1. NÚCLEO ESCULTURA II, UNIDAD II.
LA CORROSIÓN Y TIPOS DE CORROSIÓN DE LOS METALES.
La corrosión de los metales ha sido un enemigo de la Humanidad desde el mismo
momento en que el hombre descubrió la tecnología de elaboración de estos materiales.
El hombre ha luchado contra este fenómeno desde épocas remotas, pero los
resultados obtenidos han sido limitados. Podríamos entonces preguntarnos ¿por qué?.
El hecho es que la corrosión es un proceso espontáneo, que tiene lugar debido a la
tendencia que tienen todos los metales de regresar a su estado original, es decir, a la forma
de minerales, del cual han sido extraídos mediante procesos tecnológicos desarrollados por
el hombre.
La tendencia de cualquier reacción química a ocurrir, incluyendo la reacción de un
metal con el medio ambiente se mide a partir de una magnitud que recibe el nombre de
energía libre de Gibbs, y que se representa por ΔG°.
Mientras más negativo es el valor de ΔG°, mayor será la tendencia de dicha reacción a
ocurrir.
Tres metales conocidos nos servirán para explicar lo anteriormente señalado. Si
consideramos las reacciones siguientes:
1. Mg + H2O + ½O2 → Mg (OH)2 ΔG° = - 142,000 cal.
2. Cu + H2O + ½O2 → Cu (OH)2 ΔG° = - 28,600 cal.
3. 4Au + 6H2O + 3O2 → 4Au (OH)3 ΔG° = + 15,700 cal.
El elevado valor negativo de ΔG° en el caso de la reacción (a) indica que la misma se
desarrollará fácilmente. La tendencia de la reacción (b) será menor, y esto está de acuerdo
con el hecho de que el cobre es un metal resistente en condiciones atmosféricas normales.
Por último, el valor positivo de la variación de la energía libre de Gibbs señala que la
reacción (c) no tiene lugar, y como todos sabemos, el oro no reacciona con el oxígeno y la
humedad del aire para formar óxidos o hidróxidos.
La corrosión es el proceso de destrucción que sufren los materiales metálicos, como
resultado de reacciones de tipo químico y/o electroquímico con el medio ambiente, que
conducen a la formación de incrustaciones, y que provocan la pérdida de sus propiedades y
valor estético.
Los procesos de corrosión se consideran generalmente de naturaleza electroquímica.
Cuando un metal se corroe en un electrolito o solución determinada, sobre la superficie
metálica se estarán desarrollando dos reacciones acopladas y simultáneas: una reacción
anódica que consiste en el paso de los iones del metal desde el retículo cristalino hacia la
solución, con la consiguiente producción de electrones; y una reacción catódica en la cual
algún agente estará asimilando los electrones liberados en la reacción anódica anteriormente
citada.
2. Este proceso puede representarse por las siguientes ecuaciones:
M → Mn+ + ne- reacción anódica (oxidación)
Ox + ne- → Red reacción catódica (reducción)
Dónde: M es el metal Mn+ son los iones del metal e- son los electrones Ox es el agente
que asimila los electrones producidos en la reacción anódica Red es la especie reducida
formada
Aquí es importante establecer la diferencia entre los términos “formación de herrumbre” y
“corrosión”.
La formación de herrumbre estará siempre asociada a la corrosión de las aleaciones
ferrosas (hierro y aceros), en las cuales aparecen unas capas gruesas de incrustaciones, que
consisten fundamentalmente de óxidos hidratados.
Los metales no ferrosos y sus aleaciones entre los que se encuentran el cobre, el
bronce, el plomo y la plata, se corroen pero no forman herrumbre.
TIPOS DE CORROSIÓN:
Atendiendo al mecanismo mediante el cual interacciona el metal con el medio
ambiente, la corrosión puede ser química o electroquímica.
La corrosión química tiene lugar cuando el metal reacciona con los gases a elevadas
temperaturas, o con los no electrolitos.
La corrosión electroquímica se produce en las soluciones y electrolitos. Es el tipo más
ampliamente difundido, y en esta clasificación se incluyen la corrosión atmosférica, la
corrosión bajo suelo, la corrosión en el agua de mar y en las aguas naturales.
Con relación a la forma en que se manifiesta externamente la corrosión puede
dividirse en dos tipos fundamentales: corrosión uniforme o corrosión no uniforme.
Otro fenómeno de corrosión importante, debido a las implicaciones que tiene para la
conservación de los objetos de arte metálicos, es la llamada corrosión por contacto o
corrosión galvánica.
CORROSIÓN UNIFORME
Como su propio nombre lo indica, en este caso la
profundidad del ataque es igual a lo largo de toda la superficie.
Aquí se incluye la formación de herrumbre en el hierro y el
oscurecimiento o empañamiento de la plata (Figura 4).
3. CORROSIÓN NO UNIFORME
Si la corrosión es no uniforme, la velocidad del ataque es mayor en unas zonas que en
otras. Ejemplos de ésta son:
a) CORROSIÓN PICADURA: hay una disolución apreciable en una pequeña área de la
superficie metálica, resultando en la formación de puntos o picaduras (Figura 5).
4. b) CORROSIÓN INTERGRANULAR O INTERCRISTALINA: el ataque ocurre en los
límites de los granos (zona de unión de los granos). Debido a esto, el metal pierde su
fortaleza y ductilidad. (Figuras 6-7)
c) CORROSIÓN ROTURA POR TENSIÓN: cuando el metal está sujeto a la acción
simultánea de un medio corrosivo y de una tensión constante. Prácticamente todos los
materiales estructurales pueden sufrir este daño, y podemos observarlo
frecuentemente en los monumentos de bronce a la intemperie. (Figuras 8-9)
5. CORROSIÓN GALVÁNICA O CORROSIÓN POR CONTACTO
Este tipo de ataque tiene lugar cuando dos metales diferentes se ponen en contacto
directo, o cuando ellos se conectan eléctricamente, y se colocan en una solución o electrolito.
En este caso, el metal menos noble (ánodo) se deteriora, mientras que el metal más noble
(cátodo) resulta protegido.
Para poder predecir el peligro que se presenta al unir dos metales diferentes es
necesario hacer uso de las Series Galvánicas. Estas no son más que unas Tablas, en las
cuales los metales y aleaciones aparecen ordenados atendiendo a los valores de sus
potenciales de electrodo, en un medio ambiente determinado.
Mientras más alejados estén dos metales en una Serie, mayor será la posibilidad de
que se produzca la corrosión por contacto.
En general, existe una Serie Galvánica para cada tipo de ambiente. Aquí como
ejemplo se muestra una Tabla para agua de mar:
Se dice que el hierro y el cobre forman un par galvánico peligroso, o lo que es lo
mismo, que este fenómeno se produce con facilidad cuando se les conecta o une.
6. En el caso de la corrosión atmosférica, también puede predecirse el fenómeno, pero
ahora tendremos que orientarnos por el comportamiento de cada metal en estas condiciones
(Fig.10).
Figura 10: Esquema de la cinética de la corrosión atmosférica de varios metales. Nótese cómo nuevamente
hay una diferencia considerable entre la corrosión del hierro y la del cobre, corroborándose lo planteado
anteriormente.
Existen dos factores fundamentales que influyen en el desarrollo de este tipo de
ataque:
1. La distancia al contacto directo.
2. La relación entre las áreas de los dos metales.
Según nos alejamos del contacto, el daño va a ser menor; y por otra parte, mientras menor
sea la relación entre el área anódica y el área catódica, más significativa será la corrosión
(Fig.11).
7. REFERENCIA:
Cepero Acan, Ana. “Principios científicos del deterioro de los objetos de arte metálicos
y de sus tratamientos de conservación”. Centro Nacional de Conservación, Restauración
y Museología (CENCREM). Calle Cuba # 610 e/ Luz y Sol, La Habana Vieja. CUBA La
Habana, Cuba / 2002. Pág. 9-18.