La revolución industrial dio lugar al trabajo infantil debido a la migración de trabajadores y el reemplazo de mano de obra calificada por máquinas. Los niños, algunos de solo 5 años, trabajaban en condiciones insalubres y peligrosas en fábricas y minas por bajos salarios o como aprendices, sufriendo enfermedades, lesiones y muertes. No había regulaciones sobre las largas jornadas laborales de 12-19 horas por día durante seis días a la semana.