El cloroformo se ha utilizado como anestésico en la práctica médica. Es un líquido volátil e incoloro con olor penetrante que se descompone lentamente cuando se expone a la luz solar. Fue uno de los primeros anestésicos generales utilizados, comenzando en 1846, permitiendo realizar cirugías de manera menos dolorosa y reduciendo las infecciones. Sin embargo, requiere ser administrado por especialistas debido a su potencia.