El cuento describe las dudas de un centauro sobre qué comer, dónde dormir y a quién llamar cuando enfermó. No podía decidirse entre opciones como una hamburguesa o alfalfa, un establo o hotel, y un médico o veterinario. Debido a su indecisión, no comió ni durmió, enfermó y murió. La gente del pueblo tampoco pudo decidir dónde enterrarlo. La autora lo resucitó porque tampoco podía tomar una decisión por ellos.