1) El documento resume varias éticas formales (que se enfocan en la intención) y materiales (que se enfocan en lo que es realmente bueno o malo). 2) Entre las éticas formales se encuentran el estoicismo, la ética de Kant y el existencialismo. 3) Entre las éticas materiales se analizan el hedonismo, el utilitarismo, el sociologismo y el marxismo. 4) La ética de valores también se considera material al defender valores que no dependen de la experiencia personal o social.
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PRACTICA No 5 de ÉTICA Y DEONTOLOGÍA
“PRESUNTAS ÉTICAS: FORMALES Y MATERIALES”
(Edwin de J. Horta Vásquez y Víctor Rodríguez Gallón)
En un estudio tradicional de la ética a través de la historia los autores han clasificado las distintas formas o actitudes
morales en éticas formales y en éticas materiales. Las formales se caracterizan por hacer énfasis en el fin que se
propone la persona, se caracterizan porque tienen en primerísimo lugar la intención que tienen que tener el sujeto
para alcanzar el fin. Los materiales por el contrario se caracterizan por estudiar lo que es realmente bueno o malo
según las exigencias del ser o de la realidad, con independencia de la intención de la persona que obra.
A continuación vamos a relacionar algunas de las éticas formales y materiales más sobresalientes, y ofrecemos un
breve comentario de cada una de ellas. Todo con el propósito de ilustrar al lector en estos aspectos.
ÉTICAS FORMALES
A. El Estoicismo
Esta escuela filosófica que surgió hacia el siglo segundo antes de nuestra era, en su aspecto ético preconizó que el
cumplimiento de la ley que le dicta la razón al hombre, y la aceptación total de la propia vida, con todas sus
circunstancias, es lo que hace posible la rectitud del hombre y por lo tanto la consecución de su fin; el ideal es la
impasibilidad o sea permanecer imperturbable ante dolores, placeres, pasiones, sorpresas, reveses, etc.; no hay que
esperar recompensa alguna por ningún motivo.
Representan este sistema moral, entre otros, Séneca y Marco Aurelio.
Es el sistema de la resignación, ya que se trata de limitar la existencia personal sólo a lo que impone la fuerza del
destino.
Como se ve, no podríamos hablar de mérito o de demérito, de lucha del hombre por su propia perfección; reduce la
persona humana a un ser meramente pasivo, pura resistencia.
B. El sistema ético de Kant
Kant es el culto de la ley, la rectitud se reduce a observarla a la manera del antiguo pueblo romano: “dura es la ley,
pero es la ley”; hay que renunciar al propio interés y actuar según las exigencias del deber, que es lo que está mandado.
Sin embargo, se cuida de advertir que cumplir el deber por el hecho de que es obligatorio cumplirlo no constituye una
conducta éticamente buena, sino que lo moralmente bueno es cumplirlo pero por una actitud interna de amor a lo
mandado.
Nótese cómo Kant supervaloraba la intención del sujeto, tratando de hacer de ella una ley universal de liberta, pues
sólo así el hombre, entiende Kant, puede ser feliz, lo que implica que es la conciencia de la propia buena intención lo
que en definitiva hace justo al hombre, inclusive en el campo de la inmortalidad, obligando casi a la justicia divina, que
él reconocía, a ajustarse a esa ley universal construida por la intención de la persona.
En una ética que se funda en la exaltación del hombre mismo hasta tal punto de llevada al extremo de medir a Dios
por el hombre mismo, cabe cualquier posición; es una ética tan amplia, tanto, que cada persona podría inventarse la
suya propia: bastaría que se diese la coherencia interna de su propio pensamiento. Y eso no puede ser la Ética.
C. El existencialismo
Su principal expositor fue Jean Paul Sartre, quien sostiene que hay una existencia eterna y material que se diferencia
de otra existencia que es la conciencia humana. En la conciencia humana, dice Sastre, se refleja la realidad material, el
mundo externo. Lo que el hombre debe hacer es por lo tanto recibir absolutamente todo de ese mundo externo a él y
recibirlo de una manera tan radical que haya suya esa existencia puramente externa. Esa es la decisión fundamental
que debe tomar el hombre, dice el existencialismo; una decisión mía, sin condiciones, casi como de despojarme de mí
para darle entrada al mundo que está fuera de mí. Sin embargo Sartre mismo advierte que sea libertad que el hombre
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tienen para ello es una libertad, un poder de decisión que produce náuseas, porque en definitiva la existencia humana
queda reducida a un “tener que aceptar” la existencia del mundo exterior, los condicionamientos materiales y físicos,
sin que le hombre pueda tener la opción de cambiar esa existencia, de transformarla, de convertirla en algo que le sirva
a sí mismo sino que el hombre es en definitiva como un preso en la cárcel de la existencia material.
Se presenta una contradicción entonces para Sartre entre la libertad incondicionada, absoluta y originaria de tener que
optar por la existencia material y las posibilidades de ser que advierte su conciencia, es decir, una contradicción entre
lo que se quiere y las posibilidades reales de poder hacer lo que se quiere. Así las cosas, Sartre coloca al hombre en
una primera situación de angustia, monstruosa, nauseabunda, porque la libertad no le sirve para poder ser y hacer lo
que quiere, y las posibilidades que le ofrece la existencia chocan contra esa libertad.
Pero Sartre no se detiene ahí, pues ya en el campo de la Ética lo bueno es todo aquello que desarrolla ese proyecto
vital humano que cada hombre se propone libremente; sin embargo, hemos de preguntarnos, ¿cuál será para Sartre
realmente el fundamento de lo bueno si subsiste esta contradicción primera entre lo querido y la posibilidad?; es un
proyecto que siempre acaba en fracaso y el hombre se convierte exactamente en lo que Sartre dice: “el hombre es una
pasión inútil”; en consecuencia, desde esa concepción del hombre no valdría la pena plantearnos siquiera la cuestión
de la Ética.
D. La Ética Analítica
Esta concepción de la Ética es una sobrevaloración científica de los fenómenos fundamentalmente interiores tales
como los sentimientos, las emociones, las pasiones, la sensibilidad, las intuiciones, etc., clasificándolos,
determinándolos y estructurándolos de tal manera que se convierten en principios para la conducta ajena; un ejemplo
podría ilustrar mejor lo anterior; demos por caso que Juan experimenta cierta alegría cuando recibe un regalo el día de
su cumpleaños; Juan dice que recibir regalos es bueno y transmite se convierten como en ordenadores de la conducta
de los demás.
Lo anterior quiere decir que las experiencias acerca de los valores y los juicios que siguen a toda experiencia son de
carácter COMUNICATIVO, sean buenos o malos; son también de carácter emotivo y se convierten en fórmulas o recetas
que tratan de modificar las actitudes colectivas.
El lector ya se habrá dado cuenta de que aquí la Ética depende de corazonadas, emociones, etc., es una Ética
circunstancial y muy subjetiva; si esto es la Ética, vano sería el estudio de ella, ya que ella se puede hacer a cada paso,
al golpe de nuestros gustos y emociones.
ÉTICAS MATERIALES
Si lo anterior ha sido leído con detenimiento, nos habremos dado cuenta de que las éticas formales bueno o malo a lo
que en definitiva dicta la buena intención, la circunstancia, el capricho y hasta la razón; la moral y la conducta ética
cambia en cada sujeto, el valor de su estudio se reduciría a conocer el modo de pensar de la gente, actividad que no es
en sí misma una ciencia; pero a pesar de todas estas tendencias, la Ética sigue siendo ciencia.
Por el contrario, en las éticas materiales la intencionalidad oel aspecto subjetivo son reemplazados por un fundamento
real que es en el que se apoya quien realiza la acción, y es según ese fundamento que la acción es buena o mala. Aquí
por lo menos se ofrece un principio de mayor estabilidad, pero también hay errores, pues el hombre puede darle
condición de realmente valido a algo que siendo valioso efectivamente no puede ser el verdadero fundamento de la
ética, pues es necesario advertir que de hecho se dan realidades unas más próximas a la persona humana que otras,
por ejemplo, la sensibilidad es una realidad común a los hombres y a los animales, en cambio la virtud de la justicia es
una realidad que no se predica de los animales y en cambio sí de las personas.
A continuación haremos una sucinta exposición de algunas de las éticas materiales.
A. El Hedonismo
Esta concepción de la Ética pone el placer sensible como supremo bien, de tal manera que la conducta humana debe
siempre orientarse hacia la búsqueda del placer.
Los antiguos griegos llegaron a tal punto en esta línea de moral que inclusive recomendaban el suicidio cuando se era
incapaz de sentir el placer.
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Dentro de este pensamiento hedonista se formaron dos escuelas, una fundada por Aristito de Cirene (siglo IV antes de
Cristo) para la cual sólo el placer sensual es el único goce; sin embargo se cuida de advertir que la razón humana debe
controlar la cantidad de placer a fin de que éste no obstaculice la felicidad.
La otra escuela fundada por Epicuro, entre otros siglos III y IV antes de Cristo, es más amplia en cuanto al placer se
refiere y también en cuanto al dolor, pero la inteligencia se encarga de ordenar los placeres, colocando unos más altos
que otros; así, los placeres que no exigen esfuerzo para alcanzarlos son superiores a los que lo exigen. Dentro de toda
esta gama de placeres existía también el placer intelectual e inclusive los placeres espirituales, los que recomendaban
por ser más durables.
B. El Utilitarismo
Es una doctrina que se inicia hacia el siglo XVIII de nuestra era, la cual funda el bien y la felicidad en lo útil, bien sea
individual o socialmente considerado; de ahí que haya como tres clases de utilitarismo, a saber: el individualista, el
social y el pragmático.
El Utilitarismo Individualista, iniciado con Jeremías Bentham aproximadamente en el siglo XVIII, partió de la Ética
Hedonista formulada sistemáticamente con base en leyes; dos son las principales leyes de esa Ética, la ley del placer y
la ley del dolor; ambas leyes regulan la naturaleza toda; así, para conseguir el placer hay que poner medios, hacer
cosas; esos medios que se ponen, esas cosas que se hacen son lo útil, y para saber si una cosa es útil basta con que
pueda producir placeres; en eso consiste el bien; el bien será mayor cuanto mayor sea el número de personas que se
identifiquen con él.
El Utilitarismo Social de Stuar Mill propone una ética que mira a la colectividad, es una ética de la compensación, es
decir, cuando se ha ayudado a los demás sobreviene una satisfacción moral; el bien es esa satisfacción moral así solo
se haya ayudado a una sola persona y no a un gran numero como decían Bentham.
El Utilitarismo Pragmático de William James y J. Huxley introduce un elemento más al concepto de bien, pues éste ya
no es sólo lo que produce placer y es útil a la vez, sino que además es práctico, es decir, es lo que contiene un elemento
para la acción inmediata. Aquí se admite todo, desde la religión y Dios, pasando por la libertad, pero siempre y cuando
sirvan al progreso del hombre.
Estos Utilitarismos han conducido a hacer completamente relativo el concepto de bien; es tan amplio y depende tanto
de las circunstancias y efectos, que acaba por justificar conductas aberrantes y deshumanizadoras.
C. El Sociologismo
Los principales representantes de esta tendencia son Augusto Comte y E. Durkheim. Comienza en el siglo XIX y se ha
prolongado hasta la segunda mitad del siglo XX. Su característica principal, más que la de negar la existencia de los
valores, es la de afirmar que los valores son individuales y subjetivos, que se forman a través de una conciencia social,
y que a su vez la sociedad los impone; como consecuencia, no existe un solo valor universal, ni valores con validez para
todos los hombres.
Como se ve en esta concepción, lo que determina el modo de ser individual en la sociedad y cuando cambie la sociedad
también cambiará el modo de ser y de pensar de los individuos.
Como consecuencia de todo esto resulta que lo bueno y lomalo lo establece el organismo social, imponiéndolo a través
de un aparato de fuerza que es más fuerte y severo cuando más fuerte y severa sea la convención humana. El hombre
solo se obliga para con la sociedad, y su bondad está determinada por el mayor o menor grado de solidaridad con la
sociedad.
No se piense que el sociologismo actual de Durkheim establece una dependencia automática entre el individuo y la
sociedad, es decir, no es que el hombre sea un instrumento sin iniciativa, sino que debe socializarse con la colectividad
a través del trabajo u oficio que desempeña en ella.
Esta negación rotunda de bienes homogéneos y válidos para toda persona humana conduce a relativizar el bien del
hombre y a someterlo a los movimientos sociales, políticos, económicos, etc. Descansando en la solidaridad, hacen de
ésta el único valor posible.
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D. El Marxismo
Esta doctrina propugna una ética basada en la tendencia sociologista, pero además incluye un tratamiento muy
especial a elemento de evolución o cambio, es decir, la manera como se da ese cambio o evolución histórica es
interpretada desde un ángulo puramente material, reconociendo sólo leyes económicas y pugnas entre clases sociales.
Podríamos decir que para el marxismo, la única fuente de la pérdida de la dignidad humana es la carencia de bienes
económicos. Esta carencia se produce porque el que posee mayor cantidad de bienes de capital da una compensación
desproporcionada al trabajo del que no los tiene, y se origina una ruptura interna del hombre al verse víctima de un
abuso que no puede él solo remediar. Como ha sido víctima y está herido además, entonces toma conciencia de la
necesidad del cambio. El único deber ético es por lo tanto fomentar esa conciencia.
La ética marxista no tienen en cuenta ni la libertad ni la intencionalidad ni otro conocimiento que no sea el de la
conciencia revolucionara del hombre; todo valor lo será en tanto que sea avaluable económicamente; por tanto, el fin
de la vida humana y de la historia consiste en resolver los problemas económicos. Se trata en definitiva de una ética
que no es para el hombre sino en tanto que éste hace parte de las circunstancias económicas.
E. Ética de Valores
Pertenecen a esta tendencia Max Scheler y Nicolai Hartmann. Es también una ética material y pretende defender la
grandeza y el valor del hombre, no sometiendo los valores a ninguna experiencia personal ni mucho menos al grupo
social. Así, Scheler habla de unos valores inferiores, como por ejemplo los de la sensibilidad o el placer, incluso los
económicos, de unos valores medios o reflejos que solo se limitan a una parte del hombre, como por ejemplo los que
hacen que un hombre sea buen médico, lo que hacen que un hombre sea ordenado, etc.; estos valores, aunque hacen
parte del hombre no lo hacen totalmente bueno; por último, los valores espirituales, que sí perfeccionan todo el
hombre; dentro de esos valores está la ética.
Estos valores espirituales, para la ética de los valores, son elaborados por el hombre mismo en su afán de dignificarse;
por lo tanto son subjetivos, construcciones de la propia conciencia personal.
Los sistemas de ética material que hemos visto persiguen dar respuesta a lo que es bueno, y esas respuestas son muy
distintas según cada sistema, como lo hemos podido apreciar.
Actividades:
1. Enumere tres éticas formales y tres éticas materiales y, de cada una de ellas, diga el nombre de alguno de sus
principales exponentes.
2. Identifique a qué sistema ético pertenecen las siguientes ideas; (coloque al frente de la proposición el
sistema):
a. “Es un sistema de la resignación porque limita la existencia humana a soportar la fuerza de un
destino”.
b. “Es una supervaloración de la intención del sujeto para hacer de ella una ley universal de libertad”.
c. “La ética y por lo tanto ‘lo bueno’ es todo aquello que desarrolla un proyecto vital que el hombre se
hace libremente.
d. “El supremo bien consiste siempre en el placer sensible”.
e. “La inteligencia se encarga de ordenar los placeres colocando unos más altos que otros”.
3. Diga dos principales diferencias entre los distintos tipos de utilitarismo.
4. Exprese su propio criterio en cuanto a la llamada ética de valores.