Este documento presenta una introducción a los problemas de ética y su relación con la política. 1) Explica que la ética y la política están vinculadas porque se refieren a las acciones humanas y cómo vivimos en sociedad. 2) Describe diferentes enfoques en la ética como la teleológica (que juzga acciones por su relación con un fin) y la deontológica (que juzga acciones por su adecuación a principios de justicia). 3) Introduce el enfoque teleológico de Aristóteles donde las acciones ti
El documento discute varios temas relacionados con la ética incluyendo las diferentes formas de fundamentar la ética, la naturaleza de la moralidad, y la aplicación de la ética a temas como las relaciones sexuales, la familia, la política y el derecho. Explica que la ética analiza el comportamiento humano para entender los objetivos y cómo alcanzarlos, y que la filosofía intenta establecer cuáles bienes se deben perseguir y por qué.
El documento presenta una discusión sobre varios temas éticos y filosóficos. Explora las ideas de autores como Platón, Aristóteles, Santo Tomás, Maquiavelo y Kant sobre conceptos como la libertad, la moral, la política, el derecho y la propiedad. También analiza perspectivas como el empirismo de Hume y las ideas de Marx y Gramsci sobre la fundamentación de la moral.
Este documento discute la naturaleza de la moralidad humana. Argumenta que los seres humanos, a diferencia de los animales, tienen la capacidad de elegir entre múltiples posibilidades de acción. Para tomar decisiones morales racionales, los humanos necesitan tener una idea general de lo que es el bien y el mal que les es proporcionada por su sociedad y cultura. Esto les permite justificar una opción como preferible a otra y orientar su conducta diaria hacia lo que consideran el bien del ser humano. Sin embargo, existen desacuerdos sobre cuá
El documento resume las contribuciones de Auguste Comte y Karl Marx a la sociología. Comte fue el fundador del positivismo y propuso la ley de los tres estados, mientras que Marx desarrolló la teoría del materialismo histórico, la lucha de clases y la alienación como resultado del capitalismo. Ambos hicieron contribuciones fundamentales a la sociología moderna a través del estudio científico de la sociedad y las relaciones sociales.
El documento presenta una introducción a las teorías éticas, discutiendo conceptos como moral, valores, responsabilidad moral y libertad. Examina las teorías del determinismo ideológico de Marx y Durkheim, y las posturas sobre la libertad de Sartre. Finalmente, define la ética como el estudio de la moral y los valores asignados a las acciones humanas, y conceptos como axiología y neutralidad axiológica.
Nisbet analiza el desarrollo del pensamiento sociológico a través de las ideas-elemento y sus antítesis que han recorrido la historia, como comunidad vs sociedad y autoridad vs poder. En el siglo XIX emergió una rebelión contra el individualismo racionalista que reflotó conceptos como comunidad y alienación. Esto dio lugar a corrientes ideológicas como el liberalismo, el radicalismo y el conservadurismo. Aunque los sociólogos se inspiraron en estas ideologías, su trabajo propuso un mundo moderno desde
El documento habla sobre la axiología y la anomia. Define la axiología como la parte de la filosofía que estudia la naturaleza de los valores y su influencia. Luego discute conceptos como valores morales, religión, creencia y metafísica. Finalmente, introduce el concepto de anomia y cómo ha sido utilizado y definido por sociólogos como Durkheim y Merton para referirse a la ruptura o desviación de las normas sociales.
Este documento presenta un resumen de tres oraciones del artículo "La Teoría de la Justicia de John Rawls" de Francisco Caballero García. El artículo describe la teoría de la justicia de John Rawls, incluyendo su crítica al utilitarismo, los elementos centrales de su enfoque como la posición original y el velo de ignorancia, y algunas de las principales reacciones a su teoría. Finalmente, explora brevemente la posible influencia de los planteamientos de Rawls en las sociedades democráticas modernas en torno a la
El documento discute varios temas relacionados con la ética incluyendo las diferentes formas de fundamentar la ética, la naturaleza de la moralidad, y la aplicación de la ética a temas como las relaciones sexuales, la familia, la política y el derecho. Explica que la ética analiza el comportamiento humano para entender los objetivos y cómo alcanzarlos, y que la filosofía intenta establecer cuáles bienes se deben perseguir y por qué.
El documento presenta una discusión sobre varios temas éticos y filosóficos. Explora las ideas de autores como Platón, Aristóteles, Santo Tomás, Maquiavelo y Kant sobre conceptos como la libertad, la moral, la política, el derecho y la propiedad. También analiza perspectivas como el empirismo de Hume y las ideas de Marx y Gramsci sobre la fundamentación de la moral.
Este documento discute la naturaleza de la moralidad humana. Argumenta que los seres humanos, a diferencia de los animales, tienen la capacidad de elegir entre múltiples posibilidades de acción. Para tomar decisiones morales racionales, los humanos necesitan tener una idea general de lo que es el bien y el mal que les es proporcionada por su sociedad y cultura. Esto les permite justificar una opción como preferible a otra y orientar su conducta diaria hacia lo que consideran el bien del ser humano. Sin embargo, existen desacuerdos sobre cuá
El documento resume las contribuciones de Auguste Comte y Karl Marx a la sociología. Comte fue el fundador del positivismo y propuso la ley de los tres estados, mientras que Marx desarrolló la teoría del materialismo histórico, la lucha de clases y la alienación como resultado del capitalismo. Ambos hicieron contribuciones fundamentales a la sociología moderna a través del estudio científico de la sociedad y las relaciones sociales.
El documento presenta una introducción a las teorías éticas, discutiendo conceptos como moral, valores, responsabilidad moral y libertad. Examina las teorías del determinismo ideológico de Marx y Durkheim, y las posturas sobre la libertad de Sartre. Finalmente, define la ética como el estudio de la moral y los valores asignados a las acciones humanas, y conceptos como axiología y neutralidad axiológica.
Nisbet analiza el desarrollo del pensamiento sociológico a través de las ideas-elemento y sus antítesis que han recorrido la historia, como comunidad vs sociedad y autoridad vs poder. En el siglo XIX emergió una rebelión contra el individualismo racionalista que reflotó conceptos como comunidad y alienación. Esto dio lugar a corrientes ideológicas como el liberalismo, el radicalismo y el conservadurismo. Aunque los sociólogos se inspiraron en estas ideologías, su trabajo propuso un mundo moderno desde
El documento habla sobre la axiología y la anomia. Define la axiología como la parte de la filosofía que estudia la naturaleza de los valores y su influencia. Luego discute conceptos como valores morales, religión, creencia y metafísica. Finalmente, introduce el concepto de anomia y cómo ha sido utilizado y definido por sociólogos como Durkheim y Merton para referirse a la ruptura o desviación de las normas sociales.
Este documento presenta un resumen de tres oraciones del artículo "La Teoría de la Justicia de John Rawls" de Francisco Caballero García. El artículo describe la teoría de la justicia de John Rawls, incluyendo su crítica al utilitarismo, los elementos centrales de su enfoque como la posición original y el velo de ignorancia, y algunas de las principales reacciones a su teoría. Finalmente, explora brevemente la posible influencia de los planteamientos de Rawls en las sociedades democráticas modernas en torno a la
El documento describe una historia sobre dos lagartijas que se peleaban y cómo varios animales intentaron intervenir para detener la pelea pero no tuvieron éxito. La pelea de las lagartijas eventualmente causó un incendio que resultó en la muerte de una anciana. Aunque cada animal tenía sus propias razones para no involucrarse, la pelea de las lagartijas terminó afectando a toda la comunidad.
El documento resume la teoría de la justicia de John Rawls. Rawls propone que los bienes sociales básicos como los derechos, libertades y recursos deben distribuirse de forma justa entre los miembros de una sociedad. Rawls sugiere que los individuos deberían decidir sobre la distribución desde una "posición original" tras un "velo de ignorancia", de modo que no conozcan su posición real en la sociedad. De esta manera, elegirían principios que beneficien a los más desfavorecidos. Los dos principios resultantes son que cada persona
El documento resume los principales precursores de la sociología como ciencia, incluyendo a Comte, Durkheim y Marx. Comte es considerado el padre de la sociología por acuñar el término y proponer una jerarquía de las ciencias con la sociología en la cima. Durkheim contribuyó estableciendo la sociología como el estudio de los hechos sociales y sus leyes. Marx se centró en la interpretación económica de la historia y en explicar la dinámica social a través de los procesos de conflic
Este documento presenta un resumen de varias teorías éticas, incluyendo el determinismo ideológico según Marx, el determinismo sociológico según Durkheim, y la libertad humana según Sartre. También define conceptos clave como ética, axiología y neutralidad axiológica, y discute los criterios para establecer una jerarquía de valores y la censura de actos humanos.
El documento discute varios temas relacionados con la fundamentación de la ética, incluyendo las diferentes perspectivas sobre el origen de los principios éticos, la naturaleza de las relaciones humanas y la sexualidad, y la legitimidad del estado y las leyes. Aborda temas como el escepticismo moral, las fundamentaciones prefilosóficas, metafísicas y subjetivistas de la ética, y cómo la ética debe basarse en las posibilidades reales del hombre.
Csv filosofía cuartos 2013 filosofía política y etica socialMartín De La Ravanal
Este documento define la política y explora sus orígenes filosóficos. Resume que la política concierne a la vida en comunidad y cómo los seres humanos se organizan y gobiernan. Explica que para los griegos, la política estaba ligada a la ética y filosofía. Luego describe las contribuciones de filósofos como Platón y Aristóteles a la filosofía política clásica y cómo entendieron el papel del estado y la sociedad.
Este documento trata sobre la filosofía de la justicia. Resume la evolución histórica del concepto de justicia desde Platón hasta Kant, destacando la noción aristotélica de justicia como virtud de dar a cada uno lo suyo, adoptada por el derecho romano y Santo Tomás. Explica que desde Ockham la justicia pasó a significar las condiciones que garantizan el poder legítimo de cada individuo sobre sus derechos, entendidos como facultades protegidas por el sistema. Finalmente, señala que para Hobbes y los posit
La política: sociedad, poder, legitimación, estado democrático y ciudadanía G...CHANO DÍAZ
La razón, en su dimensión práctica como orientadora de la acción humana nos ayuda a explicar la función, características y principales interrogantes de la filosofía política, como el origen y legitimidad del Estado, las principales teorías y conceptos filosóficos que han cimentado la construcción de la idea de Estado y de sus funciones, las relaciones individuo-Estado o la naturaleza de las leyes, así como distinguir los conceptos de legalidad y legitimidad. Por último, proporciona las herramientas necesarias para apreciar el papel de la filosofía como reflexión crítica disertando, de forma oral y escrita, sobre la utilidad del pensamiento utópico, analizando y valorando su función para proponer posibles alternativas, proyectar ideas innovadoras y evaluar lo ya experimentado.
Max Weber analiza la política y la ciencia como vocaciones. Define la política como el ejercicio legítimo de la violencia por parte del Estado para dirigir una asociación. Identifica tres tipos de liderazgo estatal: tradicional, carismático y legal. También distingue entre políticos ocasionales y profesionales. Define la ciencia como un servicio desinteresado a la verdad guiado por la lógica y la metodología, no por cuestiones religiosas o sobre cómo debemos vivir. Concluye que la política y la ciencia son
Este documento presenta la propuesta académica para la cátedra de Sociología del Trabajo de la carrera de Licenciatura en Relaciones Laborales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora para el año 2020. Incluye 8 unidades programáticas que abarcan temas como los paradigmas en sociología del trabajo, la construcción de la identidad laboral, poder y autoridad en las organizaciones, y escenarios futuros alternativos del trabajo. Cada unidad contiene objetivos, contenidos y bibliografía obligatoria y complementaria para guiar el estudio
"La excelencia moral es resultado del habito. Nos volvemos justos realizando actos de justicia; templados, realizando actos de templanza; valientes, realizando actos de valentía" Aristóteles
El documento discute el concepto de una teoría crítica de los derechos humanos desde una perspectiva latinoamericana. Argumenta que una teoría crítica no debe basarse en concepciones de derecho natural o positivismo, sino que debe comprometerse con las luchas sociales y movimientos que hacen posible los derechos humanos en contextos desiguales. También debe acompañar las dinámicas de los sujetos que construyen diversas formas de humanidad y ganan autoestima a través de la acción.
El documento presenta una introducción a la moralidad y los sistemas de moralidad, seguido de una descripción de diferentes teorías éticas como el escepticismo, utilitarismo, pragmatismo y teorías de Sócrates, Platón, Aristóteles, los estoicos y Epicuro. Finalmente, analiza teorías como la ética de San Agustín, Santo Tomás, Kant, Maquiavelli, Marx, el existencialismo y proporciona una bibliografía.
El texto analiza la ética de Immanuel Kant. Kant sostiene que el hombre debe ser considerado un fin en sí mismo y no un medio para otros fines. Distingue entre valores condicionados, basados en las inclinaciones, y valores incondicionados dados por la razón. Las personas, como seres racionales, son fines en sí mismas y no pueden ser tratadas como medios o cosas.
El documento discute varios temas relacionados con la ética y la moral, incluyendo las diferentes formas en que se han fundamentado a lo largo de la historia (pre-filosóficas, metafísicas, subjetivistas), la relación entre la moral individual y colectiva, y cómo la ética y la moral han evolucionado junto con la sociedad y el hombre. También analiza conceptos como la legitimidad del estado, la sexualidad, el amor y la familia desde diferentes perspectivas filosóficas.
Este documento presenta una investigación sobre la interpretación de la justicia planteada por Aristóteles y su aplicación en la sociedad actual. El objetivo general es determinar cómo Aristóteles entendía la justicia y cómo puede aplicarse en la sociedad de hoy. Entre los objetivos específicos se encuentran comprender el concepto de justicia según Aristóteles, identificar las bases de su pensamiento sobre este tema y establecer comparaciones entre su aplicación en la antigua Grecia y en la actualidad. El documento revisa el estado del arte sobre este tema y presenta
Aristóteles fue un filósofo griego que fundó su propia escuela llamada el Liceo. Analizó las constituciones políticas existentes y desarrolló teorías sobre ética y política. Sostuvo que el hombre es un "animal político" que alcanza su plenitud en la polis. Propuso que la forma ideal de gobierno es una mezcla de aristocracia y democracia que busca el bien común.
El documento presenta una introducción a varias teorías éticas como el utilitarismo, hedonismo, relativismo y teleología. Explica que el utilitarismo evalúa las acciones en función de sus consecuencias y busca maximizar la felicidad, ya sea de forma egoísta o social. También discute las diferencias entre el utilitarismo de acto y de regla.
Este documento presenta una historia de la ética a través de los tiempos, desde la antigüedad hasta la época contemporánea. También describe la ética en la ingeniería civil, incluyendo conceptos, deberes, prohibiciones y principios generales para los ingenieros. Concluye que la ética ha cambiado a lo largo de la historia y depende del contexto, pero que los ingenieros deben actuar con integridad, responsabilidad y honestidad para mejorar la calidad de vida de la sociedad.
La filosofía medieval se extiende desde la imposición de la cosmovisión cristiana en la cultura griega y romana hasta el siglo XVI, caracterizándose por la fe compartida que generaba unidad en torno a la temática. La filosofía moderna comienza con el intento de superar la crisis del siglo XVI en Europa y culmina con la muerte de Hegel en 1831, caracterizándose por la duda como actitud del filósofo buscando la certeza con el hombre como centro de atención.
Este documento presenta un resumen de la teoría pura del derecho de Hans Kelsen. Kelsen propuso una teoría jurídica positivista basada en la epistemología neokantiana que buscaba estudiar el derecho de manera puramente normativa, excluyendo consideraciones morales o empíricas. Su teoría se centra en la idea del derecho como un sistema normativo jerárquico donde cada norma recibe validez de la norma superior. Esta concepción del derecho como sistema ha influido en gran medida en la teoría jurí
El documento describe una historia sobre dos lagartijas que se peleaban y cómo varios animales intentaron intervenir para detener la pelea pero no tuvieron éxito. La pelea de las lagartijas eventualmente causó un incendio que resultó en la muerte de una anciana. Aunque cada animal tenía sus propias razones para no involucrarse, la pelea de las lagartijas terminó afectando a toda la comunidad.
El documento resume la teoría de la justicia de John Rawls. Rawls propone que los bienes sociales básicos como los derechos, libertades y recursos deben distribuirse de forma justa entre los miembros de una sociedad. Rawls sugiere que los individuos deberían decidir sobre la distribución desde una "posición original" tras un "velo de ignorancia", de modo que no conozcan su posición real en la sociedad. De esta manera, elegirían principios que beneficien a los más desfavorecidos. Los dos principios resultantes son que cada persona
El documento resume los principales precursores de la sociología como ciencia, incluyendo a Comte, Durkheim y Marx. Comte es considerado el padre de la sociología por acuñar el término y proponer una jerarquía de las ciencias con la sociología en la cima. Durkheim contribuyó estableciendo la sociología como el estudio de los hechos sociales y sus leyes. Marx se centró en la interpretación económica de la historia y en explicar la dinámica social a través de los procesos de conflic
Este documento presenta un resumen de varias teorías éticas, incluyendo el determinismo ideológico según Marx, el determinismo sociológico según Durkheim, y la libertad humana según Sartre. También define conceptos clave como ética, axiología y neutralidad axiológica, y discute los criterios para establecer una jerarquía de valores y la censura de actos humanos.
El documento discute varios temas relacionados con la fundamentación de la ética, incluyendo las diferentes perspectivas sobre el origen de los principios éticos, la naturaleza de las relaciones humanas y la sexualidad, y la legitimidad del estado y las leyes. Aborda temas como el escepticismo moral, las fundamentaciones prefilosóficas, metafísicas y subjetivistas de la ética, y cómo la ética debe basarse en las posibilidades reales del hombre.
Csv filosofía cuartos 2013 filosofía política y etica socialMartín De La Ravanal
Este documento define la política y explora sus orígenes filosóficos. Resume que la política concierne a la vida en comunidad y cómo los seres humanos se organizan y gobiernan. Explica que para los griegos, la política estaba ligada a la ética y filosofía. Luego describe las contribuciones de filósofos como Platón y Aristóteles a la filosofía política clásica y cómo entendieron el papel del estado y la sociedad.
Este documento trata sobre la filosofía de la justicia. Resume la evolución histórica del concepto de justicia desde Platón hasta Kant, destacando la noción aristotélica de justicia como virtud de dar a cada uno lo suyo, adoptada por el derecho romano y Santo Tomás. Explica que desde Ockham la justicia pasó a significar las condiciones que garantizan el poder legítimo de cada individuo sobre sus derechos, entendidos como facultades protegidas por el sistema. Finalmente, señala que para Hobbes y los posit
La política: sociedad, poder, legitimación, estado democrático y ciudadanía G...CHANO DÍAZ
La razón, en su dimensión práctica como orientadora de la acción humana nos ayuda a explicar la función, características y principales interrogantes de la filosofía política, como el origen y legitimidad del Estado, las principales teorías y conceptos filosóficos que han cimentado la construcción de la idea de Estado y de sus funciones, las relaciones individuo-Estado o la naturaleza de las leyes, así como distinguir los conceptos de legalidad y legitimidad. Por último, proporciona las herramientas necesarias para apreciar el papel de la filosofía como reflexión crítica disertando, de forma oral y escrita, sobre la utilidad del pensamiento utópico, analizando y valorando su función para proponer posibles alternativas, proyectar ideas innovadoras y evaluar lo ya experimentado.
Max Weber analiza la política y la ciencia como vocaciones. Define la política como el ejercicio legítimo de la violencia por parte del Estado para dirigir una asociación. Identifica tres tipos de liderazgo estatal: tradicional, carismático y legal. También distingue entre políticos ocasionales y profesionales. Define la ciencia como un servicio desinteresado a la verdad guiado por la lógica y la metodología, no por cuestiones religiosas o sobre cómo debemos vivir. Concluye que la política y la ciencia son
Este documento presenta la propuesta académica para la cátedra de Sociología del Trabajo de la carrera de Licenciatura en Relaciones Laborales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora para el año 2020. Incluye 8 unidades programáticas que abarcan temas como los paradigmas en sociología del trabajo, la construcción de la identidad laboral, poder y autoridad en las organizaciones, y escenarios futuros alternativos del trabajo. Cada unidad contiene objetivos, contenidos y bibliografía obligatoria y complementaria para guiar el estudio
"La excelencia moral es resultado del habito. Nos volvemos justos realizando actos de justicia; templados, realizando actos de templanza; valientes, realizando actos de valentía" Aristóteles
El documento discute el concepto de una teoría crítica de los derechos humanos desde una perspectiva latinoamericana. Argumenta que una teoría crítica no debe basarse en concepciones de derecho natural o positivismo, sino que debe comprometerse con las luchas sociales y movimientos que hacen posible los derechos humanos en contextos desiguales. También debe acompañar las dinámicas de los sujetos que construyen diversas formas de humanidad y ganan autoestima a través de la acción.
El documento presenta una introducción a la moralidad y los sistemas de moralidad, seguido de una descripción de diferentes teorías éticas como el escepticismo, utilitarismo, pragmatismo y teorías de Sócrates, Platón, Aristóteles, los estoicos y Epicuro. Finalmente, analiza teorías como la ética de San Agustín, Santo Tomás, Kant, Maquiavelli, Marx, el existencialismo y proporciona una bibliografía.
El texto analiza la ética de Immanuel Kant. Kant sostiene que el hombre debe ser considerado un fin en sí mismo y no un medio para otros fines. Distingue entre valores condicionados, basados en las inclinaciones, y valores incondicionados dados por la razón. Las personas, como seres racionales, son fines en sí mismas y no pueden ser tratadas como medios o cosas.
El documento discute varios temas relacionados con la ética y la moral, incluyendo las diferentes formas en que se han fundamentado a lo largo de la historia (pre-filosóficas, metafísicas, subjetivistas), la relación entre la moral individual y colectiva, y cómo la ética y la moral han evolucionado junto con la sociedad y el hombre. También analiza conceptos como la legitimidad del estado, la sexualidad, el amor y la familia desde diferentes perspectivas filosóficas.
Este documento presenta una investigación sobre la interpretación de la justicia planteada por Aristóteles y su aplicación en la sociedad actual. El objetivo general es determinar cómo Aristóteles entendía la justicia y cómo puede aplicarse en la sociedad de hoy. Entre los objetivos específicos se encuentran comprender el concepto de justicia según Aristóteles, identificar las bases de su pensamiento sobre este tema y establecer comparaciones entre su aplicación en la antigua Grecia y en la actualidad. El documento revisa el estado del arte sobre este tema y presenta
Aristóteles fue un filósofo griego que fundó su propia escuela llamada el Liceo. Analizó las constituciones políticas existentes y desarrolló teorías sobre ética y política. Sostuvo que el hombre es un "animal político" que alcanza su plenitud en la polis. Propuso que la forma ideal de gobierno es una mezcla de aristocracia y democracia que busca el bien común.
El documento presenta una introducción a varias teorías éticas como el utilitarismo, hedonismo, relativismo y teleología. Explica que el utilitarismo evalúa las acciones en función de sus consecuencias y busca maximizar la felicidad, ya sea de forma egoísta o social. También discute las diferencias entre el utilitarismo de acto y de regla.
Este documento presenta una historia de la ética a través de los tiempos, desde la antigüedad hasta la época contemporánea. También describe la ética en la ingeniería civil, incluyendo conceptos, deberes, prohibiciones y principios generales para los ingenieros. Concluye que la ética ha cambiado a lo largo de la historia y depende del contexto, pero que los ingenieros deben actuar con integridad, responsabilidad y honestidad para mejorar la calidad de vida de la sociedad.
La filosofía medieval se extiende desde la imposición de la cosmovisión cristiana en la cultura griega y romana hasta el siglo XVI, caracterizándose por la fe compartida que generaba unidad en torno a la temática. La filosofía moderna comienza con el intento de superar la crisis del siglo XVI en Europa y culmina con la muerte de Hegel en 1831, caracterizándose por la duda como actitud del filósofo buscando la certeza con el hombre como centro de atención.
Este documento presenta un resumen de la teoría pura del derecho de Hans Kelsen. Kelsen propuso una teoría jurídica positivista basada en la epistemología neokantiana que buscaba estudiar el derecho de manera puramente normativa, excluyendo consideraciones morales o empíricas. Su teoría se centra en la idea del derecho como un sistema normativo jerárquico donde cada norma recibe validez de la norma superior. Esta concepción del derecho como sistema ha influido en gran medida en la teoría jurí
Este documento resume la Teoría Pura del Derecho de Hans Kelsen. Kelsen propuso una teoría pura que estudia el Derecho de manera independiente, centrándose en las normas positivas y excluyendo otros elementos. Define al Derecho como un conjunto jerárquico de normas que regulan la conducta humana mediante la imposición de sanciones. Busca diferenciar el Derecho de otras ciencias como la sociología o la moral mediante el uso de la coacción estatal.
David Hume (1711-1776) fue un filósofo escocés y representante destacado del empirismo. Según Hume, todo conocimiento proviene de la experiencia a través de las impresiones sensibles. Criticó ideas como la causalidad, el yo y la sustancia, afirmando que sólo existen impresiones subjetivas. También cuestionó la metafísica y propuso que la moralidad se fundamenta en el sentimiento y la utilidad.
Este documento presenta una monografía sobre la toxicidad de las dioxinas, furanos y PCBs. Explica brevemente qué son estos contaminantes orgánicos persistentes, dónde se encuentran, sus efectos en la salud y el medio ambiente. Luego describe los planes del gobierno peruano para implementar el Convenio de Estocolmo sobre estos contaminantes. Finalmente, analiza en mayor profundidad las dioxinas, furanos y PCBs, incluyendo su historia, orígenes, usos, efectos tóxicos y situación en el
Este documento describe la estructura básica de una monografía, incluyendo la portada, dedicatoria, agradecimientos, resumen ejecutivo, índice, lista de tablas y figuras, introducción, cuerpo, conclusiones, referencias bibliográficas y anexos. Se enfoca en los elementos de la portada, como el logotipo de la institución, datos institucionales, título del trabajo, categoría del informe, nombre del autor y lugar y fecha.
El documento resume las ideas filosóficas de David Hume, filósofo escocés del siglo XVIII. Según Hume, todo conocimiento proviene de la experiencia a través de las impresiones y las ideas. Las impresiones son percepciones vividas por los sentidos, mientras que las ideas son copias débiles de las impresiones. Hume cuestiona la noción de causalidad y sostiene que no existe una conexión necesaria entre causa y efecto, sino solo una sucesión constante. Esto socava las bases de la metafísica y la
El documento explica la diferencia entre ideas principales y secundarias en un texto. Las ideas principales expresan la información más importante de cada párrafo y no pueden ser eliminadas. Las ideas secundarias amplían o ejemplifican la idea principal pero dependen de ella. La idea principal puede aparecer al principio o al final del párrafo, luego de presentar ideas secundarias específicas.
1) El documento introduce el tema de la ética y la moral en la medicina, explicando que la moral surge de las relaciones sociales y las normas de conducta establecidas por una sociedad.
2) Define la ética como la ciencia que estudia la moral, examinando los problemas morales desde un enfoque más general. Explica que cada profesión, incluida la medicina, desarrolla su propia ética profesional.
3) Resalta que la ética médica refleja los valores de una sociedad pero adaptados al ejercicio de la medicina
Este documento presenta un resumen de los conceptos fundamentales de la ética en 3 oraciones o menos:
La ética estudia la conducta humana y busca establecer normas universales de comportamiento a través del análisis de valores como lo bueno, lo malo y la responsabilidad. La moral se refiere a las normas dictadas por instituciones sociales, mientras que la ética se enfoca en el juicio moral individual. Algunas acciones como humillar a otros o robar son el objeto central de estudio de la ética.
El documento resume las relaciones complejas entre ética, moral y derecho. Explica que la ética estudia la moral y que la moral depende de las normas sociales vigentes. También discute que las concepciones morales y jurídicas son expresiones de las relaciones sociales y políticas. Finalmente, describe las responsabilidades éticas de los abogados de respetar la confidencialidad, independencia y servir a la justicia.
Este documento introduce los conceptos de ética, moral, normas y leyes. Explica que la ética se refiere al estudio individual de la bondad y maldad de las acciones, mientras que la moral se basa en las convenciones sociales. También distingue entre normas, que surgen de las costumbres culturales, y leyes, que son establecidas por el Estado. El documento concluye proponiendo un ejercicio para que los estudiantes comparen los conceptos de bondad en hombres y mujeres según su cultura.
Este documento introduce los conceptos de ética, moral, normas y leyes. Explica que la ética se refiere al estudio individual de la bondad y maldad de las acciones humanas, mientras que la moral se basa en las convenciones sociales. También distingue entre normas, que surgen de las costumbres culturales, y leyes, que son establecidas por el Estado. El objetivo es que los estudiantes comprendan la diferencia entre estos conceptos y comiencen a reflexionar sobre su propio comportamiento.
Este documento trata sobre la sociología del derecho. Explica que la sociología del derecho estudia tanto la influencia del derecho en la vida social como la influencia de factores sociales en la creación de normas jurídicas. También describe las diferentes teorías sobre el derecho desde una perspectiva sociológica, incluyendo las ideas de Durkheim, Marx, Weber y la escuela estructural-funcionalista. Finalmente, enumera algunos temas comunes de estudio en la sociología del derecho como las relaciones sociales, la criminalidad y la estrat
El documento presenta una definición de ética y sus límites con disciplinas adyacentes. Luego resume la historia de la ética desde la antigua Grecia hasta la edad contemporánea, destacando las contribuciones de filósofos como Aristóteles, Santo Tomás de Aquino e Immanuel Kant. Finalmente, describe las principales ramas de la ética, incluyendo la metaética y el problema de distinguir entre el ser y el deber ser.
Este documento contiene 63 preguntas sobre conceptos éticos y filosóficos, seguidas de sus respectivas respuestas. Las preguntas abarcan temas como la definición de ética, moral y valores; doctrinas éticas como el marxismo y el existencialismo; y conceptos como libertad, responsabilidad y deber. También incluye preguntas sobre bioética y ética profesional.
Este documento trata sobre la ética y los valores. En primer lugar, define la ética como la ciencia que estudia la bondad o maldad de los actos humanos. Luego, explica la relación de la ética con otras disciplinas como la psicología, la sociología y el derecho. También habla sobre los valores, señalando que existen diferentes concepciones sobre si son objetivos o subjetivos. Por último, analiza la dimensión ético-axiológica y su papel en la configuración de sujetos sociales.
Este documento presenta una introducción a la deontología periodística. Explica que el periodismo es una profesión heredera de los principios de la modernidad que participa en la construcción de la sociedad. También define conceptos como ética, moral y deontología, señalando que la deontología periodística es el conjunto de principios que guían el deber ser de la profesión entre la ética y el derecho. Finalmente, invita a los lectores a reflexionar sobre los deberes del periodista.
El documento discute la importancia de la ética y la moral en el derecho y la sociedad. Explica que la ética estudia el origen y significado de los conceptos morales así como la justificación de los valores morales. También analiza las diferentes ramas de la ética como la metaética, ética normativa y ética aplicada. Finalmente, señala que la ética y la moral son fundamentales para originar leyes que deriven en progreso y paz.
Este documento trata sobre legislación, ética y propiedad intelectual. Explora conceptos como la definición de legislación, la importancia de la legislación, y qué estudia la ética. También analiza la problemática actual de la ética, los valores y la moral, examinando temas como la crisis, la inversión de valores, y la relativización y transculturación de valores.
Este documento presenta una introducción a la ética y la deontología profesional. Define varios términos clave como "moral", "ética" y "deber", y discute diferentes perspectivas sobre lo moral, incluidas la moral como cumplimiento de deberes, la búsqueda de la felicidad y la moral de las virtudes comunitarias. El documento concluye que analizar estas perspectivas ayudará a los estudiantes a elegir y madurar sus propios criterios éticos para iluminar su realidad personal y profesional.
El documento resume la ética aristotélica de las virtudes y su aplicación a la gerencia política de la sociedad. Aristóteles concibe al político como el paradigma ético del ciudadano y a la gerencia política como la gerencia de la sociedad ejercida con una ética basada en la virtud moral. La política, para Aristóteles, tiene como fin dotar a los ciudadanos de cierto carácter virtuoso y hacerlos buenos y capaces de acciones nobles, logrando así la felicidad del pueblo.
Bioetica y Politica, Angel Rodríguez Luño (2011)orlandoborrero
Este documento discute la dimensión ético-política de los problemas bioéticos. Sostiene que muchos problemas bioéticos tienen esta dimensión que debe abordarse con una metodología específica. Explica que la ética política se ocupa de las acciones de la comunidad política y cómo estas afectan el bien común político, el cual incluye la vida, la seguridad, la paz, la libertad y la justicia. También analiza cómo algunas acciones individuales pueden ser objeto de la ética política si afectan bienes tutel
Csv antropologia y ética cuarto medio priumera guía definicion etica social 2014Martín De La Ravanal
El documento resume conceptos clave de la ética como parte de la filosofía que estudia la moral. Explica que la moral se refiere a acciones concretas mientras que la ética implica reflexión sobre las razones de las acciones. También distingue entre éticas heterónomas que se basan en leyes externas y éticas autónomas donde el ser humano se determina a sí mismo. Finalmente, presenta diferentes tipos de éticas como formales, materiales, autoritarias y humanistas.
El documento trata sobre el significado y objeto de estudio de la ética. Explica que la ética estudia la moral y la conducta humana, analizando las circunstancias cotidianas que enfrentan las personas y cómo estas deben comportarse. También discute que la ética está relacionada con todas las demás ciencias dado que involucra al ser humano. Finalmente, señala que la ética busca comprender las relaciones entre las acciones humanas, los valores y las normas morales dentro de la sociedad.
Este documento presenta los temas y lecturas que se abordarán en un curso de maestría en ética empresarial. Los temas incluyen capitalismo, principios de ética, dilemas éticos y responsabilidad social corporativa. Se pide a los estudiantes leer y analizar varios artículos sobre estos temas. Además, se proporcionan recursos adicionales como blogs y canales en redes sociales relacionados con la ética empresarial. Finalmente, se incluyen preguntas complementarias sobre conceptos básicos de ética.
El documento presenta una introducción a la sociología como disciplina. Explica que la sociología estudia la vida en grupo y las relaciones sociales, buscando explicar el cambio social. También menciona algunos de los principales pensadores que contribuyeron al desarrollo de ideas sociológicas como Adam Smith, Jeremy Bentham, Karl Marx y Émile Durkheim.
El documento compara el juicio moral y el juicio ético. Explica que el juicio moral se refiere a la opinión personal sobre si una acción es buena o mala basada en valores y creencias, mientras que el juicio ético implica un razonamiento sobre las consecuencias éticas de una acción con respecto a un sistema de valores compartido. Además, señala que la ética estudia y explica los orígenes y fundamentos de los sistemas morales, por lo que la ética provee una teoría objetiva de la moral.
1. 1
Yamile Socolovsky, Doc. Apoyo Curricular n° 3, Dir. Gral de Cultura y Educación, 2004,
Problemas de ética (extracto)
PROBLEMAS DE ÉTICA
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN....................................................................................... pg. 1
2. DESARROLLO........................................................................................... pg. 3
2.1. Problemas de ética: un esquema conceptual ................................ pg. 3
2.2. El problema de los fines: la ética aristotélica ................................. pg. 4
2.3. El Utilitarismo.................................................................................. pg. 6
2.4. El universalismo kantiano............................................................... pg. 8
2.5. Debates contemporáneos................................................................ pg. 11
1. INTRODUCCIÓN: RELACIONES ENTRE ÉTICA Y POLÍTICA
En la medida en que ambas se refieren a las acciones humanas, la ética y la política se
encuentran estrechamente vinculadas la una a la otra. En esa misma medida, la vida cotidiana
nos enfrenta a múltiples situaciones en las que, de un modo u otro, formulamos juicios éticos
y nos hallamos comprometidos en decisiones políticas. La ética y la política son
inescindibles de nuestras vidas porque vivimos con otros, tenemos ciertas ideas sobre lo que
está bien o mal, lo que debería hacerse, lo que es mejor para cada uno de nosotros y para
todos. Y aún cuando pensáramos que no hay modo de resolver estos problemas, o aunque no
nos interesara tomar posición frente a ellos, no podríamos auto-excluirnos del mundo ético-
político: abstenernos también nos compromete, porque si podemos elegir (incluso la opción de
no juzgar, no decidir) es porque somos en algún grado libres, y, en esa misma medida,
responsables.
Esta presentación, que puede ser puesta en discusión, asume su cuota de kantismo. Como
explicaba Kant, la libertad es un presupuesto necesario de la moralidad. (Kant, Crítica de la
Razón Pura, Prólogo a la Edición de 1787 y “Tercera Antinomia de la Razón Pura”) Cuando
juzgamos lo que un hombre ha hecho, y decimos que “no debió haberlo hecho”, presuponemos
que “pudo no hacerlo”, y por lo tanto, que es responsable por ello. Si así no fuera, no tendría
ningún sentido juzgar su acción. Y mucho menos – supuesto que lo considerásemos necesario
– castigarlo. Tampoco habría razón alguna para premiar a alguien que ha llevado a cabo una
acción que consideramos valiosa (es decir, a la que otorgamos un valor moral positivo). La
ética no tiene lugar cuando no se está dispuesto a asumir que los hombres tienen – al menos
en algún grado – libertad para actuar de uno u otro modo; si todo nuestro comportamiento fuera
explicable en los mismos términos en que creemos son explicables los procesos naturales,
nada sería valorable éticamente. En cierto modo, eso es lo que ocurre cuando se entiende que
algún acto humano ha sido completamente determinado por impulsos irracionales (por ejemplo,
cuando se resuelve la inimputabilidad de un individuo que ha cometido algún delito, alegando
que no se hallaba en pleno uso de sus facultades, por emoción violenta, por sufrir alguna
patología, etc.)
Ahora bien, ¿cuáles son los criterios que aplicamos al formular un juicio ético? Y luego, ¿cuál
es el fundamento del que aquellos criterios derivan? ¿Es posible fundar una “moral universal”,
esto es, un conjunto de principios generales válidos para juzgar las acciones de todos los
individuos, en todo tiempo y lugar, y tales que no sean relativos a las preferencias particulares
del sujeto que juzga (su propia acción o la de los demás)? Y aquella libertad – que Kant
entendía como la “espontaneidad del sujeto para iniciar una serie causal en el mundo”, y que
encuentra en su acción una primera causa no causada a su vez por otro fenómeno – que se
presentaba como supuesto necesario de la moralidad, ¿cómo debe entenderse? ¿En qué
medida somos libres, y por lo tanto sujetos morales? ¿Cómo se explica la relación entre esta
2. 2
libertad y el hecho de que no dejamos de ser al mismo tiempo “seres naturales”, es decir, seres
sometidos también a la determinación por otras causas? ¿Cómo pensar esa libertad que nos
mantendría ajenos a la naturaleza de la que formamos parte? Si rechazáramos este postulado
¿podríamos sostener de algún modo que la moralidad es una dimensión constitutiva de la
humanidad? ¿Y si la moralidad fuera sólo un engaño que nos hacemos a nosotros mismos, o
que dejamos que nos hagan? Estas son algunas de las preguntas que configuran el problema
ético, y que luego vamos a recuperar.
Señalábamos al comienzo el estrecho vínculo que une a la ética y la política. La determinación
de esta relación estará condicionada por la concepción que se sostenga respecto de una y otra.
No podríamos, por ello, definir con mayor precisión estas relaciones sin entrar decididamente
en un debate respecto del cual en este documento sólo pretendemos señalar y proponer sus
núcleos problemáticos, manteniendo abierta la diversidad de posiciones que configuran este
ámbito de la reflexión filosófica. Vale, sin embargo, realizar algunas observaciones generales.
Ética y política, decíamos, refieren a las acciones humanas, y a la dimensión colectiva en la
que esta se desarrolla. Es cierto que la ética – y así suele ser presentada y distinguida de la
política – parece referirse a la acción individual. Ello no es, sin embargo, del todo correcto. En
primer lugar, porque también formulamos juicios éticos sobre la política, tanto en relación con
las acciones (políticas) de los individuos, como respecto de las leyes, las instituciones, y los
hechos y procesos que consideramos políticos. Por ejemplo: cuando sostenemos que la
decisión de un gobernante es inmoral, no la evaluamos meramente como la acción de un
individuo “privado”; hay en nuestro juicio una consideración de su responsabilidad pública, y en
esa apreciación se conjugan criterios éticos con concepciones políticas. Juzgamos también
como moralmente inaceptables ciertas decisiones, procedimientos e instituciones que proceden
de los poderes públicos: por ejemplo, un decreto que obligara a todos los alumnos de una
escuela pública a rendir culto a una imagen religiosa, la aplicación de un dispositivo represivo
para impedir la manifestación de una protesta, o el establecimiento de lugares de encierro para
los enfermos que padecen determinada dolencia. Cuando cuestionamos esta clase de hechos
que afectan las condiciones en las que vivimos, nuestro juicio tiene un contenido ético, supone
que hay cosas que son buenas o que deben hacerse, y cosas que son malas y no deben
hacerse, en relación con aquello que nos afecta como colectivo humano. Se trata de aquella
clase de cuestiones en las que la ética mide a la política. Pero también hay otro sentido en el
cual la ética está ligada – aún cuando juzguemos acciones individuales – a la dimensión
colectiva. El juicio sobre las acciones siempre supone un “otro”: otro que juzga, otro que es
afectado. En la afirmación de determinada concepción de lo que el hombre debe o no debe
hacer, de lo que es bueno o malo para el hombre, los otros intervienen en la aparente soledad
del juicio del individuo (sea que se aplique sobre la conducta de otros, sea que lo haga
respecto de sí mismo) a través de una creencia que remite siempre a un contexto social y
cultural específico.
La filosofía política se debate ante la dificultad de abordar una problemática particular: la
política tiene que ver con lo contingente – como diría Aristóteles – con aquello que “puede ser
de otra manera”, y no meramente con lo que “debe ser”. Es constitutiva de la filosofía política
la discusión sobre su competencia y su objeto: si la filosofía, al ocuparse de estas cuestiones,
tiene que proponer modelos y normas ideales respecto de cómo deberían vivir los hombres, o
si tiene que hacer el esfuerzo de comprender cómo de hecho se generan las condiciones de la
vida colectiva, entendiendo que la política – como la acción humana en general – se despliega
en el terreno de las pasiones, la irracionalidad, el conflicto de intereses y de visiones del
mundo, la fuerza y los ideales, las potencias del cambio y la inercia de lo que tiende a perdurar
y reproducirse. De la respuesta que se de a estos interrogantes se desprenderá una relación
específica de la política con la ética, puesto que la última siempre supone una pretensión
prescriptiva; es decir, siempre propone o señala un deber (condicionado o absoluto).
Aquel debate - ¿cuál es el objeto y sentido de la filosofía política? - se torna especialmente
significativo cuando atendemos a dos asuntos en torno a los cuales el problema se plantea con
claridad, y que constituyen los temas típicos de esta zona fronteriza “ético-política” en la
filosofía. En primer lugar, el de la determinación de las normas que rigen la vida de una
3. 3
sociedad. En segundo término, la cuestión de los límites (éticos) en el ejercicio del poder
(político).
¿Cuál es el fundamento de la legitimidad de las leyes en una sociedad? ¿Qué otra cosa, fuera
del poder coactivo del Estado para imponer su cumplimiento a los ciudadanos, hace que ellas
tengan autoridad para condicionar el comportamiento de los individuos? En una sociedad en la
que se asume que sólo son válidas las leyes que proceden de la deliberación y decisión de los
cuerpos representativos de la ciudadanía, ¿basta con que las normas hayan sido sancionadas
de acuerdo con los procedimientos establecidos para considerarlas legítimas? ¿Hay límites
éticos a lo que por vía de estos procedimientos se consagra como ley en un Estado particular?
Si estos límites no existen o no son reconocidos, ¿qué ocurre cuando una mayoría resuelve
algo que no sólo perjudica a una minoría, sino que puede considerarse atenta contra alguno de
sus “derechos fundamentales”? ¿Hay algo así como “derechos fundamentales” que los
individuos poseerían independientemente de su pertenencia a un cuerpo político particular? Si
es así, ¿cuál es su fundamento? Es en este marco que el tema de los derechos humanos se
muestra como una cuestión central en la compleja relación entre ética y política.
En este documento de trabajo vamos a presentar algunos ejes conceptuales que permiten
organizar el estudio de los problemas éticos y políticos desde una perspectiva filosófica.
Partimos, en ambos casos, de esquemas conceptuales básicos que iremos enriqueciendo y
complejizando a medida que nos internemos en los debates que ellos encierran, procurando
entonces destacar los vínculos entre ambas series de problemas. El tema de los derechos
humanos merecerá una especial atención, y formularemos al final una propuesta de trabajo en
la que varios espacios curriculares podrían integrarse para abordar de manera interdisciplinaria
esta temática.
4. 4
2.1. Problemas de ética: un esquema conceptual
El siguiente modo de organizar la presentación de las diversas doctrinas éticas – que no tiene
que ser necesariamente el mismo que se utilice para el trabajo en el aula – es útil a la finalidad
de señalar los puntos centrales del debate contemporáneo, y, en particular, el problema de la
fundamentación de los derechos humanos, en el marco de la relación que destacábamos entre
ética y política. Vamos a desarrollar brevemente, a partir de este esquema conceptual, un
comentario sobre algunas concepciones fundamentales de la ética.
LA ÉTICA
discute los problemas relativos a los criterios a partir de los cuales formulamos
JUICIOS SOBRE LAS ACCIONES HUMANAS
(propias o ajenas, individuales o colectivas)
y sobre las instituciones, leyes y ordenamientos jurídico-políticos que pretenden regular esas
acciones
y les atribuimos un VALOR en relación con
UN FIN QUE CONSIDERAMOS BUENO
O
UNA NORMA QUE CONSIDERAMOS JUSTA
ETICAS TELEOLÓGICAS ETICAS DEONTOLÓGICAS
Aquellas que juzgan las acciones como Aquellas que juzgan las acciones como
“buenas” o “malas”, considerando su “correctas” o “incorrectas”, “justas” o
relación con un FIN que se asume como un “injustas”, en atención a su adecuación a
BIEN. una norma o principio de JUSTICIA.
2.2. El problema de los fines: la ética aristotélica
Tal como señalábamos, las llamadas “éticas teleológicas” son aquellas que plantean la
cuestión ética en términos de la determinación del criterio por el cual consideramos a una
acción (una institución, un estilo de vida, un orden político) como “buena”. Desde esta
perspectiva, se entiende que el valor moral de las acciones deriva de su relación con un fin o
un bien que se procura realizar.
Hay muchas maneras de concebir el fin último o principal al que se dirigen las acciones
humanas: la felicidad, el placer, la realización perfecta de cierta noción de la naturaleza
humana, etc. Cada uno de estos fines se puede entender a su vez de diversas maneras, y
combinarse con los demás en varios modos. La doctrina que provee el modelo de las éticas
teleológicas o de fines es la que propone Aristóteles, para quien toda acción humana tiende a
un fin (telos) que es entendido por el agente como un bien. Ese bien puede ser aparente o real,
es decir, el agente puede estar equivocado respecto de la “bondad” que atribuye al fin que se
propone alcanzar mediante su acción. Lo cierto es que siempre que actúe entenderá a su fin
como bueno, y eso es lo primero que hay que tomar en cuenta para analizar su
comportamiento.
5. 5
Por otra parte, el agente puede tender con su acción a un fin que sólo sea un medio para lograr
otra cosa, o puede procurarlo en tanto ese fin es un bien en sí mismo. Aristóteles entiende, bajo
el esquema teleológico de interpretación de las acciones, que el verdadero y supremo bien
para el hombre será aquel fin que consiste en la realización de la perfección propia de la
naturaleza humana. Añade, para empezar a intentar responder en qué consiste tal bien, que
todos coincidirán en que este fin es la felicidad; y que además es autosuficiente, esto es, que
no requiere de otra cosa para ser lo que es. Aristóteles advierte, sin embargo, que los hombres
no coincidirían inmediatamente en sus opiniones respecto de aquello que entienden por
“felicidad”. Algunos dirán que la felicidad se halla en una vida entregada a los placeres; otros,
que reside en el disfrute de la riqueza; otros más, que ella se encuentra en la contemplación de
la verdad.
Esta última parecería ser la opción que mejor cuadra con la noción que el mismo Aristóteles
provee de la naturaleza humana. La virtud propia del hombre se encontraría en la realización
de aquello que en él es lo “más excelente”, y esto no es otra cosa que el ejercicio de su
facultad intelectual. Sin embargo, junto a este modelo de una “vida contemplativa”, aparece en
este filósofo un modelo alternativo no fácilmente compatible con aquél: el de la vida virtuosa del
hombre involucrado en los asuntos prácticos, es decir, del hombre que interactúa con otros en
una comunidad. Este modelo se presenta a partir de un análisis de las partes del alma que
conduce a identificar en su “parte” superior – el noûs, la inteligencia - dos funciones supremas
con sus respectivas virtudes o excelencias: el entendimiento (función teórica) y la prudencia o
phrónesis (función práctica). Esta parte superior o “más excelente” es la que manda, en tanto
existe otra parte a la que corresponde obedecer; o, mejor dicho, que, siendo ella misma
irracional, puede obedecer. Las virtudes propias de la parte que manda son llamadas
“dianoéticas”; las que se atribuyen a la parte que obedece son virtudes “éticas”. De modo que
las virtudes éticas son disposiciones (hábitos) que llevan a esta parte apetitiva a seguir el curso
que la parte racional señala como bueno. Aristóteles no resuelve si existe entre aquellos
modelos de la “buena vida” – uno que coloca a la contemplación como el fin último de la vida
humana, otro que lo sitúa en la vida acorde con la virtud (ética) - una relación jerárquica, lo cual
ha dado lugar a innumerables debates entre sus intérpretes.
La relación entre la ética y la política aristotélicas se torna manifiesta en el análisis de aquello
que el filósofo considera el modelo de la vida virtuosa. La virtud ética es definida también como
el comportamiento o actitud que corresponde al “término medio entre dos extremos”. Esta
“mesura” que se identifica con la virtud ética se traduce en un código de virtudes que
caracteriza al phrónimos, el hombre prudente, modelo que personifica el ideal aristocrático de
vida en la Atenas del Siglo V. Por ejemplo, la magnanimidad es una virtud, de la cual dice
Aristóteles: “El magnánimo se muestra, por sobre todo, en el honor, pero también en la riqueza,
el poder y toda clase de fortuna o infortunio, en los que se comportará mesuradamente, cuando
tenga lugar cada uno de ellos: no estará exultante cuando lo acompañe la fortuna ni
excesivamente dolorido en el infortunio. [...].”. (Ética Nicomaquea, IV, 7, 1124 a]. La phrónesis
será la capacidad racional que sabe reconocer, en cada ocasión, cuál es la acción que se
adecua a este modelo de conducta, y que constituye en ese sentido el verdadero bien no sólo
del individuo sino de la polis, que Aristóteles piensa ordenada del mejor modo bajo un régimen
aristocrático en el que gobiernan “los mejores”.
La ética aristotélica podría parecer muy lejana de los requerimientos y presupuestos
ideológicos de la sociedad contemporánea. Sin embargo, algunos de los conceptos
fundamentales de esta doctrina constituyen la base a partir de la cual en las últimas dos
décadas del siglo XX se han levantado numerosas críticas y teorías alternativas al
universalismo de cuño kantiano. En líneas generales, una ética aristotélica asumirá, junto al
modelo teleológico de explicación de las acciones, que es posible definir una concepción de la
“buena vida” compartida por todos los miembros de una comunidad, o, al menos válida y
exigible para todos ellos, asentada, si no en la presunta objetividad de cierta noción de la
naturaleza humana, al menos en los conceptos fundamentales de un determinado contexto
cultural que se pretende homogéneo. De allí que estas éticas sean caracterizadas como
“comunitaristas”: ellas no presumen una validez universal, sino exclusivamente intra-
6. 6
comunitaria. La versión más destacada de la crítica neo-aristotélica al universalismo kantiano
es la que formula Alasdair Macintyre, a la cual haremos referencia más adelante.
2.3. El utilitarismo
Aristóteles descartaba la posibilidad de que aquel bien real que correctamente podríamos
identificar con la felicidad residiera en una vida orientada por el placer. Sin embargo, otras
doctrinas hallaron en este principio el fundamento de la ética. En la Antigüedad, es Epicuro
quien presenta con mayor claridad una teoría de la acción humana entendida bajo el principio
del placer. En la era moderna, el utilitarismo se erige como aquella teoría que colocará en el
centro de una ética social la identificación de la felicidad con el mecanismo que regula
universalmente la acción individual a través de la búsqueda del placer (y la evitación del dolor).
John Stuart Mill es el pensador que – tras los pasos de Jeremy Bentham, proporciona una
elaboración más acabada de esta concepción, que es actualmente una de las corrientes
fundamentales intervinientes en el debate ético, y que goza de una enorme difusión como parte
de los supuestos comunes de la teoría social. A diferencia del hedonismo clásico (Epicuro), el
utilitarismo constituye, en su formulación inicial (fines del siglo XVIII – primera mitad del siglo
XIX), parte fundamental de una teoría social crítica, ligada a la teoría política y económica
liberal.
El utilitarismo parte de una concepción hedonista de la naturaleza humana (hedonismo
psicológico): esto es, asume que de hecho el hombre actúa de acuerdo con el principio de
maximizar su placer y minimizar su dolor. A partir de esta constatación, y de la identificación de
la felicidad con la búsqueda del placer y la evitación del dolor, deriva una concepción ética que
suele formularse de alguno de estos modos, que no son necesariamente incompatibles entre
sí: (a) es deber del hombre la búsqueda de la propia felicidad (hedonismo ético egoísta), o (b)
es deber de todo hombre ocuparse tanto de la promoción de su felicidad particular, como del
incremento del bienestar general de todos los seres humanos, de tal modo que se contribuya a
lograr la mayor felicidad total (hedonismo ético universal).
El Principio de Utilidad – se debe procurar la mayor felicidad para el mayor número de
personas – se justificaría, en resumidas cuentas, del siguiente modo:
a) todo el mundo desea su felicidad (hedonismo psicológico)
b) es deseable que todo el mundo busque su felicidad (hedonismo ético egoísta)
c) es deseable que todos busquen la felicidad de todos (hedonismo ético universal)
Sobre este argumento, es posible señalar las críticas que el utilitarismo ha recibido
repetidamente. En primer lugar, se ha señalado que este razonamiento cae en lo que se
denomina la “falacia naturalista”, consistente en el error de deducir, a partir de lo que “es”,
aquello que “debe ser”. De acuerdo con quienes sostienen esta objeción, porque suscriben la
concepción de que no hay elementos valorativos en nuestra descripción objetiva de la realidad,
no es posible derivar normas partiendo de hechos. En segundo lugar, el paso de (b) a (c)
implica una “falacia de composición”, es decir, la atribución al todo de una propiedad que sólo
se ha comprobado que corresponde a las partes. Dicho de otro modo: no puede concluirse sin
mas que aquello que vale para las partes, tomadas por separado, valga igualmente para la
totalidad que las mismas conforman.
No obstante ello, el utilitarismo ha procurado sortear de diversas maneras estas críticas, y una
de las especificaciones que ha permitido dar una respuesta a las mismas es aquella que,
perfeccionando la noción de placer, ha ampliado la concepción del hedonismo psicológico que
se encuentra a la base de la teoría. El placer no se reduce a aquellas sensaciones ligadas a la
satisfacción de las “inclinaciones” sensibles, el placer físico, ligado al cuerpo y sus funciones,
sino que debe extenderse – porque se trata, precisamente, del placer “humano” – a la
satisfacción que procede del pleno desarrollo de las capacidades humanas. Esta ampliación
permite entender como placeres, en primer término, los goces “espirituales” o “intelectuales”.
Para Mill, por ejemplo, la búsqueda de la propia felicidad corre pareja con la búsqueda de la
excelencia, la virtud, el auto-desarrollo y el auto-respeto, y al mismo tiempo con la solidaridad
que – basada en una supuesta empatía con los otros – nos mueve a querer también la felicidad
7. 7
ajena. Es notorio que para poder fundamentar en estos términos una preocupación del
individuo por la felicidad de otros, estas teorías deban apelar a la existencia de un sentimiento
de simpatía que liga al individuo con sus congéneres, tal que pueda presumirse que cada uno
desea para los demás, al menos, el menor sufrimiento posible. No se deriva de aquí
necesariamente alguna forma de altruismo – aunque en ocasiones se lo intenta – que pudiera
llevar a priorizar el bienestar general o el bien de otros por sobre la propia felicidad. Se trata, en
todo caso, de querer la mayor suma de placer para uno mismo con la menor cuota de dolor
para los demás.
Hay una clasificación contemporánea de los utilitarismos que puede facilitarnos el análisis de
las consecuencias sociales y políticas de estas posturas éticas. Se trata de la distinción entre lo
que ha dado en llamarse “utilitarismo del acto” y “utilitarismo de la regla”. La primera clase de
doctrinas utilitaristas son aquellas que consideran que para determinar la bondad o maldad de
una acción sólo deben tomarse en cuenta sus consecuencias inmediatas. Los utilitarismos “de
la regla”, en cambio, entienden que es necesario atender a las consecuencias que se derivan
de la aplicación habitual de la regla a la que respondería el acto en cuestión. (Es decir que para
juzgar la bondad moral de un acto es preciso evaluar qué ocurriría si supusiéramos que
normalmente y de manera generalizada los hombres actuaran de ese modo). Esta versión
acerca al utilitarismo a los requerimientos de universalizabilidad que – como veremos
-caracterizan a las éticas de base kantiana, aunque la diferencia fundamental entre estas dos
grandes corrientes filosóficas persiste en cuanto el utilitarismo atiende al valor que tendrían las
acciones en virtud del fin (o bien) que con ellas se procura obtener; es decir que ellas nunca
tienen valor moral en sí mismas, sino en tanto que medios para la consecución de un fin
deseado (como bueno). Es por ello que se dice que el utilitarismo es una doctrina ética
“consecuencialista”.
Sin embargo, esta consideración hecha por los “utilitarismos” de la regla permite – con algunas
premisas adicionales – intentar sortear una de las críticas más serias que se han hecho a esta
doctrina: su incapacidad para establecer criterios que permitan asegurar un conjunto de
garantías o derechos fundamentales para los individuos. Si el Principio de Utilidad prescribe, en
el plano de la ética social, procurar la mayor suma de felicidad para el mayor número de
personas, ¿qué ocurriría si la mayoría encontrara placer en algo que implique un perjuicio
grave para una minoría? ¿De qué modo podrían justificarse límites para la búsqueda de la
felicidad en estos términos? Desde el punto de vista de un “utilitarismo de la regla”, podría
sostenerse que existen ciertos daños (seguramente, los crímenes de lesa humanidad) que
suponen para quienes los padecen un perjuicio que, en un cálculo de utilidades, no podría ser
de ningún modo compensado por el placer o bienestar que produjesen para otros, incluso
cuando esos otros fueran la mayoría. Sin embargo, para poder sostener este argumento es
necesario apelar a algún criterio adicional; hay en él un supuesto que permite afirmar que
algunos daños son, por así decirlo, “absolutos”, y este supuesto se funda en algún principio
ajeno a la lógica del cálculo de utilidades.
Existe otra consideración posible, por la cual podría intentar justificarse esta reserva. Algunos
autores distinguen entre el “utilitarismo cuantitativo” y el “utilitarismo cualitativo”. Este último
sería aquel que, en la elección de - o juicio sobre – las acciones, sean individuales o colectivas,
toma en cuenta no meramente una suma y resta de placeres y dolores, sino la “calidad” de los
mismos. Habría, entonces, placeres de diverso orden, y sería posible establecer entre ellos
alguna jerarquía en función de la cual priorizar la satisfacción de unos sobre otros. A partir de
esta cualificación de los placeres se podría sostener que el placer que produce el ejercicio de la
solidaridad es superior al que provocaría la adquisición de bienes materiales para uso personal;
se podría incluso afirmar que el placer que produce actuar en favor del auto-desarrollo de otros
es específicamente humano, en tanto que el que procedería del ejercicio de la crueldad sobre
los demás es “inhumano”. Sin embargo, es evidente que estas distinciones suponen también
una apelación a alguna noción de lo que es específicamente humano, y, con ello, el utilitarismo
termina siendo el nuevo revestimiento de una ética de las virtudes que supone que el ser
humano se realiza en plenitud a través de determinadas acciones y en el contexto de cierto tipo
de instituciones. El problema es que – si nos atenemos a los términos en que se plantea la
fundamentación estricta de la ética utilitarista – no parece haber manera de evitar las
8. 8
consecuencias indeseables del cálculo de utilidades de otro modo que saliéndose de él, o
ampliándolo. Esto es así porque si fundamos una ética sólo en el principio de la maximización
del placer y minimización del dolor, quedamos prisioneros de la subjetividad, imposibilitados de
discutir el hecho de que cada uno encuentre su placer en lo que sea que le plazca.
2.4. El universalismo kantiano
La ética kantiana es el fruto maduro de la modernidad: ella lleva al terreno de la filosofía
práctica la afirmación de la soberanía de la razón humana que Descartes había ya sentado en
el plano del conocimiento teórico. Como señalamos en el documento anterior, la crítica de Kant
avanza sobre los presupuestos dogmáticos del racionalismo cartesiano y concluye encontrando
en las condiciones de posibilidad del conocimiento un límite para el uso de la razón teórica que
a la vez preserva a su uso práctico. Esto es así porque sólo en la medida en que las
categorías de nuestro conocimiento de las cosas resultan válidas exclusivamente en relación
con los fenómenos, dejando indeterminada la “cosa en sí”, podemos afirmar la posibilidad de la
libertad, y pensar en la capacidad del sujeto para determinarse a actuar espontáneamente, esto
es, no condicionado por la cadena de causas y efectos que necesariamente organizan nuestro
conocimiento de la naturaleza (y la constituyen como tal).
La exposición más sencilla de la ética kantiana se encuentra en la Fundamentación de la
Metafísica de las Costumbres. Allí sostiene Kant que lo único absolutamente bueno en el
mundo es la buena voluntad: aquella que determina la realización de una acción por puro
deber, es decir, por respeto a la Ley Moral. La voluntad puede ser determinada por las
inclinaciones o por la razón, que dicta al hombre la Ley Moral. Cuando el hombre actúa movido
por sus inclinaciones, aún cuando ellas lo conduzcan en un sentido concordante con lo que
indicaría el deber, su acción no puede ser valorada positivamente en términos morales. Si la
acción (movida por las inclinaciones sensibles) es “contraria al deber”, su valor es negativo; si
ella es “conforme al deber”, será moralmente neutra. Las acciones sólo tienen valor moral
cuando son efectuadas “por deber”. Si una persona no miente porque teme a las
consecuencias que debería afrontar en caso de ser descubierto, su acción carece de valor
moral, aunque la Ley Moral determine de manera absoluta que no se debe mentir.
Ahora bien, ¿cómo sabemos qué se debe y qué no se debe hacer? La Ley Moral se enuncia en
la forma de un Imperativo Categórico, es decir, un mandato incondicionado. A diferencia de los
imperativos hipotéticos, que establecen la necesidad de una acción en cuanto resulta ser el
medio adecuado para lograr cierto fin (“si quieres progresar en tu carrera, no debes contrariar a
tus superiores”, o “si quieres llegar saludable a la vejez, debes tener cuidado con la nicotina”),
un imperativo categórico señala que una acción es necesaria de manera absoluta: “debes ser
veraz”. El Imperativo Categórico es formulado por Kant de diversas maneras, y ha sido
largamente discutido si todas sus variantes son equivalentes, o si en verdad cada una de ellas
introduce consideraciones diferentes, que de algún modo amplían el concepto del deber. La
más conocida es aquella que reza: “Obra sólo según aquella máxima que puedas querer que
se convierta, al mismo tiempo, en ley universal”. (Kant, Fundamentación de la metafísica de las
costumbres, Cap. II, pg. 92) Ello significa que, ante una acción posible, el sujeto debe
considerar si la máxima correspondiente – esto es, la proposición que enuncia su intención en
ese caso en particular – podría ser llevada a principio universal sin que ello implique
contradicción, sea en sus propios términos, sea en relación con un concepto de la naturaleza
humana que en la argumentación kantiana se deja entrever. Uno de los ejemplos que propone
el propio Kant es el siguiente: ante la posibilidad de faltar a una promesa que hemos efectuado,
habría que preguntarse qué ocurriría si todos los hombres hicieran lo mismo en similares
circunstancias. Lo que podemos advertir es que si fuera ley universal faltar a las promesas
realizadas, las promesas carecerían de sentido, ya que nadie podría aceptarlas
razonablemente.
Lo primero que hay que observar, en relación con esta formulación de la Ley Moral es que ella
no prescribe qué es lo que se debe hacer, sino más bien señala qué máximas no se deben
seguir; es decir, funciona como un principio crítico aplicable a cada una de nuestras posibles
acciones en el proceso de deliberación a través del cual resolvemos si adoptamos o no
9. 9
determinado curso de acción. Sería, sin embargo, engañoso creer que se trata de un principio
cuya aplicación mecánica a toda situación posible resolviera inmediata y concluyentemente en
qué consiste nuestro deber. Kant completa el contenido sustantivo de su noción de la Ley Moral
a través de las sucesivas versiones del Imperativo Categórico que él mismo despliega en la
obra que estamos tomando como referencia. En una segunda versión, el Imperativo indica:
“obra como si la máxima de tu acción debiera convertirse, por tu voluntad, en ley universal de
la naturaleza” (Kant, Fundamentación..., Cap. II, pg. 92); esto es, es necesario pensar que al
decidir si una acción que podríamos llegar a emprender es moralmente correcta, debemos
asumir que estamos legislando para toda la humanidad. Aquello que prescribimos o admitimos
para nosotros mismos lo prescribimos o admitimos inmediatamente también para todos los
demás, porque la moralidad debe presumirse como válida para todos y cualquiera – es decir,
como universal e imparcial. No podemos, en definitiva, pensarnos a nosotros mismos como una
excepción.
En tercer lugar, Kant enuncia el Imperativo Categórico como un principio de la dignidad
humana, cuando afirma: “obra de tal modo que te relaciones con la humanidad, tanto en tu
persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca sólo como un medio”
(Kant, Fundamentación..., Cap. II, pg. 104). Es así que la Ley nos manda obrar siempre de
modo tal que no tratemos jamás a los otros como si fueran un medio para el cumplimiento de
nuestros propios fines particulares. Considerarlos como un fin en sí mismos significa que
nuestro comportamiento debe implicar siempre el reconocimiento de su condición de persona y
el respeto absoluto de la dignidad que como tales les corresponde. Reconocer a los demás
como personas, es reconocerlos como nuestros iguales, como seres racionales y
autónomos.
La noción de PERSONA es central en la ética. La AUTONOMÍA es la capacidad de
autodeterminación que se atribuye a los seres humanos en tanto que personas morales. Un
sujeto autónomo es, en términos generales, aquel que se da a sí mismo la norma de su acción.
(“Nomos”, en griego, significa “ley”). Para una concepción racionalista de la ética, es autónomo
quien no es determinado a actuar por otra autoridad que la de su propia razón . Por eso en esta
perspectiva se considera que actúa heterónomamente no sólo quien es determinado a actuar
por la imposición de la voluntad de otros, sino quien es conducido por sus impulsos, pasiones,
o sentimientos.
Si recordamos la 3º antinomia de la razón pura, aquélla en la que ésta se debate entre la
necesidad con la que se suceden los fenómenos en el mundo tal como lo conocemos -
incluidos nuestros propios actos, en la medida en que ellos en un aspecto pertenecen a ese
ámbito - y la libertad que es necesario presuponer para que tenga sentido la atribución de
responsabilidad que hacemos a los hombres por sus acciones, veremos por qué la autonomía
se presenta aquí como condición fundamental de la personalidad moral. La moralidad
presupone la libertad, y un sujeto sólo actúa libremente en la medida en que actúa guiado por
su propia voluntad, y no por la voluntad de otro o por los impulsos sensibles que determinan su
acción no como producto de la decisión de un agente libre sino como cualquier suceso en el
mundo físico produce determinados efectos previsibles. Es por eso que, para Kant, las
acciones motivadas por la inclinación, aún cuando sean acordes con el deber, carecen de valor
moral.
La ética kantiana, que expresa los ideales emancipatorios de la Ilustración, ha sido
cuestionada, entre otras cosas, por su formalismo. Esta doctrina, a diferencia de las
concepciones teleológicas, no coloca como fin otra cosa que el respeto por la autonomía de las
personas, que es precisamente el reconocimiento de que nadie puede sustituir a otro en la
determinación de lo que es bueno para sí. Y aunque puede argumentarse que en esta
concepción también se halla – inevitablemente – implícita una noción de la naturaleza humana
y su excelencia, una concepción de la buena vida que representa, justamente, los ideales
históricamente determinados de la Ilustración europea, también es cierto que la ética kantiana
no pretende decir cómo debemos vivir, sino cuál es el criterio que debemos emplear para
comportarnos de tal modo que nuestra acción asuma ese respeto absoluto por la condición
autónoma de cada cual, en el ejercicio de la propia autonomía. Esta ética, por lo mismo, no es
10. 10
consecuencialista (aunque algunos de los razonamientos kantianos caen en ese tipo de
argumentación): ella se desentiende de las consecuencias que pudieran derivarse de los actos
que juzga exclusivamente en atención a su valor intrínseco. En parte, coincide con lo que Max
Weber llamará “ética de la convicción”, que se opondría a una “ética de la responsabilidad”,
atenta a las consecuencias que las propias decisiones producen o podrían producir, dispuesta
a asumir los costos por ellas, aún cuando fueran indeseadas o imprevistas. Para Weber, el
político que asume su actividad como vocación debe hallar un difícil equilibrio entre ambas,
entre el mero cálculo de medios a fines por el cual la política se apoyaría exclusivamente en
una racionalidad instrumental al servicio de cualquier causa y presta a justificar cualquier curso
de acción que apareciera como necesario para obtener ciertos objetivos, y la convicción que
aferra al sujeto a ciertos ideales que, en la medida en que se absolutizan, ciegan al agente
respecto de los efectos que su promoción o cumplimiento produce. (Max Weber (1919), “La
política como vocación”)
2.5. Debates contemporáneos
Kant presuponía que era posible que los sujetos, actuando como sujetos racionales,
concordaran en su autodeterminación, porque concebía a la razón en términos universales. En
esta perspectiva, la razón consultada por el sujeto actuante, aquella que dicta a cada uno la
Ley Moral, no es una facultad del sujeto empírico, sino del Sujeto Trascendental, en el cual se
realiza la plena coincidencia entre una voluntad racional y la racionalidad práctica que sólo
imperan en nosotros, los sujetos concretos reales, a costa de una lucha permanente con los
impulsos sensibles que llevan a cada uno tras la búsqueda de satisfacción de su interés
particular.
La conciliación entre los principios de autodeterminación y de universalización se halla
entonces en la teoría de Kant amparada por aquella pretensión: si cada uno determina su
voluntad, al actuar, siguiendo a su razón, todos lo haremos en el mismo sentido, puesto que la
razón de cada uno es La Razón Universal. Los intereses y las inclinaciones nos conducen por
caminos diversos y frecuentemente antagónicos; la razón señala un camino común. Es por eso
que Kant, sin desconocer que somos seres doblemente condicionados (racional y
patológicamente), se atreve a sostener que la historia de la humanidad deja ver, tras los
conflictos que la signan, una tendencia o disposición hacia un “estado mejor” en el que se
desarrollarían plenamente las facultades humanas. En la medida en que logre imponerse la
razón en la organización política de las unidades en las que los hombres conviven (los Estados
nacionales), la “ilustración” hará posible un futuro de paz universal, basado en una
confederación de naciones. (Kant, Idea de una Historia Universal en sentido cosmopolita,1784)
La idea de una razón a-histórica y universal ha sido severamente criticada junto con los
conceptos centrales de la modernidad ilustrada. Una vez que se asume que la postulación de
una noción sustantiva de razón traduce las concepciones, los ideales, las expectativas propias
de una determinada época y cultura, las éticas universalistas tienen que apelar a otros modos
de fundamentación de las normas universales que, pese a todo, parecen ser las únicas
capaces de garantizar la posibilidad de atribuir a los individuos un conjunto de derechos cuyo
reconocimiento no esté sometido a las contingencias de la pertenencia a tal o cual orden
jurídico-político o estado de lo social.
Una de las referencias más importantes de los críticos contemporáneos de la ética kantiana es
Hegel, quien observó la insuficiencia de la Möralitat (el nivel de la dimensión subjetiva en el que
reconocía la validez de los postulados kantianos) para lograr erigirse como guía de la acción
humana, dada su formalidad y abstracción. A la conciencia moral pura que Kant entroniza
como sede de nuestros juicios éticos, Hegel opone una conciencia moral concreta, que actúa
aún a sabiendas de sus limitaciones y que se asume como históricamente situada para a partir
de allí luchar por su reconocimiento y por superar el subjetivismo de su punto de vista. A partir
de aquí, diversos pensadores desarrollan una pluralidad de líneas de ataque al universalismo
que se constituyen sobre la base de la sospecha de que la moral universal es un engaño. Esta
sospecha es común a diversas teorías que han resultado fundamentales para el desarrollo
subsiguiente del debate ético-filosófico (aún cuando algunas de ellas se constituyen en áspera
11. 11
polémica con el resto del pensamiento hegeliano): Marx (quien señala el carácter ideológico de
la ética en tanto que superestructura de la totalidad social existente), Nietzsche (quien denuncia
la falsa universalidad de los valores morales, expresión de intereses inconfesables tras una
supuesta neutralidad de la verdad, y que sindica a la conciencia como la “voz del rebaño en
nosotros” que limita a la vida imponiendo la culpa), Freud (quien advierte la contradicción en la
que se debate irremediablemente el ser humano, creador, junto a las condiciones que hacen a
su bienestar – esto es, la cultura – de los mecanismos de su infelicidad por la represión del
deseo y la imposibilidad de satisfacer los deberes que socialmente se impone).
Aquellas objeciones, y otras de similar tenor, obligaron más tarde a todo intento de fundar
racionalmente la ética y de establecer con ella algún criterio para someter a crítica las acciones
e instituciones, a buscar un modo de superar la insostenible apelación a una racionalidad
universal sustantiva, esto es, portadora de fines y valores que pudieran considerarse
constitutivos de una naturaleza humana a-histórica y trans-cultural. Pero antes de que estos
intentos se desarrollaran - especialmente durante la década del ’80, en el marco de un proceso
de “reconstrucción de la ética” - se extendió en el ámbito académico un período en el cual el
reinado del positivismo implicó una negación de la posibilidad misma de una fundamentación y
discusión racional de las normas. La concepción ética más destacada que elaboró el neo-
positivismo fue la que se denominó “emotivismo” (Stevenson, Ayer). El neo-positivismo
abrevaba aquí – como en su concepción epistemológica – en su propia interpretación del
Tractatus Lógico-Philosophicus de Lüdwig Wittgenstein, quien había afirmado (contra la
estrechez de la lectura positivista) que su obra era un tratado de ética y no de lógica. La ética,
sin embargo, estaba presente en el Tractatus como “lo no dicho”, justamente aquello que para
Wittgenstein (he allí el error positivista) era “lo más importante”. La ética, para el austriaco,
pertenece al ámbito de lo que no puede decirse, pero puede ser mostrado; aquello que, en
tanto no habla de hechos, no está sujeto a las reglas lógicas que rigen la articulación de
nuestras proposiciones descriptivas. Los juicios éticos no son racionales (pertenecen a “lo
místico”), pero son sin embargo categóricos y absolutos.
El positivismo sacó sus conclusiones: los juicios éticos no describen hechos, son proposiciones
valorativas. No hay, por lo tanto, posibilidad establecer su verdad o falsedad, ni de someterlos a
crítica racional. Estos juicios expresan emociones, y su función no es descriptiva o informativa,
sino persuasiva: cuando se nos dice que algo es “bueno” o “correcto”, se trata de convencernos
de actuar de determinada manera. En aquella distinción entre proposiciones descriptivas y
valorativas se basaba también el intuicionismo (Moore), según el cual no es posible definir
“bueno”, pero sin embargo es posible intuir qué cosas son absolutamente buenas. Esta
pretensión que atribuye un carácter absoluto a las valoraciones éticas distingue sensiblemente
al intuicionismo del emotivismo; pero aún así, ambas concepciones asumen la irracionalidad de
los juicios éticos.
Frente a estos extremos, incluso la filosofía analítica, continuadora del neopositivismo, se
ocupó de estudiar cuál es – ya que no descriptiva – la función propia de los juicios éticos, y de
recuperar para la ética el reconocimiento de una racionalidad específica. En este sentido, la
propuesta de Richard Hare inició el proceso de una “reconstrucción de la ética”, reafirmando el
antinaturalismo positivista que profesara el emotivismo, pero reivindicando la racionalidad de
los juicios éticos. Éstos son, según Hare, prescriptivos, universalizables y razonables. Los
juicios éticos no derivan de hechos, pero no son por ello ni arbitrarios ni meramente subjetivos:
remiten a valoraciones aprendidas, adquiridas por la pertenencia a determinado entorno
cultural, y su valor moral radica en su carácter universalizable. Hare deduce estas propiedades
de un análisis del lenguaje de la moral; especialmente del significado del término “deber”.
Los aportes más significativos a esta “reconstrucción de la ética” son los que realizaron, desde
tradiciones diversas, John Rawls y Jürgen Habermas. El primero elaboró una teoría de la
justicia que coloca esta noción en el centro del problema ético, asumiendo que no corresponde
a la filosofía establecer los fundamentos de la pretendida superioridad de una concepción
determinada de la buena vida, sino definir aquellos principios que permitirían ordenar las
instituciones de la sociedad con vistas al reconocimiento de la capacidad de cada quien para
definir y promover su propia concepción del bien, y a garantizar las condiciones mínimas en las
12. 12
que todos podrían hacerlo. Rawls ha denominado a su teoría “justicia como imparcialidad”,
porque ella se basa en la idea de que esta es la condición fundamental que debe traducirse en
el diseño de una situación inicial hipotética en la que podemos concebir qué principios
escogerían para establecer las bases de una “sociedad bien ordenada” una pluralidad de
agentes situados tras un “velo de ignorancia”, el cual les impediría estar condicionados por
intereses particulares o concepciones del bien determinadas. Esta limitación, junto al hecho de
que tales agentes hipotéticos serían representativos de la condición de la persona moral -
capaz de regular su comportamiento por una concepción de la justicia y capaz también de
elegir su propia concepción del bien – aseguraría – por la imparcialidad del procedimiento de
selección de los principios – la imparcialidad del resultado (justicia procedimental); es decir que
los principios de justicia resultantes no favorecerían a ninguna concepción particular de la
buena vida ni a un grupo de miembros de la sociedad frente a los otros. De la deliberación de
las partes en la “posición originaria” (que actualiza la noción del estado de naturaleza de las
teorías modernas del contrato social) resultan dos principios fundamentales que ordenan la
distribución de una serie de “bienes básicos”. El primer principio establece la igual libertad para
todos; el segundo consta de dos partes: una, que asegura la igualdad de oportunidades, y otra
– el llamado “Principio de la Diferencia” – que prescribe que no será justa una mejora en la
condición de los “mejor situados” si ello redunda en un empeoramiento de la condición de los
“peor situados”.
Esta pretende ser una concepción universalista y deontológica de la justicia; sin embargo
Rawls ha tenido que reconocer que no se trata de una concepción que pudiera extender su
validez fuera del contexto de las sociedades modernas desarrolladas y complejas, puesto que,
aún insistiendo en la formalidad de la justicia procedimiental, e incluso tomando como punto de
partida el “hecho del pluralismo” en las concepciones de vida que caracteriza a estas
sociedades, la elaboración de la teoría incorpora una serie de nociones básicas que se asumen
como compartidas por los miembros de dichas sociedades, al menos en grado suficiente como
para que haya en torno de las mismas un consenso que permitiría apoyar en ellas la
deliberación hipotética de la que proceden los principios de la justicia. La validez de estos
principios sería entonces universal en un sentido restringido; esto es, dentro del universo
cultural de las sociedades pluralistas modernas, tal como Rawls las concibe.
La teoría de la justicia como imparcialidad ha sido por muchos años el centro de los debates
que vigorizaron el resurgimiento de la ética como disciplina filosófica, y buena parte de sus
críticos han desarrollado sus propias teorías como versiones modificadas de aquella,
manteniendo sus presupuestos fundamentales. Las críticas más severas que ha recibido
Rawls, de muchas de las cuales se ha hecho eco en sus trabajos posteriores, proceden del
comunitarismo. Influidos ya sea por Aristóteles, ya sea por Hegel, otros teóricos han señalado
que la Justicia como Imparcialidad, o bien introduce subrepticiamente una concepción particular
de la buena vida (aquella que es reivindicada por la cultura hegemónica en las sociedades
capitalistas modernas), o bien resulta impracticable e insensible al verdadero carácter del
sujeto moral, por ignorar deliberadamente el hecho de que los individuos se comprometen con
una concepción de la justicia sólo en tanto y en cuanto a través de ella se pretende realizar una
noción del bien que siempre remite a un contexto comunitario en el que la personalidad se
desarrolla a través de modos de interacción determinados y en el cual cobran sentido los
propios términos en que se formulan las cuestiones éticas. Muchas otras objeciones se han
planteado en torno a las implicancias concretas que tendría la aplicación de cada uno de los
principios de la justicia (especialmente el Principio de la Diferencia, que asume la inviabilidad
de todo programa igualitarista en relación con la distribución de bienes y, particularmente, de la
riqueza) y del orden de prioridad que se establece entre ellos (otorgando primacía absoluta a
un reconocimiento formal de igual libertad para todos que relega a un segundo plano las
condiciones materiales que asegurarían un igual disfrute de esas libertades).
La segunda corriente que ha intentado rescribir una ética universalista, recuperando desde otro
ángulo la tradición kantiana, es la que se ha dado en identificar como “ética comunicativa”,
desarrollada por Karl-Otto Apel y Jürgen Habermas. Esta ética se basa en una teoría de la
acción de acuerdo con la cual es constitutiva de los seres humanos una “competencia
comunicativa”; esto es, una capacidad para comunicarnos a través del lenguaje y para
13. 13
desarrollar una comunicación “racional”, libre de dominación y asimetrías, que nos permite
establecer acuerdos. Las condiciones de posibilidad de una comunicación de estas
características constituyen, en la ética comunicativa, el a priori que en la ética kantiana se
encontraba en la estructura de la razón, en el Sujeto Trascendental. Si la ética comunicativa es,
al igual que los otros resurgimientos del kantismo que hemos considerado – el de Rawls y el
que, desde su concepción analítica, propone Hare – una teoría deontológica, procedimental y
cognitivista (puesto que considera que el procedimiento por el cual llegamos a determinar qué
es lo correcto es análogo al que empleamos para determinar lo verdadero, y que hay una
racionalidad específica del ámbito práctico que permite distinguir lo válido de lo que
simplemente está vigente y, por lo tanto, someterlo a crítica), se diferencia de ambas porque
encuentra estos caracteres en el marco comunicativo o dialógico. Uno de los aportes más
interesantes de esta perspectiva en la ética es que permite pensar que las condiciones en las
cuales interactuamos (comunicativamente) con otros son constitutivas de la moralidad y, más
aún, de la racionalidad misma.
Desde esta perspectiva, la validez de las normas debe determinarse a través de un diálogo
entre todos aquellos que serían afectados por su puesta en vigor, porque la moral trata con los
intereses de los individuos concretos, y el cumplimiento de una norma no podría exigirse si no
respondiera o se adecuara a los intereses de todos y cada uno. De modo que habrá que
establecer que las normas satisfagan sólo aquellos intereses que sean universalizables. Así, la
ética discursiva intenta superar la antítesis kantiana entre un interés moral puramente racional y
el interés patológico o sensible que determina a los sujetos concretos que deben acatar las
normas, situando las condiciones de la racionalidad en el procedimiento por el cual sujetos
reales deliberan y argumentan atendiendo a sus intereses para obtener un consenso sobre lo
que considerarán correcto para todos y cada uno. Aquí la noción ética de “persona” es
entendida como la de un “interlocutor válido”, cuyos derechos a argumentar y replicar tienen
que ser reconocidos para que el procedimiento sea válido, lo cual supone la adopción de una
versión dialógica de la autonomía y una reconstrucción comunicativa del Imperativo Categórico
kantiano. En la medida en que, dentro de paradigma pragmático-lingüístico, el sujeto es
pensado como un hablante que interactúa con un oyente, y no como un observador (de sí
mismo, de los demás y del mundo), el yo es desde el inicio el alter ego (otro yo) de otro, y la
auto-conciencia se piensa como generada en esta interacción comunicativa (y no en la soledad
de la reflexión de la conciencia sobre sí misma).
Evidentemente, nuestro mundo social difiere enormemente de aquello que en la ética
discursiva se conoce como “situación ideal de habla”. Quienes la defienden sostienen que esta
es, sin embargo, una orientación para la acción (una “idea regulativa” en sentido kantiano), un
parámetro crítico que nos permitiría intentar acercar la comunidad comunicativa real de la que
formamos parte a la comunidad ideal a la que pertenecemos también en tanto somos seres que
pretendemos sentido y validez para nuestras acciones comunicativas. Desde esta perspectiva
se pretende que es posible superar las objeciones que han sido planteadas a la concepción
moderna del sujeto y la racionalidad, y fundar sin embargo en una reconstrucción de estas
nociones la posibilidad de una ética crítica, que no se limite a apoyarse en las concepciones
básicas que se han tornado parte del “sentido común” de las sociedades occidentales.
Estas éticas, desarrolladas a partir de la década del ’70, recibieron en el decenio siguiente una
serie de críticas en las que resonaban acentos aristotélicos o hegelianos. Algunas de ellas
tienen un carácter netamente conservador y contra-moderno; otras se inscriben en programas
de reconstrucción del proyecto moderno que asumen la necesidad de superar las dificultades
planteadas por las objeciones interpuestas al universalismo, el formalismo procedimentalista, y
el rigorismo racionalista de las éticas de base kantiana. Estas objeciones podrían resumirse de
este modo: (a) el mundo moral es más amplio y complejo de lo que llegan a advertir las éticas
racionalistas, que pretenden constituirse a partir de un punto de vista “universal”, enajenado de
la esfera moral concreta en la que se desenvuelven los sujetos. De allí que algunos autores
destaquen la preeminencia de formas de la sensibilidad moral, el carácter necesariamente
contextual de los juicios éticos, y/o el carácter material, histórico y culturalmente determinado
de los valores y los criterios de valoración moral. Algunos de estos autores consideran, sin
embargo, que existen contenidos universales en nuestra vida moral, ligados a las nociones de
14. 14
autonomía y de justicia. (b) lo justo adquiere sentido en el interior de una concepción del bien.
Es así que autores como Charles Taylor o Michael Walzer elaboran propuestas que permiten
fundamentar los principios de la justicia en la referencia a una pluralidad de bienes
comunitariamente valorados. Desde esta perspectiva, el universalismo ético es asumido como
una concepción históricamente situada, y no se pretende ya que ella remita a un fundamento a-
histórico y trans-cultural. (c) la moralidad y el lenguaje en el que se expresan y resuelven
nuestros conflictos morales requieren el trasfondo de una comunidad cultural relativamente
consistente y homogénea. De aquí que algunas de estas críticas remitan todo programa ético a
un contexto comunitario, o bien – como es el caso de MacIntyre – denuncien la situación de
fragmentación cultural que caracterizaría a la sociedad contemporánea como una imposibilidad
para la fundamentación de una ética común. (Thiebaut, C.; “Neoaristotelismos
contemporáneos”, EIAF Nº2)
4. BIBLIOGRAFÍA
4.1. Obras de filósofos
Mencionamos aquí algunas de las principales obras ético-políticas de los filósofos
mencionados. En los casos en que desconocemos la existencia de ediciones en castellano, se
incluye entre paréntesis junto al nombre del autor la referencia al año de su publicación en
idioma original. Las obras modernas llevan también esa referencia, aunque se haga mención
de alguna edición castellana más o menos reciente.
- APEL, Karl-Otto; Ética comunicativa y democracia, Barcelona, Ed. Crítica, 1991
- APEL, Karl-Otto; Teoría de la verdad y ética del discurso, Barcelona, Ed.
Paidós, 1991
- ARISTÓTELES; Ética a Nicómaco, Madrid, Ed. Centro de Estudios
Constitucionales, 1994 [Edición bilingüe y traducción de María Araujo y Julián
Marías]
- ARISTÓTELES; Política, Madrid, Ed. Centro de Estudios Constitucionales,
1989 [Edición bilingüe y traducción de María Araujo y Julián Marías]
- BENTHAM, Jeremy (1778), Ensayo sobre la representación
- BENTHAM, Jeremy (1791), Panóptico
- BENTHAM, Jeremy; (1776), Un fragmento sobre el gobierno
- BENTHAM, Jeremy; (1789), Introducción a los principios de la moral y la
legislación
- DWORKIN, Ronald; Ética privada e igualitarismo político, Barcelona, Ed.
Paidós-ICE-UAB, 1993
- HABERMAS, Jürgen; Conciencia moral y acción comunicativa, Barcelona, Ed.
Península, 1985
- HARE, R. M.; El lenguaje de la moral, México, varias ediciones, 1975
- KANT, Immanuel; (1781 y 1787), Crítica de la Razón Pura, 2 vols., Bs. As., Ed.
Losada, 1986
- KANT, Immanuel; (1788), Crítica de la Razón Práctica, Bs. As., Ed. Losada,
1962
- KANT, Immanuel; Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres,
Madrid, Ed. Espasa Calpe, 1990
- MACINTYRE, Alasdair; Tras la virtud, Barcelona, Ed. Crítica, 1988
- MILL, John Stuart; (1859), Sobre la libertad, Madrid, Ed. Alianza, 1981
- MILL, John Stuart; (1861), Del gobierno representativo, Madrid, Ed. Tecnos,
1985
- MILL, John Stuart; (1863), Utilitarismo, Madrid, Ed. Alianza, 1984
- STEVENSON, Ch.; Ética y lenguaje, Bs. As., Varias ediciones, 1971
- WITTGENSTEIN, Lüdwig; Conferencia sobre ética, Barcelona, Ed. Paidós-
UAB, 1989
4.2. Algunos estudios ampliatorios
15. 15
-
- COLOMER, Josep M.; El Utilitarismo, una teoría de la elección racional,
Barcelona, Ed. Montesinos, 1987 [Breve y muy clara presentación de la
doctrina utilitarista, sus antecedentes, las formulaciones clásicas de Bentham y
J.S. Mill, su relación con la economía política y el liberalismo, y sus versiones
contemporáneas]
- EIAF Nº2; Concepciones de la ética (Edición de CAMPS. V. – GUARIGLIA, O.
– SALMERÓN, F.), Madrid, Ed. Trotta – CSIC, 1992 [Compilación de trabajos
especializados sobre las diversas corrientes que componen el panorama ético-
filosófico en la actualidad]
- GUARIGLIA, Osvaldo; Ética y política según Aristóteles, Vol II: “El bien, las
virtudes y la polis”, Bs. As., Centro Editor de América Latina, 1992 [Estudio de
la filosofía práctica de Aristóteles. En ella se propone una interpretación de sus
conceptos fundamentales que atiende a su vinculación con el contexto socio-
histórico en el que se desarrollaron. El Volumen I se ocupa de temas relativos
a la teoría de la acción y el método de las “ciencias prácticas”]
- HÖFFE, Otfried (Ed.); Diccionario de Ética, Barcelona, Ed. Crítica, 1994
[Diccionario que presenta los conceptos fundamentales de la filosofía práctica,
así como una exposición de las corrientes éticas más desatacadas, con
abundante orientación bibliográfica]
- KIMLICKA, Will; Filosofía política contemporánea. Una introducción, Barcelona,
Ed. Ariel, 1995 [Revisión de las teorías contemporáneas de la justicia]
- MACINTYRE, Alasdair; Historia de la ética, Bs. As., Ed. Paidós, 1970
[Reconstrucción de la historia de la ética, a través de la cual se procura dar
sustento a la tesis que sostiene este autor, según la cual los conceptos
morales actuales proceden de una acumulación residual y desarticulada de
nociones que carecen de un contexto cultural en relación con el cual adquirir
sentido]
- SAVATER, Fernando; Ética para Amador, Bs. As., Ed. Ariel, 1994 [Concebido
explícitamente como propuesta de un abordaje de las cuestiones éticas dirigido
a los adolescentes, este texto ha sido empleado – contra la recomendación
explícita de su autor – como manual para la enseñanza. La obra puede aportar
sugerencias para elaborar una planificación basada en problemas, y algunos
textos ágiles para introducir los temas]
- SAVATER, Fernando; Política para Amador, Bs. As., Ed. Ariel, 1994 [Para este
texto valen las observaciones realizadas en relación con el anterior]
- THIEBAUT, Carlos; La herencia ética de la Ilustración, Barcelona, Ed. Crítica,
1991 [En esta obra se reúnen ensayos de varios autores sobre diversos
aspectos centrales del pensamiento ilustrado, atendiendo a aquellos conceptos
y problemas que constituyen aún el núcleo del debate ético-filosófico: el
problema de la racionalidad práctica y la emancipación, la autonomía, la
condición humana, la libertad, la solidaridad, la justicia.]