/
el-paso-del-rio-gevora-badajoz.html.
2. Emilio M. Arévalo Hernández
https://lascarreterasdeextremadura.blogspot.com/2016/01/
los-viejos-puentes-metalicos-del-zapaton.html.
3. Emilio M. Arévalo Hernández
https://lascarreterasdeextremadura.blogspot.com/2015/12/
puente-metalico-del-gevora-cuestiones.html.
4. Julián García Blanco. El puente de Gévora: propiedad y
responsabilidad. Sharia Nº 77, 2018, pág 16.
de Cantillana y ese mismo año, probable-
mente por las presiones, el Estado adjudica
su ejecución material, que fue suspendida en
1870 pues el contrato se rescindió.
En 1886 terminan de construirse los 4 puen-
tes de hierro sobre el Zapatón. Ese mismo año
se produce el primer reformado del proyec-
to del puente “de Hierro” sobre el Gévora,
tal vez para eliminar los arcos metálicos pro-
yectados en 1862 y hacerlos con pilares de
sillería a modo y manera de los del Zapatón,
de ahí la similitud de ambos puentes. Pero el
puente de Hierro aun tardaría en construirse
y los usuarios del camino a Valencia de Al-
cántara continuarían pasando por el puente
de Cantillana.
En 1888, se vuelve a adjudicar la ejecu-
ción del puente “de Hierro”. En 1894 se pro-
duce la última reparación conocida sobre
el puente de Cantillana, que coincide con
el definitivo reformado del puente “de Hie-
rro” según el proyecto del Ingeniero del Es-
tado D. José Rodríguez Spiteri (1863-1941). La
obra aunque terminada en mayo de 1894
no sería recepcionada hasta diciembre de
1895 sobre la carretera nacional Cáceres a
Badajoz, antigua N-523, y estuvo operativo
hasta la década de los ochenta, que fue
sustituido por el puente de vigas actual. Pro-
bablemente el puente de Cantillana y el de
Hierro estuvieron una temporada funcionan-
do paralelemante hasta que el puente de
Cantillana sucumbiera y desistieran reparar-
lo, comenzando su abandono y deterioro
definitivo hasta nuestros días.
El puente era parte integrante de la ca-
rretera de Cáceres cuando se transfirió a la
Junta. En catastro figura como titular la De-
marcación de Carreteras del Estado, lo que
no significa que no se haya transferido, sino
que aun no se ha modificado su titularidad.
Continúa operativo para peatones. A la
sombra del puente de Cantillana, pasa des-
apercibido su endémico estado, siendo otro
elemento a proteger y recuperar, con la di-
ferencia que ahora es mas fácil determinar
su titularidad.
26. 26
NICOLÁS DÍAZ Y PÉREZ Y LA LEGIÓN IBÉRICA
Fermín Rey Velasco
Con estas páginas pretendemos aclarar
un poco más las circunstancias de la
participación de Díaz y Pérez en los intentos
de formación de la Legión Ibérica “para coo-
perar a la santa causa de la libertad y la inde-
pendencia italiana”1
, tras el análisis de las car-
tas que le envía su compañero, republicano
como él, Romualdo de Lafuente.
El contexto de esta “primera colabora-
ción popular española en el exterior”, a pe-
sar de su limitado éxito, ha sido puesto de
manifiesto por diversos autores2
.
La relación entre los movimientos revolu-
cionarios democráticos europeos, el auge del
nacionalismo, la fascinación por personajes
como Mazzini y Garibaldi, el vitalismo román-
tico y el mesianismo de la aventura, como si
fueran elegidos para cambiar la situación po-
lítica existente, quedan palpables también en
los documentos: “desearé, mientras tanto, se
me admita en esas cívicas filas y obediencia
victoriana para demostrar en ellas mi odio a la
tiranía, mi fe, mi esperanza y caridad ejercerla
pura en esa clásica nación”3
.
El nombre y apellido de la empresa deno-
tan la influencia italiana: legión rememora
la Roma imperial, ibérica alude al naciona-
lismo unificador que aquí se manifiesta en
1. Carta de Romualdo de Lafuente a Giuseppe La Farina,
14-6-1860. MCRR - Museo Centrale del Risorgimento, Roma,
Busta 716-102.
2. PASCUAL SASTRE, Isabel M.ª: La Italia del Resorgimento
y la España del Sexenio Democrático. De los precedentes
a la crisis del Sexenio, 1860-1874, Madrid, Universidad Com-
plutense, 1995, t. II, pp. 310-374. http://biblioteca.ucm.es/
tesis/19911996/H/0/AH0026301.pdf (consulta: 22-6-2018); EI-
RAS ROEL, Antonio: “Sociedades secretas republicanas en el
reinado de Isabel II”. En Hispania, nº 86, 1962; LIDA, Clara.; ZA-
VALA, Iris (eds.): La Revolución de 1868. Historia, Pensamien-
to, Literatura. Nueva York, Las Américas Pub., 1970; PEYROU,
Florencia: “¿Hubo una cultura política democrática transna-
cional en la Europa del siglo XIX? Aproximación desde Espa-
ña”. En FORCADELL, Carlos y FRÍAS, Carmen (coords.): Veinte
años de congresos de Historia Contemporánea (1997-2016),
Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2017. Págs. 45-68.
https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/36/12/_ebook.pdf
3. Carta de Díaz y Pérez a Gisueppe La Farina. PASCUAL SAS-
TRE, Isabel, op. cit., p. 512.
la idea del iberismo4
; es decir, el deseo de
unión de España y Portugal, que contó con
defensores de distintas soluciones para con-
seguirlo. Entre los valedores de la alternativa
monárquica está el extremeño Vicente Ba-
rrantes que, tras la revolución progresista de
1854, publica el folleto La Joven España, en
alusión a la organización mazziniana Joven
Italia, en el que propone el matrimonio de la
Princesa de Asturias con Pedro V de Bragan-
za5
. Desde el republicanismo, Sixto Cámara
y Fernando Garrido plantean una federa-
ción de los dos países.
Mientras tanto, España conocía la etapa
de dominio de la Unión Liberal, con el general
O’Donnell como principal dirigente, caracteri-
zada en el terreno político por la persecución
de la oposición que demandaba más liberta-
des. En 1849 había hecho su aparición el par-
tido demócrata, una de cuyas tendencias, la
de republicanos y socialistas utópicos (asocia-
cionistas seguidores de Charles Fourier), se in-
tegra en organizaciones secretas, Los Hijos del
Pueblo, similares a las sociedades carbonarias
transalpinas, para evitar la represión6
. A través
de ellas promueven conspiraciones contra el
gobierno establecido.
Las relaciones entre los revolucionarios es-
pañoles y europeos explican las primeras ges-
tiones para el envío de la Legión Ibérica en
1857, que propone Mazzini a Sixto Cámara,
por entonces exiliado en Lisboa, según narra
Díaz y Pérez7
. Su organización contaba con
enlaces en distintas provincias para captar
voluntarios y una estructura paramilitar en la
que se integraban los máximos representan-
4. RINA SIMÓN, César: Iberismos. Expectativas peninsulares
en el siglo XIX. Madrid, Funcas, 2016.
5. El folleto se puede leer en
https://play.google.com/books/reader?id=1TPKudtHeV0C&
printsec=frontcover&output=reader&hl=es&pg=GBS.PP1
6. EIRAS ROEL, Antonio: art. cit., p. 302.
7. DÍAZ Y PÉREZ, Nicolás, José Mazzini. Ensayo histórico sobre
el movimiento político en Italia, Madrid, Imprenta Calle del
Pez, 1876, p. 162. Esta obra, a pesar de sus errores y contra-
dicciones, sigue siendo relevante para el conocimiento de
los pormenores de la Legión Ibérica.
27. 27
tes del republicanismo. Sin embargo, en julio
de 1859, Sixto Cámara fallecía cuando in-
tentaba huir a Portugal, tras impulsar una su-
blevación, descubierta por la policía, en las
guarniciones de Badajoz y Olivenza. Con su
muerte y el encarcelamiento o el destierro del
resto de implicados, entre ellos Fernando Ga-
rrido y Díaz y Pérez, se paralizan los planes de
la expedición8
.
No obstante, el contingente
ya debía estar formado, pues
se conocen los nombres
de los que mandaban
estas fuerzas: jefe de
brigada Romualdo
de la Fuente; coro-
neles de cuerpo
Ruiz Pons, Caso
y Díaz y Pablo
Soler; tenien-
tes coroneles
los hermanos
Moreno Ruiz
(Antonio y
José, el que
fusilaron en
Badajoz el 1º
de Setiembre
de 1859), Car-
los Beltrán, For-
cada y Nicolás
Díaz y Pérez. En
la lista hay otros
dos personajes re-
lacionados con Ba-
dajoz: Mariano Villa
y Benigno Pérez que,
exiliados en Portugal,
participaron también en la
intentona de 1859. Sin embar-
go, el número de efectivos que
menciona Nicolás parece excesi-
vo (1600 en Lisboa entre españoles
y portugueses y 1600 en Barcelona, captados
entre los voluntarios licenciados tras la guerra
de Marruecos)9
.
En la primavera de 1860, cuando los ca-
misas rojas de Garibaldi marchaban hacia
Sicilia, Fernando Garrido y Díaz y Pérez reto-
8. REY VELASCO, Fermín; BARROSO DÁVILA, Antonia: Nicolás
Díaz y Pérez. Badajoz, Diputación Provincial, 1986.
9. DÍAZ Y PÉREZ, Nicolás: op. cit., pp. 161-162.
man los preparativos. El segundo, joven de
19 años, inexperto y sin ningún conocimiento
de italiano, escribe desde Badajoz, según su
versión por encargo de los compañeros de
Lisboa, a los comités de Italia, pues Giusep-
pe Mazzini les había pedido “que reúnan los
cuerpos de legionarios”10
. La carta, del 1 de
mayo, no la dirige a los republicanos, sino a
Giuseppe La Farina, fundador de la Socie-
dad Nacional Italiana y partidario de
la vía monárquica de la unifica-
ción en la persona de Víctor
Manuel II, rey del Piamon-
te-Cerdeña. La contes-
tación que recibe de
Turín da largas a las
entusiastas preten-
siones del pacen-
se: “siendo fra-
ternales nuestras
estirpes españo-
la e italiana, ten-
dríamos un pla-
cer de tenerle
en nuestras filas,
pero ahora, no
estando aún
organizada la
expedición de
voluntarios en
Sicilia, y aten-
diendo solamente
a aquel número,
a los cuales po-
demos proveer de
vestuario, armas y di-
nero, tendremos que
aprovechar más tarde la
aceptación de su generosa
oferta”11
.
A partir de esa respuesta, co-
mienza la comunicación de Ro-
mualdo de Lafuente con Díaz y
Pérez12
. En la primera de las cartas, del 9 de
junio, se muestra pesimista sobre la iniciativa:
“no creo realizable el que Vd. indica respecto
a la formación de una Legión Ibérica porque
10. Ibidem, p. 162.
11. Ibidem, p. 163.
12. Los documentos corresponden a las contestaciones de
Romualdo de Lafuente a nuestro personaje. Pertenecen al
archivo particular de los familiares de Nicolás Díaz y Pérez.
Nicolás Díaz y Pérez