La violencia en el deporte se ha normalizado y se relaciona con factores sociales, económicos y políticos, particularmente en el fútbol, donde la figura de las 'barras bravas' complica la situación. La violencia no solo afecta a los espectadores, sino que también se manifiesta en la cultura del hincha, que promueve la agresión y el desacato hacia la autoridad. Para reducir la violencia, es necesario establecer medidas claras y un compromiso colectivo para recuperar el deporte como un acto de disfrute y no de confrontación.