Este documento resume un artículo académico que analiza las obras de Néstor García Canclini y su concepto de hibridez cultural. El artículo argumenta que aunque la hibridez describe ciertos aspectos de las culturas latinoamericanas, no captura adecuadamente las desigualdades crecientes en la región debido a la globalización neoliberal. El artículo propone en cambio los conceptos de heterogeneidad, totalidad contradictoria y transculturación como marcos teóricos más útiles para comprender las relaciones de poder as
El concepto de ciudadanía en las primeras Constitu ciones colombianas, ...Jorge Enrique GONZALEZ
Análisis histórico de la manera como fue concebida la Ciudadanía en las primeras Constituciones de Colombia, en el periodo 1810-1814, justo antes de la Reconquista española que precipitó la lucha independentista
Visiones de la independencia de Colombia en el "Papel periódico ilustrado" Jorge Enrique GONZALEZ
En este escrito se presentan los resultados de una investigación sobre la construcción de un canon de interpretación historiográfico, que en el caso colombiano representó el origen de la denominada "Historia patria".
El concepto de ciudadanía en las primeras Constitu ciones colombianas, ...Jorge Enrique GONZALEZ
Análisis histórico de la manera como fue concebida la Ciudadanía en las primeras Constituciones de Colombia, en el periodo 1810-1814, justo antes de la Reconquista española que precipitó la lucha independentista
Visiones de la independencia de Colombia en el "Papel periódico ilustrado" Jorge Enrique GONZALEZ
En este escrito se presentan los resultados de una investigación sobre la construcción de un canon de interpretación historiográfico, que en el caso colombiano representó el origen de la denominada "Historia patria".
INDIGENISMO Y LA IMAGINACIÓN DE AMÉRICA LATINA.
Michiel Baud es historiador, profesor y director del Centro de Estudios y Documentación Latinoamericanos (CEDLA) en Amsterdam. enlace a los cuadernos de CEDLA: http://www.cedla.uva.nl/50_publications/cuadernos.html
INDIGENISMO Y LA IMAGINACIÓN DE AMÉRICA LATINA.
Michiel Baud es historiador, profesor y director del Centro de Estudios y Documentación Latinoamericanos (CEDLA) en Amsterdam. enlace a los cuadernos de CEDLA: http://www.cedla.uva.nl/50_publications/cuadernos.html
La globalización en sí misma es un proceso continuo y dinámico, que desafía las leyes de los países en desarrollo, respecto a leyes de protección a trabajadores, protección del medio ambiente y formas de establecer negocios con corporaciones que si bien pueden dar trabajo a la mano de obra desocupada, también pueden beneficiarse de irregularidades subsistentes en un determinado país. Es también un desafío a los planes de desarrollo de los países en vías de desarrollarse, pues desnuda igualmente las falencias del estado de la educación de la población joven potencial a ser empleado en el futuro.
Trabajo colaborativo ii estudios culturales 2014imaf1568
This article mentions cultural studies, produced in the present, from Latin America, from diverse cultural perspectives and ideologies expose a methodological and thematic unity, manifesting the transdisciplinary studies are theoretical appropriations Resultof daily about the complex relationship between culture and politics history
(PROYECTO) Límites entre el Arte, los Medios de Comunicación y la Informáticavazquezgarciajesusma
En este proyecto de investigación nos adentraremos en el fascinante mundo de la intersección entre el arte y los medios de comunicación en el campo de la informática.
La rápida evolución de la tecnología ha llevado a una fusión cada vez más estrecha entre el arte y los medios digitales, generando nuevas formas de expresión y comunicación.
Continuando con el desarrollo de nuestro proyecto haremos uso del método inductivo porque organizamos nuestra investigación a la particular a lo general. El diseño metodológico del trabajo es no experimental y transversal ya que no existe manipulación deliberada de las variables ni de la situación, si no que se observa los fundamental y como se dan en su contestó natural para después analizarlos.
El diseño es transversal porque los datos se recolectan en un solo momento y su propósito es describir variables y analizar su interrelación, solo se desea saber la incidencia y el valor de uno o más variables, el diseño será descriptivo porque se requiere establecer relación entre dos o más de estás.
Mediante una encuesta recopilamos la información de este proyecto los alumnos tengan conocimiento de la evolución del arte y los medios de comunicación en la información y su importancia para la institución.
Actualmente, y debido al desarrollo tecnológico de campos como la informática y la electrónica, la mayoría de las bases de datos están en formato digital, siendo este un componente electrónico, por tanto se ha desarrollado y se ofrece un amplio rango de soluciones al problema del almacenamiento de datos.
Índice del libro "Big Data: Tecnologías para arquitecturas Data-Centric" de 0...Telefónica
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Es un diagrama para La asistencia técnica o apoyo técnico es brindada por las compañías para que sus clientes puedan hacer uso de sus productos o servicios de la manera en que fueron puestos a la venta.
Inteligencia Artificial y Ciberseguridad.pdfEmilio Casbas
Recopilación de los puntos más interesantes de diversas presentaciones, desde los visionarios conceptos de Alan Turing, pasando por la paradoja de Hans Moravec y la descripcion de Singularidad de Max Tegmark, hasta los innovadores avances de ChatGPT, y de cómo la IA está transformando la seguridad digital y protegiendo nuestras vidas.
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1. REVISTA DE CRITICA LITERARIA LATINOAMERICANA
Año XXVI, Nº 52. Lima-Hanover, 2do. Semestre del 2000, pp. 289-300
HIBRIDEZ Y DESIGUALDAD:
GARCÍA CANCLINI ANTE EL NEOLIBERALISMO
Misha Kokotovic
University of California, San Diego
En la introducción a The Postmodernism Debate in Latin
America, una colección reciente de artículos sobre las nuevas
teorías culturales latinoamericanas, John Beverley y José Oviedo
notan que:
Hay algo en la idea misma de un posmodernismo latinoamericano que
hace pensar en esa condición colonial o neocolonial en que productos
gastados o pasados de moda en la metrópoli […] son exportados a la
periferia, donde gozan de una segunda vida bien rentable. (1)1
Pero ésta no es toda la historia. Como otras importaciones
culturales anteriores, la teoría postmodernista metropolitana se ve
obligada a adaptarse a realidades latinoamericanas distintas a las
de los contextos socioculturales en y para los cuales fue elaborada.
Lo que es más, las críticas y revisiones periféricas de las teorías
metropolitanas empiezan a ser re-exportadas al centro, donde
obligan a repensar lo que Beverley y Oviedo llaman el
provincialismo teórico angloeuropeo. Latinoamérica empieza a ser
reconocida en la academia norteamericana anglófona no sólo como
objeto de estudio sino también como lugar de producción teórica.
No se trata, entonces, de una relación de simple dependencia,
sino de una circulación de ideas más compleja, aunque no sin sus
propias jerarquías y exclusiones. De los teóricos culturales
latinoamericanos incluidos en la colección editada por Beverley y
Oviedo, quizás el más influyente en el ámbito intelectual
norteamericano actual sea Néstor García Canclini. Sus obras
principales han sido traducidas al inglés y tienen una amplia
circulación (no limitada a los departamentos de español) en la
academia norteamericana, mientras que se le han dedicado
2. 290 MISHA KOKOTOVIC
paneles en congresos recientes de la American Anthropological
Association y la Modern Language Association. Existe, sin
embargo, el peligro de que la teoría cultural latinoamericana en la
academia norteamericana de habla inglesa sea representada
exclusivamente por figuras, como García Canclini, que comparten
las preocupaciones teóricas metropolitanas, y a conceptos, como la
hibridez cultural, fácilmente asimilables a éstas. Por esto mismo
cabe señalar algunas de las limitaciones de la hibridez, como ya lo
han hecho algunos latinoamericanistas norteamericanos (ver los
comentarios de Beverley y Yúdice abajo), para mantener un
espacio abierto a otros aportes latinoamericanos a la teoría
cultural, como por ejemplo los conceptos de la heterogeneidad y la
totalidad contradictoria propuestos por Cornejo Polar, o el de la
transculturación, formulado originalmente por Fernando Ortiz y
reelaborado por Angel Rama, que captan mejor y más
explícitamente las desigualdades y relaciones de poder
asimétricas, hasta coloniales, que condicionan los cambios
culturales bajo la actual fase neoliberal de expansión capitalista,
llamada globalización.
Como reconoce el propio Cornejo Polar, la teoría de la hibridez
de García Canclini no es meramente cultural, está inmersa en la
historia. Sin embargo, hay problemas con su inserción en la
historia. Al presentar ejemplos de hibridez que tienden a “referirse
preferentemente a ciertos estratos [los altos] de la sociedad
latinoamericana” (Cornejo Polar, “Mestizaje e hibridez” 342) como
si fueran representativos de la sociedad entera, García Canclini
subestima la desigualdad creciente de las sociedades
latinoamericanas. No todos practican la hibridez al mismo grado
ni con la misma libertad. Y por más que García Canclini insista en
la naturaleza conflictiva del concepto, la hibridez sugiere, por el
contrario, una combinación armoniosa, casi natural, de diversos
elementos culturales, y de esta manera se presta, por lo menos en
la academia norteamericana, a un multiculturalismo oficialista
cuidadosamente depurado de referencias a conflictos de intereses
materiales. La heterogeneidad propuesta por Cornejo Polar, en
cambio, es “un concepto firmemente anclado en la sociedad y en la
historia, tanto como en la cultura” (Bueno 22), que parte de las
desigualdades y divisiones sociales constitutivas de las sociedades
latinoamericanas, y es impensable sin una clara conciencia de
éstas. El concepto de la totalidad contradictoria, a su vez, nos
permite “no sólo destacar –o celebrar– las diferencias, sino
descubrir que muchas de ellas encubren desigualdades, injusticia,
3. GARCÍA CANCLINI ANTE EL NEOLIBERALISMO 291
marginación, explotación” (García-Bedoya, 85-86). Aunque
Cornejo Polar lo considera “la cobertura más sofisticada de la
categoría de mestizaje” (“Mestizaje e hibridez 341), el concepto de
la transculturación, propuesto por Ortiz y adaptado por Rama a la
literatura latinoamericana, también parte de las relaciones de
poder asimétricas que caracterizan las zonas de contacto
coloniales y neocoloniales (Pratt 6). Estos tres conceptos
complementarios –la heterogeneidad, la totalidad contradictoria y
la transculturación– apuntan a la necesidad de la
autoorganización de los grupos subalternos en base de sus
identidades culturales e intereses materiales para enfrentar
colectivamente la desigualdad y la subordinación. Como se verá
abajo, este no es el caso de la hibridez, que además de sus
limitaciones al nivel descriptivo, tampoco funciona como concepto
normativo o estrategia política, como pretende García Canclini.
La obra de García Canclini ha pasado por varias etapas, desde
Las culturas populares en el capitalismo (1982), en que la
producción cultural, la desigualdad y el conflicto entre grupos
hegemónicos y subalternos son preocupaciones centrales; a
Culturas híbridas (1990), que inicia un diálogo con las teorías
postmodernista y se preocupa más por las mezclas culturales que
los conflictos sociales; a Consumidores y ciudadanos (1995), que
abandona el interés por la producción cultural y las luchas
sociales colectivas para proponer el mercado como el nuevo espacio
de participación política y el consumo como el nuevo modo de
ejercer la ciudadanía. Estas últimas dos obras son el objeto del
presente trabajo. En ellas, García Canclini analiza la
modernización y los cambios socioculturales que esta
modernización ha producido en América Latina en las últimas dos
o tres décadas, sobre todo la reestructuración del espacio urbano y
la importancia creciente de los medios masivos de comunicación.
En Culturas híbridas, García Canclini describe las relaciones
entre una modernización socioeconómica incompleta, la
modernidad que ésta ha producido y las tradiciones que ha tratado
de superar. Mientras que la idea ortodoxa de la modernidad
implica la desaparición de tradiciones premodernas, en América
Latina tales tradiciones persisten a pesar de décadas de
modernización. Al contrario de los pronósticos de las grandes
narrativas de desarrollo y de progreso, los efectos modernizadores
de la urbanización y de los medios masivos de comunicación no
han eliminado las formas culturales tradicionales, sean éstas
4. 292 MISHA KOKOTOVIC
cultas o populares:
La modernización disminuye el papel de lo culto y lo popular
tradicionales en el conjunto del mercado simbólico, pero no los suprime.
Rebusca el arte y el folclore, el saber académico, y la cultura
industrializada, bajo condiciones relativamente semejantes. […] Lo que
se desvanece no son tanto los bienes antes conocidos como cultos o
populares, sino la pretensión de unos y otros de conformar universos
autosuficientes […] (Culturas híbridas 18)
El resultado de la modernización desigual latinoamericana es lo
que García Canclini llama la “heterogeneidad multitemporal” (15)
en la que formas de expresión cultural de diferentes épocas
coexisten, y (en contraste con la heterogeneidad de Cornejo Polar)
las divisiones y jerarquías culturales (lo culto/lo popular) se
desdibujan.
Las formas culturales modernas y las tradicionales no sólo
coexisten, sino que se hibridizan a través de procesos que García
Canclini describe en detalle. Los elementos de la cultura
tradicionalmente culta son retrabajados e incorporados a formas
culturales populares y viceversa, mientras que productos
culturales de todo tipo, los populares tanto como los cultos,
circulan en los medios masivos y en el mercado internacional. Así,
por ejemplo, autores cultos como Jorge Luis Borges y Octavio Paz
aparecen en la televisión, mientras que se encuentra artesanías
populares en museos prestigiosos y boutiques localizados en
ciudades que van desde la Ciudad de México a Nueva York.
Además, las imágenes transmitidas por los medios masivos cada
vez más transnacionales son apropiados y transformados por
agentes/productores culturales populares tanto como los cultos
para sus propios fines. Lo que todavía se llama cultura popular es,
según García Canclini, “el producto multideterminado de actores
populares y hegemónicos, campesinos y urbanos, locales,
nacionales y transnacionales” (205). Las culturas híbridas de
América Latina combinan de una manera nueva y compleja lo
moderno y lo tradicional, lo regional, lo nacional, y lo
transnacional, lo culto, lo popular y lo masivo.
Para García Canclini todo esto no constituye una
postmodernidad latinoamericana ni tampoco implica que la
versión latinoamericana de la modernidad sea deficiente por no
ser una copia suficientemente fiel del modelo metropolitano. La
hibridez es, en cambio, una manera, entre muchas, de ser
moderno; es un camino, entre muchos otros, para llegar a y pasar
5. GARCÍA CANCLINI ANTE EL NEOLIBERALISMO 293
por la modernidad. Su visión de la modernidad no cabe dentro de
la lógica unilineal del desarrollismo, y la postmodernidad, según
García Canclini, no es una etapa que sigue necesariamente a la
modernidad. La posmodernidad es más bien una perspectiva
antiteleológica y antiesencialista que le sirve para entender la
relación compleja entre modernidad y tradición en las culturas
híbridas de América Latina:
Hoy concebimos a América Latina como una articulación más compleja
de tradiciones y modernidades (diversas, desiguales), un continente
heterogéneo formado por países donde, en cada uno, coexisten múltiples
lógicas de desarrollo. Para repensar esta heterogeneidad es útil la
reflexión antievolucionista del posmodernismo, más radical que
cualquier otra anterior. […] En esta línea, concebimos la
posmodernidad no como una etapa o tendencia que remplazaría el
mundo moderno, sino como una manera de problematizar los vínculos
equívocos que éste armó con las tradiciones que quiso excluir o superar
para constituirse. (23)
La teoría postmodernista hace posible repensar la modernidad
“como un proyecto relativo, dudable, no antagónico a las
tradiciones, ni destinado a superarlas por alguna ley evolucionista
inverificable” (190). Pero aunque le parece atractiva y útil esta
perspectiva antiteleológica, García Canclini rompe con la teoría
posmodernista de dos maneras importantes.
Primero, insiste en la verificación empírica de las
especulaciones teóricas. Entender las culturas latinoamericanas
actuales requiere investigación de campo y no sólo teoría. Según
García Canclini, “hay que ir más allá de la especulación filosófica
y el intuicionismo estético dominantes en la bibliografía
posmoderna” (19). Esta insistencia en la necesidad de estudios
empíricos va a contrapelo de la epistemología escéptica del
postmodernismo y le permite a García Canclini evitar la renuncia
postmodernista a todo criterio de verdad y la celebración acrítica
del status quo que frecuentemente la acompaña. García Canclini
también discrepa de la teoría postmodernista al insistir en la
necesidad de una perspectiva global. Reconoce las consecuencias
frecuentemente totalitarias de discursos totalizantes, como por
ejemplo varios nacionalismos y marxismos dogmáticos, pero
rechaza la equivalencia automática que postula el
postmodernismo entre análisis social totalizante y el totalitarismo.
Niega “que la preocupación por la totalidad social carezca de
sentido. Uno puede olvidarse de la totalidad cuando sólo se
interesa por las diferencias entre los hombres, no cuando se ocupa
6. 294 MISHA KOKOTOVIC
también de la desigualdad” (25). Una visión global es más
importante que nunca ahora, afirma García Canclini, porque “en
este tiempo de diseminación posmoderna y descentralización
democratizadora también crecen las formas más concentradas de
acumulación de poder y centralización transnacional de la cultura
que la humanidad ha conocido” (25). Las celebraciones
postmodernistas de la diferencia cultural no toman en cuenta la
desigualdad estructural y por eso no sirven para enfrentar la
concentración del poder económico y político que ha efectuado la
reestructuración neoliberal del capitalismo transnacional. Para
García Canclini, renunciar a una perspectiva global es resignarse
a la desigualdad creciente del neoliberalismo.
Desafortunadamente, el concepto teórico principal de García
Canclini, la hibridez cultural, oculta más que revela de la
concentración de poder y la centralización de la cultura que García
Canclini tan acertadamente identifica como la contraparte de la
diseminación postmoderna. Es precisamente por esto que Martin
Lienhard arguye la necesidad de “matizar las argumentaciones de
García Canclini sobre ‘la copresencia tumultuosa de todos los
estilos’” (69). Al universalizar ejemplos de prácticas híbridas que
en realidad son características principalmente de los grupos
hegemónicos, García Canclini a veces no presta atención suficiente
al hecho de que “en las sociedades modernas, ‘sistemas de
desigualdad y dominación,’ la combinatoria de prácticas diversas
resulta todo menos libre” (Lienhard 69). No todos tienen la misma
libertad de combinar elementos culturales.
Además de estos problemas a nivel descriptivo, la hibridez
cultural tampoco ofrece estrategias eficaces para enfrentar el
estatus quo neoliberal. John Beverley distingue entre “la función
descriptiva de la idea de hibridez cultural y su posible articulación
como un concepto normativo” que podría servir como la base de un
proyecto político alternativo (“Estudios culturales y vocación
política” 52). En la obra de García Canclini, arguye Beverley, la
hibridez es un concepto principalmente descriptivo que carece de
una dimensión normativa. García Canclini produce descripciones
fascinantes de procesos de hibridación cultural, pero es incapaz de
proponer alternativas a la desigualdad creciente de las sociedades
donde ocurren tales procesos culturales. Aunque Beverley se
equivoca al decir que la hibridez cultural no es un concepto
normativo –García Canclini usa la hibridez de una manera
francamente normativa– acierta en lo esencial, que la hibridez en
7. GARCÍA CANCLINI ANTE EL NEOLIBERALISMO 295
sí es insuficiente para construir un proyecto político alternativo.
La hibridez es algo patentemente positivo para García
Canclini. Reconoce que los procesos de hibridación cultural son
frecuentemente conflictivos, pero los considera más compatibles
con la democratización que otras formas de política basadas en
identidades nacionales, culturales o raciales inmutables, que para
él son poco más que separatismos particularistas. La hibridez es
también un ideal implícito en su visión de “sociedades con
proyectos democráticos compartidos por todos sin que igualen a
todos, donde la disgregación se eleve a diversidad y las
desigualdades (entre clases, etnias o grupos) se reduzcan a
diferencias” (148). Sin embargo, las fuerzas modernizadoras que
impulsan la hibridación también producen desigualdades que son
obstáculos a la realización de la promesa democratizadora de la
hibridez.
El problema es cómo fortalecer la hibridez sin a la vez fomentar
la desigualdad que socava sus efectos democratizadores. Confiar
en procesos espontáneos de hibridación no sirve –se necesita de un
programa concreto. Pero García Canclini no propone estrategias
viables ni mucho menos un programa político. Descarta los
instrumentos tradicionales de la lucha contra la desigualdad, los
sindicatos y los partidos políticos, por obsoletos, y duda de la
eficacia de los nuevos movimientos sociales, pero ofrece muy poco
en su lugar. Arguye que la transformación de la ciudad y la
colonización de la esfera pública por los medios masivos han
disminuido la capacidad movilizadora y por lo tanto la
importancia de las formas tradicionales de organización popular,
como los sindicatos y los partidos políticos. Estas organizaciones
dependían de espacios públicos y de “estructuras microsociales de
la urbanidad –el club, el café, la sociedad vecinal, la biblioteca, el
comité político–”, donde se construían identidades populares por
medio de interacciones a nivel personal, identidades que formaban
la base de la participación política. Tales instituciones populares
de la vida urbana vinculaban “la vida inmediata con las
transformaciones globales que se buscaban en la sociedad y el
Estado” de manera que “la lectura y el deporte, la militancia y la
sociabilidad barrial, se unían en una continuidad utópica con los
movimientos políticos nacionales” (Culturas híbridas 266). Según
García Canclini, todo esto se está acabando, si no ha desaparecido
ya, debido a la transformación estructural del espacio urbano y de
los efectos corrosivos de los medios masivos de comunicación.
8. 296 MISHA KOKOTOVIC
Actualmente, las identidades se construyen “cada vez menos
por lealtades locales o nacionales y más por la participación en
comunidades desterritorializadas de consumidores” creadas por los
medios masivos (Consumidores y ciudadanos 24). La televisión ha
sustituido los espacios públicos donde la interacción personal
antes generaba participación política, y ha convertido la política
en espectáculo massmediático que no es más que un simulacro de
la participación popular. Esta transformación en la experiencia de
la vida urbana ha conducido a una disminución aparentemente
irreversible de la capacidad movilizadora de los sindicatos y los
partidos políticos:
La pérdida de sentido de la ciudad está en relación directa con las
dificultades de los partidos políticos y sindicatos para convocar a tareas
colectivas, no rentadas o de dudosa ganancia económica. […] La
movilización social, del mismo modo que la estructura de la ciudad, se
fragmenta en procesos cada vez más difíciles de totalizar. (Culturas
híbridas 267)
Al perder los partidos y los sindicatos su capacidad unificadora,
la movilización social se fragmentó, produciendo una gran
variedad de movimientos ecologistas, étnicos, feministas, de
derechos humanos, de las mujeres, de los jóvenes y otros. Muchos
vieron en estos nuevos movimientos sociales los agentes de una
transformación social para la cual los partidos y los sindicatos ya
no servían. Pero García Canclini no comparte tales esperanzas y
arguye que los nuevos movimientos sociales se han mostrado
incapaces de efectuar cambios estructurales: “Estos movimientos
han sido y son valiosos como resistencia,” pero “después de treinta
años de intentar construir alternativas a los partidos y los
gobiernos, en ningún país han logrado erigir proyectos globales y
menos aún políticas que reestructuren los aparatos estatales y las
economías en declinación” (Consumidores y ciudadanos 195).
Muchos intelectuales sobrestimaron el potencial de los nuevos
movimientos sociales, la mayoría de los cuales tenían metas más
modestas y le exigían al Estado respuestas a problemas concretos
en vez de intentar transformar o sustituirlo. García Canclini tiene
razón al señalar las limitaciones de los nuevos movimientos
sociales, pero las nuevas prácticas políticas que propone, la
reconversión cultural y el consumo como una forma de ejercer la
ciudadanía, no parecen más capaces de efectuar cambios
estructurales.
9. GARCÍA CANCLINI ANTE EL NEOLIBERALISMO 297
Según García Canclini, los procesos de hibridación no son
siempre espontáneos ni necesariamente ocurren de una manera
imprevista. Muchas veces grupos e individuos consciente e
intencionalmente adaptan sus tradiciones culturales, sus saberes
y prácticas a nuevas circunstancias, y producen así formas
culturales híbridas utilizando una estrategia que García Canclini
llama la reconversión. El término por lo general se refiere a la
reconversión económica de fábricas, procesos de producción y
saberes técnicos efectuada por grupos hegemónicos, pero
también se encuentran estrategias de reconversión económica y
simbólica en sectores populares: los migrantes campesinos que adaptan
sus saberes para trabajar y consumir en la ciudad, y sus artesanías
para interesar a compradores urbanos; los obreros que reforman su
cultura laboral ante las nuevas tecnologías productivas; los
movimientos indígenas que reinsertan sus demandas en la política
transnacional o en un discurso ecológico, y aprenden a comunicarlas
por radio y televisión. (“Culturas híbridas y estrategias comunicaciones”
3)
La reconversión es una de las maneras en que las culturas
tradicionales han sobrevivido la modernización. En vez de
desaparecer, las culturas tradicionales “se han desarrollado
transformándose” (Culturas híbridas 200).
Pero la reconversión cultural parece poco más que una
estrategia para sobrevivir, sin muchas posibilidades de cambiar la
subordinación de sectores populares. Como señala George Yúdice,
García Canclini tiende a exagerar el papel de la hibridación en la
abolición delas ‘jerarquías entre períodos históricos.’ Mientras estoy de
acuerdo con su observación de que las fronteras entre tiempos y
espacios se han desdibujado, no estoy convencido de que éste sea el caso
de las jerarquías. El hecho es que la gran mayoría de los pueblos
tradicionales y otros grupos subalternos siguen viviendo bajo
condiciones de oportunidades disminuidas. La reconversión cultural –o
sea, adecuar la producción cultural a las exigencias del mercado– es
ciertamente preferible a carecer de los recursos necesarios para
asegurar la vida y la felicidad, pero es difícil aceptar que razones
económicos sean la solución a los problemas de la producción y el
consumo de bienes culturales y el papel de estos procesos en la
construcción de sociedades civiles más democráticas. (“Postmodernism
in the Periphery” 552) 2
La reconversión cultural es más bien una manera de competir en
la economía capitalista transnacional, adaptando tradiciones
culturales, saberes y prácticas a la lógica implacable del mercado,
produciendo hibridez pero siempre desde la subordinación. La
10. 298 MISHA KOKOTOVIC
estrategia propuesta por García Canclini para enfrentar la
desigualdad, la reconversión, no cuestiona las condiciones que
producen la necesidad a la que tan creativamente responden los
sectores populares.
Subordinar las culturas tradicionales a la lógica del mercado
internacional puede ser un medio de supervivencia, pero es a la
vez un mecanismo capitalista para la producción de diferencias
culturales rentables. Mientras la reconversión sí les beneficia a los
sectores populares, los grupos hegemónicos se benefician más, y
por eso es dudoso que sea una estrategia adecuada para cambiar
relaciones estructurales de desigualdad. Parece que García
Canclini se ha resignado tanto a la inevitabilidad del capitalismo
que no puede imaginar más que resistencias que acepten la lógica
del sistema. Como nota John Beverley, “el proyecto de García
Canclini […] presupone que la nueva etapa del capitalismo es,
‘más allá del bien o el mal,’ simplemente la nueva condición de
vida –algo inevitable, como tener que beber agua y comer.”
(“Estudios culturales y vocación política” 52). Esta resignación es
aún más evidente en su propuesta del consumo como una práctica
política.
Mientras que Culturas híbridas trataba del consumo de bienes
simbólicos y materiales y de las luchas por el control de la
producción cultural, en el más reciente Ciudadanos y
consumidores parece que a García Canclini ya no le interesa la
producción. Este último texto trata casi exclusivamente del
consumo, que ahora es visto como una especie de esfera pública
privatizada:
Hombres y mujeres perciben que muchas de las preguntas propias de
los ciudadanos –a dónde pertenezco y qué derechos me da, cómo puedo
informarme, quién representa mis intereses– se contestan más en el
consumo privado de bienes y de los medios masivos que en las reglas
abstractas de la democracia o en la participación colectiva en espacios
públicos. (Ciudadanos y consumidores 13)
Para García Canclini, el consumo es una forma de participación
política, y no la consecuencia alienada de manipulaciones
massmediáticos. Qué se consume y cómo se consume son ahora
actos políticos: “Consumir es participar en un escenario de
disputas por aquello que la sociedad produce y por las maneras de
usarlo” (44). El consumo ha tomado el lugar de los mecanismos
tradicionales de participación política y es la nueva esfera donde
se ejerce la ciudadanía, de manera que tanto la política como la
11. GARCÍA CANCLINI ANTE EL NEOLIBERALISMO 299
cultura se encuentran subordinadas a la lógica del mercado.
La nueva situación implica peligros pero también
posibilidades. García Canclini reconoce que grandes mayorías
tienen niveles mínimos de consumo y por lo tanto una
participación muy limitada en las nuevas formas de ciudadanía.
Nota, por ejemplo, que hay tres niveles de acceso a los medios
masivos de comunicación. Mientras las grandes mayorías tienen
acceso a la televisión y la radio, sólo una minoría tiene televisión
por cable y video, y sólo una elite minúscula usa antenas
parabólicas y medios interactivos como el fax, correo electrónico, e
Internet. Tal desigualdad impide ejercer la ciudadanía plena y
democráticamente a través del consumo, y por eso, arguye García
Canclini, “favorecer el acceso generalizado a las dos últimas
modalidades de comunicación es una condición clave para
desarrollar formas democráticas actuales de ciudadanía […]”
(159). Asegurar las condiciones mínimas para el acceso
generalizado al consumo implica una nueva concepción del
mercado, “no como simple lugar de intercambio de mercancías sino
como parte de interacciones sociales más complejas” (53). García
Canclini propone, en efecto, refuncionalizar el mercado para que
sirva los intereses de una nueva cultura democrática.
A contrapelo del dogma neoliberal y de las celebraciones
posmodernistas de la fragmentación, García Canclini insiste en
que el Estado debe asegurar una participación universal en el
consumo y que tiene un papel importante que jugar en la
transformación de la función del mercado en las sociedades
latinoamericanas:
Respecto del estado, decíamos que la temporada de privatizaciones
demostró que las empresas privadas no hacen funcionar mejor los
teléfonos, ni las aerolíneas, ni las comunicaciones culturales que les
cedieron nuestros gobernantes. Este fracaso no justifica ninguna
restauración del Estado como guardián del nacionalismo telúrico, ni
como administrador eficiente, ni como agente de donaciones populistas.
El desafío es más bien revitalizar al Estado como representante del
interés público, como árbitro o garante de que las necesidades colectivas
de información, recreación e innovación no sean subordinadas siempre
a la rentabilidad comercial. (190)
El Estado, en vez de obsoleto, todavía puede funcionar como un
contrapeso eficaz al poder del capital, y por lo tanto el poder del
estado debería ser un objetivo de las luchas por la igualdad. Pero
la propuesta de García Canclini cae en un vacío político por falta
12. 300 MISHA KOKOTOVIC
de una base social. Al descartar los sindicatos, los partidos y los
nuevos movimientos sociales por ineficaces, no le queda más que
su propia autoridad intelectual con que presionar el estado
neoliberal para que intervenga en el mercado y garantice el acceso
universal a los bienes simbólicos y materiales. Pero es poco
probable que el estado neoliberal, que representa poderosos
intereses transnacionales y monopólicos, preste mucha atención a
llamados por la democratización del mercado y del consumo si
tales demandas no tienen un apoyo organizado y masivo.
Como ha señalado acertadamente John Beverley, el proyecto de
García Canclini, a fin de cuentas,
queda esencialmente dentro de la lógica del sistema en vez de crear un
espacio de oposición o estimular las contradicciones del sistema. Lo que
es más, transfiere la agencia de un sujeto popular y democrático a un
nuevo tipo de intelectual específico, cuyas tareas y metas ahora son
definidas por los estudios culturales y ‘la teoría’ […] Si la hibridación
abarca el mercado, las preferencias de los consumidores y el
individualismo posesivo, entonces, a pesar de las protestas de Canclini
de que el propósito de su trabajo es hacer una contribución hacia la
reformulación del proyecto de la izquierda, hay también un sentido en
que este trabajo es compatible con la globalización y la hegemonía
neoliberal.3 (Beverley, Subalternity and Representation 129)
La hibridez cultural en sí no es una respuesta adecuada a la
desigualdad creciente producida por el neoliberalismo. García
Canclini nos ha dado nuevas categorías críticas para pensar y
estudiar las culturas populares, cultas y masivas en las sociedades
latinoamericanas contemporáneas, que en estos momentos están
pasando por complejos procesos de cambio económico, social y
cultural. Para comprender mejor estos procesos, sin embargo, nos
hace falta más que la teoría de la hibridez de García Canclini,
porque “ninguna categoría crítica devela la totalidad de la materia
que estudia” (Cornejo Polar, “Mestizaje e hibridez” 342). Al
consagrar sólo o principalmente los teóricos latinoamericanos más
compatibles con las preocupaciones político-teóricas
metropolitanas, la academia norteamericana anglófona se
contempla en un espejo latinoamericano que le devuelve su propia
imagen, levemente modificada, pero todavía reconocible.
NOTAS
1.
“There is something about the very idea of a Latin American
postmodernism that makes one think of that condition of colonial or
neocolonial dependency in which goods that have become shopworn or out
13. GARCÍA CANCLINI ANTE EL NEOLIBERALISMO 301
of fashion in the metropolis are […] exported to the periphery, where they
enjoy a profitable second life.” Ésta y las siguientes son mis traducciones.
2.
“García Canclini tends to overstate the case of hybridization in abolishing
the ‘hierarchies among historical periods.’ While I agree that the
temporalities (and spatialities) have been blurred, I cannot wax so
sanguine about the hierarchies. The fact is that the vast majority of
traditional groups and other subaltern peoples continue to live under
conditions of diminished opportunity. Cultural reconversion –that is,
making cultural production marketable– is certainly an improvement over
not having sufficient resources for the ‘pursuit of life and happiness,’ but it
is difficult to accept an economic rationale as a solution for cultural
production and reception and their role in the construction of more
democratic civil societies.”
3.
“Canclini’s project remains essentially within the logic of the dominant
system, instead of creating a space of opposition or stimulating the
contradictions of that system. Moreover, it displaces agency from a
populardemocratic subject to a new kind of specific intellectual, now
defined in his or her tasks and goals by cultural studies and ‘theory’. […] If
hybridization is seen as coextensive with the market, consumer choice, and
possessive individualism, then despite Canclini’s own protestations that his
work is intended as a contribution to reformulating the project of the left,
there is a sense in which it is also, in principle, compatible with
globalization and neoliberal hegemony.”
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1
“There is something about the very idea of a Latin American
postmodernism that makes one think of that condition of colonial
or neocolonial dependency in which goods that have become
shopworn or out of fashion in the metropolis are […] exported to
the periphery, where they enjoy a profitable second life.” Esta y
las siguientes son mis traducciones.
2
“García Canclini tends to overstate the case of hybridization in
abolishing the ‘hierarchies among historical periods.’ While I
agree that the temporalities (and spatialities) have been blurred, I
cannot wax so sanguine about the hierarchies. The fact is that the
vast majority of traditional groups and other subaltern peoples
continue to live under conditions of diminished opportunity.
Cultural reconversion–that is, making cultural production
marketable–is certainly an improvement over not having
sufficient resources for the ‘pursuit of life and happiness,’ but it is
difficult to accept an economic rationale as a solution for cultural
production and reception and their role in the construction of more
democratic civil societies.”
15. GARCÍA CANCLINI ANTE EL NEOLIBERALISMO 303
3
“Canclini’s project remains essentially within the logic of the
dominant system, instead of creating a space of opposition or
stimulating the contradictions of that system. Moreover, it
displaces agency from a popular-democratic subject to a new kind
of specific intellectual, now defined in his or her tasks and goals
by cultural studies and ‘theory’. […] If hybridization is seen as
coextensive with the market, consumer choice, and possessive
individualism, then despite Canclini’s own protestations that his
work is intended as a contribution to reformulating the project of
the left, there is a sense in which it is also, in principle,
compatible with globalization and neoliberal hegemony.”